SONETOS. A Enarda. QUIERO que mi pasion ¡oh Enarda! sea, menos de tí, de todos ignorada; que ande en silencio y sombras embozada, y ningun necio mofador la vea : Sea yo dichoso, y mas que nadie crea que es con tu amor mi fe recompensada : que no por ser de muchos envidiada crece la dicha á mas sublime idea. Amor es un afecto misterioso, que nace entre secretas confianzas ; A la Mañana. Ven, ceñida de rayos y de flores la rósea frente, oh plácida mañana! Ven; ven, y ahuyenta con tu faz galana la perezosa noche y sus horrores. Ven, y vuelve á los cielos sus ardores, su frescura á la tierra, y su temprana gloria á mi pecho, en Clori soberana; en Clori mi delicia y mis amores. Ven, ven, que si piadosa me escuchares, yo te alzaré un altar sobre el florido suelo que honrare Clori con su planta; Y en él, despues te ofrecerá á millares las víctimas mi pecho agradecido, y los devotos himnos mi garganta. A la noche. Ven, noche amiga, ven, y con tu manto mi amor encubre y la esperanza mia: ven, y mi planta entre tus sombras guia á ver de Clori el peregrino encanto: Ven, y movida á mi amoroso llanto, envuelve, y lleva en tu tiniebla fria el malicioso resplandor del dia, testigo y causador de mi quebranto. Ven esta vez no mas, que si piadosa tiendes el velo á mi pasion propicio, y el don que pide otorgas á mi ruego, Tan solo á tí veneraré por diosa, y para hacerte un grato sacrificio, mi corazon dará materia al fuego. A Almena. Las dudas, bella Almena, y los recelos que en mi sencillo corazon se abrigan de mi desgracia el fiero mal mitigan, sin agraviarle con infames zelos. Llegará acaso el dia en que los cielos mi sufrimiento y mi temor bendigan, cuando por premio de su afan consigan serenidad y gozo mis desvelos. Dichoso entonces yo, si coronando la firme fe de una pasion sincera premiaras tú mi humilde sufrimiento! Dichoso entonces mi tormento, cuando seguridad cumplida y duradera suceda á la inquietud de mi tormento! A Enarda. Bello trasunto del semblante amado, que acá en mi corazon llevo esculpido, cómo pudo el pincel, aunquer egido Del bello original la gracia, el brio, Gracias á su deidad y al amor mio! porque solo pudieran inspirarte belleza, Enarda,¦y vida mi deseo. A Clori. ardiente Sentir de una pasion viva y todo el afan, zozobra y agonía; vivir sin premio un dia, y otro dia; dudar, sufrir, llorar eternamente; Amar á quien no ama, á quien no siente, á quien no corresponde ni desvia; persuadir á quien cree y desconfia; rogar á quien otorga y se arrepiente; Luchar contra un poder justo y terrible, temer mas la desgracia que la muerte; morir en fin de angustia y de tormento, Víctima de un amor irresistible: ve aquí mi situacion, esta es mi suerte. Y aun pretendes, cruel! que esté contento? A la misma. De agudo mal el golpe no esperado asusta, Clori, tu preciosa vida, y al mirarte doliente y afligida mi enfermo corazon tiembla asustado. Dos veces con influjo porfiado ejerce el mal su saña enfurecida : una turbando mi alma dolorida, otra afligiendo tu ánimo angustiado. Cuál, Clori, de los dos, pues la inclemencia del mal sentimos ambos de consuno, cuál, dime, sufrirá mayor martirio? Tú, en quien ceba la cruel dolencia, ó yo que todo el mal siento importuno de tu misma dolencia, y mi delirio? POESIAS SUELTAS. A la Luna. dónde vas vestida de suaves resplandores, con paso tan callado, oh reina de la noche? En tanto que Morfeo, con plácidos vapores, suspende las tareas de fieras, aves y hombres, eleva en los collados Por qué la sombra ahuyentas |