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ganasse del Rey don Alfonso, e despues que la avria ayna, e él que gela ayudaria a ganar: e de otra guisa que le estava a mal.

CAP. CLIII.

Cuenta la historia, que quando entendió el Rey de Caragoça que andava el Cid en este fecho, que se tornó para Çaragoça e dexó un su Alcayde con pieça de cavalleros que ayudassen al Rey de Valenzia: e dexavalo otrosí por ver si podria posar en la villa. E el Cid fuése estonce a cercar a Xerica por consejo del Rey de Çaragoça, porque tomasse frontera de Morviedro, e fiziesse mal a los Moros, porque los castillos non oviessen renta ninguna, e que se perderian porende: e que dos cosas havian de fazer, la una, ó se darian al Rey de Çaragoça, ó fincarian en desamparo de non ser del Rey de Denia: e por esta razon ganaria a Morviedro. Ca quando él veniera a descercar a Valencia, que le diera a Segorve, e posiera Aboheça Abenlumpo de le dar a Morviedro, e despues non le salió tan bien con ello: e por esto rogó al Cid que les fiziesse quanto mal podiesse, ca havia sabiduria como estava el castillo sin armas, e sin vianda, e esto era por maldad del Alcayde que lo tenia. Aboheça Abenlumpo sopo el fecho como andava, e embió dezir al Rey de Denia que le queria dar el castillo: e el Rey de Denia quando lo sopo, vinose a muy grand priessa e rescibió el castillo: e fizose Aboheça Abenlumpo su vassallo. E fincó en la tenencia del castillo de mano del Rey de Denia:

CAP. CLIV.

Cuenta la historia, que entendió el Cid, que pues el Rey de Denia fiziera avenencia con Aboheça Abenlumpo, que Valencia que se perderia: e pensó en su coraçon que si la oviesse, que podria mantener grand costa. E embió sus cartas al Rey don Alfonso, en que le pedia por merced que non toviesse por mal que fincasse aquella gente con él, e que faria el servicio de

Dios con ella, e que ganaria de los Moros con que la mantoviesse: e quando oviesse menester a él e a ellos, que yria a su servicio sin costa ninguna: e que tanta guerra faria a los Moros que los quebrantaria, en tal manera porque podria él cobrar la tierra. Porende mucho plogo al Rey don Alfonso en lo que le embió dezir el Cid, e mandó que fincassen con él: e los que se quisiessen yr para él, que le plazia ende mucho. Desque el Cid ovo mandado de su señor, embió sus algaras por la tierra a ganar algo e quando le embiaron preguntar, porqué lo fazia, dezia: que porque oviesse de comer. E entre tanto don Remon Berengel, señor de Barcelona, vino con grand hueste a Çaragoça, e dióle el Rey muy grand haver, e fizole grand algo: por tal que non oviesse amor con otro ninguno por mengua de haver: ca este Rey era ya quito del amor del Cid, porque le semejó que perdiera por él a Valencia: e en todo esto non era hy el Cid, ca embiara el Rey don Alfonso por él. E luego el Rey de Çaragoça embió cercar a Valencia con don Remon Berengel, e fizo fazer dos bastidas, la una en Liria, e la otra en un castillo de parte de la huerta del Albuhera, porque non podiesse ninguno entrar en Valencia nin salir. E mandó renovar el castillo de Cebolla, donde el Conde muy bien se acogiesse, si fuesse menester, e combatia cada dia la villa: e el Rey de Valencia atendia cada dia acorro del Cid. E estando assi un tiempo cercado, sopolo el Cid, como lo tenian cercado los Franceses: e vinose para Valencia, e llegó a una aldea que dezian Torres, cerca de Morviedro, e posó hy con su gente grande. E quando el Cónde sopo como era tan cerca el Cid, pesóle mucho, ca tenia que era su enemigo: e el Cid embióle dezir que descercasse la villa de Valencia, e que se fuesse dende. E el Conde consejóse con los Franceses, e ellos dixeron, que ante le darian lid: mas el Cid con mesura, ca le toviera ya preso otra vez, e non queria lidiar con él, embióle dezir que se fuesse dende. E el Conde entendió que non podia hy fincar a pesar del Cid, e fuése dende por el camino de Requena, e non passó por Çaragoça. E el Cid vinose para Valencia, e el Rey rescibiólo muy bien, e fizole mucha honra: e fizo con él pleyto, que le diesse

cada semana quatro mil maravedis de plata: e que apremiasse a los de los castillos que le diessen sus rentas, assi como gelas solian dar: e que lo amparasse de Moros e de Christianos, e que se acogiesse a Valencia: e todo lo que robasse de los Moros e de los otros logares, que lo vendiesse hy: e dióle en acomienda sus alfolis de pan. E su postura fecha e affirmada, entró el Cid a correr la montaña del Poniente, e corrió toda la tierra, e tornóse con muy grandes ganancias: e fizo muy grandes muertes e robos, e tornóse para Requena.

CAP. CLV.

Cuenta la historia, que despues desto tornóse el Cid para Valencia, e embió mandado a los que tenian los castillos, que diessen sus rentas al Rey de Valencia, assi como gelas solian dar en otro tiempo: e ellos fizieron mandamiento del Cid, e punaron todos de haver su amor. E desque esto assossegó, fuése para Denia, e fizole guerra a ella e a Xativa, e moró hy todo el invierno, faziendo mucho mal por toda la tierra de enderredor: de guisa que desde Orihuela fasta Xativa, non fincó pared enfiesta, que todo lo estragó, e traxo todo el robo a vender a Valencia. E de sí tornóse contra Tortosa con toda su hueste, estragando toda la tierra: e posó cerca de ella en un logar que llaman en Arabigo Marbelet, e cortó quanto falló, huertas, e viñas, e panes. E quando lo vido el señor de Tortosa assi estragado, que le non fincava pan, nin vino, nin ganado, embió mandado al Conde don Remon Berengel, que ayuntasse grandes gentes, en guisa que lo echassen de la tierra e lidiassen con él: e que le daria para esto quanto haver oviesse menester. E el Conde cuydando vengar la saña que havia del Cid, tomó el haver del Rey, e juntó muy grand hueste de Christianos. E desque se juntaron con los Moros, fueron tantos, que bien cuydavan que fuyria el Cid delante dellos: ca tenian los Moros que los Franceses eran los mejores cavalleros del mundo: e en esto tomavan los Moros grand enfuerço. E el Cid quando sopo que venian de todo en todo para lidiar con él, dudó que

non podria lidiar con ellos, como eran a tan grand poder, si todos veniessen a él juntados, e buscó manera en como los derramasse sabiamente: e metióse entre unas sierras, e unos valles por donde havia la entrada: e puso sus guardas, e fizo barreras que le non podiessen entrar los Franceses. E Almocaben, Rey de Çaragoça, embiole dezir a mio Cid, como venia por lidiar con él sin duda ninguna: e el Cid embióle dezir que lo atenderia con toda su gente muy bien. E el Conde vino por la montaña fasta cerca del passo quanto a una legua, en guisa que se veyan unos a otros. E despues que fué noche, embió el Conde sus barruntes a la albergada del Cid. Otro dia embiaronle dezir, que salesse a lidiar con ellos al campo, e él embióles dezir: que non queria lidiar con ellos, nin haver contienda ninguna: mas que se queria andar por hy con toda su gente. E venian cerca dél e dezian que saliesse: e porque non salia, dezian que non osava: mas él non dava nada por cosa que le dixessen, e ellos tomavan mayor atrevimiento: e tanto fizo que tomavan enojo, e dezian que era sabio guerrero.

CAP. CLVI.

El Conde con grand saña embió sus cartas al Cid en esta manera:,,Yo el Conde don Berengel de Barcelona, so uno con todos mis vassallos, dezimos a ti, Ruydiez, que vimos tu carta que embiaste a Almocaben, Rey de Çaragoça, en que le embiaste a dezir que lidiarias con nusco; e porque oviessemos mayor querella de ti, mandaste que nos la demostrasse. E porque muchas vezes nos feziste pesar, e quitastenos lo nuestro, diziendo que tales eramos como nuestras mugeres, queremoste muy grand mal: e porende rogamos a Dios que nos dé derecho de ti, assi que entiendas que non somos tales como nuestras mugeres. Otrosí embiaste dezir, que ante que fuessemos a tí, que antes vernias a nos: e por esso non descendiremos de las bestias, fasta que tomemos entera vengança de ti: e por verdad te dezimos, que cras mañana seremos contigo. E si te partieres del monte e descenderas al llano, serás Rodrigo el campeador, como dizen:

e si lo non fazes, serás assi como dizen al fuero de Castilla, alevoso, e al fuero de Francia, bausador e engañador. E si fincares en el monte, non te vendrá pro, ca non nos partiremos de aqui, fasta que te tomemos a manos muerto, ó vivo: e faremos de ti alboroz, lo que tú feziste de nos." Quando el Cid ovo leydo la carta, mandó escrevir la suya en esta manera:,,Yo Ruydiez so uno con mis vassallos: Salvevos Dios, Conde. Ví la vuestra carta, en que nos embiastes dezir, que embiara mi carta a Almocaben, en que denostava a vos e a vuestros vassallos; verdad es, e dezir vos he por qual razon. Al tiempo que vos erades con él, denostastesme mal ante él, deziendo, que non osaria entrar en tierras de Abenalfange, por miedo de vos e de los vuestros vassallos, e de Remon de Baran: e otros dixeron mal de mí ante el Rey don Alfonso de Castilla. E despues fuestes ante el Rey don Alfonso, e dexistes que vos combatiriades comigo, e me sacariades de tierras de Abenalfange, ca era medroso e que non me combateria con busco, nin vos osaria atender en la tierra, e que por el su amor me dexavades en ella, e por él non fuesse, non me dexariades un dia. Porende vos digo, que me non dexedes por él: e venid a mí, que en el logar mas llano estó de todas estas tierras, e yo aparejado estó para vos rescebir: mas sé que non osaredes venir, ca Christianos e Moros saben que vos vencí, e vos tove presos a vos e a vuestros vassallos, e tomévos los que trayades: e sabed cierto que si a mí venides, que vos darán la soldada que yo vos suelo dar: e a lo que dezides que so alevoso e bausador, dexistes grand mentira, ca nunca yo fize cosa porque menos vala: e esto vos faré dezir en campo."

si

CAP. CLVII.

E despues que el Conde leyó la carta, fué muy sañudo, e tomó consejo con sus vassallos: e tomó de noche el monte que estava sobre la alvergada del Cid, ca cuydó que por tal arte lo podria vencer. Otro dia de mañana embió el Cid los de su com

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