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y de Roma por su magestad, el qual era correo mayor de Colman, y como muy afficionado al Doctor desseaua grandemente su liuertad, sabido que le faltauan dineros, y uiendo quan mal le estaua detenerse allí por ninguna causa, espeçialmente porque todauía las cosas de la guerra andauan con trauajo, le embió á offreçer secretamente por el capitan Salapart, tudesco, hombre noble, criado entre españoles en la guerra, que le prestaria todo lo que huuiesse menester; y con el mismo se lo embió, contentándose para su seguridad con una çédula firme de el Doctor. Acto por cierto lleno de uirtud y cortessía, mayormente no hauiendo jamás tratado ni hablado al Doctor. Rematadas cuentas y aparejado lo necessario, el dia siguiente partieron los pressos para la ciudad de Presenon con buena guardia de cauallo y de pié, y ellos bien á cauallo y tratados humanamente. Fué cosa muy de notar, que el dia que partieron de Ispurch no se uió hombre en toda la ciudad de ningun estado; y yendo, como yuan, por las calles, todas las mugeres salian á las puertas y á las uentanas con grande alegría, echándoles tantas uendiciones como si fueran sus propios hijos. Llegados á Presenon, fueron assimismo recibidos y tratados humanamente, hasta que dende á algunos dias el Cardenal de Trento embió á mandar que fuessen lleuados á Trento, y desde allí los juezes de el Cardenal mandaron yr á citar á los de Muyburch, con término de quarenta dias, para que uiniessen en seguimiento de la causa. Los quales no uinieron, y guardada la forma de el derecho, fueron absueltos los pressos de la instancia de el juizio, y sueltos de la prision se partieron luego para Roma, donde llegado el Doctor estuuo algunos dias enfermo de las piernas y piés de el daño que le hauian hecho traer cadenas tan pesadas tanto tiempo; y desde la cama despidió las causas en que abogaua, con deliberacion que hizo de uenirse en España. Luego como se leuantó fué á besar el pié al Papa, y se le presentaron el Cardenal Farnés y Juan de Vega, y él y ellos le honrraron allí mucho, y el Papa le offreció con gran uoluntad de le hazer merçed en qualquiera ocasion que se le ofreciesse, y desde á poco le dió abso lucion para él y el criado, y le hazia siempre fauor; pero como ya estaua determinado en su uenida á España, cansado de las cosas de el mundo, pospuesto aquel fauor y la fortuna y negocios y el resto, se uino á ella luego que pudo, y assentó en Valladolid, donde ha residido recogidamente, sirviendo de aconsejar sin interesses en su facultad á chicos y á grandes quantos le buscan. El hecho fué estimado de todos los príncipes christianos, y tenido por tan célebre, que sabiéndose en la córte de su magestad, un gran príncipe aleman dixo al duque de Alua con grande aplauso: ¡Oh, señores españoles, que toda la gloria que>reis siempre para uosotros!» Y llegado despues el exército çesáreo sobre Muyburch, dixo un coronel aleman á su magestad: «Aquí començó la guerra el Doctor Alonso Diaz, aquí la comiença á proseguir vuestra magestad». Al qual el Emperador respondió con semblante alegre: «Assí es razon esperar en Della todo buen sucesso». Algunos escritores de diuersas naciones lo han tambien escrito como cosa hazañosa, allende de los librillos que de él escriuieron los alemanes heresiarcas, de los quales el segundo intitularon De nece secundi Abel; y por aquel mesmo se prueua bien la uerdad de esta historia, aunque escrito con tanta ponçoña, que el Papa Paulo IV le prohibió, y está entre los que contiene el cathálogo de libros uedados» 1.

1 Manuscrito en letra del tiempo, catorce hojas, y una más, que sirve de cubierta, con el título La muerte del Maestro Juan Diaz, natural de Cuenca. (Biblioteca de la Real Academia de

APÉNDICE IV

CARTA DE CARRANZA AL LICENCIADO GULIELMO

Muy reverendo señor: Un capellan de la capilla de los Reyes me habló para que se diese á vuestra merced licencia para no residir por agora en el beneficio de Carabaca por las justas causas que al presente tiene para su ausencia. É pues yo las sé, é son tan notorias, no es menester otra informacion, é asi la mandé luego dar, é por la presente la doy, porque para lo que vuestra merced de presente haze, nosotros dexaremos nuestras iglesias quando fuere menester, y entenderemos en ello. É pues se ofrece agora tratar de esto, diré lo que en VaHadolid dije en el collegio hablando con vuestra merced: que deseo lo que todos debemos desear; que ya que Dios permitió que Fr. Domingo de Roxas cayese tan feamente, é con tanto daño suyo y de los otros, habiendo sido criado en la órden donde siempre le enseñaron la verdad é la doctrina tan contraria á los errores é disparates en que el demonio le derrocó, que Dios le haya alumbrado é le dé gracia que conozca sus yerros, é haga penitencia dellos porque se salve, é porque haziendo penitencia de los principales pecados, tambien la hará de los menos principales, que son los testimonios que levantó á quien no se lo tenia merecido. Háme dado ménos pena por tener creido que Dios habrá proveydo en ello, como lo haze por los que por falsos testimonios padescen. Lo mesmo he deseado del italiano que está presso, llamado D. Cárlos, aunque no le conozco, pues que en mi vida le vi ni hablé, sino sola aquella vez que le truxieron al collegio de San Gregorio, que le hablé por media hora poco más ó ménos, é nunca antes ni despues le habia hablado. É tengo entendido que de la manera que á mí me engañó, lo ha hecho con otros. Despues acá que yo estoy fuera del reino, á mí me acaesció con él lo que dize Salomon: «Qui ambu»lat simpliciter, ambulat confidenter». Yo habia oido bien deste hombre á muchos, pero que tambien hablaba mucho en materias de religion, que son fuera de su profesion; y á Fr. Alonso de Castro, de la órden de San Francisco, y á un compañero suyo, que llaman Fr. Gaspar de Tamayo, que vino esta jornada conmigo de Flandres, y agora vive en Salamanca, habia oido dezir lo mesmo, porque vino en su compañía desde Trento hasta cerca de Logroño. Estando yo en Trento, los oy despues hablar bien dél é de la compañía que les habia hecho. Como subcedió, queriéndonos partir para Inglaterra, que Pedro de Caçalla, hermano del Doctor Caçalla, vino á my al collegio algo escandalizado de haberle oydo hablar mal en la materia del purgatorio, yo le dixe que le truxiesse allí, porque habia oydo dezir muchas cosas dél, é yo le examinaria, é visto lo que dezia proveeríamos de remedio. Creo que me dixo que le escreviese yo un renglon, é que luego vernia: de esto no me acuerdo bien. En fin, él vino y

la Historia. Papeles procedentes de los Colegios de Padres de la Compañía, tomo CV, número 85.)

No tuve noticia de esta interesantísima relacion cuando escribí el capitulo de Juan Diaz. Me la dió á conocer, y me facilitó copia de ella, mi querido amigo D. Manuel de Goicoechea.

entró solo en mi celda, é yo le dixe cómo aquel clérigo estaba escandalizado dél, especialmente de la materia del purgatorio; que me dixesse lo que habia en aquello, é hiziesse satisfaccion al clérigo de su escándalo; é que yo habia oydo dezir otras vezes que hablaba en muchas cossas fuera de su profession, que yo le amonestaba que mirasse é no pensasse que estaba en Italia, donde le castigarian las obras, porque en España le castigarian las obras é las palabras, si no miraba cómo hablaba. Pensando en él no habia más de aquella soltura de hablar como la tienen en su tierra, é juntando las manos delante de los pechos, me conjuró con muchas palabras, diziendo que él no era theólogo ni sabia letras, é que él habia hablado en aquella materia como habia oydo á otros letrados, é señalóme dos perlados que estaban en el Concilio de Trento, é rogóme que yo le dixiesse en mi conciencia lo que sentia en aquello, y que él jamás sentiria ni hablaria de otra manera sino como yo se lo dixesse, é que si en algunas palabras habia errado era por no entender ni saber más. Yo, como le vi tan humilde é hacia tantas protestaciones, creyle, é díxele: Yo conocí en Trento los perlados que vos me nombrais; pero nunca los oy hablar en essa materia sino como cathólicos é como en»seña la Iglesia. Pero pues vos os remitís á mi conciencia, yo os quiero de»zir la verdad, é lo que digo aquí os diré en el tribunal delante de Dios.» É díxele lo que la Iglesia tiene del infierno é del purgatorio, como lo solemos enseñar de aquellos dos lugares, de los quales en el uno son atormentados eternamente los que mueren en pecado mortal, é en el otro temporalmente los que mueren en gracia, sin haber hecho entera satisfaccion de sus pecados. Él lo recibió con grande humildad, é haziéndome muchas gracias por averle enseñado, é prometiéndome grande enmienda de sus pláticas, yo le dixe que me agradeciesse aquella, que no le apretaba con más rigor; que si entendia que no se enmendaba en su manera de hablar, que lo pagaria todo junto. Él tornó á prometerme la enmienda, y ansí se fué. La verdad que yo pensé que remediaba una alma, pensando que no habia en él más de aquella soltura de hablar que habia visto en su tierra, aunque á él nunca en ella le vi ni en España más del poco tiempo que duró esta plática. Salido yo de allí encontré al Pedro de Caçalla en el collegio, é le dixe que pensaba bastaba la diligencia hecha, é porque dezia que por ignorancia habia errado, sin saber que erraba, que ahora que estaba enseñado de la verdad prometia de enmendarse, é que por venir mal enseñado de su tierra, le debíamos creer por esta vez. Pero que pues ya no peccaria por ignorancia,`si le viese hablar mal, que luego diesse aviso al Officio de la Inquisicion. Esta es la historia de aquel hecho. É la he referido á vuestra merced porque se usan agora mucho los falsos testimonios. É pues entonces estuvo esse italiano falso conmigo, podria ser que tambien lo estuviesse allá. É si otra cosa dixiere contraria á lo que aquí digo que entienda que es mentira.....

»Al muy reverendo señor el licenciado Guigelmo, inquisidor en Valladolid.»

APÉNDICE V

ACTAS DEL CABILDO DE SEVILLA, RELATIVAS AL NOMBRAMIENTO DE LA CANONGÍA MAGISTRAL, VACANTE POR MUERTE DEL DOCTOR

EGIDIO.

13 de Junio de 1533.

»Los señores llamados ante diem, por votos recibieron por predicador de esta santa iglesia al Doctor Constantino, «con otro tanto salario de lo que dan »al Maestro Ramirez, así de pan como de dineros».

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»Algunos señores manifiestan tener idea de haberse acordado por el Cabildo que Constantino no fuese recibido á predicar sino cuando se le llamase; pero no apareciendo el acuerdo en el libro del señor Secretario, se confirmó á Constantino en su cargo de predicador de esta santa iglesia.

»5 de Febrero de 1556.

> En este dia mandaron se pongan edictos en esta ciudad para la Calongía Magistral, vacante por muerte del Doctor Egidio.

» Viernes 17 de Abril de 1556.

>Item mandaron se paguen los sermones de Cuaresma, y se dé en limosna dellos al Doctor Constantino, por todos los que ha predicado este año de 1556, sesenta ducados.

Miércoles 22 de Abril de 1556.

>>En esta sesion, cumplido ya el plazo (el lunes próximo pasado) de los edictos para la eleccion de Magistral, el Provisor D. Juan Ovando excita al Cabildo para dicho acto, y alega el derecho que tiene para intervenir en la eleccion, segun la disciplina de aquel tiempo, á cuyo efecto pide que se le muestren las Bulas fundamentales que para proveer esta Calongía en esta santa iglesia hay.

Jueves 23 de Abril de 1556.

En este dia se leyeron las Bullas y Breves que el Cabildo tiene para proveer las dos Calongías, Doctoral y Magistral, y se mandó se diese noticia de todo »al Cabildo para que se provea, que al dicho señor Provisor se le dé la parte »que tiene en la provision de estas Calongías, y el Cabildo no pierda lo que fue»re suyo de derecho».

» Viernes 24 de Abril de 1556.

>En este dia presentaron sus títulos les opositores á la Magistral. «Primera»mente, el Doctor Constantino de la Fuente hizo presentacion de un instrumen»to público, que pasó ante Francisco Lopez de Soto, clérigo de Sevilla, en trein▸ta dias del mes de Agosto del año de mil y quinientos y treinta y cuatro, por el cual parece haberse graduado el dicho Doctor Constantino de Licenciado en »Sacra Teología, en la Universidad de Sevilla, en el colegio de Santa María de »Jesús, escrito en pergamino, con su sello pendiente, como es costumbre del »dicho colegio de poner en semejantes autos. » Tambien presentaron los suyos los demás opositores, que fueron: Doctor Pedro Sanchez Çumel, Canónigo Magistral de Málaga; el Doctor Francisco Melendez, el Doctor Francisco Moratilla y D. Miguel Mazuelo.

»Domingo 26 de Abril de 1556.

> En este dia, reunidos los Canónigos ordenados in sacris (únicos que tenian derecho para elegir en las mencionadas Canongías), se aprobaron y dieron por buenos los títulos anteriormente mencionados.

» Lunes 27 de Abril de 1556.

»Se señala dia para que los opositores prediquen, y se les manda notificar. (Algunos opositores tomaron punto y predicaron en sus dias respectivos, pero no todos, porque el Cabildo habia exceptuado de esta obligacion á los que ya con distinto motivo hubiesen predicado entre los dos coros. Constantino se excusó por enfermo.)

› Viernes 8 de Mayo de 1556.

>El Doctor Miguel Mazuelo, opositor á la Calongía Magistral, hace por escrito un requerimiento para que los opositores no lean (diserten) públicamen»te é disputen sin ser, como no son, obligados á ello, sino que baste el título de »Doctor en Universidad aprobada y exámen hecho». Y poniéndose á votacion el

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