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vido mal ferido, bolvió las riendas e començó de fuyr. E Martin Antolinez fué ferir al Rey Galve de la espada por encima del yelmo, de tal manera que gelo cortó, e metióle la espada por la carne e quisierale dar otro golpe, mas el Rey non le quiso esperar, e fueron desta guisa todos arrancados. E acojóse Faris a Teruel, e Galve a Calatayud. E el Cid e sus compañas fueron feriendo e matando en ellos, e duró el alcance muy grandes siete leguas. E de sí tornóse el Cid ado fuera la batalla, e robaron el campo: e fallaron hy muchas armas e muy grand haver, e muchos cavallos: en guisa que copo al Cid en su quinto de los cavallos dozientos e cincuenta. E de sí mandó partir toda su ganancia a todos comunalmente, en guisa que todos se tovieron por contentos. E de sí entró en su castillo muy rico e muy honrado, él e todos los suyos: e mandó acoger dentro los Moros que sacara ende, quando salió a la batalla. Mas conviene que vos digamos, quales omes buenos fueron en esta batalla, e en esta lid, que tanto bien se fizo como avedes oydo: porque como quier que ellos son ya finados, non es derecho que mueran los nombres de los que bien fazen, ca non lo ternán por bien e por razon los que atienden fazer bien, ó lo han fecho: ca si se callasse, non serian tan tenudos los buenos de fazer bien: e porende queremos que sepades quales son. Ruydiez el mio Cid campeador, e don Alvar Fañez Minaya, él que tovo a Velez e a Çurita: e Martin Antolinez de Burgos, sobrino del mio Cid, e fijo de Fernan Diez su hermano, él que nasció de la quintera: e Nuño Gustios, sobrino del Cid: e Martin Muñoz que tovo Montemayor, e Alvar Alvarez, e Alvar Salvadores, e Guillen Garcia de Aragon, que era buen cavallero; e Feliz Muñoz, sobrino del Cid. E estos todos e los otros fueron tan buenos, quantos se hy acertaron, que por el bien que ellos hy fizieron se venció la batalla.

CAP. CI.

Cuenta la historia, que desque el Cid ovo pagadas todas sus compañas, llamó a don Alvar Fañez, e dixole:,, Primo,

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tengo por bien que del mi quinto que tomedes vos quanto vuestra voluntad fuere, ca todo será en vos bien empleado. E gradesciógelo mucho Minaya, e dixo:,,que non queria ende nada mas de quanto le copiera en la su parte. Estonce vino el Cid a mover otra razon: Bien sabedes, cormano, en como nos echó el Rey de su tierra, e Dios ha nos fecho tanto bien e mucha merced; e desto conviene que recognoscamos a Dios primeramente, e fagamosle señorio, e que non cuyden en Castilla que siempre dormimos. E porende ternia yo por bien, si vos quisiessedes fazer bien, que vos vayades para Castilla, e que levedes del mi haver tanto quanto vos fiziere menester, e que fagades cantar mil Missas en santa Maria de Burgos: e que levedes hy estas señas de los Reyes Moros que agora vencimos, e poneldas hy honradamente en santa Maria de Burgos. E que levedes al Rey mi señor cincuenta cavallos en servicio, e cincuenta espadas a los arçones dellos: e que le besedes la mano por mí, e que le digades como sabemos passar entre los enemigos. Otrosí, que me saludedes a mi muger doña Ximena Gomez, e a mis fijas, e dezidles como me va muy bien, e que si yo vivo, que siempre haverán honra; e dadles quanto ovieren menester. E saludadme al Abad don Sancho, e dadle cincuenta marcos de plata: e que rueguen a Dios por mí.“ E dixo a don Alvar Fañez: Esta tierra es toda estragada, e non podremos en ella fincar, segun que yo cuydo, ca nos por armas havemos de guarir, e yrnos hemos de aqui: e embiarvos hemos siempre dezir ado recaudades a nos." Respondió don Alvar Fañez:,,Cid, de grado compliré vuestro mandado."

CAP. CII.

Cuenta la historia, que don Alvar Fañez recabdó todo lo que havia de recabdar: e guisóle muy bien el Cid, e muy honradamente, que non menguó el haver, e fuése para Castilla. E el Cid fincó alli con sus compañas faziendo mucha guerra a los Moros de todas essas fronteras, e embióles dezir que le emprestassen algo sobre Alcocer, e que se yria de la tierra. Grande

fué el alegria que los Moros ovieron con estas nuevas que oyeron, e emprestaronle seys mil marcos de plata, e fizo algo a sus compañas: mas mucho pesó desto a los Moros de Alcocer que hy moravan, porque les fazia mucha merced. E despues que el Cid ovo empeñado el castillo, fuése dende, e fincaron los Moros llorando: e él passó el rio de Xalon. E despues que llegó el Cid a un poyo, que es sobre Montalvan, fincó hy sus tiendas e este logar era tan fuerte e tan alto, que non temia el Cid de guerra en él. E de aquel logar fazia él mucho mal a Medina, e a Teruel, e a las otros villas de enderredor, fasta que le ovieron de cognoscer señorio e de darle las parias. E metió so su señorio Celfa, e la otra tierra de enderredor. E agora dexa la historia de fablar dél, e torna a don Alvar Fañez.

CAP. CIII.

Cuenta la historia, que llegó don Alvar Fañez a Castilla al Rey don Alfonso, e fallóle en Valladolid, e presentóle luego los cincuenta cavallos con las espadas a los arçones, e eran guarnidas de plata. E el Rey sonrióse mucho contra don Alvar Fañez, e dixole:,,Quien me embia este presente tan bueno?" E dixole Minaya:,, Señor, embiavoslo mio Cid Ruydiez campeador, a quien vos echastes de la tierra: pero de lo que él ha ganado con los Moros, embiavos servicio, recognosciendovos señorio e naturaleza; ca él vale por sus armas como ome desheredado. E ganó de Moros el castillo de Castrejon e él de Alcocer; e estando en el castillo de Alcocer, embióle cercar el Rey de Valencia con dos Reyes, e con todo su poder. E teniendolo cercado, ovo de lidiar con ellos, e vencióles e mató muy grandes gentes de Moros: e fueron amos los Reyes muy mal. feridos. E fué muy grande la ganancia que el Cid fizo de Moros cautivos, e de cavallos, e de armas, e de mucho oro, e plata, e aljofar, e otras donas: assi que todos son ricos quantos con él son. E del su quinto de los cavallos embiavos estos cincuenta assi como vos vedes, como a señor a quien atiende

mucha merced." Estonce dixo el Rey:,,Don Alvar Fañez Minaya, mucho gelo gradesco, e a vos que lo traedes, e quierolos tomar dél, yo le faré porende bien e merced, que a tal es el Cid, que de Moros que Christianos siempre avrá mucho bien. E si non por el amor que yo he con el Rey de Toledo, perdonarlo hia, mas non le puedo perdonar a tan ayna: mas tengo por bien de perdonar a vos, Minaya, e dóvos la tierra que teniades de mí, e que vayades por onde vos quisieredes, como yo mesmo, e que vengades quando vos quisieredes. E mando e tengo por bien, que todos los omes de mis Reynos que quisieren yrse para el Cid, tambien cavalleros como peones, que vayan seguros e vengan: e yo rescibo en mi guarda a su muger e a sus fijas, e a sus algos, que ninguno non les faga mal, nin otro pesar ninguno." Estonce don Alvar Fañez besóle las manos, e dixole: Señor, dexevos Dios vivir por muchos años e buenos al su servicio, e sea la vuestra merced, que mandedes entregar lo suyo a los que lo tomaron a aquellos que son con mio Cid: e el Rey otorgógelo, e mandó que luego gelo tornassen e entregassen: e esto fué el quinto año del Reynado del Rey don Alfonso. E en este año morió Almucanis, Rey de Sevilla, e reynó su fijo Abenabet en Sevilla, e en Cordova veynte años: e fué señor del Andaluzia, e mantovola bien fasta el tiempo que passaron aquende el mar los Alarves, que le tomaron la tierra, e le quitaron el señorio. Mas agora dexamos a fablar desto, e tornarnos hemos al Cid.

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CAP. CIV.

Andados cinco años del Reynado del Rey don Alfonso, estando el Cid en aquel poyo que vos contamos, havia ya hy morado tres semanas, faziendo muchas cavalgadas, e apremiando las tierras, ovo de tomar ribera de rio Martin, e tovola por suya. E estas nuevas destos grandes fechos llegaron al Rey de Çaragoça, e pesóle mucho a él e a todos los Moros. Despues que el Cid vido que tanto tardava don Alvar Fañez, movióse de estar alli entre tanto, e dexó el poyo, e fizo una

trasnochada, e passó cerca Teruel, e fuése passar al pinar de Tobar: e corrió a Çaragoça, e fizoles tanto mal, fasta que le dieron parias, e mucho haver en oro, e en plata. E puso su amor con Almudafar, Rey de Çaragoça, en esta manera: que le diesse parias e fuesse su vassallo: e rescibiólo mucho honradamente en la Villa, e fizole mucho servicio. E despues desto llegó don Alvar Fañez, e traya consigo dozientos cavalleros, todos fijosdalgo: e otras gentes de cavallo, e escuderos e gente de pie muchos. E el Cid salió contra él, e ovo con él grand plazer: e Minaya contóle las nuevas del Rey don Alfonso, e quanta merced le fiziera a él e a todos los suyos: e mucho plogo al Cid con ellos, e començó de reyr con plazer, e gradescióle mucho por quanto fuera tan buen mensagero. E alçó las manos a Dios, e gradescióle quanta merced le fiziera.

CAP. CV.

En el seseno año del Reynado del Rey don Alfonso, que fué en la Era de mil e ciento e treze años, e del Imperio de Enrique, en veynte e tres años; e el Cid estando en Çaragoça, complieronse los dias de Almudafar, Rey de Çaragoça: e dexó dos fijos, al uno dezian Çulema, e al otro Abenalfange: e partieron el Reyno entre sí: e Çulema ovo el Reyno de Caragoça, e Abenalfange el Reyno de Denia. E el Rey de Çaragoça dió su Reyno en guarda al Cid, e mandó a sus vassallos que fiziessen quanto él mandasse, assi como por él. E de sí escomençóse grand enemistad entre amos hermanos, e fazianse mucho grand guerra. E el Rey don Pedro de Aragon, e el Conde don Remon Berengel de Barcelona, ayudava a Abenalfange, e havian grand querella del Cid, porque ayudava a Çulema. E entretanto fizo el Cid su trasnochada con su gente, e fué correr a tierra de Alcañiz, e duró alli tres dias: e traxo de alla grand robo, e fizolo muy bien partir a todos: e esto sonó mucho por tierra de Moros, e pesó mucho a los de Montalvan, e a los de Huesca. E despues fabló con los suyos, e dixoles:,,Amigos, todos por armas havemos aqui de ganar nuestro pan: e menoscabaremos

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