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pañia que fiziessen muestra que yvan fuyendo, e mandó que passassen por logar que los viessen los Franceses, e castigólos como dixessen si los prendiessen. Los Franceses quando los vieron fuyr, fueron empos ellos, e prendieronlos, e levaronlos ante el Conde, e preguntaronles como estava el Cid, o qué cuydava fazer. E ellos dixeron, que queria fuir e yrse de aquel logar, e que non se detenia por ál, si non por guisar sus cosas como se podiesse yr: e que essa noche se yria para las sierras, ca non cuydava el Cid que tan a coraçon lo avia el Conde de le andar en mal, si non, que non los atendiera hy: e si lo quesiessen prender, que le tomassen los puertos por onde havia a salir, e que assi lo tomarian si lo havian a coraçon. E el Conde quando oyó estas nuevas, partió sus gentes en quatro partes, e embiaron guardar los logares por onde havian de salir: e el Conde fincó con una pieça de cavalleros a la entrada do estava el Cid, e los Moros començavan a sobir a la sierra quien mas podia. E el Cid estava muy bien guisado con su compaña, e mandó que los feriessen, e los descendiessen de la sierra, e ellos fizieronlo assi: ca mataron muchos, e cautivaron e prendieron al hermano de Giralte Alaman con una ferida en la cara. E el Cid salió contra el Conde, e firieronse sin piedad unos con otros una grand pieça, e fué derribado el Conde del cavallo en tierra, pero fué luego socorrido de los suyos, e mandóles ferir de rezio e duró la batalla mucho, pero al cabo venció él que nunca fué vencido: e fuyó el Conde, e perdió hy muchos cavalleros: e el Cid fué en el alcance fasta donde estavan los Franceses, feriendo e matando: e prendió los mejores dellos, e metiólos en fierros, e fueron los presos bien cinco mil. E los mas honrados fueron estos: el Duque don Bernalte de Tamariz, e Ricalte Guillen. E el Cid començóles dezir, que porqué lo querian correr, que él non les fazia mal ninguno, ca si lo fazia, fazialo a los Moros que eran enemigos de los Christianos, e por esta razon non haviades que venir contra mí. De sí tomó el Cid las tiendas, e los cavallos, e las armas, que fueron muchas e buenas e mucho oro, e mucha plata, e muy grand robo sin cuenta de guisa que todos fueron ricos los del Cid.

CAP. CLVIII.

Cuenta la historia, que yendo el Conde fuyendo, que le dixeron que eran presos todos los sus altos omes que venieran con él, e toda la otra gente muertos e presos. Fué grande el quebranto que tomó el Conde, en guisa que cayó en tierra del cavallo, e perdió la fabla: e los que yvan con él echaronle del agua en el rostro, e quando acordó, escomençó a contar su mal, diziendo: que avia ayrado a Dios, porque queria contender con su siervo: e pues assi era, que queria antes ser preso con los suyos, que non tornar a su tierra: e que se queria meter en las manos del Cid de buena ventura. E consejaronle que lo non fiziesse, mas él non quiso catar su consejo, e tornóse para el Cid muy humildosamente: e pusose a su mesura que fiziesse dél como fuesse su voluntad. E estonce fizole el Cid mucha honra e mucho bien, e dióle los presos que tenia, e dióle por ellos el Conde muy grand haver, e mas las espadas preciadas de todos, que fueran de otro tiempo. E despues que el haver le dió el Conde, el Cid fué muy mesurado, e soltóles ende muy grand haver, e fizo contra ellos grand mesura: e ellos fizieronle pleyto e omenage de non yr contra él con ome del mundo. Quando el señor de Denia e de Tortosa sopo estas nuevas, ovo ende muy grand pesar, e tovose por muy quebrantado, de guisa que ovo tal cuydado que enfermó e morió ende e el Cid fué tan alegre, que fincó los finojos e gradesció mucho a Dios. quanta merced le fazia en acabar tan grand fecho como aquel e los otros. De sí tornóse para Valencia, e salió el Rey a recebirlo con muy grand alegria e con grand alboroço.

CAP. CLIX.

Cuenta la historia, que despues que morió el Rey de Denia e de Tortosa, dexó un fijo pequeño, e fincó en guarda de los fijos de Beyutir: e el uno dellos tenia a Tortosa por este niño, e el otro tenia a Xativa, e otro su primo tenia a Denia. E tovieron que non podian estar en paz nin venir sin guerra, si non

oviessen el amor del Cid: e embiaronle dezir muy omildosamente, que le darian cada año lo que toviesse por bien, e que les non fiziesse mal en la tierra. E el Cid embióles demandar cada año cincuenta mil maravedis de plata, e ellos dierongelos: e fincó la tierra desde Tortosa fasta en Orihuela toda en su defendimiento e a su mandado. E fincó que pechasse cada castillo cosa sabida, segun que vos contaremos: Abenrazin, señor de Albarrazin, diez mil maravedis de plata: e de Denia, cincuenta mil maravedis: e de Valencia, mil maravedis cada semana: e de Morviedro, diez mil maravedis: e de Segorve, seys mil maravedis: e de Almenara, tres mil maravedis: e de Xerica, tres mil maravedis: e de Liria, tres mil maravedis. E este castillo era del Rey de Çaragoça, e el Cid queria haver guerra con él: e davan mas de cada mil maravedis ciento, para un obispo que dizen don Cahoc los de Valencia. E sabed que lo que él mandava en Valencia era mandado, e lo que él vedava era vedado. E porque el Rey era doliente de una dolencia que le duró mucho, e non cavalgava, fincó Valencia en poder de Abenalfarax, su Alguazil, por mandado del Cid. E estonce puso el Cid fieles en Valencia, que sopiessen quanto montavan las rentas, tambien de la tierra, como de la mar: e puso en cada aldea un cavallero que la guardasse, de guisa que non osava ninguno fazer tuerto a otro, nin tomarle ninguna cosa: e cada uno destos cavalleros havia cada dia tres maravedis: e quexavanse mucho por esto que davan a los cavalleros, e con lo que havian de pechar al Rey de Valencia. Pero con todo esto eran abondados de mucho pan, e de muchos ganados que trayan los Christianos: e muchos cautivos e cautivas, e Moros e Moras, que les davan grandes haveres por redenciones.

CAP. CLX.

Cuenta la historia, que embió dezir el Cid al Rey de Çaragoça, que dexasse las bastidas que fiziera sobre Valencia: e él embióle dezir, que lo non faria, fasta que pechasse el Rey de Valencia la costa que fiziera, quando le veniera en acorro, que

lo tenia cercado el Rey de Denia. E estonce fué cercar el Cid a Liria, e corrieron toda la tierra del Rey de Caragoça: e traxieron grand robo para Valencia. En esta sazon, un Moro de los fijos de Beyutir, que tenia Xativa, fizo derribar muchos castillos en termino de Xativa, e esto era por la costa de la retenencia: e querianlo dar ante en el pecho del Cid. E derribó un castillo que dezian Onteniente: e el Cid mandólo labrar, e ovo grand ayuda de Valencia: e diólo a un cavallero que lo toviesse por él, que dezian Menruy: e fué aquel castillo poblado por mal de los Moros, ca este castillo de Menruy apoderóse de todos quantos castillos havia enderredor, e oviera él de Xativa. Mas en este tiempo un Moro llamado Ali Abenaxa, Adelantado de los Alarabes, con poder de los Moros del Andaluzia, vino a cercar el castillo de Aledo. E esto fazia él con arte, porque sabia que le accorreria el Rey don Alfonso, e si por ventura veniesse con poca gente, que lo mataria, ó lo prenderia. Mas quando lo sopo el Rey don Alfonso, juntó su hueste muy grande, e embió dezir al Cid que le veniesse a ayudar. E el Cid se vino por Requena, creyendo que encontraria hy al Rey don Alfonso, pero el Rey don Alfonso fuése por otra parte: e el Cid non lo sabiendo, detovose algunos dias en Requena esperando al Rey, porque era por hy el camino. E los Moros quando sopieron que yva el Rey don Alfonso a descercar el castillo con tan grand hueste, partieronse dende fuyendo. E quando llegó el Rey don Alfonso al castillo, falló que non tenian sino poca vianda, e ovose de tornar muy perdidoso por mengua de vianda : e perdió hy muchos omes e bestias, que non podieron salir de la sierra: pero con todo esto dexó en el castillo muchas armas e vianda, la que pudo haver.

CAP. CLXI.

Despues que el Rey don Alfonso descercó el castillo de Aledo, el Cid se bolvió para Valencia, e moró hy como solia, e los de Valencia havian miedo de su Rey e del Cid, que les querian passar a lo que havian: e era su voluntad de ser de los

Alarabes, ca tenian que non avrian cobro de ninguno si non dellos. En este tiempo, algunos cavalleros que mal querian al Cid, rebolvieronle con el Rey don Alfonso, diziendo, que el Cid a sabiendas se havia estado en Requena, porque los Moros oviessen logar de pelear con el Rey: e el Rey creyólos, e fué tan sañudo contra el Cid, que le mandó tomar quanto tenia en Castilla: e mandó prender a su muger e a sus fijas. Quando el Cid lo sopo, embió luego al Rey un cavallero a se salvar, diziendo: Que si Conde, ó rico ome, ó cavallero oviesse, que dixiesse que havia mas verdadera voluntad de servir al Rey que él, que de su persona a la suya gelo combatiria. E como el Rey estava mucho ayrado contra él, non quiso rescebir su desculpacion. E quando los que mal querian al Cid sopieron el enojo que dél tenia el Rey, e sopieron que el Cid estava sobre un castillo cerca de Çaragoça, pidieron por el Cid al Rey, que les diesse ayuda para yr contra él: pero el Rey non gela quiso dar. En este tiempo Aliabenaxa, Adelantado de los Alarabes, cercó a Murcia, e los Moros havian carestia de viandas en Murcia: e don Alvar Fañez que los havia de accorrer non los accorrió: e con la grand premia que les fizo Aliabenaxa ovieronle de dar la villa. E luego que ovo tomado a Murcia, fué a cercar el castillo de Aledo, que vos havemos contado: e combatieronlo muy fuertemente, e tomaronlo por fuerça por fambre. E despues que ovo a Murcia e a Aledo, quiso aver a Valencia, mas non gele guisó. Quando los de Valencia sopieron que Aliabenaxa era señor de Murcia e de Aledo, cobdiciavan ser suyos, assi como el doliente cobdicia la salud. En este tiempo era ya ydo el Cid a Çaragoça, e tardó allá un grand tiempo e fincaron en Valencia sus mayordomos que le recabdavan lo suyo, e cogian el tributo que le davan: e un su Aguazil Moro que dezian Abenfarax, e un Obispo del Rey don Alfonso, e otra gente de Christianos que dexó con el Alcayde. El Rey don Alfonso quando sopo que los Moros avian tomado a Murcia, e al castillo de Aledo, guisó de yr contra ellos: e la Reyna su muger e algunos cavalleros amigos del Cid escrivieronle, que veniesse a servir al Rey en aquel tiempo, que gelo gradesceria mucho, e

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