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puede asegurarse de Asturias una proposicion, que acaso no podrá verificarse en alguna otra provincia de España; y es, que la subsistencia de su pueblo no pende de otro alguno; porque se alimenta, se viste y calza de su industria y producciones.

Es verdad que bajo de esta palabra pueblo no comprendo yo los propietarios ni gentes acomodadas, cuyo lujo atrae á nuestro pais las producciones de otras provincias. Los vinos y licores; los lienzos, sedas y paños delicados; las alhajas de piedras falsas y preciosas; las obras esquisitas de quincalla, y orfebrería, y en fin, todos los géneros raros y costosos, que son materia del lujo de los particulares, vienen de otras provincias por la mayor parte estranjeras. Pero siendo muy corto el número de personas que consumen estas producciones, comparacion de las innumerables que consumen las obras trabajadas por la industria popular, siempre resultará que, á pesar de la diferencia de los precios que hay de unas y otras, el valor total de las primeras debe ser mucho menor que el de las segundas.

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De esta observacion resulta una máxima frecuentemente inculcada por los economistas: y es, que para dar impulso á la industria de una provincia, se debe empezar por aquellas manufacturas ordinarias, cuyo consumo es general, y fomentarlas con preferencia á las que sirven de materia al lujo de los ricos. Aquella especie de industria produce una riqueza tanto mas provechosa, cuanto mas bien repartida, pues se derrama por todas las clases del Estado, y tanto mas libre de riesgos y menoscabos, cuanto el consumo de sus productos no está espuesto á las alteraciones de la moda, sino asegurado sobre las costumbres de los pueblos, que son tan tenaces en conservar sus usos, cuanto propensos los poderosos á seguir las novedades que introducen el capricho y el gusto domi

nante.

Sin embargo, cuando una provincia ha logrado estender su industria popular hasta el punto que yo la supongo en Asturias, no debe perder de vista el fomento de la otra especie de industria que es siempre muy lucrativa. Asturias tiene doble motivo para pensar de este modo; porque en sus linos y en sus metales, tiene seguras las primeras materias para los gé

neros mas preciosos. Por eso me parece que el momento de pensar en el establecimiento de algunas fábricas ha llegado ya, y yo se lo anuncio con la mayor satisfaccion ; no para que piense desde ahora en los ramos que debe fomentar con preferencia (porque estas operaciones son demasiado importantes y delicadas para entrar en ellas á ciegas), sino para que desde luego procure atraer y derramar por esta provincia aquellas luces y conocimientos, sin los cuales podria errar en la eleccion y direccion de las empresas.

Yo no me detendré en asegurar á la Sociedad que estas luces y conocimientos solo pueden derivarse del estudio de las ciencias matemáticas, de la buena física, de la química y de la mineralogía: facultades que han enseñado á los hombres muchas verdades útiles, que han desterrado del mundo muchas preocupaciones perniciosas, y á quienes la agricultura, las artes y el comercio de Europa deben los rápidos progresos que han hecho en este siglo. Y en efecto, ¿cómo será posible sin el estudio de las matemáticas adelantar el arte del dibujo, que es la única fuente donde las artes pueden tomar la perfeccion y el buen gusto? Ni cómo se alcanzará el conocimiento de un número increible de instrumentos y máquinas, absolutamente necesarias para asegurar la solidez, la hermosura, y el cómodo precio de las cosas? Cómo sin la química podrá adelantarse el arte de teñir y estampar las fábricas de losa y porcelana ni las manufacturas trabajadas sobre varios metales? Sin la mineralogía, la estraccion y beneficio de los mas abundantes mineros, ¿no seria tan difícil y dispendiosa, que en vano se fatigarian los hombres para sacarlos de las entrañas de la tierra? Quién, finalmente, sin la metalurgia, sabrá distinguir la esencia y nombre de los metales, averiguar las propiedades de cada uno, y señalar los medios de fundirlos, mezclarlos, puri. ficarlos y convertirlos, y los de darles color, brillo, dureza ó ductilidad para hacerles servir á toda especie de manufacturas?

Pero yo no debo cansarme en persuadiros la utilidad de unos estudios, de cuya necesidad estais convencidos. Lo que conviene es buscar los medios de atraerlos á esta provincia y arraigarlos en ella. Ved aquí lo que voy á proponeros en este instante; y para no vaguear inútilmente en discursos supér

fluos, reduzco mis ideas á esta proposicion. Para que la Socie. dad pueda hacer á este pais el beneficio de atraer á él las ciencias útiles, conviene que abra una suscripcion para juntar el fondo necesario á dotar dos pensionistas que salgan de la provincia á estudiarlas, y adquieran viajando los conocimientos prácticos que tengan relacion con el adelantamiento de las artes.

Para que esta proposicion no parezca estravagante, voy á esponer por partes su contenido, y á indicar los medios de verificarla.

1. Se buscarán dos jóvenes naturales de este pais, de buen nacimiento, y que hayan estudiado bien la gramática, las humanidades y la lógica, y se les señalará una pension competente para que puedan pasar á la ciudad de Vergara, y estudiar en ella: primero, un curso completo de matemáticas: segundo, otro de física esperimental: tercero, otro de química: cuarto, otro de mineralogía y metalurgia.

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2. Acabados estos estudios, deberán los pensionistas hacer un viaje á Francia, Inglaterra y algunas otras provincias del Norte, para examinar en ellas las minas de diferentes metales allí se estraen, las fábricas de loza y porcelana, los tintes de sedas y lana, las oficinas de estampados de lienzo y algodon, y los talleres de diferentes artistas; tomando razon de los métodos, operaciones, máquinas, é instrumentos usados en otros paises, y haciendo de ellos una descripcion la mas exacta y completa que les fuere posible, para presentarla á su vuelta en esta Sociedad.

3. Para que los pensionistas puedan aprovechar en sus estudios, la Sociedad deberá recomendarlos á la de los amigos del pais vascongado, suplicándole se digne tomar á su cargo el velar sobre la conducta de ellos, por medio de los individuos que cuidan del colegio de Vergara, y de los maestros que enseñan allí las facultudes que van mencionadas.

4. Así mismo deberá la Sociedad dirigir una representacion al Escelentísimo Señor Conde de Floridablanca, recomendando á los pensionistas cuando llegue el caso de que salgan á viajar fuera del reino, y suplicando á S. E. los tome bajo su proteccion, y los recomiende á los ministros y cónsules de S. M. residentes en las provincias por donde hubieren de viajar,

para que les faciliten la proporcion de ver y observar todos los objetos relativos á su estudio, y la de tomar la demas instruccion y conocimientos que fueren análagos á él.

5. Durante el tiempo que consumieren los pensionistas en estudiar y viajar, la Sociedad deberá pensar seriamente en el establecimiento de un seminario de nobles; y sí para entonces se hubiere verificado, se podrá establecer en él la enseñanza de las referidas facultades, nombrando por maestros en ellas á sus pensionistas con alguna dotacion competente.

6. Si la ereccion del seminario no puede verificarse, la Sociedad deberá pensar en los medios mas oportunos para dotar una ó dos cátedras donde se enseñen las referidas facultades, destinando á este objeto los pensionistas.

7. Para el arreglo de todos estos artículos, cuidado y asistencia de los pensionistas, gobierno de la suscripcion y demas puntos relativos á ella, deberá la Sociedad nombrar una comision de cuatro ó seis individuos, con el nombre de Junta de Suscripcion, á cuyo cargo correrá todo lo que sea respectivo á este objeto, bajo la aprobacion de la Sociedad, á quien se dará cuenta de todo lo acordado.

8. Respecto de que para el estudio de las facultades que se le han señalado, podrá bastar el tiempo de cuatro años, y el de uno para hacer el viaje, que tambien se ha indicado, la cantidad señalada á los pensionistas pudiera ser de cuatrocientos ducados anuales á cada uno de ellos, por el tiempo de los estudios, y de mil para el año de viaje; cuyas cantidades con mas otros mil ducados á cada uno para el viaje de ida y vuelta á Vergara, y para la compra de libros é instrumentos necesarios, compondrian la suma total de siete mil y doscientos ducados, que hacen sesenta y nueve mil y doscientos reales, los cuales divididos en cinco años, resulta que la suscripcion necesitará ser de quince mi ochocientos y cuarenta reales anuales.

9. A este fin, señalando la cantidad de cien reales anuales á cada suscriptor, se juntaria el fondo necesario, siempre que concurriesen á firmar ciento cincuenta y ocho personas.

10. Para facilitar este pensamiento se podria estender é imprimir un plan de esta suscripcion por la comision encargada de ella, y convidar por medio de él á nuestros socios de nú

mero y honorarios, y á las demas personas pudientes, naturales de este pais, para que concurrieran á suscribirse: con lo cual seria fácil juntar el número que va señalado.

11. Si por ventura no acudiese el número suficiente de sus criptores, la Sociedad podria enviar un solo pensionista: en cuyo caso bastaria la mitad del fondo señalado ; ó bien podria hacer que los dos nombrados estudiasen las matemáticas en esta ciudad, y fuesen á Vergara á hacer los demas estudios por solo el tiempo de dos ó tres años.

12. Pero si acaso además del número de suscriptores nece sarios acudiesen otros con el deseo de contribuir á tan impor. tante objeto, la Sociedad podria nombrar otro pensionista mas, ó bien destinar el fondo escedente á la compra de los instrumentos y máquinas necesarios para establecer en esta ciu dad un elaboratorio químico y de física experimental, que tanto facilitaria la propagacion de estos estudios.

Estas son las reflexiones que me han ocurrido para facilitar un objeto, de cuyo cumplimiento pende acaso la suerte de la industria de Asturias. Yo las espongo sencillamente á la Sociedad, para que se sirva tomarlas en consideracion, y mejorarlas con sus luces. Oviedo 6 de mayo de 1782 (20).

DISCURSO

Pronunciado por el Autor en su recepcion á la Real Academia de la historia, sobre la necesidad de unir al estudio de la legislacion el de nuestra Historia y antigüedades (2: ).

Et illud in primis statuo frustra tentare plurimos inter perfectos, consummatosque jurisconsultos numerari, nisi una simul historiarum periti sint, et antiquitatis colligant memoriam.

JANUAR. IN REP. J. C.

SEÑORES :

ESTE dia, en que vengo á manifestaros mi reconocimiento por la singular distincion con que me ha honrado esta ilustre Academia, debe ser para mí el mas gozoso y el mas plausible

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