Imágenes de página
PDF
ePub

Que hiriendo ó maltratando un cristiano á un moro, fuera aquel juzgado por las leyes de este..

Que si algun cristiano violentase á una mora, siendo soltero se volviera moro, ó se casara con ella, y siendo casado sufriera la pena de muerte. Que si algun cristiano entrara en una mezquita de los moros, ó blasfemara de Mahoma, sufriera la misma pena de muerte.

Que los sacerdotes cristianos celebraran la misa á puerta cerrada (1). Por algunos años hubo bastante diversidad en la suerte de los pueblos conquistados, segun había sido mas o menos feroz el genio de los gefes militares á quienes se habian rendido, y mas o menos obstinada su resistencia. Abderramen fijó las contribuciones en un quinto, ó veinte por ciento de todas las rentas de los propietarios en los pueblos tomados á viva fuerza, y solo un diezmo en los que se habian entregado voluntariamente (2).

A pesar del odio y menosprecio con que generalmente se ra á los mahometanos, si se examina su política en aquella conquista, se encuentra menos cruel, y mucho mas racional que la de los godos, y aun que la de otras naciones antiguas y modernas, tenidas por muy cultas y civilizadas. Porque muchísimo menor era la carga de un diezmo, ó á lo mas un veinte por ciento de las rentas de los propietarios, que despojarlos enteramente de todos sus bienes, como acostumbraban los romanos, ó de-. jarles solo la tercera parte, como los godos.

Aun en la religion, aunque los mahometanos eran no menos creyentes del alcorán que los cristianos del evangelio, sin embargo de eso permitian á estos el culto público de su relijion; el ser gobernados y juzgados como antes por condes y jueces católicos; sus obispos y demas ministros del altar; sus templos, sus campanas para llamarse y congregarse para celebrar los oficios divinos; sus entierros solemnes (3); y aun observaban el consejo que les habia dado uno de sus califas, de respetar particularmente á los monges (4).

la

Tal vez esta diferencia en el trato, y consideracion á los vencidos fué que mas contribuyó á afirmar el dominio de los mahometanos en España. Disgustados los pueblos con la dura opresion del gobierno gótico, poco deberian sentir el sujetarse á otro que les propusiera y conservara. partidos y tributos mas suaves.

Todo cede al fin al interés personal. La mas firme adhesion á las leyes, usos y maneras á que estamos acostumbrados por la educacion, por el hábito, y el mas entusiasmado patriotismo, todo se entibia y se trasforma cuando el espiritu, fatigado de los males y calamidades de la guerra, ó mas alumbrado por la esperiencia y comparacion de los hechos y acaecimientos públicos, vuelve sobre sí, calcula y se desengaña de muchas preocupaciones que le parecian antes verdades evidentes, ó se resigna á un nuevo estado, que no han podido evitar su resistencia ni sus sacrificios.

Aquella política de los mahometanos acerca de las contribuciones, y su

(1) Florez, España sagrada, tom. 10. trat. 33, cap. 7.

(2)

Pacensis, Cron.

(3) Florez, España sagrada, tom. 10, tratat. 33, cap. 7.

(4) Conde, Historia de la dominacion de los árabes en España, prim. part. cap. 2.

tolerancia relijiosa. no pudo dejar de influir en los aumentos de la poblacion y pogresos de la agricultura, base fundamental de la propiedad de las naciones.

En Asturias, Leon, Castilla y demas provincias y pueblos que habian permanecido sujetos á los cristianos, los reyes, señores y demas propietarios, siguiendo las máximas y preocupaciones de los godos, despreciaban la agricultura y artes mecánicas, no teniendo por honorífica otra profesion que la milicia. El campo se cultivaba por esclavos, o colonos solariegos, que llenos de miseria y de ignorancia, solo podian pensar en sacar de la tierra lo mas precioso para pagar las rentas, y para el escaso sustento de sus familias.

Tal era la miseria de aquellos tiempos en las tierras de los cristianos, que el comer pan de trigo se tenia por un acto positivo de nobleza, aun en la mas rica de sus provincias, cual era Cataluña. «El baile siendo muerto, estropeado, herido, o aprisionado, se dice en uno de sus Usages, si es noble, y come pan de trigo diariamente, reciba la misma satisfaccion que un caballero; pero el baile plebeyo no reciba mas que la mitad (1).

Los moros, al contrario, abriendo comunicaciones de los puertos de España con los de Asia y Africa; facilitando la estraccion de frutos; travendo incesantemente colonos y artesanos útiles de otras partes; no desdeñándose los propietarios de cultivar las tierras con sus mismas manos; exijiendo de los colonos rentas moderadas; estudiando las ciencias naturales, y aplicándolas à la agricultura, la pusieron en el estado floreciente de que todavía hay vestigios en las hermosas vegas y huertas de Granada, Valencia y Murcia; y estendieron por toda la Península la abundancia de frutos, riqueza y civilizacion de que habia carecido el gobierno desde los romanos, habiendo sido el Guadalquivir mahometano el manantial de donde las ciencias y artes útiles renacieron, y se propagaron á toda Europa (2). Pero el interés y el egoismo produjeron entonces los mismos efectos que en todas partes.

Las arbitrarias y frecuentes vejaciones de muchos príncipes y gobernadores mahometanos, y las mayores consideraciones que gozaban estos por su origen y religion dominante, inducian á muchísimos españoles originarios á abandonar la suya, y á abrazar el mahometismo. Y aun los que no apostataban abiertamente de la religion católica, se conformaban en el traje, y en muchos usos y costumbres á las de los árabes, estudiando, hablando y escribiendo en la lengua de estos, y olvidando su idioma nativo.

[ocr errors]

¿Que cristiano lego, decia el ciudadano cordobés Albaro, á mitad del siglo IX, se encuentra hoy que entienda las sagradas escrituras y obras de los santos padres en latin? ¿Quien ama el evangelio? Los jóvenes cristianos de la mas bella disposicion, por su figura, sus modales y su educacion, instruidos en el idioma arábigo, leen con ansia los libros de los caldeos, los traducen en el árabe, al mismo tiempo que ignoran y menosprecian las puras fuentes de las ciencias eclesiásticas. ¡Qué dolor! Los cristianos ignoran su lengua propia y el latin, de manera que en todo el

(4) Usaje 13.

(2) Casiri, y el Abate Andrés han demostrado el mérito literario de los árabes españoles, en la biblioteca arábigo-escurialense, y en la historia del Orijen, progresos y estado actual de toda la literatura.

[ocr errors]
[ocr errors]

clero apenas se encuentra uno de mil que sepa escribir cartas de mero cumplimiento, cuando se ven infinitos que saben esplicar eruditamente las frases caldeas (1).

Aun los condes y obispos católicos no dejaban de familiarizarse con los cortesanos moros; y de servirles de instrumentos para vejar á sus mismos súbditos cristianos, como lo practicaron el obispo Ostejesis y el conde Servando (2).

[ocr errors]

«Muchos, decią San Eulojio, rehusando huir, padecer, ú ocultarse con nosotros, prevarican, apostatan, detestan al crucificado (¡ qué dolor!), entregandose á la impiedad, sujetan sus cuellos á los demonios, blasfeman, murmuran y pervierten á los cristianos. Muchísimos tambien que antes, estando en buen sentido, predicaban las victorias de los mártires, aplaudian su constancia,celebraban sus trofeos, ensalzaban sus tormentos, ahora, tanto sacerdotes como legos, mudan de opinion, sienten de otra manera, juzgan que han sido indiscretos aquellos mismos á quienes reputaban antes por muy felices (3).».

En el año de 1125 (4) salieron del reino de Córdoba buscando asilo en el de Aragon diez mil familias muzárabes, por lo cual irritados los moros destrozaron todas las que quedaban, ó matándolas, ó confiscándoles sus bienes. Lo mismo es regular que sucediera en otros pueblos. Los moros, aunque toleraban la religion católica, castigaban y perseguian á los que blasfemaban de Mahoma, y á los que intentaban convertirá los mahome. tanos, á la religion de Jesucristo (5). Sin embargo muchos cristianos, por un santo heroismo arrostraban todos los peligros, predicando nuestros sagrados dogmas, y combatiendo las heregías. Este heroismo relijioso multiplicaba los mártires, y no pocas veces su buen ejemplo servia para la conversion de los infieles. Mas por otra parte, irritando à los gobernadores, solia producir terribles persecuciones, y que las familias católicas se vieran precisadas á emigrar, y refugiarse en otros reinos.

CAPÍTULO II.

Discordias entre los sarracenos favorables à la reconquista de España por los cristianos. Restablecimiento de la corte, y gobierno gótico por D. Alonso el Castro.

Los generales mahometanos, engreidos por sus conquistas, y discor→ des entre sí, meditaban apropiarselas, y coronarse con independencia de los califas, lo cual produciendo entre ellos celos, discordias, y sediciones debilitó sus fuerzas, y les impidió acabar de apoderarse de toda España, y aun acaso de la Francia, en donde se habian ya internado, y llegado hasta Narbona (6).

(1) Indiculus luminosus, en el tom. 11 de la España Sagrada, p 274.

(2) Florez, España sugrada, tom, 10.

(3) In Memoriali, lib. 2, cap. 15.

Odericus Vitalis, citado por Bravo en el catálago de los obispos de Córdoba, tom. 1, pág. 237.

Florez, loc. cit.

(5) Forita, Anales de Aragon. Lib. 4. Mariana, Historia de España. Lib. 7,

cap. 3.

[ocr errors]

En tales circunstancias los pocos españoles que habian quedado sin rendirse en las ásperas montañas de Asturias, y los Pirineos pudieron reunirse para resistir al enemigo comun, y dar principio á nuevos reinos que se establecieron sobre las ruinas del trono de Rodrigo.

Los primeros ocho reyes, desde D. Pelayo, apenas fueron mas que unos gefes militares, ocupados continuamente mas en la guerra que en el gobierno civil, sin dominio fijo, ni aparato magestuoso (1).

Y

Aunque su yerno D. Alonso I habia recobrado á Lugo, Braga, Leon, otras ciudades de Galicia, Portugal, y Castilla, ni él ni sus sucesores se creian bastante seguros para fijar su residencia en alguna de ellas, por la inmediacion á los enemigos, y así vieron ordinariamente en Cangas de Onis, Pravia, ó algunos otros pequeños pueblos de Asturias (2).

D. Alonso II, llamado el Casto, fué el primero, que mejorando la ciudad de Oviedo, que habia empezado á edificar D. Fruela, fijó allí su corte; la adornò con templos, casas, baños, y otras tales obras públicas, y restableciendo el oficio palatino y las leyes góticas, dio alguna mas firmeza al gobierno, y mas decoro al trono y á la soberanía (3).

A consecuencia de aquel restablecimiento del gobierno y legislacion gótica, se celebrò en Oviedo el año de 873 un concilio, al que asistieron doce obispos, el rey, su muger e hijos, los grandes, y catorce condes (4), en el cual se acordo reconocer aquella silla por metropolitana; se asignaron varias iglesias para el sustento de los obispos privados de las suyas por los sarracenos; y se decretaron algunos cánones para mejor gobierno eclesiástico y civil de aquel nuevo reino.

Se eligieron con consentimiento del rey y de los grandes arcedianos, cuvo principal oficio habia de ser visitar todas las iglesias y monasterios, cuidar de su mejor arreglo, de que se celebraran cada año dos concilios; y de que se predicára y enseñára la doctrina cristiana.

Son muy notables las penas que se prescribieron contra los arcedianos negligentes en el cumplimiente de sus obligaciones. Siendo siervos de la iglesia se debia privarles del empleo, castigarlos con 70 azotes y devolverlos al mas inferior estado de esclavitud. Y siendo ingénuos, debian ser sentenciados por los obispos, acompañados de los condes y la plebe, ó sufrir las mismas penas de privacion de la prebenda, setenta azotes y restitucion de lo que hubieran defraudado á las iglesias, conforme á los cánones y Fuero Juzgo (5).

Mas estas penas tan terribles apenas podia llegar el caso de que se ejecutaran, á no ser muy pública y evidente la neglijencia y mala versacion de los arcedianos; porque si puestos en juicio no se probaran tales delitos, el obispo debia pagar de sus propios bienes lo que el reo, sí fuera convencido, y ademas hacer penitencia por cuarenta dias á las puertas de la iglesia.

Algunos autores han dudado de la autenticidad de aquel concilio, á cuyos argumentos ha respondido el P. Risco. en su continuacion de la Es

(4) Risco, España Sagrada, tom. 37, trat. 73, cap. 17.

(2) Risco, España Sagrada, tom. 37, trat. 72, cap. 17.

(3) Cron, Albendensis, n. 58. Cron. Sebastiani. En el tom. 13, de la España sagrada.

(4) Concilium Ovetense, ap. Aguirre, collectio muxima concilior., tom, 4. (5) Acta Concilii Ovetensis ibid.

paña Sagradu (1).

Pero que en aquel reinado se restableció el gobierno y legislacion gótica, y que el Fuero Juzgo volvió á ser el código fundamental de la nueva ó nuevas monarquías españolas consta de infinitos instrumentos de los primeros siglos de la restauracion en los cuales se leen frecuentes citas do aquel cédigo, unas con el título de Libro gótico; otras con el de Ley de los godos; y otras con el de Ley de los jueces.

CAPÍTULO III.

Que aunque la legislacion española de la edad media fué tomada principalmente de la gótica, hubo mucha diferencia entre ambas. Sofisterias de D. Pedro Valiente sobre la identidad de las nuevas monarquías con la de los godos. Confusion del derecho en aquellos tiempos. Arbitrariedad en los juicios. Ejemplos de algunas sentencias, llamadas entonces fazañas. De los duelos, o combates particulares estilados como pruebas

judiciales.

Aunque los nuevos estados católicos procuraban acomodar su gobierno y lejislacion á la de los godos, no por eso se ha de creer que fué una

misma.

D. Pedro Valiente, como reputaba la constitucion gótica por la mas perfecta de todo el mundo, y al gobierno que la creó, y pueblos que la obedecieron por un verdadero paraiso, pensó hacer un gran honor á su nacion con probar que la monarquía española habia continuado siempre esencialmente en la misma forma que tuvo antes de la irrupcion de los

sarracenos.

Bien se deja comprender que tan estraña paradoja no podia persuadirla sin desfigurar los hechos mas ciertos, y sin las sutilezas legales de que han sido muy fecundos los jurisconsultos.

Decia (2),que se han engañado mucho los que creyeron que Pelayo habia sido solamente rey de Asturias, teniendo por innegable que fué elejido por el comun consentimiento de los godos, para la restauracion, no de alguna provincia particular, sino de toda España.

Que no debiendo medirse la dignidad imperial por el número de los vasallos, sino por la lejitimidad de la eleccion, libertad, é independencia del Emperador en el ejercicio de sus facultades, Pelayo debió llamarse rey de toda España; siendo su principado, no un nuevo derecho adquirido, sino una continuacion del de sus antecesores.

Que la injuriosa y violenta irrupcion de los árabes no pudo darles un derecho para poseer sus conquistas, ni servir de impedimento para que continuara su dominacion en los españoles refugiados en las montañas. Que así lo habia declarado el Papa Gregorio IX.

Que aunque alguna potencia pueda adquirir los derechos supremos en otra, por larga posesion, dimanada en su origen del robo y la violencia; esto solo se entiende, cuando á la ocupacion acompaña la dereliccion por

[blocks in formation]
« AnteriorContinuar »