Imágenes de página
PDF
ePub

dos á ver que nuestros dramáticos pintan siempre con colores negros y abominables á todos los sectarios de otras religiones. Pero no hemos querido imitarlos, ni tampoco colocar al lado de Munuza uno de aquellos hombres pestiferos que prostituyen la virtud por conseguir la gracia de los poderosos. Es verdad que al lado de los tiranos se ven frecuentemente los aduladores; pero esta especie de monstruos, si es perjudicial en los palacios, lo es tambien sobre la escena, donde no debe ponerlos el poeta, sino cuando puede abatirlos y castigarlos. ¡Con cuánta satisfaccion leerá un corazon virtuoso en nuestra célebre tragedia el Guzman (1) los discursos de Abdalla, llenos de aquella pura y sublime filosofía, cuyos principios se aprecian en todos los paises, porque están grabados en todos los corazones!

43. Los demas personajes episódicos no merecen nota particular,

[ocr errors][merged small]
[ocr errors]

14. Hemos fijado la escena en Gijon, porque todos los autores que cuentan los amores de Munuza con la hermana de Pelayo, suponen que Gijon fué el teatro de ellos. Es verdad que no lo fué de la muerte de Munuza, pues este murió en Olalies perseguido de los mismos Asturianos, despues de la victoria de Covadonga. Pero para conservar las unidades ha sido preciso adelantar esta muerte, y ponerla en Gijon: licencia poética, que no carece de ejemplares, y que debe por consecuencia disimularse.

[ocr errors]

15. Se le da á Gijon el título de ciudad, y justamente, porque en aquellos tiempos no solo lo era, sino la capital de Asturias. Ambrosio de Morales asegura que D. Pelayo y algunos de sus sucesores se titularon reyes de Gijon, y que el título de reyes de Leon, que se les dió despues, se fundó en la equivocacion de los nombres. Lo mismo afirma el maestro Alfonso Sanchez por estas palabras: Inde Gijionis Reges dicti, et errandi occasio uníus litteræ Legionis pro Gijionis. De rebus Hisp, Lib. 3. cap. 2.

Véase á Ortiz de Valdés, Mem. impr. por el Principado de Asturias contra las pretensiones de los condes de Noreña.

(1) Tres tragedias corren manuscritas con este mismo título. Hablo de la del se ñor D. E. R.. que es la mejor de cuantas se han escrito basta ahora en nuestro idioma, y digna del teatro de Atenas.

16. En el plan original de esta tragedia la escena estaba siempre en el atrio de Munuza; pero despues advertido por persona inteligente de los reparos que pudieran oponerse, y deseoso de venir á la verosimilitud, pasé la representacion del segundo y tercer acto en un salon del mismo palacio, con lo que no se interrumpe la unidad del lugar, solo escluye la mudanza de la escena á largas distancias que sas poblaciones.

Hoy sufrimos el peso de su yugo. ACTO 1.°

y diver

17. Esta espresion debe entenderse solamente de los habitadores de Gijon y otros lugares de la costa, que ocuparon los Moros; pero no de toda la provincia de Asturias, pues es constante que la mayor parte de ella quedó libre del yugo sarraceno (Casella, Corona de Asturias. M. S. Trelles, Mariana y Ferreras).

Que esta Princesa. Acro 1.°

18. Rigorosamente este título no corresponde á Dosinda; pero siendo preciso darle alguno que conviniese á su condicion, en calidad de descendiente de reyes, le aplicamos el de princesa, autorizado con el uso, y siguiendo el ejemplo de los poetas franceses.

El Duque de Cantabria. Acro 1.°

19. Damos á Pelayo este titulo, que con efecto tuvo, si creemos al Padre Sota, Mariana y otros. Su padre Favila fué tambien duque de la region Occidental de Cantabria, que comprendia en sí parte de las Asturias, y en cuyos estados sucedió Pelayo, despues que Witiza privó de ellos y de la vida á su padre Cacela. Corona de Asturias. Sota, Crónica de los Principes de Asturias y Cantabria.

Eudon y Pedro. ACTO 1.°

20. De tres Príncipes ó Duques de Cantabria hace memoria la historia de estos tiempos.

1.o Eudon, Duque de Cantabria y de Aquitania, vencedor del Sarraceno en Narbona, y padre de una princesa desgraciada, que casó con Munuza, gobernador de Celtiberia, y de quien ya se habló mas arriba. Este fué hijo y sucesor de Andeca. 2.° Pedro, descendiente de Recaredo, y padre de D. Alonso I de este nombre, y tercero rey

de Asturias, que casó con una hija de Pelayo. 3.° Favila, padre del mismo Pelayo.

Para desvanecer la dificultad que resulta de esta multitud de señores de una misma provincia, dice el Padre Sota que estaba entonces la Cantabria dividida en tres soberanías. Una comprendia la region occidental de aquella provincia, y parte de Asturias, y en esta dominaron Favila y Pelayo. Otra la parte oriental, y esta fué la que poseyó el duque Pedro. En la última, que se componia de los territorios intermedios, sucedió el célebre Eudon á su padre Andeca. Como quiera que esto fuese, y prescindiendo ahora de los fundamentos da esta opinion, nadie estrañará que me haya aprovechado de ella en le parte que conduce á mi objeto (Véase al mismo Sota y á Mariana).

Desde la triple ara. Acтo 1.o

24. De las aras Sextianas han hablado los antiguos como de un edificio digno de la magnificencia romana, y los modernos como de un venerable monumento de la antigüedad. No están de acuerdo los autores sobre el sitio en que se colocaron; pero la mas comun opinion, apoyada en la tradicion que aun se conserva entre aquellos naturales, se inclina'á que estuvieron cerca de Gijon. en un sitio en que hoy se ve una pequeña poblacion, distinguida actualmente con el nombre de Jove: los antiguos y modernos dicen que eran tres El Padre Carballo las describe, y asegura que reconoció en su tiempo algunas reliquias de ellas, Lo mismo Morales. Dicese que se llamaban Sextianas por haberlas erigido Sexto Apuleyo, general romano acabada la guerra de Asturias: erigiéronse en nombre de César, y se consagraron á Júpiter. Hace memoria de ellas Pomponio Mela, lib. 3, cap. 1. Plin. lib. 4, cap. 20, con todos los modernos.

El fuero de los Godos. Acro 1.°

22. Se indican por estas palabras las leyes de los Godos, cuyo có. digo conserva hoy el título de Fuero Juzgo. La coleccion de estas leyes fué anterior á la irrupcion de los árabes en España, pues se empezó en tiempo de Recesvinto y se perfeccionó en el de Egica. En ellas se castiga con graves penas el rapto y la infraccion de los pactos esponsalicios. Los primeros reyes de Asturias restablecieron su observancia, que se estendió despues á todo el reyno de Leon, y aun algunos pueblos de Castilla por esto no debe parecer estraño que

á

las reclamasen Rogundo y Dosinda, descendientes de los mismos monarcas que las promulgaron (Véanse las leyes 2.a 3.a tit. 1°., y lạ 2.a del lib. 3o. de dicho Código).

a

Nuestros cuellos

nunca sujetos à un estraño yugo. ACTO 1.°

23. Sin reparo se puede admitir esta asercion, entendida respecto de los Asturianos. Los venció Augusto, pero sacudieron tan brevemente el yugo, que apenas tuvieron tiempo para echar menos su libertad. Dudaré si los vencieron los Godos. Trelles, cap. 19, dice y trata de probar que no; pero la opinion contraria que asegura los conquistó Sisebuto, tiene mas padrinos, aunque no sé si mejores fundamentos. Como quiera que sea, estos pueblos conservaron siem pre su gobierno, sus leyes. sus usos y costumbres, La autoridad de Pablo Emilio es decisiva en este punto. Tota Hispania (dice) in ditionem sarracenorum venit, præter astures, et cantabros, qui mortalium ultimi in romanorum ditionem venerunt, et novissimi ab eis defecerant: et cum Visigothi Hispanis jura darent, numquam imperatum fuere, suis semper legibus usi. De reb. gestis Franc, lib. 2.

[merged small][ocr errors]

yacen con sus autores en la tumba. Acro 2.°

24. Los autores de las leyes que contiene el Fuero Juzgo fueron los reyes visigodos desde Eurico hasta Egica, y aun hay algunos á que se dá el nombre de antiguos, y son acaso las costumbres góticas que recopiló el mismo Eurico. A la formacion de estas leyes concurrian (desde el tiempo de Recaredo) con el Príncipe los grandes, y prelados de la nacion, congregados en los concilios de Toledo desde el IV hasta el XVI. Al principio se escribieron en latin (lo que no ignoró el glosador Villadiego), como aseguran con equivocacion los eruditos autores de las Instituciones de Castilla; despues se tradujeron al castellano, y habiendo sido esto en tiempo de San Fernando, la equivocacion de Villadiego consistió en haber creido la traduccion coetánea al original, sin advertir que en aquel tiempo no se conocia en España otra lengua que la latina (Véase el sumario de las leyes que pone Villadiego al frente del Fuero Juzgo, y la erudita introduccion á las Instituciones de Castilla).

1

[ocr errors][merged small]

25. Esta pintura del carácter, genio y costumbres de los antiguos Asturianos es muy conforme à las noticias que tenemos de ellos en Es trabon y en los autores latinos que escribieron la guerra de Cantabria. En tiempo de D. Pelayo distarian muy poco el genio y costum bres de aquellos pueblos de los que habian tenido originalmente, pues no habiendo mudado de clima, de gobierno, ni de legislacion, las demas causas no pudieron haber influido en ellos sino ligeramente; por consecuencia no pudieron alterarlos. Despues acá, el gobierno moderado, la nueva legislacion, el comercio con estranjeros, y la cultura de los últimos tiempos introducida en los paises mas retirados, han dulcificado y pulido la rudeza de las primeras costumbres de los Asturianos. Pero siempre los distinguieron el pundonor, la buena fe, el amor á su libertad y á su patria, y la constancia en los peligros. Y á pesar del influjo de estas causas estrañas, si se registran con ojos filosóficos los rincones de aquella provincia, se hallarán aun en ellos muchos asturianos que son puntuales copias del retrato que hizo Estrabon de sus mayores.

Es de ella indigno,

quien al buen nombre y fama le prefiere. Acro 3,°

26. Esta honrada delicadeza con que Rogundo previene las ideas del tirano, y la constancia con que rechaza despues sus propuestas descubren todo el carácter de un noble descendiente de los Godos, nacido en un clima templado, y educado bajo un gobierno monárquico, y una legislacion marcial. Si á presencia de su dama vacilase un solo instante entre la muerte y la renuncia de sus derechos á la mano de Dosinda, seria indigno de los títulos que le aplicamos en este drama.

Vieron llegar al duque de Cantabria. Acro 3.o

27. Porque alguno puede creer que Pelayo sale muy tarde á la escena, es preciso dar aquí las razones que hemos tenido para retardar tanto su salida. Suponemos al espectador con una suma inquietud, nacida del deseo de su arribo, y del temor de que no llegue á tiempo. El peligro de Fogundo, y la suerte de Dosinda deben interesarje igualmente, y por lo mismo la incertidumbre en que está de la vuel

« AnteriorContinuar »