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ARGUMENTO.

EL argumento de esta tragedia es la muerte de Munuza, gobernador de Gijon puesto por los Moros, donde residia Dosinda, hermana de Pelayo. Mientras este permanecia en Córdoba ajustando varios tratados con el Rey Tarif, Munuza intenta casarse con Dosinda, prometida á Rogundo, noble y distinguido jóven Asturiano. Lo manifiesta á entrambos; y porque lo resisten con heroismo, manda poner á Rogundo en el castillo, y conducir á su palacio á Dosinda. En este estado se presenta Pelayo, que vino precipitadamente de Córdoba cuando menos le esperaba Munuza, y cuando menos le aguardaban por momentos los Asturianos. Antes de acabar de instruirle sobre los motivos de su repentina vuelta, le pregunta la causa de la reclusion de su hermana y de Rogundo. Munuza le dice, que como premio de sus altos servicios, y como prueba de lo mucho que le estimaba. Pelayo se sorprende al oir tal intento y tal insulto, se enfurece, y le impropera. El tirano procura mitigarle, y no consiguiéndolo, manda asegurarle secretamente en el castillo, y que se acelere la preparacion de su desposorio con Dosinda. Se subleva el pueblo; los Gijoneses se apoderan del fuerte, y al tiempo de conducir los Moros á él á Pelayo, Rogundo libre les arrebata la presa, y capitaneando á los nobles lleva el esterminio á todas partes. Lo sabe Munuza, que rabioso quiere correr al combate; le detiene Achmet, su confidente, y en este estado le presentan los Moros á Pelayo desarmado, quien procura recobrar su espada

amparado de los Asturianos. Munuza, que le ve inerme, va á él con un puñal en la mano; pero Rogundo, que en este tiempo se habia aparecido en el fondo de la escena, advirtiendo el peligro de Pelayo, vuela á herir á Munuza: lo advierte Achmet, y procura estorbarlo para defender al tirano; de modo que interpuesto entre Munuza y Pelayo, defiende sin querer la vida de este, y no la de aquel, que cae herido por Rogundo. Pelayo se apodera de su hermana; Munuza se retira á morir, sostenido por Achmet; huyen de Gijon los Moros asustados, y Pelayo, Rogundo, Suero y los demas Asturianos celebran esta accion, tan venturosa para la restauracion y tranquilidad de aquel pais.

ACTORES.

PELAYO, DUQUE DE CANTABRIA, DE LA SANGRE REAL DE LOS Gonos. MUNUZA, GOBERNADOR DE GIJON PUESTO POR LOS MOROS.

DOSINDA, HERMANA DE PELAYO.

ROGUNDO, SEÑOR PRINCIPAL DE GIJON, DE SANGRE GODA, AMANTE DE DOSINDA.

SUERO, AMIGO DE PELAYO.

ACHMED-ZADE, GEFE DE LA guardia del Gobernador.

KERIN, OFICIAL MORO.

INGUNDA, CONFIDENTE DE DOSINDA.

GUARDIAS DE MUNUZA.

CIUDADANOS DE GIJON.

La escena se representa en la ciudad de Gijon.

ACTO PRIMERO.

ESCENA PRIMERA.

El teatro representa á un lado el palacio del Gobernador, en cuyo átrio se supone la escena; á otro un resto de la ciudad de Gijon, y en él un fuerte que domina á la marina, que deberá tambien descubrirse en el fondo de la escena.

ROGUNDO, SUERO.

ROGUNDO.

o me culpes, amigo, considera que la desconfianza y los cuidados viven siempre en los pechos oprimidos. Ah! qué infelices somos !

SUERO.

D. Pelayo

conoce mi lealtad, señor, la carta
que os traigo desde Córdoba probaros
debe su confianza y mi obediencia.
Si supierais, Rogundo, cuán turbado
queda su corazon...... Apenas puso
vuestras últimas cartas en su mano
el fiel Egila, cuando á su presencia
me llamó y dijo: «Al punto, Suero amado,
da la vuelta á Gijon : dile á Rogundo
que queda mi amistad acelerando
la conclusion de todos los negocios
para volver á Asturias: que entretanto
resista las ideas de Munuza ;

y en fin, si recelase algun osado
intento de su parte... pero corre,

Suero, pon esos pliegos en su mano ;
Vuela, que allá sabrás cuanto ha ocurrido. »
A pesar del estorbo de los años

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