Comedias de Tirso de Molina [pseud.] y de don Guillen de Castro

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Fortanet, 1878 - 326 páginas

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Página lxiii - Partid los días del año entre las que ahí encontráis: uno para enamorarlas, otro para conseguirlas, otro para abandonarlas, dos para sustituirlas, y una hora para olvidarlas.
Página 83 - JUAN. Con el honor le vencí, porque siempre los villanos tienen su honor en las manos, y siempre miran por sí. Que por tantas falsedades es bien que se entienda y crea que el honor se fue al aldea, huyendo de las ciudades.
Página 89 - Y aunque lo mormure el reino y aunque el Rey lo contradiga, y aunque mi padre enojado con amenazas lo impida, tu esposo tengo de ser.
Página 62 - Y tú, señor, eres langosta de las mujeres, y con público pregón, porque de ti se guardara cuando a noticia viniera de la que doncella fuera, fuera bien se pregonara: "Guárdense todos de un hombre que a las mujeres engaña, y es el burlador de España.
Página 61 - Traidor, Dios te dé el castigo que pide delito igual. Mira que, aunque al parecer Dios te consiente y aguarda, su castigo no se tarda, y que castigo ha de haber para los que profanáis su nombre, que es juez fuerte Dios en la muerte.
Página lix - ¡Aparta, piedra fingida! Suelta, suéltame esa mano, que aún queda el último grano en el reloj de mi vida. Suéltala, que si es verdad que un punto de contrición da a un alma la salvación de toda una eternidad, yo, santo Dios, creo en ti; si es mi maldad inaudita, tu piedad es infinita . . . ; Señor, ten piedad de mí!
Página 73 - No sale así el sol de Oriente como el sol que al alba sale, que no hay sol que al sol se iguale de sus niñas y su frente, deste sol claro y luciente que eclipsa al sol su arrebol; y ansí cantalde a mi sol motetes de mil en mil. Músicos Lindo sale el sol de Abril por trébol y torongil.
Página xlii - ¡Piedad, Señor! Si hasta ahora, huyendo de tus piedades, mi malicia me ha perdido, tu clemencia me restaure.
Página xvi - Aquí aguarda del Señor el más leal caballero la venganza de un traidor".
Página 23 - ... y yo, todas las horas, le mato con desdenes: de amor condición propia, querer donde aborrecen, despreciar donde adoran; que si le alegran, muere, y vive si le oprobian.

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