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de su lealtad acendrada, se repitieron una y otra vez cuando şe presentó á cumplimentar á S. M. á nombre de la Real Soviedad patriótica y de la ilustre Universidad de Sevilla, de cuyas corporaciones recibió tan honoríficos encargos.

El Rey confirma á Valiente en sus antiguas plazas de consejero y camarista de Indias; y le abre un espacioso camino para que s'ga haciendo importantes beneficios á estos paises. En todos los negocios graves y de trascendencia se ocurre á sus luces para lograr el acierto. Veo que el Ministro de Hacienda le con-sulta para enviar las instrucciones y datos oportunos á nues tro plenipotenciario en el famoso Congreso de Viena, á fin de arreglar un tratado de comercio y navegacion con las potencias estrangeras, comprehendiendo tambien lo conducente al de América. Su dictámen, dado en julio de 1814, está fundado sobre los mejores principios políticos y económicos y sobre las observaciones prácticas adquiridas en su laboriosa carrera. La base de toda su consulta es la máxima incontestable que el comercio ama la libertad: que con la libertad se nutre y florece, y que necesariamente huye de los paises donde se le recarga con trabas opresoras. Allí reclama con energía que se reforme la legisla cion comercial del código de Indias, y que cese e tratado de Utrech en la parte que dispone que solo la metrópoli comercie con sus colonias: demuestra la diversidad esencial entre los tiempos pobres y oscuros de la conquista y el estado actual de ilustracion y riqueza de las Américas, y entre otras proposiciones dignas de su celo, dice:,,si las Indias son parte integrante de ,,la Monarquía española: si sus moradores son hermanos nuestros: ,,si merecen por la ley una igual consideracion: si ellos, aten,,didos en esta justicia, se fomentan y mejoran de fortuna, se ,,unirán mas estrechamente á su gobierno, sin pensar en su ar, riesgadísima independencia; y ricos y contentos multiplicarán ,,sus relaciones, y concurrirán por innumerables medios á la ,,grandeza y magestad de sus reyes."

Yo veo que se buscan los talentos y la consumada prudencia de Valiente cuando se trata conciliar los grandes intereses de nuestra nacion con las pretensiones de varios Estados de primer órden en la Europa. Asuntos de gabinete, los mas delicados, los mas espinosos y los de mayor trascendencia, que se han de arreglar y sancionar en el Congreso de Viena, donde se halla depositada la representacion de los Soberanos; contestaciones arduas y empeñadas, cuya resolucion ó desenlace ha de influir en la conservacion de nuestras relaciones políticas con las primeras potencias: todo este cúmulo enorme de negocios, tan varios y de tanta magnitud, se someten al tacto esquisito de Valiente y á su ardiente celo por el decoro, y la prosperidad de su Rey y de.

su patria. Pudieran citarse algunos de sus dictámenes sobre estas materias; pero la naturaleza de la diplomacia resiste la revelacion de sus arcanos.

Penetrado el Rey de los conocimientos de Valiente en la ciencia de la politica, le nombró su ministro cerca de la corte del Gran Gustavo Adolfo y del famoso Cárlos XII. El delicado estado de su salud en una edad avanzada, no le permitió aceptar tan honorífico encargo, ni emprender un largo viaje hácia las orillas del Báltico, á un pais escesivamente frio donde no se conoce la suavidad de 'a primavera ni del otoño.

Le nombró luego S. M. asesor del Superintendente general de correos, postas, caminos, posadas, canales, most rencos, vacantes y abintestatos de los reinos de España, y de correos y postas de América. Las leyes promulgadas por los augustos Cárlos III y IV, desde el año de 1776 en que estableció un tribunal superior con la denominacion de Real Junta de correos y postas de España é Indias; esas leyes y ordenanzas sabias que arreglaron un ramo tan importante al Estado y fijaron todo su sistema en lo administrativo y económico y en lo judicial, se encargaron para su puntual ejecucion al celo inflexible de Valiente.

La justificacion Soberana no podia ménos de recompensar la acrisolada lealtad, el patriotismo, desprendimiento, valor y otras virtudes que así los individuos de la milicia, como los de todas las clases y gerarquías del E-tado, hubiesen mostrado en favor de la defensa y conservacion de est s dominios, contribuyendo á la concordia y tranquilidad de los pueblos del continente que por desgracia han roto sus vínculos y relaciones con la madre patria y con el Rey. Con el noble objeto de premiar tan señalados servicios, creó é instituyó la órden americana de Isabel la Católica: estableciò las reg'as y estatutos convenientes que asegurasen el fin propuesto y concurriesen al ornato y esplendor que por la institucion de esta nueva órden debian resu'tar al trono de la monarquía: se declaró gefe soberano de ella y que debian serlo todos los reyes sus legítimos sucesores: la dividió en las clases de Grandes cruces, de Comendadores y de Caballeros, y designó sus respectivas insignias. La lealtad á toda prueba y los eminentes servicios de Valiente en favor de estos paises, fueron premiados confiriendósele la corona Olimpica y la placa de oro, consagradas á la Gran cruz.

Dos cédulas Reales se han espedido hace poco sobre el desestanco del tabaco, su libertad en el cultivo, elaboracion y estraccion, y sobre los medios de aumentar la poblacion blanca en nuestra Isla para suplir el déficit enorme que debemos sentir con la supresion del tráfico de africanos. Estos serán dos monumentos perpetuos de la ilustracion y grandeza de nuestro Gobierno,

que empeñan nuevamente nuestra gratitud á tributarle los homenages mas puros y mas anténticos. La agricultura y comercio se van á dilatar de una manera portentosa: la poblacion eu ropea se propagarà copiosamente hasta que solo exista una raza homogenea: la riqueza y la prosperidad han fijado su domicilio en este precioso territorio. Pero el alto Gobierno, á pesar de sus miras generosas, no hubiera derramado sobre la isla de Cuba tamaños beneficios y à tan manos llenas, si la sabiduría de Valiente no hubiese coadyuvado con teson á preparar los materiales y á instruir los espedientes que han motivado esas resoluciones soberanas.

Ni fuè solo gran le como hombre público, sino en particular y dentro de su casa. Al concluir mi discurso seguirè á Valiente hasta el interior de su habitacion y en el seno de su familia. Su casa estuvo siempre abierta para sus amigos. Allí encontraban las luces y los consejos de un sabio para dirigirse en sus negocios; socorros en sus necesidades: una proteccion poderosa para el apoyo de su justicia: una conversacion, y una sociedad amena y agradable para suavizar las amarguras y ansiedades de la vida. La reunion y la comunicacion franca y sincera con sus amigos eran elementos esenciales para el alma de Valiente. Decia con el Cónsul romano,,¿Cómo puede ser soportable la vida que no descansa en la mutua benevolencia de un amigo? ¿Qué cosa tan dulce como tener uno con quien hablar de todo, como consigo mismo? ¿Seria por ventura tan grande el fruto de las prosperidades, si no tuviéramos quien de ellas se alegrase tanto como nosotros? ¿Y se podrian sufrir las adversidades sin uno que las siatiese, aun inas que los mismos que las esperimentan? Si se destierra del mundo la union de la benevolencia, ninguna casa, ninguna ciudad subsistirá, ni aun el cultivo de los campos podrà permanecer." Amigos de Valiente recordemos si son estas las máximas de aquel Sócrates que nos dió tantas pruebas de su bondoso carácter, y que dirigió y apoyó nuestros pasos en circunstancias trabajosas.

Despues de haber perdido su primera consorte, su mayor consuelo fué haberse enlazado con una "ger amable y virtuosa. El himeneo es muy sagrado; pero todavia parece mas respetable cuando una jóven adornada de talentos y de gracias dulcifica á su esposo los últim s dias de una vida consagrada al bien de la patria. Ella amaba á Valiente como á un buen marido; y le respetaba al mismo tiempo como á un ciudadano útil. La diferencia de edades nunca fué un obtáculo al amor sincero y recíproco. Ella le consolaba en los males del cuerpo y en las pénas del espíritu que acompañan de ordinario al hombre público. El sabia corresponder à las demostraciones de su ternura.

Cuando gozaba de esta dulce sociedad, que podia presentarse al mundo como un modelo de la paz y del amor conyugal, se ve atacado Valiente de varios accidentes que le obligan á dejar el clima de Madrid al asomarse la crudeza del invierno. Emprende el camino de las Andalucias; y á muy pocas jornadas de la córte le acomete el mal con una violencia estraordinaria. La muerte inexorable le arrebata del lado de su jóven esposa sin dar tiempo á sus amigos de recoger sus últimas palabras. (a)

¡O Valiente! se rompieron ya los lazos que te unian á la tierra: consumaste tu larga carrera, una carrera llena de gloria que debe servir de ejemplo y de estímulo á los buenos ciudadanos. El Rey ha perdido un vasallo sabio y fiel: la patria un bijo benemérito: la toga un insigne magistrado: la América un energico defensor y promovedor de su felicidad: esta Sociedad económica uno de sus ilustres fundadores, uno de sus Sócios honorarios: tus amigos, un director, un protector magnánimo: tu amable esposa, un digno marido. Cesaste de existir entre los hombres; pero tu memoria será eterna como la de todos los grandes genios que han hecho esclarecidos beneficios. La gratitud de los habitantes del Nuevo mundo, y con especialidad la de nuestra Isla, se trasmitirá hasta las edades mas remotas. Tu nombre permanecerá en sus corazones mejor grabado y de un modo mas patètico que en el mármol y en el bronce. La Habana dirá con noble entusiasmo en todos tiempos:,,La mano generosa de DON JOSÉ PABLO VALIENTE Y BRAVO, puso los cimientos y ,,dió un grande impulso al edificio de nu stra prosperidad."

(a)

En el camino para Málaga, á los cinco dias de viaje, murió en Santa

Cruz de Mudela el dia 28 de octubre de 1817.

APUNTES

PARA LA HISTORIA DE LA ISLA DE CUBA.

LA HABANA EN SUS PRIMEROS DIAS.

A nuestro laborioso amigo el Sr. Auditor de guerra honorario D. Laureano José de Miranda, encargado por el Escmo. Ayuntamiento, de facilitarnos las noticias de sus actas para enriquecer nuestros apuntes históricos, somos deudores de este trabajo curioso en que precisamente debió agotar toda su paciencia registrando con atencion multitud de acuerdos del Cabildo, y deducir por ellos quienes eran los moradores de la Habana en aquella remota época. Es mas de lo que parece la tarea que se echó sobre sí el Sr. Miranda, solo por complacernos y mas de agradecerla considerando que la emprendió en me tio de sus ejecutivas atenciones.

No existiendo censo alguno de los primeros vecinos de la Habana, ya sea porque no se hubiese formado, ni se conociera entonces el precio de tales documentos; ya porque pereciera con el incendio del archivo, me propuse averiguar de algun modo en las actas del Ayuntamiento los que lo eran, venciendo graves dificultades, comparando papeles, rectificándolos con las listas ó votaciones de la eleccion popular, que hacian el mes de enero de cada año para alcaldes, regidores y procurador general, convocando el vecindario á campana tañida. Creo haber conse guido el objeto en cuanto lo permita la oscuridad de los datos y la falibilidad que trae de suyo el testo del escribano que debiendo ser el mas exacto, siempre decia,,que estaban juntos (para las ,,elecciones) todos ó la mayor parte de los vecinos estantes y habitantes. &c.:" en esta disyuntiva han de quedar omitidos algunos, y es de advertir que en todos los años no obra las nominacion de personas, sino el resúmen.

Hay tambien el disgusto de no poder fijar los nombres de todas las mugeres; respecto de estas señoras existe el vacío de la nómina, y se dificulta doblemente la indagacion, porque no se puede echar mano de las actas de elecciones, á que no concurrian; por eso es tan corto el número que se presenta y ha podido conocerse por menciones casuales en dichas actas para mercedes de haciendas ó solares, ó para otras cosas. He tomado un decenio de 1o de julio de 1550 á 1560: son los primeros libros de la Secretaría, ignoràndose lo que habia escrito desde la

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