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ta de Pelayo, confusamente anunciada por Suero, debe escitar una grande inquietud en los corazones.

28. Preso Rogundo, y destinado al suplicio, queda Dosinda sin recurso, y el tirano sin estorbos. Si la resistencia de aquella es uno, lo es muy débil. Trata Munuza de removerle con ruegos, aunque en vano le ofrece una corona, y la recusa; por último, le propone el perdon y la vida de su esposo en premio de su condescendencia. Pero despreciando el mismo Rogundo este partido, va á completar Munuza sus crueles designios. ¿Adónde (dirá entretanto el espectador) se entretiene Pelayo? Este Pelayo que será el protector de la inocencia perseguida, de la virtud atropellada, del honor oprimido..... ¿Qué otra situacion hubiera sido oportuna para el arribo de Pelayo? A su arribo todo muda de aspecto, y el espectador, sin perder su primer interés, entra en nueva curiosidad, y empieza á interesarse en la persona de Pelayo, á observar su conducta, y á esperar con inquietud el progreso y término de toda la accion.

Que el hijo de Favila. Acтo 3o.

29. El Cronicon de Albelda hace á Don Pelayo hijo de Don Bermudo; pero es una clara equivocacion, que no atribuimos al autor sino al copiante: todos los demas escritores, antiguos y modernos, le hacen hijo de aquel Fávila, de quien ya hemos dado noticia en la nola del núm. 19.

Sobre un luciente escudo. ACTO 4°.

30. Los Godos, despues de haber elegido rey, hacian con él una solemne elevacion. Esta ceremonia se ejecutaba en el campo, donde poniendo al nuevo Rey sobre un escudo, le levantaban en alto á vista de todo el ejército, entre el ruido de las aclamaciones públicas, y al son de los instrumentos militares. ( Casiodoro, lib. 10, cap. 31. Valenzuela, discurso sobre la introduccion de los Godos en España, su eleccion, coronacion etc. manuscrito).

A adorar su sepulcro. Acro 4°.

31. El sepulcro de Mahoma se ve aun hoy dia en uno de los án. gulos de la gran mezquita de Medina, adonde hacen frecuentes peregrinaciones los sectarios de aquel impostor.

y

Del hueco de las tumbas. ACTO 5o.

32. No faltará algun escrupuloso que culpe el estremo á que llega en este lugar el dolor de Dosinda, ó el entusiasmo del poeia, que le hace ver oir las sombras de los inocentes muerios á mano de Munuza. Pero este pasaje tiene á su favor tantos ejemplares en los poetas antiguos y modernos, que nadie podrá culparle sin temeridad. La Alceste de Eurípides, cercana á la muerte, dice á su marido, que está oyendo las voces de Caron, que llega á buscarle en su funesta barca. La Phedra de Racine ve desplomada la urna de Minos sobre su cabeza. La Ciane de D. C. M. T. oye tambien desde Siracusa los latidos del Cerbero, y el ruido de los remos de la barca de Aqueronte. El Edipo de M. V. corre por la escena, huyendo de las furias que le persiguen. Estos y otros ejemplos, igualmente ilustres, son bastantes para probar que tiene tambien sus éxtasis el dolor.

Muere infame. Acro 5o.

1

33. Uno de los defectos que se achacan en el dia á nuestros dra. máticos es esta concurrencia de ideas univocas en dos distintas personas á un mismo tiempo. Confieso que sobre este punto han llevado la ridiculez hasta el estremo algunos autores cómicos. Pero la primera regla del poeta en esta materia, como en todas las de su resorte, es la imitacion de la naturaleza. Si alguno creyese que no es conforme a ella lo que hablan Munuza y Rogundo, Dosinda y Achmet en la situacion supuesta, consiento desde luego en que se me haga el mismo cargo que se ha hecho á otros malos poetas.

Notas del Editor.

(1) Sabido es que M. de Eymar tradujo al francés la comedia de Jovellanos titulada El Delincuente honrado, conservábale este una sincera amistad y al tiempo en que aquel deseaba pasar á Madrid desde Cádiz donde se encontraba, le escribió desde Sevilla la epístola siguiente, en que describe con pincel maestro lo mas notable de la corte.

(2) El ayo es Séneca, y el cantor de los Farsálicos horrores es

Lucano.

(3) Alúdese á los gigantes de Don Quijote y á sus héroes.

(4) Sin querer penetrar la intencion del Autor mas que por lo escrito, fácil es conocer que no se zahiere aquí á ningun tribunal, sí solo se habla codicionalmente contra los vicios que tal vez pudiesen introducirse en ellos.

y

(5) Donde se reunia la Sociedad económica.

(6) La Sociedad económica era entonces presidida por el ilustre Campomanes, á quien se retrata en estos versos.

(7) Los miembros de la Academia de la Historia.

(8) El gabinete de historia natural, digno de admiracion de los sabios.

(9) Hace un elogio de las damas de la corte, elogio que en boca del Autor es muy honroso. El pensamiento:

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«nada temas; el agrado

es su virtud genial »

es ingenioso y felizmente espresado.

(10) Entre los amigos de Salamanca, debe contarse al célebre Melendez, al dulce poeta Gonzalez y á Fernandez. Esta composicion escrita á la edad de 26 años nos revela ya toda la madurez del autor.

Exhorta en ella á los tres poetas á Melendez con el nombre de Batilo, al maestro Gonzalez con el de Delio, y al P. Fernandez con el de Liseno, á que den mas elevacion á su númen tratando asuntos graves, y para ello se vale de una alegoría. Así era como se dirigia á sus amigos un sabio. En cambio todos ellos le admiraban é idolatraban á la vez. Léanse las dos siguientes odas de Melendez dirigidas al autor y se verá el honroso afecto que le profesaba el Anacreonte español.

A JOVINO EL DIA DE SUS AÑOS.

Deja dulce Jovino

el popular aplauso, retirado

conmigo, do el divino

Apolo al concertado

plectro te canta tu dichoso hado.
Y escúchale cual suena,
el luciente cabello desparcido

por

y

la frente serena ;

á su trinar subido

el Manzanares queda embebecido.

El canta como fuiste

al nacer de sus musas regalado;

y como mereciste

ser por el doctrinado

en pulsar diestro su laud dorado.

Y canta los favores

que los cielos te hicieran, el lustroso

nombre de tus mayores;

y entre ellos cuan glorioso

crece el tuyo y descuella, cual frondoso

Alamo, que, al corriente

de las aguas tendiéndose, levanta

sobre todos la frente;

y luego el son quebranta

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Id,

y

dad el tributo de alabanza

á su nombre glorioso,

pues su amor solo os inspiró oficioso.

¡Qué cosa mas suave Ꭹ deliciosa que este tributo ! qué para la tierra de mas prez y contento

que de un hombre de bien el nacimiento! Nace un héroe y medrosa se estremece la tierna humanidad sobre una vida, que del linage humano

destruirá la mitad con cruda mano.

El envidioso nace; y mira al punto al astro de la luz con torvo ceño, solo porque derrama

sobre sus padres su benigna llama.

Nace un malvado; y á su vista el vicio bate las alas y gozoso rie

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