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Allá en Rabb y sus llanos aguanosos le adoró el Ammonita, hasta do corren por Argob y Basan de Arnon las aguas. Ni se hartó su altivez con esta gloria, antes del mas sapiente de los hombres corrompió el corazon, y con engaños hizo que el viejo Salomon le alzara sobre el monte de oprobio un alto templo frente al templo de Dios, y que por bosque le consagrara el antes deleitoso

valle de Hennon, Jophet despues llamado,
y negro Gehemma, imágen del infierno.
Chamos viene tras él, terror inmundo
del Mohabita, de Aroer á Nebo,

y hasta el austral desierto de Abarimo,
por Hesebon Ꭹ Horonsúm, dominios
del Rey Seon, y aun mas allá de Sibma,
de sus viñedos y floridos valles,
desde Eleale al lago de Asphaltite,
so el nombre de Phegor tambien sedujo
á Israel en Sitim, á su partida

del Nilo, y logró dél obscenos ritos,
despues con duros males castigados.
Mas todavía sus orgías torpes

estendió al monte infame, cabe el bosque de Hemion, juntando el odio á la lujuria hasta que el buen Josías con ardiente zelo los arrojó de allí al infierno. Tras estos parecieron los que dende las confinantes ondas del Eufrates hasta el arroyo que divide á Siria de la egipciana tierra, so los nombres de Baalim y Astarot: aqueste de hembra, y el otro de varon fueron servidos; que es dado á los espirtus cualquier sexo tomar que les agrade, ó los dos juntos: tan simple y desleida es su natura, no trabada con nervios, ni en el frágil

apoyo de los huesos sustentada,
cual nuestro deleznable y torpe cuerpo ;
sino en cualquiera forma que les place,
grave, sutil, oscura ó transparente
prosiguen sus designios, y sus obras,
ora de amor, ó enemistad completan.
Muchas veces por estos se olvidara
Israel de su Dios, y abandonando
infiel su altar, hincara la rodilla
á otros brutales é impotentes dioses :
por eso fué humillado en las batallas,
y del Señor dejado á que cayese
despojo vil del enemigo alfange.
Tambien vino Astarot en esta tropa,
á quien llaman Astarte los Fenicios,
Reina del cielo, de crecientes cuernos,

á

cuya clara imágen en las noches

de luna sus canciones y plegarias

las sidonias doncellas dirigian ;

y hasta en Sion sus himnos resonaron

sobre el monte de Escándalo, en el templo

que aquel Rey muliebrioso le ensalzara,
y cuyo corazon al culto inmundo
cayó de vanos dioses, por la astucia

de sus idolatresas enlabiado.

En pos vino Thamud, de quien la herida atraia cada año á la alta cumbre

del Líbano las vírgenes sirianas á planir tiernas todo un dia estivo su desventura con devoto llanto ; mientras que el dulce Adonis desprendido de su nativa roca, la purpúrea

corriente enviaba al mar, teñida en sangre de Thamud, segun dicen, añalmente. Igual lamento hicieron con la torpe fábula ilusas de Sion las hijas; cuyas livianas lágrimas vertidas

á la puerta del templo, vió en su rapto

Ezequiel, cuando puesta ante sus ojos le fué, ó Judá! tú negra idolatría. Aquel vino despues, que gran tormento sintió cuando cautiva el Arca Santa mutiló la su imágen, derribando allá en su mismo templo sobre el polvo, sin brazos ni cabeza el tronco horrible, afrenta de su culto y sacerdotes. Llamáronle Dagon, monstruo marino, hombre del medio arriba, el resto peze. Tuvo empero en Azorb tambien su templo temido por la corta Palestina;

en Gath, en Ascalon y en las fronteras de Ascaron y de Gaza. A él se seguia Bimmon, que tuvo asiento allá en Damasco, en la fecunda y deleitosa orilla

de Abana y Fárfar, transparentes rios. Rival tambien de Dios y de su templo, si perdió á un Rey leproso, otro (su necio conquistador Achaz) vino á su culto, y derribó en su obsequio el altar santo, poniendo en su lugar uno erigido á la siriana moda,'do quemase vergonzosas ofrendas, adorando! los mismos dioses que vencido habia. Detrás venia innumerable turba

por

diferentes nombres distinguida. De no reciente fama : Osiris, Isis, Horo y su comitiva, que con formas espantables, y estrañas brujerías al fanático Egipto embaucaron, y aun á sus sacerdotes, que buscaban sus dioses vagamundos en figuras de animalías torpes escondidos. Tambien dañó á Israel el mal contagio cuando adoró en Oreb sus arracadas, por el arte fusoria convertidas en un becerro de oro, cuya culpa

dobló en Bethel y en Dán el Rey protervo que contrahizo su Dios, y en vez del Santo Jehová, quemó incienso á un buey rumiante. Por eso, oh Egipto! en una triste noche fueron tus primogénitos despojo

y tus balantes dioses de su ira.
Belial vino por fin, que igual del cielo
ningun mas torpe espíritu cayera,
ni que mas suciamente el vicio amase.
No tuvo templo alzado, ni humo nunca
de altar suyo subió. Mas ay¦! Quién tiene
culto mayor en templos y en altares,
cuando niegan á Dios sus sacerdotes,
cual los hijos de Elí, que el santo templo
con lujuria y violencia profanaron ?
Reina tambien en cortes y palacios
y en las ciudades de torpeza asiento,
donde del alboroto y las injurias
sube el rumor sobre las altas torres,
cuando á la sombra de la noche negra
salen los hijos de Belial, de orgullo
y vino henchidos á rondar sus calles.
Testígüenlo las tuyas, oh Sodoma!
Y las de Gabaá, do sin respeto
á la hospitalidad fué escarnecida
la dueña de Bethel, cuyo alto ultrage
libró de otro mas torpe al su velado.
Estos eran en órden los primeros
y en brio. Los demas eran sin cuento,
y largos de espresar, aunque famosos
dioses, á quienes de Jaban los hijos
adoraron en Jonia; mas recientes
empero que sus padres cielo y tierra.
Titan el primogénito, y su enorme
familia, de la herencia por Saturno,
bien que hermano menor, desposeido,
aunque el Hijo tonante justo pago
le dió usurpando el usurpado cetro.

Primero en Ida y Creta conocidos,
despues tambien sobre la blanca cima
del viejo Olimpo, el aire de la media
region reglando su mas alto cielo;
ó ya en la cumbre Délfica en Dodona
y por la tierra Dórica y sus lindes ;

ó al fin, do aquel que con Saturno el viejo por el mar de Adria á los hesperios campos fué, y de los Celtas travesando el golfo logró subir á sus lejanas islas.

Todos estos y mas vinieron juntos, y aunque abatidos, tristes y en silencio, todavía en sus ojos un oscuro vislumbre de contento aparecia de ver al gefe altivo esperanzado, y así en la perdicion, aun no perdidos. Él entonces seguro, y recobrando la sólita soberbia, con muy graves razones, aunque vanas de sentido, reparó su temor, y gentilmente desterró de sus pechos el desmayo. Luego mandó que fuese prontamente al son de las trompetas y clarines el tremendo estandarte enarbolado. Tocárale esta gloria por derecho á Azazel, querubin de alta estatura, el cual al punto la imperial insignia desdobló del bruñido hastíl, y en alto la enarbolando, al viento tremolada brilló cual mateoro refulgente con el oro y rubíes, que espresaban en rica bordadura los trofeos y blasones querúbicos: en tanto sonaron los marciales instrumentos, y todas las legiones respondieran con un muy alto grito, á que los hondos cóncavos del infierno retemblaron, y aun se sintió de fuera el tenebroso

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