reino del caos y la anciana noche. Otras diez mil banderas al momento, por el oscuro aire tremoladas, brillaron con colorés orientales, á cuya luz se viera un bosque espeso de picas, de bruñidos capacetes, y escudos muchos fuertemente unidos, que el formidable ejército ostentaban. Al punto en ordenados batallones se pone en marcha la tremenda hueste al son de dulces flautas y de pífanos, al tono dorio y pausas acordados: tono que en otro tiempo el noble pecho de los antiguos héroes encendia en los combates, no con rabia inútil, sino con reflexivo y firme aliento, despreciador del susto y de la muerte: tono grave y solemne, que inspiraba tranquilos pensamientos, arrojando de los mortales ó inmortales pechos la angustia, el duelo, el susto y el quebranto. Marchaba, pues, unida y animosa la falange de espírtus en silencio, y al dulce son de las acordes flautas la ardiente arena alegres discurrian; Hasta que ya avanzados se pararon mostrando un ancho fuerte formidable con las feroces relumbrantes armas; y cual las huestes del heróico tiempo con lanzas y paveses muy cerrados, esperaban la voz del gran caudillo. Entonces él por las armadas filas tendió la esperta vista, y travesando rápido los inmensos batallones, vió el órden de los suyos, sus semblantes, su aire y estatura, cual de Dioses : al fin sumó su número, y henchido su corazon entonces de soberbia se glorió en su poder vano y protervo. que lidia con las grullas, aunque á un tiempo de Flegra y los heróicos escuadrones que lidiaron en Teba y Troya en uno revueltos en sus Dioses auxiliares: los que ensalza y describe el fabuloso los que despues, ya infieles, ya cristianos con luz empero y resplandor menguados. y los fieros cuydados le anublaban : gran lástima y cruel remordimiento, Jumbre inmortal por su traicion privados, del cielo heridos los montanos robles, « Oh, ejército de espírtus inmortales, que un tal poder, tan grande y tan unido, como el que aquí miramos, cederia vencido y rechazado? Y quién no obstante aun despues de tal rota, habrá que dude que estas fuertes legiones, cuya ruina tiene vacío el cielo, reanimadas podrán con nuevo ardor subir de un vuelo á recobrar sus tronos primitivos? En cuanto á mí, testigos sean los altos moradores del cielo, si dudoso en la resolucion ó en los peligros cobarde, malogré vuestra esperanza : pero el supremo Rey, que hasta aquel dia ocupara su trono muy seguro, solo en su antigua posesion fundado, ó en la opinion y tolerancia nuestra, descubriendo la gloria majestuosa de su Real dignidad, mantuvo oculto el lleno de sus fuerzas, y este engaño nos deslumbró y atrajo nuestra ruina. En fin, ya desde hoy son conocidos nuestro poder y el suyo; y si seria locura provocarle á nueva guerra, fuera infamia evitarla provocados ; porque de nuestro sér la mejor parte no está vencida aun, y el alto ingenio nos queda para obrar por escondidos fraudes aquello do el poder no alcanza. Esto á lo menos hallará en nosotros, que no vence del todo á su contrario quien solo en fuerza le aventaja y vence. Ya sabeis que criarse nuevos mundos pueden en el vacío, y que el muy Alto, segun la tradicion que desde antiguo corria por el cielo, proyectaba Formar para estos tiempos uno, plantase cierta gente venturosa, caro objeto de todas sus delicias, é igual en dicha á sus celestes hijos. Probemos, pues, y á él, ó á otro hagamos nuestra primer salida, que no siempre donde han de vivir en esta sima hundidos los hijos de la luz, ni por mas tiempo la esperanza de paz, quién hay que opine Guiábalos Mammon, Mammon, de cuantos espíritus cayeron del Empíreo, espíritu el mas vil, pues en el mismo cielo siempre sus ojos y deseos fijos del rico pavimento al oro, que |