Estoy despierto, ó sueño lo que escucho? os obliga á dudarlo? MUNUZA. Y qué motivo PELAYO, Oh, vil perfidia! Oh, traicion! Oh, proyecto fementido! MUNUZA. Serenaos, señor, y mi cariño no difameis con títulos tan viles. PELAYO. De esta suerte en un punto, ingrato amigo, despreciando los santos juramentos, el lustre de mi sangre y mis servicios, la fuerza de los pactos mas solemnes y la pura amistad, ibais sin tino á profanar con mano temeraria un vínculo sagrado? Y cuando indigno del suelo que os sostiene, estais fraguando los mas negros y pérfidos designios, pronunciais sin rubor los santos nombres de honor y de amistad? Pues qué, el sobrino del último Rey godo, á cuyas sienes se debe la corona de Rodrigo, querrá entregar la mano de su hermana á un vil engañador, á un fementido partidario del nombre serraceno, infame ejecutor de sus designios? Sin duda el cielo aceleró mi vuelta para estorbar proyecto tan impio, y en vano alegarás en favor tuyo una falsa amistad, cuyos principios fueron el interés y la perfidia: amistad vergonzosa que abomino, lejos de respetarla.... MUNUZA. Sin embargo á vos es favorable, pues reprimo mi justa ira, y sufro estos baldones: vos estais en Gijon, y yo me humillo á implorar nuevamente vuestro agrado. A esta atencion mejobliga mi cariño; pero advertid, que sin el gusto vuestro puedo llevar á efecto mis designios, y poneros con sola una palabra en situacion de ser menos temido. No obstante, desde hoy los intereses de vuestra casa se unirán al mio, si aprobais este enlace, y desde luego la corona de Asturias será un digno adorno de las sienes de Dosinda. Con mi amistad, mi alianza y mis auxilios podréis asegurar unos estados cuyo derecho está muy indeciso. mi decoro, temed que á la blandura PELAYO. Así pues tu política insidiosa me salvó la virtud? Y tú, nacido ESCENA IX. MUNUZA. Aun faltaba esta prueba á mi constancia. podrá mas que mi rabia! Hola, soldados. Querido Achmet, yo estoy perdido: parte, busca a Pelayo, y con secreto de sedicion para los malcontentos; esto ha de ser. Vé al punto, que el ministro, que yo haré que respetes mis designios. (1) Achmet se retira, y vuelve llamado de Munuza. FIN DEL ACTO TERCERO. ACTO IV. ESCENA PRIMERA. PELAYO, SUERO, Y ALGUNOS CIUDADANOS DE GIJON. PELAYO. UERO, qué me decís? SUERO. He registrado el palacio, y en él todos descansan. Achmet se ha retirado en este instante del cuarto de Munuza con la guardia, tambien Dosinda al retirarse al suyo se acercó á mí medrosa y asustada á preguntar por vos y por Rogundo: llena de sobresalto recelaba de la misma quietud de su enemigo alguna infiel resulta: pero, gracias al cielo, por ahora no hay sospecha que nos pueda asustar. PELAYO. Oh dulce patria ! Oh amada libertad ! en favor vuestro |