Obras dramáticas y líricas de Don José Zorrilla, Volumen 2Tip. de los sucesores de Cuesta, 1895 - 848 páginas |
Términos y frases comunes
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Pasajes populares
Página 230 - Clara, apacible y serena Pasa la siguiente tarde, Y el sol tocando su ocaso Apaga su luz gigante: Se ve la imperial Toledo Dorada por los remates, Como una ciudad de grana Coronada de cristales. El Tajo por entre rocas Sus anchos cimientos lame, Dibujando en las arenas Las ondas con que las bate. Y la ciudad se retrata En las ondas desiguales, Como en prendas de que el río Tan afanoso la bañe.
Página 235 - Una mujer en tal punto, en faz de grande aflicción, rojos de llorar los ojos, ronca de gemir la voz, suelto el cabello y el manto, tomó plaza en el salón, diciendo a gritos: — ¡ Justicia, jueces; justicia, señor!
Página 230 - ... se ofusca. Frente por frente a sus ojos un balcón a poca altura deja escapar por los vidrios la luz que dentro le alumbra; mas ni en el claro aposento, ni en la callejuela oscura, el silencio de la noche rumor sospechoso turba. Pasó así tan largo tiempo, que pudiera haberse duda de si es hombre, o solamente mentida ilusión nocturna; pero es hombre, y bien se ve, porque con planta segura ganando el centro a la calle resuelto y audaz pregunta: -¿Quién va?
Página 235 - Contestó altivo y sereno Diego Martínez: — Yo soy. —¿Conocéis a esta muchacha? —Ha tres años, salvo error. — ¿Hicísteisla juramento de ser su marido? —No. —¿Juráis no haberlo jurado? —Sí juro. —Pues id con Dios — ¡Miente! — clamó Inés llorando de despecho y de rubor. — Mujer, ¡piensa lo que dices!... — Digo que miente, Juró. — ¿Tienes testigos? — Ninguno. — Capitán, idos con Dios, y dispensad que acusado dudara de vuestro honor.
Página 232 - Que a los pies de aquella imagen lo jures como cristiano del santo Cristo delante. Vaciló un punto Martínez, mas porfiando que jurase, llevóle Inés hacia el templo que en medio la Vega yace. Enclavado en un madero, en duro y postrero trance, ceñida la sien de espinas, descolorido el semblante, veíase allí un crucifijo teñido de negra sangre, a quien Toledo devota acude hoy en sus azares.
Página 231 - ... aguardase. Los tímidos aceleran los pasos al divisarle, cual temiendo de seguro que les proponga un combate; y los valientes le miran cual si sintieran dejarle sin que libres sus estoques, en riña sonora dancen. Una mujer también sola se viene el llano adelante, la luz del rostro escondida en tocas y tafetanes.
Página 233 - Y algún pez con cien colores, tornasolada la escama, saltaba a besar las flores, que exhalan gratos olores a las puntas de una rama. Y allá en el trémulo fondo el torreón se dibuja, como el contorno redondo del hueco sombrío y hondo que habita nocturna bruja.
Página 230 - Paró el jinete a una puerta, y con precaución difusa salió una niña al balcón que llama interior alumbra. —¡Mi padre!- clamó en voz baja, y el viejo en la cerradura metió la llave pidiendo a sus gentes que le acudan. Un negro por ambas bridas tomó la cabalgadura, cerróse detrás la puerta y quedó la calle muda.
Página 231 - Los labradores se acercan Al fuego de sus hogares, Cargados con sus aperos, Cansados de sus afanes. Los ricos y sedentarios Se tornan con paso grave, Calado el ancho sombrero, Abrochados los gabanes, Y los clérigos y monjes Y los prelados y abades Sacudiendo el leve polvo De capelos y sayales.
Página 237 - Asida a un brazo desnudo una mano atarazada vino a posar en los autos la seca y hendida palma y allá en los aires "¡Sí juro!" clamó una voz más que humana. Alzó la turba medrosa la vista a la imagen santa... los labios tenía abiertos y una mano desclavada.