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eruditos caballeros traveseán algúna vez graciosamente con ella etc. «P. D. Aunque la disputa actual supone la identidad de los dia lectos mediterráneos, oigo que alguno duda de ella, juzgándolos sin duda por su estado presente en que tanto han variado, no solo de pais á pais, sino dentro de cada uno. Ya en el siglo XVI se quejaban los ca talanes de que no entendian bien su antigua lengua, pues que muchas de sus palabras estaban sin uso, y su construccion se habia alterado notablemente, Así que el cotejo para ser concluyente deberia hacerse sobre documentos antiguos y coetáneos. Sin detenerme pues á buscarlos, porque esta ya es otra cuestion, y no del dia, quiero que V. presencie una prueba de identidad que me parece harto decisiva; y es que el adverbio afirmativo oc, que dió su primer nombre à la lengua de que tratamos, se usaba en Cataluña como en Francia. Los testimonios que lo prueban son muy distinguidos.

El primero es del siglo xım, y del rey Don Jaime el Conquistador, que al cap. 63 de su Crónica, refiriendo cierta pregunta que hizo á uno de sus caballeros, estando sobre Mallorca, dice: «E dixem nos ¿et sabets ne als? oc, dix el!, » Y dijimos nos ¿y sabeis otra cosa? sí, dijo él.

El segundo es del sabio Raimundo Lull, y del mismo siglo, pues que en el poema intitulado el Concilio, à la copla 9, dice:

á la copla 48:

E mant oc est pijor que no.

Y mucho si, es peor que no.

Senyors Prelats, no es leó
Qui non faca tembre u moltó,
E qui diu oc, è puy diu no.

Señores Prelados, no es leoo
El que no hace temblar al cordero,
Y quien dice si, y despues dice no.

«El tercero es del siglo xv, y del rey Don Pedro IV de Aragon, que en su Crónica vulgar, refiriendo el primer parlamento que tuvo con los Mallorquines cuando vino á conquistarlos en 1343, dice: « E aprés folos demanat si el Rey de Mallorques era en la Illa, è dix hu

que oc. » Y despues fuéles preguntado si el Rey de Mallorca estaba en la isla, y dijo que sí. Vide Mut., lib. 5, cap 10.

Estos ejemplos pueden servir tambien para probar que la palabra oc es de origen latino, y que introducida en la media edad la costum. bre de expresar la afirmacion, primero por la palabra hoc est, y luego por solo el pronombre hoc, al cabo se dió á este la misma significacion que al si, y se le convirtió en adverbio afirmativo.

Y no dirémos lo mismo del oui? Paréceme que empezó espresándose la afirmacion por la palabra audivi, esto es, yo lo oí, que esta fué corrompiéndose hasta pronunciar oui, y que así el pretérito latino se convirtió en adverbio afirmativo vulgar. ¡Qué miserias dirá V. ! Pero mal año para quien no se divierta con ellas, etc. »

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Si en los hechos y reflexiones que se han reunido en esta carta no va descaminado su autor, la opinion establecida en ella no dejará de hacer buena figura en nuestra historia literaria.

muy

célebre la que

(7) Entre las cortes de Amor del siglo xiv fué tenia en su palacio Taneta Cantelmi, señora de Romanil, así porque asistian en ella las mas distinguidas y discretas señoras de la Proven za, como porque esto mismo la hacia mas frecuentada de los nobles trovadores de aquel tiempo. Pero nada la hizo tan famosa como la presencia de Laura, sobrina de Taneta, que educada á su lado ocupó despues un lugar distinguido en aquel hermoso coro. Instruida esta ilustre doncella en las buenas letras, y discreta en la poesía, realzó admirablemente con los dotes de su ingenio las gracias soberanas que debió á la naturaleza, y asi se formó aquel modelo de hermosura, discrecion y honestidad que inspiró al corazon de Petrarea tan puros y tiernos sentimientos, y á su Musa conceptos tan delicados y sublimes.

(8) Contaré á V., aunque sea solo para que se ria de mi estupidez una de mis ilusiones bellvéricas, á que dió ocasion esta mariposita. Hallábame yo encerrado, y solo y á y á oscuras, una de las primeras noches que pasé aquí, y estaba ya recogido, aunque desvelado, cuando al abrir los ojos ví con sorpresa una luz amarillenta, pequeña, pero muy viva, hácia la imposta mas cercana á mi cama. La primera idea que excitó en mí este raro fenómeno fué que entreabiertos las sillares del muro por la vejez de la obra, dejaban algun pequeño resquicio, por do se entraria la luz de la luna; y sin reflexionar que esto era imposible en muros de doble sillería de tan enorme espesor, rellenos

de grueso mampuesto, y unidos por un fuerte mortero, me volví á dormir. Lo mas raro es, que esta ilusion duró algunos dias, sin que tan obvia reflexion me ocurriese, hasta que advirtiendo despues igual luz bajo del bufete en que leia, y bajándome á reconocerla, hallé que salia de una de las mosquitas que solian revoltear en torno de mi velon.

La vida de este insecto es muy breve, pues que aparece al fin de la primavera, y al cabo de un mes desaparece: ¿si será la mariposa del gusano que llamamos luciérnaga?

(9) A cuatro plantas dan aquí el nombre de estepa: 1.a la estepa blanca, así llamada, sin duda porque el verde de su hoja velluda Ꭹ pulposa es blanquecino, aunque su flor rosácea y de cinco pétalos, es carmesí. 2.a La estepa negra, cuya flor es blanca, y en lo demas igual á la primera, pero su hoja replegada resinosa y estrecha, es de verde oscuro. 3.a La estepa bosch, cuyo título equivale al de montesa, aunque yo solo la he descubierto en la cañada de Puigdorfila. Su flor es en color, forma y tamaño igual á la precedente, pero el verde de ́su hoja es mas claro, y está mas ancha y redonda. Creo que estas treg especies pertenezcan á las cistóides. 4.a Pero no así la estepa joana, cuyo título debe ser corrupcion de jaune por el color de su flor. Esta es amarilla, mas menuda y tambien de cinco pétalos, pero largos, estrechos y algo levantados sobre el horizonte. De entre ellos sube perpendicularmente gran número de estambres del mismo color que se abren un poco para formar corona. La planta es mas que doble de las otras en tamaño; su tronco y ramas mas leñosos, y sobre todo la distinguen dos caracteres muy visibles: 1.° Las hojas que son pequeñas, redondas, de dureza coriácea, vueltas y rizadas en su orilla, de verde alegre y barniz brillante, y todas llenas de agujeritos que dan paso la luz, aunque cubiertas de una membrana blanca y transparente. 2.o Las ramas que hácia lo alto se ven cubiertas de gotas ó globulillos carmesies y algo transparentes, cuya sustancia es una resina blanda muy pegajosa, y de muy fuerte y no desagradable olor. No se ve sino en las cañadas del bosque; pero en ellas abunda. Todas cuatro sirven para el consumo de los hornos, y la última, segun me han dicho, es la que describe Linneo con el nombre de Hypericon Balea

ricum.

(10) Como estas observaciones pueden interesar á los disceptantes de geologia, cuyo número crece por dias, daré aquí razon mas in

á

aividual de los hechos á que se refieren en obsequio de los que se aplicaren á estudiar la historia natural de Mallorca.

1. La tongada de grandes conchas bivalvas, de que habla el texto, corre horizontalmente E. O.; está situada de 10 á 42 pies bajo la superficie del cerro, y tendrá como de dos á tres de espesor; pero es de notar que de estas mismas conchas se encuentran en otras partes y á casi igual altura, y á flor de tierra, ya amontonadas y en grupos, como ante las casitas de can Trau, y á la entrada del predio de son Boté; ya aisladas é incrustadas en la peña, como en el camino que pasa por los mismos puntos á Calamayor, y ya sueltas, y rotas levantadas por el arado en las tierras labradas de aquel contorno. Es de notar tambien que las mismas conchas se descubren en puntos mucho mas bajos, ya en el camino que corta la falda meridional del cerro, ya en los que suben desde él al predio de sa Cova, cerca del santuario de la Bonanova, y en estos puntos tambien agrupadas ó incrustadas en peña, ó sueltas y esparcidas.

y

Es de notar por último que son de la misma especie las que se hallan incrustadas en la masa interior de los sillares del castillo, señaladamente en el umbral de la torre que mira al E. y en el antepecho del puentecillo de la del Homenaje, donde pega con su muro à mano derecha. Y como la cantería de do salieron estos sillares tiene su entrada á mas de doce pies bajo de la gran tongada, y sus galerias van descendiendo á mayores profundidades, es claro que la accion ́de la causa (sea la que fuere) que las depositó en la superficie, y en el centro del cerro, y á tan diferentes alturas en él, y en los lugares circunyacentes, no fué una sola y simultánea, sino repetida en diferentes períodos, ó por lo menos sucesiva y continuada en alguno de mucha duracion.

2. Las petrificaciones de barrenas ó terebrátulas se descubren en lo alto del cerro, ya en la costa que forma su superficie, ya en piedras sueltas y destacadas de ellas. Yo las he observado solo en la sen'da ó camino que va desde el castillo á los predios situados al O., bien que piedras de la misma especie, con impresiones del mismo marisco, y sin ellas, aunque con señales de haber sido labradas por estos ú otros insectos, se descubren sueltas en las cañadas del N. ó en la superficie de la peňa hácia la misma playa.

En cuanto a este fenómeno es de notar: 1. que las impresiones de que se habla no presentan la forma exterior del marisco, ni el me

nor indicio de la materia, forma y color de su concha, sea que esta se hubiese disuelto, y por decirlo así, transustanciado en la materia de su matriz, ó por otra razon que no alcanzo. Lo que representan es la imágen completa de la espiral que formaba la carne ó sustancia interior del insecto, pero tan entera y perfectamente marcada con todas sus vueltas y revueltas, que no parece sino que fué fundida sobre aquel molde. 2.° Que lo mismo se observa en las petrificaciones, las cuales ofrecen la espiral entera de la carne del animal completamente petrificada, ó por mejor decir, cristalizada, pues que está convertida en una sustancia cristalina, aunque opaca, de color blanquecino, muy dura, pero quebradiza. A esta sustancia cuadra siempre en su matriz la impresion correspondiente grabado en fondo, bien que sin adhesion alguna, pues que se separan al mas pequeno impulso. 3.o Que la matriz que encierra estas petrificaciones, y en que está hecha su petrificacion, parece de la misma sustancia que toda la superficie del cerro, aunque se distingue : 1.° en que tiene la forma escoriosa : 2.° en que su grano es mas fino, y su color mas amarillo: 3.o en que es mas dura y parece mas pesada, bien bre todo esto nada se puede juzgar exactamente sin someterlo al análisis químico.

que so

3. La roca, ó peña, ó piedra, ó lava, que forma la superficie del cerro, es de color blanco, algo tirante á amarillo ó á rojo, de grano grueso y arenoso, medianamente dura, pero quebradiza, y bastante ligera, , aunque no tanto como la piedra pómez, ni como las lavas finas. Por estas señas se parece mucho á la lava blanca térrea del Vesubio, de que habla Mr. Patrin. La costra que forma es de corto espesor en la cima del cerro, pues que está entre un pie y dos y medio, y aun en algunas partes es tan delgada que presenta las formas de las piedras y materias que envuelve en sí; pero en el fondo y cañadas del cerro tiene un enorme espesor y dificil de calcular. Con todo se puede formar de él alguna idea por la peña del fondo de la cascada de aguas dulces que recibe de las vertientes del Norte de Bellver, al través del predio de son Armadans, cuya forma Ꭹ materia es harto digna de la observacion de un geólogo.

La tierra que se halla entre algunas aberturas de est a costra (cuando no es resultante de su misma descomposicion, ó de la de los vegetales que nacen sobre ella) es de color rojo muy subido; pero en algunas partes se descubre en grandes masas y en diferentes estados

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