Imágenes de página
PDF
ePub

fué

cerca del rio de Xalon, por que les non podiessen vedar el agua: ca asmó muy bien el Cid que de alli ganaria el castillo de Alcocer. E despues que ovo ende endereçado su bastida, ver el alcaçar entrar. E los Moros fablaron con él que le darian parias, e que les non fiziesse mal, e los dexasse vivir en paz: mas el Cid non lo quiso fazer, e tornóse a su bastida. E estando alli el Cid, fueron sonando las nuevas por la tierra, como lo echara el Rey don Alfonso de la tierra, e como andava faziendo mucho mal. Quando lo oyeron los Moros de Calatayud e de las otras villas enderredor, pesóles mucho.

CAP. XCVI.

Cuenta la historia, que moró el Cid quinze semanas, faziendo mucho mal a los Moros: e desque vido que non podia haver el castillo, mandó mover toda su gente como quien va fuyendo, e mandó dexar las tiendas en la bastida, e encomençaronse de yr Xalon ayuso su seña alçada, faziendo su muestra que se yvan. E los Moros de Alcocer quando esto vieron ovieron muy grand alegria, e començaronse de alboroçar muy fuertemente, e començaron de dezir:,,Fuyendo van, que les fallesció la vianda, e non pueden levar las tiendas." E ovieron su acuerdo que se fuessen empos ellos, e dixeron:,,Vasenos la dellos ganancia, e si los de Teruel antes salen a ellos que nos, será la honra e la pro: e nos non avremos ende nada, nin cobraremos ninguna cosa de quanto daño nos fizo." E con este alborroço a tan grande salieron empos él, quien mas ayna podia, dando grandes vozes e muy grandes alaridos: e a tan a coraçon lo ovieron, que non fincó ningun ome en el castillo que arma podiesse tomar: e fueron empos él muy grand pieça, denostando muy mal al Cid e a sus compañas. E el Cid todavia fuyendo, e defendiendo que non tornasse ninguno fasta que fuessen alongados. E desque entendió que non se podian acoger, mandó estonce bolver la seña contra ellos; e tan de rezio mandó ferir en ellos, que fueron muy mal desbaratados, e morieron luego hy muchos, e los otros dexaronse vencer: e los

yva

del Cid yvan firiendo e matando en ellos. E los Moros yendo asi vencidos, adelantóse el Cid con los bien cavalgados, e tomaron las puertas del Castillo: e fué muy grande la mortandad en ellos e entraron con ellos de buelta en el castillo: e Pero Bermudez pusose en el mas alto logar con la seña. E estonce el Cid Ruydiez fincó los finojos en tierra, e gradesció a Dios mucho de quanta merced le avia fecho. E dixo contra los suyos: ,,Con la merced de Dios ya mejoraremos las posadas, e como yo cuydo grande es el haver que en este castillo yaze; via, tomad de essas posadas, e cautivad dessas Moras que fallaredes, non las matedes de aqui adelante: ca mejor será que nos sirvamos dellas, e ellas nos mostrarán los haveres ascondidos." E fizo luego embiar por las tiendas que fincaron en la bastida.

CAP. XCVII.

e

Cuenta la historia, que quando esto oyeron los de Atiença, e los de Calatayud, e de Daroca, e de Molina, pesóles mucho de miedo de aquello mesmo, e embiaron luego sus mandaderos al Rey de Valencia; en como uno que dizen Ruydiez Cid, que lo echara el Rey don Alfonso de la tierra, que ganara a Alcocer, e que estragara toda la tierra, e que matara todos quantos Moros hy eran. E si a esto non embiasse poner consejo, que contasse por perdidos a Atiença, e a Calatayud, e a Teruel: e a toda la tierra: que tan mortalmente fazia guerra, que non se le tenia ninguna cosa, que ya toda la ribera de Xalon era estragada e conquistada de amas partes. E el Rey de Valencia avia nombre Alcamin: pero dize la historia en otro logar que Abubecar: e quando oyó estas nuevas pesóle mucho de coraçon, e mandó luego a dos Reyes Moros que estavan hy con él, que tomassen tres mil omes a cavallo, e toda la otra gente de las fronteras, e que se fuessen para alla, e que le levassen el Cid preso a vida: e que desta guisa tomaria derecho dél, del mal que le fiziera en la tierra.

CAP. XCVIII.

Cuenta la historia, que estos dos Reyes Moros que avia el uno nombre Faris, e el otro Galve, salieron de Valencia con las compañas del Rey Alcamin, e venieron a la primera jornada a Segorve, e despues otro dia a Celfa de Canal. E de alli embiaron por los concejos de la tierra a sus mensageros, que todos los omes de armas, tambien de cavallo come de pie fuessen con ellos a tercer dia en Calatayud. E juntaronse hy muchas grandes gentes con estos dos Reyes, e venieron cercar el Cid en E cada Alcocer: e fincaron sus tiendas a derredor del castillo. dia recrescian grandes compañas, e el Cid non avia acorro ninguno, si non de la ayuda de Dios, en que él mucho fiava. E tanto les afrontaron que les vedaron el agua, e maguer que ellos querrian salir a ellos, non les dexava el Cid, e desta guisa los tovieron cercados tres semanas, e desto pesava mucho al Cid. E mandó llamar a don Alavar Fañez e a todos los suyos, e dixolez:,,Amigos, ya vos vedes en que lo tenemos con los Moros, ca nos han ya quitado el agua, e vianda tenemos muy poca, e ellos son mas de cada dia, e nosotros menguamos, e están todos en su tierra: e que nos queramos yr, non nos dexarán, nin nos podemos yr a furto: pues el cielo es alto, non nos podemos sobir alla: e la tierra non nos querrá coger so sí; si toviessedes por bien, mejor seria que lidiassemos, a vencer, o morir muerte honrada." Respondió estonce don Alvar Fañez Minaya:,, Ya salidos somos de Castilla la noble, e venidos somos a este logar, do avemos menester esfuerço e bondad: si con Moros non lidiamos, non nos querrán dar pan. Como quier que nos somos e de una pocos, todos somos de buen logar e de un coraçon, voluntad: e con el ayuda de Dios salgamos a ellos, e vamoslos ferir muy sin miedo como omes de esfuerço, e esto que sea cras de mañana: e los que non estades en penitencia, luego vos confessad." E lo que dixo Alvar Fañez, todos lo tovieron por bien. Respondió el Cid, e dixo:,,Minaya, vos fablastes como yo queria, e honrastesvos en ello." E mandó estonce el Cid echar de la villa los Moros e las Moras, porque non sopiessen

nada del su fecho como havia de fazer: e essa noche endereçaron sus armas, como para salir a la lid.

CAP. XCIX.

Otro dia de mañana quando el Sol fué salido, el Cid con todos los suyos salió fuera del castillo, que non fincaron dentro si non dos omes de pie que mandó el Cid que cerrassen la puerta, e se parassen de suso para lo defender. E esto facia el Cid, porque si los Moros venciessen el castillo, suyo era, ca non gelo defenderian aquellos dos omes: e si él venciesse, guardavan en tanto el castillo para él. E mandó tomar la seña a Pero Bermudez, e castigóle que non se moviesse con ella menos de su mandado. Mucho plogo desto a Pero Bermudez, e fuéle besar la mano; e muchos buenos exemplos dixo el Cid a los suyos, en como havian de fazer en la batalla, e de que tovieron grand esfuerço. Todo esto ordenado como vos havemos contado, entraron en la batalla llamando Santiago, e Bivar. E como salieron a deshora de la villa fizieron muy grand daño en la hueste, ante que se oviessen aperscebir; e començaron de derramarse fuyendo a todas partes, fasta que se ovieron ayuntar, e pararon sus hazes: e tan grandes eran los ruydos de los atambores e de las trompas, que non se podia oyr. E havia hy con las dos señas de los dos Reyes Moros bien cinco otras de los pueblos. E movieron sus hazes contra el Cid, cuydandolo tomar a manos a él e a los suyos. E él estovo muy quedo con todos los suyos en un logar, fasta que fueron cerca de las hazes; mas Pero Bermudez non se pudo soffrir, e dixo contra el Cid e contra los suyos, que acorriessen a la seña. E estonce fuése meter en la mayor espessura de los Moros, e rescibieronlo estonce con muchas feridas, dandole muchos golpes e muy fuertes, e muy grandes, por abatir la seña: mas él traya buenas armas, e non gelas podian falsar, nin lo podian derribar, nin levarle la seña: porque él era muy valiente, e muy cavalgador, e de muy grand coraçon. E el Cid e todos los suyos acorrieronla muy bien, e fueron ferir a tan de rezio en los Mo

ros en tal manera, que de la primera espoloneada derribaron mas de mil cavalleros de los Moros, e passaron todas las hazes e salieron de la otra parte, e a la tornada mataron bien ál tantos. E tan de rezio ferian los Christianos a los Moros, que les non aprovechava arma ninguna, e porende el Cid por do yva todos le fazian calle; ca tan sin piadad feria en ellos que non lo osavan atender, ca muchas sillas salian vazias por donde él yva, e tan sin mesura les dieron priessa, que en poco de hora morieron hy que de cavallo, que de pie, tres mil e quinientos. E a las vezes eran en priessa el Cid, e Pero Bermudez, mas tan bien los acorrian los suyos que era grand maravilla. E estando la batalla en peso, mataron el cavallo a don Alvar Fañez, e quebrantaronle ya la lança e él estando apeado metió mano a la espada, e tan de rezio feria a los que alcançava, que non se osavan a él acostar. E vidole el Cid, e fué ferir a un Alguazil que andava muerto por prender a don Alvar Fañez: e dióle a tan grand golpe de la espada, que lo atravessó de parte en parte, cayó en tierra: e tomó el cavallo el Cid e dióle a don Alvar Fañez, alabandolo mucho de sus buenos fechos, e dixo: ,,Cavalgad, amigo, ca vos sodes el mi diestro braço; e loado sea Dios que assi se demostró oy en esta batalla, e se mostrará cabo adelante, onde es menester que los acometamos muy de rezio, ca los veo estar muy firmes que non se quieren arrancar.“

CAP. C.

La historia cuenta, que despues que cavalgó don Alvar Fañez, acometieron muy de rezio a los Moros. E porque los Moros estavan escarmentados de la primera vez, non se atrevieron de fincar en el campo, ca los ferian los Christianos muy reziamente e fueronse venciendo e dexando el campo. E el Cid vido al Rey Faris, que se salia de la batalla, e fué contra él feriendo a los que fallava ante sí, e desbaratólos todos fasta que llegó al Rey: e dióle tres golpes, e el uno fué tal, que le rompió la loriga e todo el cuerpo, de tal guisa, que se le yva la sangre toda por las piernas ayuso: e despues que el Rey se

« AnteriorContinuar »