Obras postumas de d. Nicolas Fernandez de MoratinEn la imprenta de la vinda de Roca, 1821 - 224 páginas |
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Términos y frases comunes
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Pasajes populares
Página 56 - Y al rededor le ha observado, Sin moverse de un lugar. Cual flecha se disparó Despedida de la cuerda, De tal suerte le embistió: Detrás de la oreja izquierda La aguda lanza le hirió.
Página 52 - Suspenso el concurso entero entre dudas se embaraza, cuando en un potro ligero vieron entrar por la plaza un bizarro caballero. Sonrosado, albo color, belfo labio, juveniles alientos, inquieto ardor, en el florido verdor de sus lozanos abriles. Cuelga la rubia guedeja por donde el almete sube, cual mirarse tal vez deja del sol la ardiente madeja entre cenicienta nube.
Página 56 - Suena un rumor placentero entre el vulgo de Madrid : no habrá mejor caballero, dicen, en el mundo entero, y algunos le llaman Cid. Crece la algazara, y él, torciendo las riendas de oro, marcha al combate cruel : alza el galope, y al toro busca en sonoro tropel. El bruto se le ha encarado desde que le vió llegar, de tanta gala asombrado, y al rededor le ha observado sin moverse de un lugar.
Página 60 - Zaida a le despedir, iban la fuerza a embestir : tal era ya su furor. El alcaide, recelando que en Madrid tenga partido, se templó disimulando, y por el parque florido salió con él razonando. Y es fama que...
Página 48 - El ancho circo se llena de multitud clamorosa; que atiende a ver en la arena la sangrienta lid dudosa, y todo en torno resuena. La bella Zaida ocupó sus dorados miradores, que el arte afiligranó y con espejos y flores y damascos adornó.
Página 54 - Las doncellas al pasar hacen de ámbar y alcanfor pebeteros exhalar, vertiendo pomos de olor, de jazmines y azahar. Mas cuando en medio se para, y de más cerca le mira la cristiana esclava Aldara, con su señora se encara, y así la dice, y suspira.
Página 47 - Madrid ; hubo pandorgas y fuegos, con otros nocturnos juegos que dispuso el adalid. Y en adargas y colores, en las cifras y libreas, mostraron los amadores, y en pendones y preseas, la dicha de sus amores. Vinieron las moras bellas de toda la cercanía, y de lejos muchas de ellas: las más apuestas doncellas que España entonces tenía.
Página 46 - Madrid, castillo famoso que al rey moro alivia el miedo, arde en fiestas en su coso por ser el natal dichoso de Alimenón de Toledo.
Página 52 - ... lo menos de venganza. En el arzón de la silla ancho escudo reverbera con blasones de Castilla, y el mote dice a la orilla: Nunca mi espada venciera.
Página 36 - Y hace pompillas En las orillas. A guarecerme De ardiente siesta Niño y cobarde Llegué una tarde , De angustia lleno Y acalorado. Llevé en el seno Diversas flores Que dan olores , Y recostado Con pueril ceño, Suave sueño Me dejó en calma La débil alma : Las florealas De las manitas Se me cayeron.