y para otros dropes y el signo anunciando sin son y sin ton. Y entonces tu nombre, rumboso, pomposo, mayor, que el que á sus bragueros Menine ofreció. A oscuras, en medio de tanto esplendor, quedarán los nombres, y atroz titulon su garbo y primor. de dijes llenó : chillóle, arrullóle, cantóle el ron, ron; besóle en la boca, y el rubio pezon, para almibararle, en ella ordeñó, diciendo: Hijo mio, bendito sea Dios, que para mi gloria al mundo te echó. Tú serás un dia mi lustre, mi honor, y aun mi patroncito, por vida de briós. Por ti ya no temo á aquel regañon, que del Peripato la jerga inventó, y las unidades sacó en procesion : aquel viejo chocho que el Pindo pensó rendir á sus leyes, como el Macedon su cria á porrazos el mundo rindió. Ni del Venusino, rancio preceptor, que á Octavio y Mecenas sin tino aduló, las reglas me asustan que en larga licion en su Facistol. Ni temo á otros tantos poetas de pro, que de preceptistas tienen opinion, y van con sus reglas vendiendo alfajor desde el Tajo al Sena, desde el Duero al Pó. Mas que ellos y ellas valemos tú y yo, amen de Moreto Lope y Calderon y toda la chusma del zueco hespañol. Así de las Musas la risa y favor gozaba este niño desde que nació. Solo Melpomene en tal ocasion adusta y tacaña con él se mostró, puesto que ni un dije, ni un beso le dió. La causa, señores, de tanto rigor ( decia la Envidia) bien me la sé yo. Y quién no la sabe? lo que andando el tiempo con él sucedió. Un dia el tal nene (si fué chanza ó no, la casa de Ulloa, que no pescudase con tocas flamantes refajo y jubon, y en fin de tal arte que no la estremara con gran profusion, de un hombre de honor? Mas caro la fiesta. pardiez le costó; pues tal amorío.. en suma purgó, no sé si en Melilla, Orán ó Peñon. Con todo, hay quien jura que no escarmentó, y debe ser cierto, segun la opinion y aun estos los dice Vea V. aquí un cuento, señor D. Simon, que así Dios me ayude no puede ser peor. Qué embrollo! Qué enredo! Parece invencion |