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Yucaf Abentaxefin, fué por la traycion que le fizo Ali, el su Alguazil mayor, que él embiara con su poder aquende el mar, e se llamara Miramamolin. E luego que fueron aquende el mar, fueronse para él los mayores Moros del Andaluzia, e acordaron todos en uno, de lo servir segun su ley: e partieronse del señorio del Rey don Alfonso, e començaron de lo fazer luego ansi: e fazian guerra en la tierra. E el Miramamolin cercó a Sevilla, e tomóla, e falló hy aquel su Alguazil, e prendióle, e mandóle cortar la cabeça. E desque ovo a Sevilla ganada, embió su poder sobre Cordova, e dierongela luego, e mataron hy al fijo de Abenabet, que era cuñado del Rey don Alfonso e al Rey de Badajoz, que avia nombre Abenaçor. E quando los Moros Andaluzes vieron, como los Moros Marinos matavan a sus señores, e les tomavan las villas a sinrazon, pesóles mucho del amor que pusieran con ellos: ca se temian dellos non menos que de los Christianos. E fablarón en uno en su poridad, e ovieron su consejo qual seria lo mejor de servir a Moros, o Christianos: e al cabo dixeron, que mejor seria servir a Moros de su ley, que non a los Christianos, E estonce fincaron los Moros de allende el mar, e de aquende el mar todos so un señorio: ca de ante de dos señorios eran. E ansi ayuntaronse grand hueste, e entraron por la tierra del Rey don Alfonso: e corrieron e estragaron toda la tierra, e quanto fallaron.

CAP. CXLVIII.

Andados veynte e cinco años del Reynado del Rey don Alfonso, aquel Yuçaf, que fué señor de aquende e de allende el mar, ayuntó muy grand hueste, e entró a correr otra vez la tierra del Rey don Alfonso, e llegó a Badajoz. E el Rey quando lo sopo, descercó a Çaragoça, e embió por don Alvar Fañez a Valencia, e llevó consigo a mio Cid: e movió contra aquel poderoso Rey de los Moros. E fueron con él muchos Franceses, e ayuntaronse en el logar cerca de Badajoz, que dizen en Arabigo Salaque, e en el nunestro lenguage Soclarias. E fué la fazienda muy grande, pero que non llegó hy el Cid Ruydiez,

porque lo embió el Rey a Toledo, porque le dixeron que entrava por allá muy grand poder de Moros. Mas por los peccados de la Christiandad fueron los Christianos vencidos, e fueron fuyendo del campo, non les siguiendo ninguno, e desampararon su señor en el campo. E el Rey mantovo la batalla fasta en la noche, con los que fincaron con él: e tan de rezio lidiaron, e tan de coraçon, que non se le osava parar Moro ninguno delante. E fizo los Moros fuyr del campo a mal de su grado: e fizolos llegar fasta las tiendas do estava Yuçaf, que estavan cercados de carcavas. E feriendolos mucho enforçadamente, cuydandolos sacar de aquel logar, mas non lo pudo fazer: ca le llegó mandado que las celadas de los Moros le robavan el real. E quando lo sopo, fuesse para allá, e fallóse con ellos, e lidió, e ovo hy muchos muertos de amas las partes: mas al cabo fué vencido e muy mal ferido el Rey don Alfonso de una lançada: e partiólos la noche. E el Rey con essa poca de gente acogióse con ellos para Coria, e los Moros tornaronse para sus logares. E esta batalla fué en Viernes primero dia de Noviembre, en la Era de mil e ciento e treynta años. Despues que Yuçaf Abentaxefin ovo esta batalla vencida, fuése para allende el mar, porque entendió gran desacuerdo entre los Andaluzes: e ayuntó mayor poder que el primero, e tornósé para aquende el mar. E fué señor del Andaluzia, e ovo el señorio todo de allende el mar, e de aquende el mar: fasta que se lo quitaron los Almohades, assi como lo contaremos adelante en la historia. E este Miramamolin defendió muy bien su tierra e sus pueblos en justicia e los que gele quisieron alçar con algunos castillos, tanta guerra les fazia, fasta que los metió so su señorio.

CAP. CXLIX.

Andados veynte e seys años del Reynado del Rey don Alfonso, sacó muy grand hueste de todos sus Reynos, e entró por la tierra de los Moros, e corrió e estragó quanto falló fasta Sevilla: pero aunque Yuçaf Miramamolin tenia grand poder, non fué osado de lidiar con él: e tornóse el Rey don Alfonso

con grand ganancia e con grand honra para su tierra. E el Rey don Alfonso acordóse de la mala andança que oviera con los Moros la otra vez, e arrepentióse porque de allá veniera, e cobdició por haver toda el Andaluzia: e para esto entendió que havia de fazer grand hueste cada año, e de aturar la guerra. E embió sus cartas a los Arauzes e a los honrados Moros, que si echassen los Alarabes de la tierra, que les non demandaria villa nin castillo, nin queria dellos mas de la metad de quanto le solian dar, e otros buenos falagos: mas ellos con la buena andança que ovieron ante, trasgraçiaron. E aun sobre esto despues que el Rey don Alfonso fué tornado desta entrada que fizo a tierra de Moros, ovieron fazienda los Moros con don Alvar Fañez, e con los fijos de Gomez Diez, e fueron bien andantes los Moros: e por esto non tornaron cabeça a lo que les embiava dezir el Rey don Alfonso. E este año lidió otrosí Abenalfange con los de Estremadura en el Espartal, e venciólos. Mas agora dexa el cuento e la historia de fablar desto, e torna a fablar de Yaya, Rey de Valencia.

CAP. CL.

Andando el Rey don Alfonso en los fechos que vos avemos contado, tanto ovo de ver de lo suyo, que non le vino miente de Valencia, nin tornó hy cabeça: e fincó el Rey de Valencia sin consejo e desamparado. E alçaronsele los que tenian los castillos, que le non fincaron sino muy pocos, e los vassallos de que el fiava, estos le fallescieron: de guisa que cresció el coraçon al Rey de Denia e de Tortosa, e vino a Valencia cuydandola haver: e vino hy con consejo de los mayores de la villa, diziendo que gela farian haver: e traxo consigo muy grand compaña de Franceses: pero ante que él llegasse, llegó hy su tio, e lidió el Rey de Valencia con él, e fué vencido el Rey de Valencia: ca perdió hy mucha gente, e de las armas que tenia perdió una grand pieça. Quando esto supo el Rey de Denia, que estava a una jornada, trasno chó e vinose para Valencia, e echóse sobre ella: e havia torneo cada dia con los de la

villa. E el Rey de Valencia estonce era en grand cuyta, e non sabia que se havia de fazer, e queria dar la villa al que la tenia cercada. E ovo su consejo con sus omes buenos: e consejólo uno que avia nombre Abenaçor, que lo non fiziesse, nin diesse la villa en ninguna manera, e dióle quanto haver pudo e ovo menester: e mandó guardar la villa. E embió dezir al Rey don Alfonso que le acorriesse, que era en muy grand cuyta: e otrosí embió dezir al Rey de Çaragoça que le favoreciesse con un Arrayas de Cuenca, que dezian Abencaño, que era natural de Valencia: e él fuése para el Rey de Çaragoça, e dixole que fuesse con él a Valencia, e que le faria que gela diessen: ca mas pertenescia a él que non ál que la tenia cercada. E este Abencaño era hermano del que tenia el castillo de Segorve, e dixole que tomasse luego aquel castillo, ca él faria a su hermano que gelo diesse. Mas agora dexa la historia de fablar desto, e torna al Cid Ruydiez campeador.

CAP. CLI.

En veynte e siete años del Reynado del Rey don Alfonso, que fué en la Era de mil e ciento e treynta e dos años, sacó el Rey don Alfonso muy grand hueste para correr a tierra de Moros, e de Ubeda, e de Baeza: e mandó al Cid que fincasse en Castilla, e que guardasse la tierra, e saliesse contra la frontera. E el Cid allegó bien siete mil omes de armas, e fuése contra la frontera de Aragon: e passó a Duero, e alvergó essa noche en Fresno. Otro dia salió dende, e llegó fasta Calamocha: e tovo hy la Cincuesma. E él estando hy, el Rey de Albarrazin temióse dél, e embióle dezir, que se queria ver con él: e desque se vieron en uno, fincó su vassallo del Cid el Rey, e que le diesse sus parias cada año. E movió dende, e fuése para Çaragoça al Rey Yuçaf Abenuz, que lo rescibió muy bien, e le fizo mucha honra. E él estando hy, a pocos dias morió este Rey, e reynó su fijo Almocaben. E al Cid crescia todavia la gente, porque oyan dezir que queria yr a correr tierra de Moros. E el Rey de Caragoça rogó al Cid que fuesse con él sobre Valencia,

e dióle haver quanto demandó: e tan grand cobdicia havia de yr a Valencia aquel Rey, que non cató qué compaña llevava, ca era mas la del Cid que non la del Rey: e fuése para allá al mayor andar que pudo. E el Rey de Denia que la tenia cercada, quando lo sopo, pesóle mucho, e non quiso atender: ca pensó que la ganaria el otro con poder del Cid, e él que fincaria con la lazeria e con la costa que avia fecho un año avia. E puso su amor con el Rey de Valencia, e dióle quanta vianda tenia: e rogóle que toviesse por bien que le ayudaria, e le daria quanto haver oviesse menester: e al Rey de Valencia plogole desto, pero que entendió muy bien la razon porque era: e desto fizieron muy firmes cartas, e fuése para Tortosa.

CAP. CLII.

Cuenta la historia, que quando llegaron el Rey de Çaragoça e el Cid a Valencia, salió el Rey de Valencia a rescebirlos, e gradescióles mucho en lo venir a descercar: e mandólos posar en la huerta mayor que llamavan Villanueva, e honrólos mucho e embióles grandes presentes de conduchos, e de lo que ovieron menester: e aun combidólos que entrassen en el alcaçar con aquellos que ellos quisiessen. Mas el Rey de Çaragoça tenia ojo por ál, que le diesse la villa, assi como posiera Abencaño con él, quando lo fizo hy venir: e non veya hy alguna señal, nin fallava hy razon como la oviesse. E otrosí el Rey de Valencia posiera su amor con el Cid, e embiarale muy grand haver, e sus dones muy nobles, hy veniendo por la carrera, tan en poridad que lo non sabia el Rey de Çaragoça. E el Rey de Çaragoça fabló con el Cid como queria haver a Valencia, e queria que gela diessen como posiera con él Abecaño, ca por esso llegó hy: e que le rogava que le ayudasse, e que le consejasse como fiziesse. E dixole el Cid: que como podia ser de darle consejo, nin ayudarle, seyendo la villa del Rey don Alfonso e que el Rey de Valencia de su mano la tenia, e él gela diera en que visquiesse: e que por ninguna manera non la podia haver, si el Rey don Alfonso non gela diesse: mas que la

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