El conde de Noroña. D. Melchor Gaspar de Jovellanos. D. Nicasio Álvarez de Cienfuegos. D. José María Roldan. D. Francisco de Castro. D. Manuel de Arjona. D. Francisco Sanchez Barbero

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Página 120 - Desde el oculto y venerable asilo do la virtud austera y penitente vive ignorada y, del liviano mundo huida, en santa soledad se esconde, el triste Fabio al venturoso Anfriso salud en versos flébiles envía.
Página 125 - Llega en tanto la noche, y con su manto cobija el ancho mundo. Vuelvo entonces a los medrosos claustros. De una escasa luz el distante y pálido reflejo guía por ellos mis inciertos pasos, y en medio del horror y del silencio, ¡oh fuerza del ejemplo portentosa!
Página 123 - Y á muerte le condena ó cárcel dura. ¡ Ah, dichoso el mortal de cuyos ojos Un pronto desengaño corrió el velo De la ciega ilusión ! ¡ Una y mil veces Dichoso el solitario penitente Que, triunfando del mundo y de sí mismo, Vive en la soledad libre y contento...
Página 121 - Así también del mundanal tumulto lejos, y en estos montes guarecido, alguna vez gozara del reposo, que hoy desterrado de su pecho vive. Mas, ¡ay de aquel que hasta en el santo asilo de la virtud arrastra la cadena, la pesada cadena con que el mundo oprime a sus esclavos!
Página 123 - Con blando impulso el céfiro suave, las copas de los árboles moviendo, recrea el alma con el manso ruido ; mientras al dulce soplo desprendidas las agostadas hojas, revolando, bajan en lentos círculos al suelo...
Página 134 - ... rampantes le sostienen. Ve aquí sus timbres; pero sigue, sube, entra, y verás colgado en la antesala el árbol gentilicio, ahumado y roto en partes mil; empero de sus ramas, cual suele el fruto en la pomposa hi[guera, sombreros penden, mitras y bastones. En procesión aquí y allí caminan en sendos cuadros los ilustres deudos, por hábil brocha al vivo retratados.
Página 121 - ... sus esclavos ! Ay del triste en cuyo oído suena con espanto, por esta oculta soledad rompiendo, de su señor el imperioso grito! Busco en estas moradas silenciosas el reposo y la paz, que aquí se esconden, y solo encuentro la inquietud funesta, que mis sentidos y razón conturba.
Página 122 - Del claro río sobre el verde margen crecen frondosos álamos, que al cielo ya erguidos alzan las plateadas copas, o ya sobre las aguas encorvados en mil figuras, miran con asombro su forma en los cristales retratada.
Página 128 - Hubo un tiempo en que andaba la modestia dorando los delitos: hubo un tiempo en que el recato tímido cubría la fealdad del vicio: pero huyóse el pudor a vivir en las cabanas.
Página 129 - Zumba, festeja, ríe, y descarado Canta sus triunfos, que tal vez celebra Un necio esposo, y tal del hombre honrado Hieren con dardo penetrante el pecho, Su vida abrevian, y en la negra tumba Su error, su afrenta y su despecho esconden.

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