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DE

AUTORES ESPAÑOLES.

DESDE LA FORMACION DEL LENGUAJE HASTA NUESTROS DIAS.

HISTORIADORES PRIMITIVOS DE INDIAS.

Coleccion dirigida é ilustrada

POR DON ENRIQUE DE VEDIA.

TOMO PRIMERO.

MADRID.

IMPRENTA Y ESTEREOTIPÍA DE M. RIVADENEYRA,

SALON DEL PRADO, 8.

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PRELIMINARES.

CASI pudiéramos dar principio á esta introduccion con la frase expresiva y enérgica de un distinguido escritor, cuyos trabajos han de ocupar un lugar en las páginas siguientes. FRANCISCO LOPEZ DE GÓMARA, dirigiéndose en 1552 al emperador Cárlos V, le decia en su dedicatoria las siguientes palabras: La mayor cosa, después de la criacion del mundo, sacando la encarnacion y muerte del que lo crió, es el descubrimiento de las Indias. >

En efecto, difícil, cuando no imposible, es hallar en la historia de la especie humana un acontecimiento comparable al descubrimiento del Nuevo-Mundo, ya en su importancia intrínseca, ya en su influencia sobre las generaciones contemporáneas, ya en la magnitud de los resultados que ofrecia á la posteridad, y que contemplamos ahora con sorpresa y admiracion. Si consideramos este gran suceso bajo los diferentes aspectos que interesan á la humanidad, por todos le verémos tan gigantesco, tan grandioso, que desfallecen las fuerzas necesarias para explicarle debida

mente.

Merced á él, la religion cristiana extiende su benéfico dominio á territorios inmensos, abandonados á la ignorancia y al error; la navegacion sale de los andadores que la sujetaban, y abraza mares desconocidos y tormentosos, llevando el pabellon español á los últimos y mas remotos puntos del globo; las ciencias dilatan su imperio con el conocimiento de nuevos productos animales, vegetales y minerales; y por último, hasta la existencia social de los pueblos que habitaban en el antiguo hemisferio sufre importantes modificaciones y alteraciones de resultas del nuevo mundo revelado á la especie humana por el sublime talento de Colon. A vista pues de tales sucesos, no es extraño que la admiracion se apoderase de los hombres mas eminentes, y que Pedro Mártir de Anglería, sobrecogido de gozo y de sorpresa, escribiese, cuando supo el feliz resultado de la empresa de su ilustre compatriota, estas palabras, dando cuenta de sus sensaciones en ocasion tan solemne à su amigo Pomponio Leto: Prae laetitia prosiluisse te, vixque à lachrymis prae gaudio temperasse quando litteras adspexisti meas, quibus de antipodum orbe latenti hactenus, te certiorem feci, mi suavissime Pomponi, insinuasti. Ex tuis ipse litteris colligo, quid senseris. Sensisti autem, tantique rem fecisti, quanti virum summa doctrina insignitum decuit. Quis namque cibus sublimibus praestari potest ingeniis, isto suavior? Quod condimentum gratius? A me facio conjecturam. Beari sentio spiritus meos, quando accitos alloquor prudentes aliquos ex iis qui ab ea redeunt provintia. Implicent animos pecuniarum cumulis augendis miseri avari, libidinibus obscoeni; nostras nos mentes, postquam Deo pleni aliquando fuerimus contemplando, hujuscemodi rerum noti

tia demulceamus. (Epist. 152 Pomponio Laeto.) « Por tus cartas supe, mi queridísimo Pomponio, que las noticias que te di del descubrimiento del mundo de los antipodas, hasta ahora oculto, causaron en tí tal gozo, que te embargaron la voz y te arrancaron casi lágrimas de alegría; y bien muestras en tus palabras el efecto que este suceso ha hecho en tí, propio de tu mucho saber y profundos estudios. Porque ciertamente, ¿qué mejor manjar puede presentarse á los grandes ingenios? Qué convite mas agradable? De mí sé decir que cuando hablo con las personas discretas que han viajado por aquellas regiones, siento al oirlas un deleite inefable. Gócense los miserables con la idea de acumular inmensos tesoros; los viciosos con los placeres; mientras nosotros, elevando nuestra mente á la contemplacion divina, admiramos su inagotable poder, y recreamos nuestros ánimos con la noticia y conocimiento de cosas tan inauditas y singulares. ›

Si la relacion de estos hechos, trasmitida por los testigos de vista, causaba tales efectos en los hombres eminentes de aquel tiempo, fácil es presumir que serian mayores en los que con sus mismos ojos contemplaban aquellas maravillas. El espectáculo de una vegetacion nueva y absolutamente desconocida, de frutas, aves y animales nunca vistos, de accidentes de la naturaleza en una escala á la cual nada que se parezca podia presentar el mundo antiguo; aquellas montañas gigantescas coronadas de eternas nieves, aquellos rios que parecen mares, debieron causar honda impresion en los aventureros ilustrados que, encendidos por el deseo de las riquezas ó por la curiosidad, acometian la empresa de cruzar el Atlántico. Por eso sin duda se observa que desde el principio de la historia del descubrimiento aparecen escritores distinguidos que trasmitian al papel las noticias de cuanto veian, por aquel sentimiento tan natural en el hombre, de comunicar á sus semejantes el fruto de sus trabajos, desvelos y fatigas; sentimiento que toma mayor vuelo cuando los conocimientos adquiridos lo han sido á costa de inminentes riesgos y peligros. Dejando aparte las cartas de Colon, que pueden considerarse como el primer vagido de la historia americana, vemos á Martin Fernandez de Enciso, alguacil mayor de Castilla del Oro, nombre que los primeros descubridores dieron al istmo del Darien, que en 1519 publicó en Sevilla una Summa de geografia, en la que figuran las noticias que entonces se tenian de América, y entre ellas el curiosísimo requerimiento ordenado por los casuistas y teólogos españoles, para que nuestra nacion se hiciese dueña de aquellos territorios inmensos, y la no menos curiosa respuesta del Cacique á dicho requerimiento, en que se contempla con placer la lucha de la recta razon y el buen sentido del salvaje con la argucia, el ingenio y la ambicion del hombre civilizado.

Por el mismo tiempo un compañero de Enciso, el famoso GONZALO FERNANDEZ DE OVIEDO, nombre que no pueden pronunciar şin respeto los labios de todo amante de la historia patria, escribia su grande obra de la Historia general de las Indias, de la que anticipó un breve extracto relativo á la historia natural, que publicó en Toledo en 1527, dando después á luz en Sevilla el primer volúmen en 1535, acogido con tal aceptacion, que se reimprimió en Salamanca en 1547. Suspensa quedó con la muerte de su ilustre autor la publicacion de tan importante trabajo, y los aficionados á estos estudios deploraban esta falta, que el celo de la Academia de la Historia y de algunos particulares dignos de elogio, está llenando, habiendo dado principio á la publicacion integra de la obra de OVIEDO, hecha con los mejores y mas acreditados códices à la vista, y reproduciendo con el grabado los mapas, bosquejos y diseños de frutas, plantas y otros objetos que aquel benemérito historiador consignó en el original de su obra.

Por los años de 1519 y 20 verificó el inmortal FERNANDO CORTÉS la inaudita empresa del descubrimiento y conquista del imperio mejicano; hazaña memorable, donde campean los mas altos talentos militares á la par de los políticos, y que acredita á su autor de uno de los seres mas privilegiados que ha producido la humanidad. Historió él su expedicion, á imitacion de César, justificando que sabia manejar la pluma con el mismo nervio y entereza que la espada; y sus Cartas al Emperador, impresas en esta coleccion, son y serán un testimonio imperecedero de su ánimo resuelto, su heróica constancia en los peligros y su sagaz penetracion para llevar a cabo un he

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