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Cid, levantóse a ellos, e posólos cabo sí: e ellos mostraron apuesto continente, e metieron en riso lo que les acaesció ante dia con el Leon: e el Cid ordenó en como saliessen otro dia a la fazienda. E ellos en esto fablando, oyeron el muy grand ruydo e muy grand buelta, que por la villa fazian las gentes: e esto era, porque el Rey Bucar con su grand poder era ya llegado al campo que dizen del Quarte, que es a una legua de Valencia: e fincaron hy sus tiendas. E desque las ovieron fincadas, parescian muchas ca dize la historia, que eran bien cinco mil tiendas caudales, sin tendejones. E quando esto oyó el Cid, tomó ambos sus yernos, e a Suero Gonçalez con ellos, e subiólos a la mas alta torre del Alcaçar, e mostróles el grand poder que el Rey Bucar traya. E quando el Cid vido el grand poder de Moros, començó de reyr e mostrar muy grand plazer: e Suero Gonçalez e sus sobrinos havian muy grand miedo, comoquier que lo non demostravan. E al descender de la torre yva delante el Cid, e ellos fincaron como detras una pieça, e començaron a dezir:,,Si nos estamos en esta lid, nunca tornaremos a Carrion." E ellos non se guardando, oyólo Nuño Gustios, e dixolo al Cid. E él quando lo oyó, pesóle mucho de coraçon, pero començólo de meter en jugleria, e tornó contra sus yernos, e dixoles:,,Vos, fijos, quedaredes en Valencia, e guardaredes la villa, e nos, que somos duchos deste menester, yremos a la batalla." E ellos quando esto oyeron, fueron envergonçados, ca entendieron que alguno les avia oydo lo que dixeran, e dixeron: ,, Cid, non lo toviesse Dios por bien, que nos en Valencia fincassemos, mas yremos conbusco a la fazienda, e guardaremos el vuestro cuerpo, como si fuessemos vuestros fijos: e como si fuessedes el Conde don Gonçalo Gomez, nuestro padre." Mucho plogo al Cid, quando esto les oyó dezir.

САР. ССХХХІІІ.

Aqui cuenta la historia, que ellos en esto estando fablando, dixeron al Cid en como estava a la puerta de la villa un mensagero del Rey Bucar: e que si lo mandasse entrar, que

cobrar a

querria fablar con él: e este Moro mensagero havia nombre Xamet de Algezira: e el Cid mandó que le acogiessen en la villa. E dize la historia, que mostrava Dios tal gracia en el Cid, que nunca Moro le via primeramente, que non oviesse dél muy grand miedo e començóle de catar muy afincadamente a la cara, e non dezia ninguna cosa, nin podia fablar. E tamaño era el miedo que havia de su vista, que el Cid gelo entendió, e dixole: que non oviesse miedo, pues mensagero era, e que dixiesse su razon, e que recabdasse lo que su señor le mandara: e que non oviesse miedo nin vergüença. E quando el Moro oyó esto, perdió el miedo, e cobró el coraçon, e dixo su mensageria muy complidamente, en esta manera:,, Señor Cid campeador, el Rey Bucar me embia a ti, e dizete: que grand tuerto le tienes fecho en tenerle a Valencia, ca fué de sus abuelos, e desbarataste al Rey Juñez, su hermano: e agora es aqui con veynte e nueve Reyes por vengar a su hermano, e por Valencia, pesando a ti, e a quantos contigo son. Pero con todo este dizete: que porque oyó que eres ome entendido e sabio, que te quiere fazer merced, que le dexes a Valencia con todo su termino, e que te vayas para Castilla, e que lleves tu haver. E si esto non quiesieres fazer, embiate dezir, que te combatirá a Valencia, e que prenderá a ti, e a tu muger, e a tus fijas, e que te atormentará mal, de tal manera, que quantos Christianos lo oyeren dezir, que siempre fablen dello: esto es lo que me manda dezir mi señor el Rey Bucar.“ Quando esto oyó el Cid, comoquier que ovo pesar, non lo quiso demostrar: mas respondióle en pocas palabras, e dixo:,,Ve dezir a tu señor el Rey Bucar, que non le daré a Valencia, que mucho afan tomé por la ganar e non la gradezco a ome del mundo, si non a mi señor Jesu Christo, e a los parientes, e amigos, e vassallos, que me la ayudaron a ganar: e punaré por la mantener quanto podiere. E dezidle, que non so yo ome para yazer cercado, e quando él non cuydare, yo le daré allá lid en medio del campo: e assi como trae veynte e nueve Reys, si oviesse traydo quantos Moros ay en el paganismo, con la merced de Dios, en el qual yo fio, todos los cuydaria vencer. E con tanto, vos yd

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para vuestro señor, e non tornedes mas acá con mensageria por esta razon, nin por otra ninguna. Quando esto oyó Xamet, el Moro mensagero, salió de Valencia, e fuése para su señor, e contóle todo quanto el Cid le dixo, ante los veynte e nueve Reyes: e fueron ende maravillados de tan grandes palabras como el Cid le dixera: ca non cuydavan que se defendiesse, tan grande era el su poder, nin cuydavan que tan ayna saliesse a la batalla. E començaron de ordenar como cercassen a Valencia enderredor, segun cuenta la historia e Gilberto. E este Rey Bucar, e su hermano el Rey Juñez, eran parientes del Rey Alimaymon, que fué Rey de Toledo e de Valencia, segun que la historia lo ha contado: e por esto dezia el Rey Bucar, que fuera de sus abuelos Valencia.

CAP. CCXXXIV.

Cuenta la historia, que luego que el Moro Xamet mensagero salió de Valencia, que el Cid mandó repicar la campana, a la qual se havian de ayuntar todos los omes de armas que en Valencia eran. E luego fueron todos venidos ante el Cid: e él dixoles, e mandóles, que fuessen todos con él de grand mañana muy bien armados, ca tenia por bien de dar batalla a los Moros: e ellos respondieron todos a una voz, que les plazia, que fiavan en Dios e en la su buena ventura que los vencerian: e que ampararian a Valencia que ganara con grand trabajo. E luego otro dia al primer gallo manifestaron e comulgaron, assi como lo havian por costumbre: e ante que el alva quebrasse, salieron todos de Valencia. E desque fueron todos salidos de las angosturas de las huertas, el Cid ordenó sus hazes, e dió la delantera a don Alvar Fañez Minaya, e dió la su seña a Pero Bermudez, e dióle quinientos cavalleros, e mil e quinientos omes a pie: e en la diestra costanera fué el honrado don Hieronymo, Obispo de Valencia, con otros quinientos cavalleros, e mil e quinientos omes a pie. E en la siniestra costanera fué Martin Antolinez de Burgos, e Alvar Salvadorez, con otros quinientos cavalleros, e mil e quinientos omes a pie: e el Cid levava la çaguera

con mil cavalleros de lorigas, e dos mil e quinientos omes a pie, e en esta manera fueron su passo, fasta que vieron a los Moros. E quando el Cid vido a los Moros, mandó que fuessen aun mas passo: e el Cid fué en su cavallo Bavieca, e passó delante todas las hazes, e sus yernos los Infantes yvan delante con él. E estonce començaron de salir las muy grandes compañas de los Moros, e ordenaron sus hazes muy ayna, e tornaronse contra los Christianos, tañiendo trompas e atambores, e faziendo grandes ruydos e como salieron de arrebato, non cuydando que el Cid saliesse tan ayna a ellos, non venian ordenadamente, como mandara Bucar. E quando el Cid vido como venian, mandó mover la seña, e mandó que los feriessen muy sin miedo e él fué en los primeros. Assi que en poca de hora fueron las hazes mezcladas, en tal manera, que ovo hy muchos muertos e derribados, de la una parte e de la otra: e a tan grande era el ruydo de las feridas e de los atambores, que non se oyan los unos a los otros andando ansi: si non que se ferian cruelmente, que non havia vagar ninguno.

CAP. CCXXXV.

Cuenta la historia, que andando en esta priessa, el Infante Diego Gonçalez fué acometer a un Moro Alarabe, que era muy grande de cuerpo, e muy valiente: e el Moro otrosí fué muy denodadamente contra el Conde: e el Conde Diego Gonçalez quando lo vido venir contra sí, bolvió las espaldas e fuyó. E esto non lo vido ninguno si non Ordoño, sobrino del Cid, que era escudero, e enderesçó contra el Moro la lança so el braço, e dióle a tal lançada por los pechos, que el pendon con el hasta salió por las espaldas, e dió con el Moro en tierra: e tomó el cavallo por la rienda, e començó a llamar al Conde Diego Gonçalez. E el Conde, quando se oyó llamar por su nombre, tornó la cabeça por ver quien lo llamava, e quando vido que lo llamava su cuñado Ordoño, tornóse contra él, e atendióle, e Ordoño començó de le dezir:,,Don Diego Gonçalez, tomad este cavallo, e vos dezid que matastes el Moro, ca por mí nunca lo sabrá ome

por toda la mi vida, si non me fizieredes por qué. "E ellos estando en esto, allegó el Cid, que venia empos otro cavallero Moro, e en llegando a ellos, alcançólo e feriólo de la espada encima de la cabeça, que lo fendió fasta los dientes, e dió con él en tierra. Quando vido Ordoño al Cid, dixo:,,Señor, vuestro yerno, don Diego Gonçalez, muy grand sabor ha de vos servir e ayudar en esta fazienda: ca mató agora un Moro, de quien ganó este cavallo." E de esto plogo mucho al Cid, cuydando que dezia verdad. E estonce endresçaron todos tres por medio de la batalla, e fueron ferir onde el mayor poder estava: e a tan rezio los bolvieron dando grandes feridas, que esto fué grand maravilla, derribando e matando muchos dellos. E quien vos podria dezir quan maravillosamente andudo en esta batalla el Obispo don Hieronymo, e todos los otros en su guisa: e sobre todos el Cid campeador, como mayor e mejor? Empero tan grande era el poder de los Moros, que los non podian arrancar: e duró la facienda en peso bien fasta hora de nona. Muchos fueron los Christianos que aquel dia fueron muertos de los omes de pie, e tantos eran los Moros e los Christianos muertos, que non podian poner espuelas a los cavallos: pero a tanto los firió aquel dia el Cid e los suyos, de la hora de nona adelante, que fueron los Moros arrancados: e plogo a Dios y a la buena ventura del Cid, que tornaron las espaldas: e metieronseles en el alcance los Christianos, firiendo en ellos, e derribando, e matando: e non catavan por él que caya, mas todavia yvan adelante, siguiendolos quanto mas podian. E yendo assi en el alcance con ellos, vido el Cid al Rey Bucar, e enderesçó a él por lo ferir de la espada: e el Rey Moro conosciólo quando lo vido venir, e bolvió la rienda, e començó de fuyr contra la mar, e el Cid empos él, habiendo grand sabor de lo alcançar: mas el Rey Bucar traya buen cavallo e folgado, e yvase alongando, e el Cid acuciando a Bavieca que mucho havia trabajado, e yvale llegando cerca de las espaldas. E quando yva cerca de las naves, e vido que lo non podia alcançar, lançó el espada, e feriólo en las espaldas: e el Rey Bucar mal ferido metióse por la mar, e acogióse en un batel, e el Cid descendió e tomó su

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