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provincias, y con muy pocos de á caballo que entonces le dió, y obra de quince ballesteros y escopeteros, conquistadores viejos, fué á Colima, y castigó á dos Caciques, y tal maña se dió, que toda la tierra dexó muy de paz, y nunca mas se levantó, y se volvió por Zacatula, é hizo lo mismo, y depresto se volvió á México. Y volvamos á Guacacualco, y digamos como luego que se partió Gonzalo de Sandoval para México con la señora Doña Catalina Juarez se nos rebeláron todas las mas provincias de las que estaban encomendadas á los vecinos, é tuvimos muy gran trabajo en los tornar á pacificar y la primera que se levantó fué Xaltepeque Zapotecas que estaban poblados en altas y malas sierras, y tras esto se levantó lo de Cimatan y Copilco, que estaban entre grandes rios y cienagas, y se levantáron otras provincias, y aun hasta doce leguas de la villa kubo pueblos que matáron á su Encomendero, y lo andabamos pacificando con grandes trabajos. Y estando que estabamos en una entrada con el Capitan Luis Marin, é un Alcalde Ordinario, y todos los Regidores de nuestra villa, viniéronnos cartas, que habia venido al puerto un navío. y. que en él venia Juan Bono de Quexo Vizcayno, é que habia subido el rio arriba con el navío, que era pequeño hasta la villa, é que decia que traia cartas é provisiones de su Magestad para nos notificar que luego fuesemos á la villa,

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é dexasemos la pacificacion de la provincia: y como aquella nueva supimos, y estabamos con el Teniente Luis Marin, así Alcaldes y Regidores, fuimos á ver que queria. Y despues de nos abrazar, y dar el parabien venido los unos á los otros, porque el Juan Bono era muy conocido de quando vino con Narvaez, dixo, que nos pedia por merced, que nos juntasemos en Cabildo, que nos queria notificar ciertas provisiones de su Magestad, y de Don Juan Rodriguez de Fonseca Obispo do Burgos, que traia muchas cartas para todos. Y segun pareció traia el Juan Bono cartas en blanco con la firma del Obispo : y entre tanto que nos fuéron á llamar en la pacificacion donde estabamos, se informó el Juan Bono quien eramos los Regidores, y las cartas que traia en blanco, escribió en ellas palabras de ofrecimientos que el Obispo nos enviaba, si dabamos la tierra á Christóbal de Tapia, que el Juan Bono no creyó que era vuelto para la isla de Santo Domingo y el Obispo tenia por cierto que no le recebiriamos, e á aquel efecto envió á Juan Bono con aquellos recaudos, é traia para mí como Regidor, una carta del mismo Obispo, que escribió el Juan Bono. Pues ya que habiamos entrado en Cabildo, y vimos sus despachos y provisiones, que nunca nos habia querido decir lo que era hasta entónces, depresto le despachamos, con decir que ya el Tapia era vuelto á Castilla, é que fuese á México adonde

estaba Cortés, é allá le diria lo que le conviniese: é quando aquello oyó el Juan Bono, que el Tapia no estaba en la tierra, se puso muy triste, y otro dia se embarcó, é fué á la villa Rica, é desde allí á México, y lo que allá pasó yo no lo sé; salvo que oi decir que Cortés le ayudó parà la costa, y se volvió á Castilla. Y dexemos de contar mas cosas, que habia bien que decir, como siempre que en aquella villa estuvimos, nunca faltáron trabajos y conquistas de las provincias que se habian levantado: y volvamos á decir de Pedro de Alvarado, como le fué en lo de Tutepeque, y en su poblacion.

CAPITULO CLXI.

Como Pedro de Alvarado fué á Tutepeque á poblar una villa, y lo que en la pacificacion de aquella provincia, y poblar la villa le acaeció.

Es menester que volvamos algo atras para dar relacion desta ida, que fué Pedro de Alvarado á poblar á Tutepeque y es así, que como se ganó la ciudad de México, y se supo en todas las comarcas y provincias, que una ciudad tan fuerte estaba por el suelo, enviaban á dar el parabien de la vitoria á Cortés, y á ofrecerse por vasallos de su B 3

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Magestad: y entre muchos grandes pueblos, que en aquel tiempo viniéron, fué uno que se dice Tutepeque Zapotecas, y truxéron un presente de oro á Cortés, y dixéronle que estaban otros pueblos algo apartados, que se decian Tutepeque, muy enemigos suyos, é que les venian á dar guerra, porque habian enviado los de Guantepeque á dar la obediencia á su Magestad, y que estaban en la costa del Sur, y que era gente muy rica, asi de oro que tenian en joyas, como de minas, y le demandáron á Cortés con mucha impor-. tunacion les diese hombres de á caballo, y escopeteros y ballesteros para ir contra sus enemigos; Cortés les habló muy amorosamente, y les dixo que queria enviar con ellos al Tonacio, que así le llamaban al Pedro de Alvarado y dixo á Fr. Bartolomé que fuese con Alvarado, y luego le dió sobre ciento y, ochenta soldados, y entre ellos treinta y cin-. co de á caballo, y le mandó que en la provincia de Guaxaca, donde estaba un Francisco de Orozco por Capitan, pues estaba de paz aquella provincia que le demandase otros veinte soldados, y los mas dellos ballesteros: y así como le fué mandado ordenó su partida, y salió de México en el año de veinte y dos, é mandóle Cortés que luego fuese, é viese ciertos Peñoles, que decian que estaban alzados; y entónces todo lo halló de paz y de buena voluntad, y tardó mas de quarenta dias en llegar á Tutepeque, y el señor dél y

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todos los principales, desque supiéron que estaban ya cerca de su pueblo, le salieron á recebir de paz, y les lleváron á aposentar en lo mas poblado del pueblo adonde el Cacique tenia sus adoratorios y sus grandes aposentos, y estaban las casas muy juntas unas de otras, y son de paja; porque en aquella provincia no tenian azuteas, porque es tierra muy caliente y dixo Fr. Bartolomé á Alba: rado con sus Capitanes y soldados, que no era bien aposentarse en aquellas casas tan juntas unas de otras, porque si ponian fuego no se podrian valer, y parecióle bien el consejo á Alvarado, y fué acordado que se fuesen en cabo del pueblo y como fué aposentado, el Cacique le llevó muy grandes presentes de oro y bien de comer, y cada

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que allí estuvieron, le llevó presentes muy ricos de oro; y como el Alvarado vido que tanto oro tenian, le mandó hacer unas estriveras de oro fino, de la manera de otras que le dió para que por ellas las hiciese, y se las truxéron hechas: y dende á pocos dias echó preso al Cacique, porque le dixéron los de Teguantepeque al Pedro de Alvarado, que le querian dar guerra toda aquella provincia, é que quando le aposentáron entre aquellas casas, donde estaban los ídolos y aposentos, que era por les quemar, é que allí muriesen todos ,y á esta causa le echó preso. Otros Españoles de fe y de creer dixéron que por sacalle mucho oro, é sin justicia murió en las

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