Prosistas americanos: trozos escojidos de literatura : coleccionados i extractados de autores mejicanos, uruguayos, bolivianos, ecuatorianos, cubanos, venezolanos, peruanos, chilenos, arjentinos, colombianos, americanos

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Tip. Lahure, 1875 - 440 páginas
 

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Página 193 - Yo soy el padre de los siglos : soy el arcano de la fama y del secreto, mi madre fue la eternidad: los límites de mi imperio los señala el infinito; no hay sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la muerte: miro lo pasado, miro lo futuro y por mi mano pasa lo presente.
Página 192 - Yo venía envuelto con el manto de Iris, desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco al Dios de las aguas.
Página 192 - Yo me dije: este manto de Iris que me ha servido de estandarte, ha recorrido en mis manos sobre regiones infernales ; ha surcado los ríos y los mares ; ha subido sobre los hombros gigantescos de los Andes; la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el Tiempo no ha podido detener la marcha de la Libertad.
Página 193 - Un delirio febril embarga mi mente; me siento como encendido por un fuego extraño y superior. Era el Dios de Colombia que me poseía. De repente se me presenta el Tiempo. Bajo el semblante venerable de un viejo cargado con los despojos de las edades: ceñudo, inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la mano...
Página 194 - Absorto, yerto, por decirlo así, quedé exánime largo tiempo, tendido sobre aquel inmenso diamante que me servía de lecho. En fin, la tremenda voz de Colombia me grita; resucito, me incorporo, abro con mis propias manos los pesados párpados: vuelvo a ser hombre, y escribo mi delirio.
Página 129 - ... salvación. En efecto, sus amigos habían visto el rastro del tigre, y corrían sin esperanza de salvarlo. El desparramo de la montura les reveló el lugar de la escena, y volar a él, desenrollar sus lazos, echarlos sobre el tigre empacado y ciego de furor, fué obra de un segundo.
Página 193 - Observa — me dijo — , aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas los secretos que el cielo te ha revelado: dí la verdad a los hombres.
Página 127 - Media entre las ciudades de San Luis y San Juan un dilatado desierto que, por su falta completa de agua, recibe el nombre de «travesía».
Página 128 - Pasa adelante del punto en que ésta se había separado del camino, y pierde el rastro. El tigre se enfurece, remolinea, hasta que divisa la montura, que desgarra de un manotón, esparciendo en el aire sus prendas. Más irritado aún con este chasco, vuelve a buscar el rastro, encuentra al fin la dirección en que va, y levantando la vista, divisa a su presa, haciendo con el peso balancearse el algarrobillo, cual la frágil caña cuando las aves se posan en sus puntas.
Página 99 - Los campanarios de todas las aldeas echan a los vientos los anuncios de las victorias de la tarde y la mañana, y las ciudades populosas siembran de flores el tránsito de los que llegan en su rescate, al paso que todos los campos se blanquean con los huesos de los que han muerto en la demanda. Todos tiemblan y todos esperan. ¡Bolívar! Esta palabra es el grito de salvación en el naufragio de la América, y las madres, en las noches de pavor, cuando truena...

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