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famosa Juana de Nápoles. Alors, dice, defaillirent les Mecènes, et defaillirent aussi les poetes. Y como la trágica muerte de esta Reina hubiese acaecido en 1382... es claro que el término de la poesía provenzal en Francia coincide con el del siglo XIV. Este es el que le señalan tambien los autores del teatro francés, pues que citando la opinion de Nostradamo, dan bien à entender que despues de aquel tiempo ya no hubo en la Francia meridional trovadores señalados, sino juglares que cantaban y repetian las recomposiciones de los antiguos.

« Ahora bien que en esta misma época y despues de ella floreciesen las musas de Aragon, es cosa que no admite disputa; y cuando no se probase con el testimonio de muchos historiadores, se probaria con tantas buenas poesías como se compusieron en Cataluña, muchas de las cuales vieron la luz, Ꭹ son harto conocidas.

«Con todo, hay en este punto una duda y no está todavía bien disipada, y sobre lo cual me permitirá V. detenerme algun tanto.

«Da ocasion á ella la famosa embajada que el rey Don Juan 1 envió á Francia pidiendo algunos poetas de Tolosa para su corte, de lo cual resultan al parecer dos consecuencias: una que hacian falta en ella, otra que los habia en Francia. El hecho es constante, pero su sencilla exposicion hará ver que las consecuencias deducidas de él son falsas.

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<«< Asentemos primero que el rey Don Juan no podia desear poetas, porque tenia demasiados en su corte, como censura Mariana y atestigua Zurita. Y cuando le faltasen, ¿la fama de su proteccion y generosidad, no bastaria para atraerlos á ella sin ruegos ni embajadas? Quién no sabe que los trovadores de aquel tiempo andaban á caza de ella, no solo de corte en corte, sino de castillo en castillo; y que este género de moscas bastaba presentarle la miel para que volase á buscarla? No atestigua M. Gaufridi que el mas célebre trovador de aquel tiempo, el caballero Cibo, llamado despues el Monge de las islas de Oro, y que fué el primer coronista de la poesía provenzal, anduvo siempre al lado de la reina Yolanda, y consagró su musa á su alabanza, y á la del Rey su esposo? Luego estos Principes deseaban otra cosa; ¿y cuál podia ser sino la Academia poética que habia en Tolosa, para señalar mas y mas su proteccion à la poesía, trasladando á su corte una institucion que le podia dar tanto esplendor?

«Para que esto no quede en estado de simple conjetura, conviene

saber que la institucion del Tribunal ó Consistorio de Amor de Tolosa, no era una institucion antigna, sino moderna, ni del buen tiem. po de la poesía provenzal, sino del de su decadencia, la que empezó á sentir luego que le faltó la proteccion y sombra de la familia Berenguela. Habia tenido su origen en la asociacion que hicieron algunos particulares en 1323 con deseo de restaurar la antigua gloria de la poesía: habíala por tanto abrigado y autorizado el ayuntamiento de Tolosa; pero ni tuvo ordenanzas, ni recibió su última forma hasta 1353. Hizose á la verdad muy célebre desde sus principios ; pero no debió esta celebridad á la excelencia de sus poetas, de que es buena prueba que el primero que fué laureado por aquella Junta, Arnaldo de Vidal, vino allí de la corte de Aragon á disputar el premio. Debióla á la pompa y celebridad con que por el mes de mayo de cada año tenia sus sesiones (de do les vino el nombre de juegos floreales), y al aparato y solemnidad con que se adjudicaban los premios (que eran una violeta de oro y una mosqueta, y una caléndula de plata ); y en fin, la debió á le codicia con que acudian á estos premios los ingenios, á quienes no suele mover menos la vanidad que el interés. Todo esto, ya se ve, hacia mucho ruido desde lejos, y le hacia mayor en una corte tan amiga de la poesía, y donde hormigueaban los poetas. Los reyes de Aragon desearon para ella una institucion semejante, y para erigirla no bastaban sus poetas. Faltábanle las leyes, las fórmulas, y el completo ceremonial de aquel cuerpo literario, que fomentaba á un mismo tiempo la poesía y la elocuencia, y sobre todo le faltaban poetas prácticos y duchos en los usos y estilos del mismo cuerpo. He aquí ya el objeto de la embajada del rey Juan, tan cacareada como mal entendida. La decadencia de la poesía provenzal en aquel tiempo, y la prosperidad sucesiva de la de Cataluña, no dejan la menor duda en esta explicacion.

«Pero tiene además un firme apoyo en el hecho mismo; pues que en efecto el establecimiento de la corte de Amor se verificó en Barcelona, y aun se repitió despues en Tortosa; y esta institucion lejos de decaer, como asienta el erudito Don Juan Andrés, prosperó bajo los sucesores del rey Don Juan.

A pocos años de haber perdido tan celoso protector la musa calalana, halló otro no menos insigne en el infante de Antequera; despues Fernando I, el principe justo y discreto, que educado en la corte de Castilla, llevó á la de Aragon con su gran reputacion y gran

por

des virtudes el amor á la poesía y el aprecio de sus profesores, que les manifestó desde la primera edad. Apenas fué llamado al trono el voto de sus vasallos, cuando contando entre los cuidados del gobierno la proteccion de las letras, se dió á fomentar la nueva Academia poética, añadió mas pompa á sus sesiones, y no se desdeñó de presidir alguna vez por sí mismo las que con gran solemnidad celebraba el Consistorio ó Tribunal de Amor de Barcelona para sus juegos floreales: ayudóse en este designio de su erudito y desgraciado tio Don Enrique de Aragon, marqués de Villena, honor de nuestro Parnaso, á quien debió España la primera poesía vulgar, la primera version de la Eneida, y otras obras que la envidia persiguió é hizo que se condenasen á las llamas. De la solemnidad con que estas juntas públicas se celebraban, y del aparato con que se adjudicaba en ellas la violeta de oro, consta por un precioso fragmento del mismo Don Enrique, que publicó el laborioso Don Gregorio Mayans en sus Origenes de la lengua castellana, y de otro no menos raro, que debemos al erudito bibliotecario Don Juan Antonio Pellicer, sacado de un manuscrito de la Aganipe de Don Andrés en este pasaje :

«Y cuando Don Enrique de Villena

Con Don Fernando vino

A la insigne Barcino,

El Apolíneo gremio

De su fecunda y elegante vena

Ilustró con aplausos y con premio:
Donde el Rey presidia

En trono para honor de la poesía. ›

"¿Y acaso no seguiria sus huellas aquel sabio hijo suyo Alfonso V, gran Mecenas de los literatos, á quien tanto debió la literatura de Aragon y de Italia? Y de que las seguiria tambien Juan V, rey de Aragon y Navarra, ¿no será una prueba su grande aficion á Virgilio, á la cual debemos la traduccion de la Eneida, que á ruego suyo emprendió el citado Don Enrique su tio? Por fin, menos pudo faltar proteccion á la musa catalana en la cultísima corte de Fernando II de Aragon, V de España, de cuya época datan las letras y las artes españolas su renacimiento. Así es como la musa llamada provenzal, muda ya, y casi muerta en todas partes, pero cortejada todavía por los poetas, y protegida por los soberanos aragoneses, se mantuvo en

vida y esplendor, hasta que unidas las dos coronas se adormeció dulcemente en brazos de la musa castellana.

que cupo

«No cerraré esta carta sin decir algo de la parte que pudo caber á Mallorca en la gloria de la poesía soi disant provenzal, ya que de la á Valencia han hablado otros mas á la larga. Entró en Ma. llorca favorecida del gran Don Jaime, su conquistador, que hijo y nieto de los Soberanos distinguidos por su talento poético, y por su amor á las buenas letras, tanto las cultivó en su juventud, que pudo un dia como César ser coronista de sus altos hechos. Amó la poesía, la honró y distinguió, pues ya hemos advertido como trajo siempre á su lado al canónigo trovador Pedro Cardenal, y tambien al dulce Jaime Febrer, tan conocido por sus trovas, á quien sacara de pila, y diera su nombre, y á quien protegió siempre con amor de padrino, y generosidad de soberano.

«Nos consta además que entre los ilustres caballeros que le acompañaron en la conquista, venia el célebre poeta Hugo de Matallana, que murió gloriosamente al lado del valeroso Don Ramon de Moncada, y de otros profesores de su mesnada y familia en el encuentro de la Porrasa.

"

Don Jaime II de Mallorca, su hijo, heredero de esta noble aficion, fué tambien grande amador de la poesía. De él sabemos que se complacia en proponer algunas dudas dificiles á los poetas para que las discutiesen en sus centones; y yo conservo copia de una cuestion teológica que propuso en Pavía al célebre Raimundo Lull, y que este resolvió en doscientos versos. Ni es de dudar que esta noble aficion adornase á su hijo Don Sancho, y mas aun á su cultísimo y des. graciado nieto Don Jaime III, último rey de Mallorca, cuando este Príncipe en sus discretisimas leyes palatinas no se desdeñó de destinar un título para los mimos y juglares de su palacio.

Pero el solo nombre de Lull vale por cuantos testimonios se pudieran alegar en favor de Mallorca. En la esfera inmensa de sus escritos se descubre un amor decidido, y un felicisimo talento para la poesía. Han perecido á la verdad los innumerables versos de amor y galanterías que confiesa haber escrito en su extraviada juventud, y aun yacen olvidados muchos de sus poemas piadosos; pero bastan los que se conocen para prueba de que ningun trovador del siglo ni le igualó ni en hermosura de diccion, ni en pureza de estilo. Lo mas digno de notar es, que mientras los demas trovadores envilecian su

profesion y númen, copiándose y repitiéndose unos á otros ideas lú. bricas y pensamientos frívolos, solo Lull levantándose en las alas de la filosofía y de la religion, consagraba su estro ora á la expresion de las ideas mas sutiles y abstractas, tal como en su lógica y retórica en metro catalan, ora á los pensamientos mas sublimes y piadosos, como en su patético Poema del Desconort. y en los que escribió sobre los cien nombres de Dios, y sobre el órden del mundo. De forma que si V. considera que Lull nació en Mallorca dos años despues de la conquista ; que recibió en ella su educacion, y que pasó su juventud en la corte de sus Reyes, no solo hallará que la musa balear ganó por é un puesto muy distinguido en el Parnaso catalan, sino que á él deben la lengua y la poesía catalana su majestad y esplendor.

«Yo no sé si esta fué la razon que tuvo el docto Mariana para decir que los poetas de la corte de Don Juan I componian y trovaban en lenguaje mallorquin; pero el suyo fué siempre muy exacto, y sus frases siempre muy pensadas, para que creamos que asentó aquella sin alguna buena razon. Lo que no tiene duda es que el ilustre ejemplo de Lull no fué perdido para su patria. Si el descuido ha dejado olvidar en ella como en otras partes las producciones de sus trovadores, la frecuente residencia de los reyes de Mallorca en Cataluña y Francia; la gran cabida que tuvieron los Mallorquines, así en su corte como en la de Aragon; su aficion constanțe á los buenos estudios, y el genio que en ellos acreditaron, y que se podria comprobar con muchos y buenos testimonios, no permite que se les excluya de la participacion de esta gloria, cuánto menos constándonos el aprecio que siempre hicieron de los escritos de su ilustre paisano, cuyos libros andaban á todas horas en sus manos, y el esplendor con que sus discípulos cultivaban todavía la poesía nacional en el siglo xv, y á la entrada del XVI. Díganlo los piadosos poemas del presbítero Francisco Prats, lullista de la escuela de Randa, y los del erudito Don Arnaldo Des-cos, catedrático en la de Mallorca : dígalo el certámen celebrado en la ciudad á honor del mismo Lull en 1502, en que era decidor y llevaba la voz Antonio Masot, y en que fueron mantenedores (sin contar los aventureros) Juan Odon de Menorca, Jorge Alberti y Gaspar Veri, å quien con gran pompa y solemnidad se adjudicó la joya: díganlo en fin el Cancionero del sabio Jaime Oleza, y otras obras que acreditan como la musa catalana, huyendo de todas partes, estaba aun acogida y estimada en Mallorca, donde respira todavía, y donde algunos

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