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el no poderte gozar:
todo es para mas penar
por no verte como quiero

que muero porque no muero.
Cuando me gozo, Señor,
con esperanza de verte,
viendo que puedo perderte
se me dobla mi dolor:
viviendo en tanto pavor
y esperando como espero,
que muero porque no muero.
Sácame de aquesta muerte
mi Dios, y dame la vida:
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte:

mira que muero por verte y vivir sin tí no puedo, que muero porque no muero. Lloraré mi muerte ya

y lamentaré mi vida, en tanto que detenida

por mis pecados está:

o mi Dios! cuando será cuando yo diga de vero:

que muero porque no muero.

No. 63.

"y sufriera mil mas fieras: "y pues conoces tan bien "que á un amor tan verdadero "no se debe dar desden, "dime, pues tanto te quiero. "ay alma! quieres me bien?"

Aunque en mil cosas mostrais mi Dios, cuanto me quereis, con lo que mas me mo veis es con ver que preguntais lo que vos tan bien sabeis: á do llega mi querer, mejor que yo lo veis vos, y pues vos lo echais de ver lo que debo responder, vos lo sabeis bien, mi Dios. "Tu aficion, ay alma bella! "bien sé yo si es mucha ó "no pregunto por sabella,¦ "mas porque gusto mas de ella "oyendo la de tu boca: "ya sé que me quieres bien, "mas porque este amor tan santo "entienda el mundo tambien, "puesto que me quieres tanto, "no me dirás como á quien?"

poca:

Si en cielo ó tierra yo hallára cosa alguna á que igualaros,

"“Ay alma! quieres me bien ?" ó á quien como á vos amára

Vos lo sabeis bien, mi Dios! "No me dirás como á quien?" Señor mio! como á vos!

"Ay alma, con tantas veras "me he preciado de quererte, "que por solo que me quieras "he padecido una muerte,

Dios mio, yo procurára con alguno compararos : mas pues como vos no hay dos, porque vos sois verdadero único y eterno Dios,

sabeis como á quien os quiero? Señor mio, como á vos!

No. 64..

Carta de consuelo

para una enferma.

La mano de Dios divina, que al mas bueno azota y llaga, os dé, pues envió la llaga, Señora, la medicina.

Y os dé, Señora, valor, para que en esta dolencia descubrais con la paciencia, el oro de vuestro amor. Que yo en el principio de ella, confieso que estoy dudoso, si he de estar triste ó gozoso viendo os á vos padecella.

Ni es mucho en esta tormenta hallarme yo puesto en calma, viendo que aprovecha al alma lo que al cuerpo le atormenta. Si el mal del cuerpo contemplo dame pena el verle tal: pero en medio de ese mal hallo un bien con que le templo. Y es ver el bien que de allí nace al alma y le resulta, que aunque es calidad oculta siempre da muestras de si.

Y pues con tan gran provecho se recompensa el dolor, venza el bien pues es mayor, al dolor que está en el pecho. Digo, Señora, que Dios parece que en este efecto,

ha confirmado el concepto, que el mundo tiene de vos.

Siempre de vos se ha tenido gran concepto de bondad, pero en esta enfermedad se ha confirmado y crecido. Por el trabajo en que estais, sacamos que Dios os ama, y tal paciencia en la cama, nos da á entender que le amais. Los ánimos mal pensados y de entendimientos bajos, juzgan que son los trabajos azote de los pecados.

Y aunque á voces es verdad, las mas veces Dios, ordena, que crezca el trabajo y pena al peso de la bondad.

Cristo nuestro Redentor, que entre todos fué el mas santo, en padecer pena y llanto, entre todos fué el mayor.

Despues de Cristo, Maria fué la que Dios mas amó, y tambien la que pasó mas trabajos y agonia.

Los Apostoles sagrados, y los Santos mas queridos, fueron los mas perseguidos, porque fueron mas amados.

Que costumbre es del Señor, para mayor gloria y nombre, dar los trabajos al hombre á medida del amor.

De lo cual muy claro infiero, que de este mal que os da Dios, se arguye bondad en vos, y en Dios amor verdadero.

Suelen los enamorados del amor pruebas hacer, porque es contento" saber, si son de su amor pagados. Levantad el pensamiento, ⚫tened en mucho ese mal, pues viene de mano tal, con tal fin y tal intento. Que pensais que son, Señora, esos dolores crecidos? del cielo son, y venidos para probaros agora.

Ha visto Dios que en el bien
de él no soleis descuidaros,
y agora quiere probaros
en estos males tambien.
Recibidlos con paciencia,
y que son, considerad,
siervos de su Magestad,
venidos por su obediencia.
Y cuando de agudo os hiere
con golpe crudo el dolor,
sufrildo con mucho amor,
solo porque Dios lo quiere.
Y salidle á recibir

con rostro claro y sereno,
abriendo del alma el seno
cuando le sintais venir.
Y con dulzura y sabor
seais (decidle) bien llegado,
que en ser de quien sois mandado,
sois dulce, aunque sois dolor.
Si os manda Dios que atajeis
el paso á mi juventud,
mi vida será y salud,
dolor, que me la quiteis.

Pues si vida y salud quiero es para mas le servir, y si le sirvo en morir matadme, que morir quiero. Y para que las pasiones atras no os hagan volver, sera necesario hacer, Señora, algunas razones.

De las cuales pondré aqui brevemente las mas buenas, al menos las que en mis penas mas suelen moverme á mí. Cuando el dolor es sobrado á Dios el alma llevad, y los ojos enclavad donde él estubo enclavado. Y tras habelle bien visto gustareis de padecer, porque gustareis de ver cuanto pareceis á Cristo.

Será, Señora, razon que estemos libres de penas, y Dios por culpas agenas, que esté puesto en tal pasion? En buena ley no se halla que esté el capitan muriendo, y los soldados huyendo los golpes de la batalla.

Es Cristo el gran Capitan, y pues somos sus soldados, es bien que estemos llagados como sus carnes lo estan.

Y aunque sea el mal cruel sufridlo, que bien podeis, pues que tan claro entendeis, que sufrió mas por vos él.

Vuestra fé no se entibiezca, cuando os aflige el dolor,

ni descrezca vuestro amor, cuando mas el dolor crezca.

Porque cuando es grande el fuego,

crece con el viento airado si es mucho, mas si es templado se aplaca su llama luego.

Y de la misma manera, la verdadera aficion crece mas en la pasion, cuando es la pasion mas fiera.

Mas si la aficion es poca no puede mucho durar, porque la llega á apagar cualquier viento que la toca.

Y considerad tambien cuando el mal os trata mal, que es la moneda ese mal con que se compra aquel bien. A medida del dolor que padece un alma acá, á esa misma se le da el cielo y gloria mayor. Y teniendo esta memoria, de gozo el alma se llena, que siempre alivia la pena la esperanza de la gloria. Tambien es bien que penseis cuando desabrida estais, el contento que á Dios dais en el mal que padeccis:

Ese color demudado, que ha causado el mal en vos, es él que enamora á Dios y ese rostro desmayado.

El cansancio en el hablar, ese disgusto y flaqueza es el afeite y la belleza, que á Dios suele enamorar. Si el manjar os da disgusto tomadlo, pues que tomó él que en la cruz recibió Cristo, tan amargo al gusto. Y si alguna vez os veis acosada de impaciencia, no os inquiete la conciencia el pensar que le ofendeis.

Porque el Señor que nos hizo y busca nuestro provecho, sabe bien que nos ha hecho de barro y tan quebradizo.

Tened en mucho ese mal, y estimandole entended, que es una grande merced, que os hace el Rey celestial. Y pues los enamorados, mejor muestran su querer en morir ó padecer,

que en gozar del ser amados: Mil gracias a Dios debeis por la ocasion que os ha dado,

de haberse manifestado el amor que le teneis.

Él os dé vida mas larga para padecer mas mal, pues es gloria sin igual el sufrir por él tal carga.

Y asi creciendo en el suelo por la falta de salud, de virtud á mas virtud subais al mas alto cielo.

No. 65.

Sobre las primeras palabras que dijo Cristo en la cruz.

Dorado sol, que desde el cuarto cielo quitando de la noche el negro manto, vistes de lumbre y de contento el suelo :

Suspende el curso acostumbrado, en tanto que el otro sol, de quien recibes lumbre, prosigue un dulce y amoroso canto.

Y aunque es trabajo hacer contra costumbre, pues es el caso nunca acostumbrado,

bien es lo nunca usado se acostumbre.

Tu blanca luna, á quien está encargado

suplir la triste y tenebrosa ausencia del agradable sol, tu hermano amado,

pues suele el resplandor de tu presencia

quitar el luto de la noche oscura,

esconde el blanco rostro y dame audiencia. Claras estrellas, cuya lumbre pura

en la serena noche tremolando,

el cielo adorna y viste de hermosura:

Esconded esta luz de cuando en cuando, porque no goce del consuelo el orbe

que con ella le estais comunicando.

Todo sea luto que este gozo estorbe, pues muere Dios, pues Dios está sufriendo mas deshonras que arroyos el mar sorbe. Tu fiero mar, que con horrible estruendo sueles alborotar los navegantes,

las naves con tus olas sacudiendo:

Presta silencio un rato, no levantes

las espumosas olas de su asiento: excusa agora efectos semejantes:

y porque suele ser el veloz viento la causa principal de esta mudanza, es bien que sople agora suave y lento.

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