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das aquellos principales unas ropas de algodon muy largas, que les daba hasta los pies, con muchas labores en ellas labradas, y eran digamos ahora á la manera de albornoces Moriscos y como viniéron delante el Sandoval con mucho acato se lo presentáron, y lo recibió con alegría, y les mandó dar cuentas de Castilla, y les hizo honra y halagos, y demandáron al Sandoval que les diese algunos Teules, que en su lengua así nos llamaban á los Españoles, para ir juntamente con ellos contra los pueblos de los Minxes sus contrarios, que les daban guerra y el Sandoval como no tenia soldados en aquella sazon para les dar ayuda como la demandaban, porque los que llevó el Briones estaban todos heridos, y otros habian adolecido, é quatro muertos, por ser la tierra muy calurosa é doliente, con buenas palabras les dixo, que él enviaria á México á decir á Malinche, que así decian á Cortés, que les enviase muchos Teules, é que se reportasen hasta que viniesen , y que entre tanto que irian con ellos diez de sus compañeros para ver los pasos y tierra para ir á dar guerra á sus contrarios los Minxes: y esto no lo decia el Sandoval, sino para que viese mos los pueblos y minas donde sacaban el oro que tru→ xéron y desta manera los despidió, excep→ to á tres dellos, que mandó que quedasen para ir con nosotros y luego despacho para ir á ver los pueblos y minas, como he di

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cho á un soldado que se decia Alonso del Castillo el de lo pensado; y me mandó el Sandoval que yo fuese con él, y otros seis soldados, y que mirasemos muy bien las minas, y la manera de los pueblos. Quiero decir, porque se llamaba aquel Capitan que iba con nosotros por caudillo, Castillo el de lo pensado, y es por esta causa que diré. En Ja Capitanía del Sandoval habia tres soldados que tenian renombre, Castillos, el uno dellos era muy galan, y preciabase dello en aquella sazon, que era yo, y á esta causa me Ilamaban Castillo el galan: los otros dos Castillos, el uno dellos era de tal calidad, que siempre estaba pensativo, y quando hablabanı con él, se paraba mucho mas á pensar lo que habia de decir, y quando respondia ó hablaba era un descuido, ó cosas que teniamos que reir, y por esto le llamabamos Castillo de los pensamientos y el otro era Alonso del Castillo, que ahora iba con nosotros, que de repente decia qualquiera cosa, y respondia muy á propósito de lo que preguntaban, y se decia Castillo el de lo pensado. Dexemos de contar donaires, y volvamos á decir como fuimos á aquella Provincia á ver las minas, y llevamos muchos Indios de los de aquellos pueblos, y con unas como hechuras de bateas laváron en tres rios delante de nosotros, y en todos tres sacáron oro, é hinchéron quatro cañutillos dello, que era cada uno del tamaño de un dedo de la mano el de en

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medio ,y eran poco ménos que cañones de patos de Castilla, y con aquella muestra de oro volvimos donde estaba el Gonzalo de Sandoval, y se holgó, creyendo que la tierra era rica y luego entendió en hacer los repartimientos de aquellos pueblos y provincia, á los vecinos que habian de quedar allí poblados, y tomó para sí unos pueblos que se dicen Guazpaltepeque, que en aquel tiempo era la mejor cosa que habia en aquella provincia muy cerca de las minas, y aun le dieron luego sobre quince mil pesos de oro, creyendo que tomaba una muy buena cosa: y la provincia de Xaltepeque donde truximos el oro, depositó en el Capitan Luis Marin que le daba un Condado, y todos salieron muy malos repartimientos, así lo que tomó el Sandoval, como lo que dió á Luis Marin; y aun á mí me mandaba quedar en aquella provincia, y me daba muy buenos Indios, y de mucha renta, que pluguiera á Dios que los tomara, que se dice Maltlatan y Orizaba, donde está ahora el ingenio del Virrey; y otro pueblo que se dice Ozotequipa, y no los quise, por parecerme que si no iba en compañía del Sandoval, teniéndole por amigo, que no hacia lo que convenia á la calidad de mi persona: y el Sandoval verdaderamente conoció mi voluntad, y por hallarme con él en las guerras, si las hubiese adelante, lo hice. Dexemos desto, y digamos que nombró á la villa que pobló Medellin,

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porque así le fué mandado por Cortés; porque el Cortés nació en Medellin de Extremadura: y era en aquella sazon el puerto, un rio que se dice Chalchocueca, que es el que hubimos puesto por nombre rio de Vanderas, donde se rescatáron los diez y seis mil pesos y por aquel rio venian las barcas con la mercadería que venia de Castilla, hasta que se mudó á la Vera-Cruz. Dexemos desto, é હ vamos camino de Guacacualco, que será de la villa de la Vera-Cruz, que dexamos poblada, obra de sesenta leguas, y entramos en una provincia, que se dice Citla, la mas fresca y llena de bastimentos, y bien poblada que habiamos visto, y luego vino de paz: y es aquella provincia que he dicho de doce leguas de largo, y otras tantas de ancho, muy poblado todo. Y llegamos al gran rio de Gua. cacualco, y enviamos á llamar los Caciques de aquellos pueblos, que era cabecera de aquellas provincias, y estuviéron tres dias que no viniéron, ni enviaban respuesta; por lo qual creimos que estaban de guerra, y aun así lo tenian consultado, que no nos dexasen pasar el rio, y despues tomáron acuerdo de venir de ahí á cinco dias, y truxéron de comer, y unas joyas de oro muy fino , y dixéron, que quando quisiesemos pasar, que ellos traerian muchas canoas grandes, y Sandoval se lo agradeció mucho, y tomó consejo con algunos de nosotros, si nos atreveriamos á pasar todos juntos de una vez en

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todas las canoas y lo que nos pareció y aconsejanos, que primero pasasen quatro soldados, y viesen la manera que habia en un pueblezuelo que estaba junto al rio, y que mirasen y procurasen de inquirir y saber si estaban de guerra, y ántes que pasasemos tuviesemos con nosotros el Cacique mayor, que se dice Tochel; y así fuéron los quatro soldados, y viéron todo á lo que les enviamos, y se volviéron con relacion á Sandoval, como todo estaba de paz, y aun vino con ellos el hijo del mismo Cacique Tochel, que así se decia, y truxo otro presente de oro, aunque no de mucha valía; entonces le halagó el Sandoval, y le mandó que truxesen cien canoas atadas de dos en dos, y pasamos los caballos un dia despues de Pascua de Espíritu Santo y por acortar de palabras volvamos en el pueblo que estaba junto al rio abaxo, y pusimosle por nombre la villa del Espíritu Santo; é pusimos aquel sublimado nombre lo uno, porque en Pascua de Espíritu Santo desbaratamos á Narvaez y lo otro, porque aquel Santo nombre fué nuestro apellido, quando le prendimos y desbaratamos: lo otro, por pasar aquel rio aquel mismo dia y porque todas aquellas tierras viniéron de paz sin dar guerra, y allí poblamos toda la flor de los caballeros y soldados que habiamos salido de México á poblar con el Sandoval ,y el mismo Sandoval, y Luis Marin, y un Diego de Godoy, y el Ca

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