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espada. En esto estando, llegavan los suyos feriendo e matando, e con la grand cuyta metianse por la mar a muerte, de guisa que dos tantos morieron en la mar, que non en la batalla: pero con todo esto pensaron que morieron en el campo bien diez e siete mil personas, e dende arriba: mas la grand gente en la mar morieron e tantos fueron los que captivaron, que esto fué una grand maravilla : e de los veynte e nueve Reyes que venieron con el Rey Bucar, morieron hy los diez e siete. E desque los Moros fueron acogidos a las naves, e los otros muertos, e los otros captivos, començó el Cid de se tornar para el campo.

CAP. CCXXXVI.

Cuenta la historia, que en tornandose el Cid, que se falló con sus yernos los Infantes de Carrion, e quanto los vido, plogole mucho con ellos, e por los honrar començó a dezir: „Acá, mis fijos honrados, ca con el vuestro esfuerço e con la vuestra ayuda vencimos nos esta lid: e bien fio por Dios, que mientra me vos assi ayudaredes, ampararemos a Valencia, que gané con grand trabajo." Bien lo dezia el Cid, mas ellos ál se tenian en el coraçon. De sí tornaronse todos robando el campo, en que fallavan muy grand haver esquivamente, en oro, e en plata, e en aljofar, e en piedras preciosas, e en cavallos, e en tiendas muy nobles, e en bufanos, que eran tantos que era grand maravilla: en tal manera, que el mas pobre de los Christianos fué aquel dia muy rico. E tan grande fué la ganancia que aquel dia ovieron, que copo en su quinto al Cid ocho cientos cavallos, e mil e dozientos Moros cautivos: e de las otras cosas non vos podria dar ome cuenta, nin del haver que fué ganado en esta lid, que el Cid venció en el campo del Quarte, segun que lo havemos contado. E con todas estas ganancias se tornó el Cid para Valencia, donde fué rescebido con muy grandes alegrias: e con muy grande procession. Otro dia mandó el Cid partir su ganancia toda e copo ende a los Infantes de Carrion valia de mil marcos de plata a cada uno. E quando se vieron tan ricos, affirmaron ellos e su tio la mala enemiga que tenian en los cora

çones, en como deshonrassen al Cid, assi como lo fizieron, segun vos contaremos adelante en la historia.

CAP. CCXXXVII.

Cuenta la historia e dize, que despues que el honrado Cid ovo vencida la batalla del Quarte, estando en Valencia muy vicioso a muy grand sabor de sí, faziendo mucha honra a sus yernos, que tenia en logar de fijos: e ellos eranle enemigos mortales, non lo meresciendo él, diz que un dia estando ellos con el Cid, començaron a dezir e departir los cavalleros mancebos, quales fueran buenos en la lid, e quales malos: e havia hy algunos que dezian mal a oreja, porque non lo querian dezir ante el Cid: e pesava mucho a los Infantes de Carrion, cuydando que dezian dellos: e llamaron a su tio Suero Gonçalez, e salieron del palacio, e fueronse a su posada, e començaron de affirmar el mal que tenian en el coraçon: e su tio, que los deviera sacar de ello, avivavalos mas en quanto él podia, en como deshonrassen al Cid: e despues encima dióles mal consejo. Depues desto, a cabo de tres dias, fueronse ambos hermanos para la casa del Cid, e salieron con él a parte, que non estava otro ninguno en la fabla: e dixo Diego Gonçalez, el mayor: „Cid, bien sabedes el buen debdo que con nusco havedes: ca, señor, a vos tenemos en logar de padre, e vos, señor, recebistesnos por fijos el dia que casámos con vuestras fijas: e despues acá fincámos siempre con busco, e punámos siempre vor vos servir: e si desto alguna cosa menguó, non fué por nuestro grado, mas lo mas por lo non entender. E porque ha tiempo que nos partimos de Castilla, de nuestro padre, e de nuestra madre, e como non sabemos dellos en como les va, nin ellos de nos, por ende, si lo por bien toviessedes, querriamosnos yr para allá, e levar con nusco a nuestras mugeres, porque vea nuestro padre, e nuestra madre, e nuestros parientes, en como somos honrados e ricos en casar con vuestras fijas: e que entiendan que casámos a nuestra honra e a nuestra pro: e seremos ende prestos e aparejados para venir, ondequier que vos mandaredes, para vues

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tro servicio. E bien razonado fuera, si otro mal non toviera en el coraçon. Desque Diego Gonçalez ovo acabada su razon, el Cid fiando dellos, tenia que fablavan con él sin engaño, e respondióles:,,Mis fijos, pesame dende: mas pero tengolo por bien que las levedes, e gradezcovos mucho lo que me apromemetedes e qual dia que vos quisieredes, guisad como vayades e movades de aqui vuestro camino." Desta respuesta fueron muy pagados e muy alegres los Infantes de Carrion.

CAP. CCXXXVIII.

Cuenta la historia, que desque el Cid les ovo dado la respuesta, devantóse del escaño, e fuése para doña Ximena Gomez, su muger, e fabló con ella ante don Alvar Fañez, su primo, e contóle todo lo que passara con sus yernos, e la respuesta que les diera. Mucho pesó a doña Ximena Gomez, e a don Alvar Fañez, porque geias havia otorgadas: e dixo doña Ximena Gomez:,,Cid, non tengo por seso que partamos nuestras fijas de nos para levar a otra parte: e estos nuestros yernos son antojadizos, fechos a mala verdad, e ferirlas han, e fazerles han deshonra, e non avrá allá quien gelo demande." E en esto mesmo otorgó don Alvar Fañez: e el Cid non fué pagado desta razon, e estrañóla mucho, e dixo: que non fablassen mas en ello, ca non querria Dios, nin los Infantes non eran de tal sangre, que ninguna mala cosa fiziessen, nin les vernia a voluntad de lo comedir: siquiera porque el Rey don Alfonso, nuestro señor, las casó con ellos: e quando de tan mala ventura fuessen, e el diablo les quisiesse engañar, e fiziessen a tan mal fecho, caro les costaria. Estonce guisólos como se fuessen, el qual guisamiento fué este: primeramente, levavan las nobles espadas Colada, e Tizona, que antes les havia dado: e dióles muchos paños de oro, e de sirgo, e de lana: e dióles cien cavallos ensillados, e enfrenados, e cien mulas guarnidas, e diez copas de oro, e cien vasos de plata, e secientos marcos de plata, en tajaderos e en escudillas, e en otras baxellas: e dióles cien cavalleros bien guisados, de que yva por caudillo Martin Pelaez,

el Asturiano, e otro cavallero Pero Sanchez. Estos fizieron omenage en las manos del Cid, que serviessen siempre a sus fijas como a señoras e fijas de su señor natural. E desque todo esto les ovo dado e les ovo aparejado, tomaron su camino e salieron de Valencia, e salió el Cid con ellos una grand legua. E quando las dueñas se partieron del Cid, e de su madre doña Ximena Gomez, fueron muy grandes los lloros de la una parte e de la otra, en guisa que los coraçones les adevinavan el mal que les havia de venir: e el Cid punava por las conortar, diziendo que siempre se membraria dellas, e las manternia en buen estado e dióles su bendicion, e movieron su camino con sus maridos.

CAP. CCXXXIX.

Cuenta la historia, que el Cid fué con ellos bien dos leguas, e despedióse de los Infantes e de sus fijas, e tornóse para Valencia. E en tornandose començó de ferirle el coraçon muy reziamente, e començó de cuydar en lo que doña Ximena Gomez le dixera: e membróse en como sus yernos andavan achacados, e non fablavan con él como solian: ca las sus palabras eran bueltas de mala voluntad: e por esto començó a recelar su mal dellos. E por este recelo llamó a Ordoño, su sobrino, e dixole: de como se recelava de los Infantes, que querian fazer algun mal a sus fijas: e que le rogava e mandava, que fuesse empos ellos en guisa que non se llegasse a ellos, nin a su compaña, nin supiessen dél fasta Carrion: e que fuesse lo mas encubiertamente que pudiesse, e fizole mudar las vestiduras, e fizole yr de pie: e como Ordoño era entendido, fizo como el Cid le mandó. E los Infantes tomaron su camino desta guisa. Fueron luego a Chiva, e a Bonilla, e al puerto de Chiva, e dende a Requena, e dende al campo de Robres, e fueron posar a Villa Taxo. E otro dia tomaron su camino para Moya, e dexaron la villa a manderecha, e llegaron a Adamuz, e passaron por Colcha, e fueron possar a Quintana. E el Rey Abencaño, por cuya tierra passavan era vassallo del Cid, e davale cada año sus parias: e

quando supo que venian los Infantes e las fijas del Cid, salió de Molina, e fuélos a recebir: e fizo fincar las tiendas en un campo, hy do ellos havian de posar, e mandó hy traer mucha vianda, e pensólos muy bien, e dióles quanto ovieron menester, e fizoles mucha honra, rogandoles que fincassen con él algunos dias: mas los Infantes le dixeron, que lo non podian fazer: ca havian sus jornadas a priesssa, que havian puestas: e quando el Moro vido que los non podia detener, dióles de sus donas muy ricas e muy nobles, e partióse dellos, e tornóse para Molina. E ellos començaron de andar por Val de Espino ayuso, e passaron por Porra, e por Lucar, e por Val de Andormes: e dexaron a Medina Celi al diestro: e travessaron el campo de Barahona, e tomaron el camino de Berlanga: e movieron dende, e passaron Duero a un vado de yuso de la villa de Berlanga: e llegaron a los robredos de Torpes, donde ellos havian pensado de deshonrar a sus mugeres. E quando fueron en aquel logar, mandaron a toda la compaña que se fuessen adelante, e fincaron ellos ende con sus mugeres. E dixo doña Elvira, la mayor: ,, Porqué queredes que finquemos nos e vos solos en este logar?" E dixo Diego Gonçalez, su marido:,,Callad, que agora lo veredes. 66 E començaron de yrse con ellas por el robredo adentro, e desviaronlas de los caminos: e fallaron una fuente en el valle, e descendieronlas hy, e tomaronlas por los cabellos, e arrastraronlas por hy: e tomaronles las capas aguaderas, e despojaronles todos los paños, salvo los briales, en que las dexaron, e dieronles muchas espoleadas: e tomaron las cinchas de las sillas, e firieronlas con ellas de muy grandes feridas. E ellas dando muy grandes vozes, e llorando mucho, encomendavanse a Dios e a santa Maria, que les oviesse merced: mas quanto mas vozes davan, e mas lloravan, tanto ellos mas crueles eran contra ellas: en manera que tales las pararon, que todas eran cubiertas en sangre, fasta que fincaron por muertas. Quando este mal ovieron fecho, cavalgaron en sus cavallos, e tomaron las mulas e los paños dellas, e dixeron:,,Aqui fincaredes, fijas del Cid de Bivar, que non seria cosa guisada de ser nuestras mugeres e veremos como vos vengará vuestro padre:

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