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Adios, Padres mios; quizá no esté lejos el momento en que con alegria nos veamos y en que nunca nos separemos. Cuidense VV. tanto como los ama su

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Pepe.

El que se mostraba tan juicioso y arrepentido de sus primeras calaveradas, acababa de cometer la locura que más sin sabores y desengaños le habían de proporcionar después.

Antes de que él partiese para Londres, habían sido trasportados á Inglaterra los repatriados españoles más peligrosos, entre los que figuraba el padre de Teresa, ocasionándose por esta causa la separación de los dos amantes.

Al establecerse en el reino unido, la situación de la familia de Teresa debió ser muy apurada, por lo que se desprende del siguiente recorte (que me ha proporcionado el ilustre hispanófilo Mr Churchman, del periódico londonense El Emigrado Observador (que se publicaba á la vez que El Momo de Acevedo y el Ocios de Canga Argüelles, Villanueva, Flores Estrada y Calatrava) : «Las hijas del Coronel Mancha bordan, con el mayor primor braceletes, sacando de esta industria auxilios para socorrer su indigencia honrada. »

De esta indigencia las sacó, casándose con Teresa, el rico comerciante español D. Gregorio de Bayo, quién tuvo de ella un hijo que se llamó Ricardo.

El poeta no llegó á saber nada hasta que su suerte ó su desgracia lo llevó también á las Islas británicas, abrigando la ilusión de que aun le correspondía el corazón de su bella.

Espronceda llegó á Londres cuando reinaba Jorge IV. y era presidente del Consejo de Ministros Wellington, que favorecia á los emigrados españoles; esto es en la época precisamente en que se llevaban á cabo las reformas más liberales de la Constitución inglesa cuando los whigs conseguían la abolición del ya citado juramento del Test, que obligaba á comulgar según el rito anglicano antes de ocupar un cargo público, y O'Connell recababa la plenitud de los derechos políticos para los antes vejados católicos.

En la gran Bretaña estudió Espronceda á Byron, á Milton, á Shakespeare y á todos los principales poetas ingleses, y escribió muchas de sus poesías, entre otras las tituladas A la patria, La entrada del invierno en Londres y la mayoría de las autógrafas que se conservan en la Sección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional.

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Pero estos estudios y trabajos no debieron ser obstáculo para que siguiese adorando á Teresa. Esta parece que se dejó vencer por su antiguo y primer amor y, dispuesta á seguirle, según refiere D. Antonio Cortón « se vistió una noche un traje de hombre, descendió al jardín de su casa, franqueó el muro con el auxilio de una escalera y, á favor de la niebla, fué en busca de un emigrado español al servicio de Espronceda, que la condujo en un coche hasta el sitio donde la esperaba éste » por el que Teresa abandonó no sólo á su marido, sino á su hijo legitimo Ricardo.

Si la fuga se realizó en tales formas seria de presumir que, en vez de ser Espronceda el que robó á Teresa, fué Teresa la que sedujo á Espronceda, arrastrándolo fácilmente á tan romántica. aventura de amor.

Una vez juntos los dos amantes se dirigieron al puerto de Plymouth, donde tomaron pasaje en un barco de vela que los llevó á Flandes. Desde aquí marcharon á París, estableciéndose primero en un piso segundo interior del Pasaje del Panorama, y después en una casita de Passy.

La llegada de Espronceda al continente alarmó al Gobierno de España, que le consideraba como un revolucionario peligrosísimo, en inteligencia con Mina, y le suponía en Francia diez días antes de que hubiese salido de Bruselas. Le creia comisionado para venir á sublevar la Navarra y tomó toda clase de medidas para impedir que se acercase á la frontera 2.

1. Obra citada, págs. 192 y 193. 2. Apéndice no 2. A, B, C y D.

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Cuando llegó Espronceda á Francia se acentuaba la lucha entre el Parlamento y Carlos X, el antiguo jefe de los ultras, consagrado en Reims.

Al ser proclamado, ó impuesto por los vencedores de Napoleón para rey de Francia, Luis XVIII, el Senado había redactado un Código fundamental que sentaba en principio la soberanía de la nación. El pueblo francés llamaba libremente al trono á Luis Estanislao Javier, hermano del último rey. Una vez aceptada la Constitución por el pueblo, el nuevo monarca debía jurarla y firmarla, antes de ser coronado. Luis XVIII se negó á ratificar dicho documento; tomó ante todo posesión de la corona, y sólo cuando todo el mundo lo reconoció como soberano mandó redactar otro Código político, la Carta de 1814, en que se evitó cuidadosamente el nombre de Constitución.

La Carta dejó sin resolver la manera de elegir la Cámara, los límites de la libertad de la prensa y las atribuciones del poder real sobre la designación de los ministros (si habían de ser elegidos de las mayorías de la Cámara ó de personas extrañas á ésta); y desde 1814 á 1816 sirvieron de grandes campos de batalla la ley electoral, el régimen de la imprenta y el carácter del poder real.

Los realistas se habían vengado de los comprometidos en los cien días con procesos y matanzas que sembraron el terror blanco; y á causa de esta política se formaron dos partidos extremos: el de los ultras, absolutistas, y el de los liberales ó bonapartistas. Entre estos dos bandos, ambos hostiles á la Carta, se constituyeron otros dos grupos gubernamentales: el de los realistas moderados y el de los realistas avanzados.

En 1815 se hicieron las elecciones durante la invasión y el terror blanco, y esto dió la mayoría á los ultras, que votaron las leyes de excepción y fueron árbitros de Francia hasta que se indispusieron con el Rey, cayendo el Ministerio Richelieu, que había sustituido al de Talleyrand-Fouché.

El Ministerio Decazes empezó una vida política regular, con una Cámara compuesta casi únicamente de doctrinarios, y la Constitución funcionó bien desde 1816 à 1820, en que los liberales (cada vez más descontentos) agitando al país, organizando sociedades secretas y conspiraciones militares, escribiendo proclamas y haciendo manifestaciones públicas, dieron lugar á que el poder pasase á manos de los ultras, después del asesinato del duque de Berry. El Ministerio de éstos, Villèle, suspendió las reformas, consiguió que la Cámara votara leyes reaccionarias como la del sacrilegio y la indemnización á los emigrados, y, por su influjo, se llevó á cabo la venida de Angulema á España que, en el Congreso de Verona, dispuso Metternich.

Desde 1824 ceñía la corona, por muerte de Luis XVIII, su hermano Carlos X, que era tenido por el jefe de los congregacionistas y autor de los consejos reaccionarios.

Villèle, vencido en las elecciones de 1827, fué sustituido por Martignac, que á su vez fué derrotado en la Cámara, sucediéndole Polignac en 1827.

Polignac tuvo en contra suya todos los partidos. Al discurso del trono, proclamando la soberanía del monarca, respondió la Cámara, protestando, con un mensaje suscrito por 222 diputados. Carlos disolvió aquellas córtes y convocó otras, en que las oposiciones le enviaron 270 representantes, orleanistas en su mayoría.

Confiado en la influencia del triunfo del ejército, que acababa de conquistar á Argelia, firmó el ordenamiento de 26 de Julio de 1830, disolviendo la nueva Cámara y reformando las leyes electoral y de la prensa.

La opinión general se le puso enfrente, considerando que había traspasado su derecho. Los periodistas parisienses firmaron una protesta, y los diputados presentes en la capital resolvieron organizar la resistencia legítima. Mas estos medios legales no podían prevalecer contra un Gobierno apoyado en la fuerza pública.

Espronceda era testigo y participaba de estas contiendas; y no debían sobrarle los dineros cuando, sin esperar la mensualidad que su padre le pasaba, giró, en una ocasión, á este la siguiente letra:

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Sirvase V. entregar á Da Maria Calderon la cantidad de veinte duros que he recibido de D. José Amorós, segun aviso de este dia.

José de Espronceda 2.

En Paris existía entonces un partido republicano compuesto especialmente de estudiantes y obreros. Era poco numeroso y no tenía diputados ni periódicos, pero estaba bien organizado y provisto de armas. Con éstas realizó la revolución del año 30.

Los hombres de aquel pequeño partido construyeron barricadas en las estrechas calles del E. de Paris y enarbolaron la bandera tricolor. El Gobierno no estaba preparado, y los insurrectos conquistaron la ciudad en tres días, del 27 al 29 de Julio.

3

«El grito de libertad de Francia halló en su puesto á Espronceda y el pueblo de Paris aplaudió con entusiasmo, durante las famosas jornadas, al jóven y denodado español, que fué uno de los héroes del Puente de las Artes. »>

Carlos X huyó de Francia, y los diputados orleanistas, reunidos después del triunfo, nombraron una Comisión, que se

1. Siendo el nombre de su padre Juan, debió estar muy distraido el hijo, al escribir, cuando puso José en la dirección.

2. Sección de Manuscritos de la Biblioteca nacional. P. V. = C-5. = No 92 = (12.938-92) de la Colección del pintor D. Manuel Castellanos.

3. Al lado de Esproneda se batió aquel día su grande y constante amigo D. Balbino Cortés y Morales, quedando cojo, de un metrallazo en el pie izquierdo, y mereciendo por su valor la cruz conmemorativa de la jornada y una pensión vitalicia. Véase el no 5057 de El Globo, de Madrid, correspondiente al 9 de Septiembre de 1889.

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