Historia de Teruel

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J. Alpuente, 1870 - 176 páginas
 

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Pasajes populares

Página 159 - ... huesecillos de animales menores domésticos. Muchos de estos huesos se conservan como los que se ven en los cementerios; otros se han calcinado, y se hallan algunos sólidos, y otros que se deshacen en polvo. Se hallan tibias y fémures de hombres y mujeres, cuya cavidad está llena de una materia cristalina.
Página 42 - Marcilla, que si no fuera yo tan cortesano tomara lo que te pido á fuerza, matando á tu esposo y mi enemigo? Pero no lo permita el santo cielo, que no lo quiero yo sino con gusto: hazme pues este bien, mira que muero, y muriendo te estimo y quiero.
Página 45 - ... duelo. En el tránsito se reconvenía de haber sido la causa de la desgracia de Marcilla ; y ella misma se acusaba y condenaba, haciendo a la vez de fiscal, de juez y de reo.
Página 38 - Isabel en procurar á su hija el desvanecimiento de su arraigada pasion, al efecto, evitó que esta adquiriera noticia alguna de su amante; trató de halagarla con las ventajas de otro casamiento y aun la hostigó para que tomase marido; pero Isabel, con filial y respetuosa modestia, dióle por respuesta que las...
Página 39 - Isabel, acosada por el vencimiento del plazo, ignorando la vida de Marcilla, recelosa de no haber tenido cartas suyas, y temerosa de oponerse á la voluntad de su padre, condescendió á la propuesta, y este aprovechando la oportunidad del rendimiento de su hija, hízola contraer esponsales con D.
Página 43 - Yagüe. justo homenaje de paternal sentimiento, y desahogó su pecho con imprecaciones de venganza. Tan lamentable caso escitó la piedad de los sensibles teruelanos; y hasta el mismo marido de Isabel acudió á la casa de Martilla, para quitar sospechas y consolar al afligido padre. Luego que el sentimiento dió lugar á la reflexion; determinaron enterrar á D. Diego al...
Página 46 - Descubrióle la cara, escovijósela, y le dio un beso tan fuerte, que se oyó en toda la iglesia, y con un \ay\ faltóle el aliento en un instante, y la parca puso en sus ojos un sello.
Página 39 - Azagra, y al poco tiempo se celebraron las bodas. Holgáronse de ello los padres y deudos de ambas familias; pero la novia dió en estar de allí adelante melancólica y pensativa. Las galas le servian de un torcedor, y su traje era un vestido de luto. En...
Página 38 - ... para esperar á casarse; y tres muy poco para adquirir en la guerra honores y riquezas. Durante la ausencia de Marcilla no se descuidó el padre de Isabel en procurar á su hija el desvanecimiento de su arraigada pasion. Evitó que esta adquiriera noticia alguna de su amante, trató de halagarla con las ventajas de otro casamiento, y aun la hostigó para que tomase marido; pero Isabel, con filial y respetuosa modestia, dióle por respuesta que las mujeres no se deben casar, sin que primero sepan...
Página 46 - M arcilla, y su cuerpo sirviéndole de losa sepulcral: la sensible y virtuosa Isabel, despues de haber apurado el cáliz amargo de dilatadas penas, buscó en alas de la muerte la compañía de su amante hasta el mismo templo de la eternidad. La...

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