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y volviéronse aquella noche bien cansados a Guastepeque, adonde estuvieron reposando dos días.

En este tiempo el alguacil mayor supo cómo en un pueblo más adelante, que se dice Acapichtla, había mucha gente de guerra de los enemigos, y determinó de ir allá a ver si se darían de paz y a les requerir con ella, y este pueblo era muy fuerte y puesto en una altura, y donde no pudiesen ser ofendidos de los de caballo; y como llegaron los españoles, los del pueblo, sin esperar a cosa alguna, comenzaron a pelear con ellos, y dende lo alto echar muchas piedras; y aunque iba mucha gente de nuestros amigos con el dicho alguacil mayor, viendo la fortaleza de la villa, no osaban acometer ni llegar a los contrarios. E como esto vió el dicho alguacil mayor y los españoles, determinaron de morir o subilles por fuerza a lo alto del pueblo, y con el apellido de Señor Santiago comenzaron a subir; y plugo a Dios dalles tanto esfuerzo, que aunque era mucha la ofensa y resistencia que se les hacía, les entraron, aunque hubo muchos heridos. E como los indios nuestros amigos los siguieron y los enemigos se vieron de vencida, fué tanta la matanza dellos a manos de los nuestros, y dellos despeñados de lo alto, que todos los que allí se hallaron afirman que un río pequeño que cercaba casi aquel pueblo, por más de una hora fué teñido en sangre, y les estorbó de beber por entonces, porque como hacía mucha calor tenían necesidad deilo. É dado conclusión a esto, y dejando al fin estas dos poblaciones de paz, aunque bien castigados por haberla al principio negado, el dicho alguacil mayor se volvió con toda la gente a Tesaico; y crea vuestra católica majestad que ésta fué una bien señalada victoria y donde los españoles mostraron bien singularmente su esfuerzo.

Como los de Méjico y Temixtitán supieron que los españoles y los de Calco habían hecho tanto daño en su gente, acordaron de enviar sobre ellos ciertos capi

tanes con mucha gente; y como los de Calco tuvieron aviso desto, enviaron a rogarme a mucha priesa que les enviase socorro; y yo torné luego a despachar al dicho alguacil mayor con cierta gente de pie y de caballo; pero cuando llegó ya los de Culúa y los de Calco se habían visto en el campo y habían peleado los unos y los otros muy reciamente; y plugo a Dios que los de Calco fueron vencedores, y mataron muchos de los contrarios, y prendieron bien cuarenta personas dellos, entre los cuales había un capitán de los de Méjico y otros dos principales, los cuales todos entregaron los de Calco al dicho alguacil mayor para que me los trujese; el cual me envió dellos, y dellos dejó consigo, porque por seguridad de los de Calco estuvo con toda la gente en un pueblo suyo que es frontera de los de Méjico. E después que le pareció que no había necesidad de su estada se volvió a Tesaico, y trajo consigo a los otros prisioneros que le habían quedado. En este medio tiempo hubimos otros muchos rebatos y reencuentros con los naturales de Culúa, y por evitar prolijidad los dejo de especificar.

Como ya el camino para la villa de la Veracruz dende esta ciudad de Tesaico estaba seguro y podían ir y venir por él, los de la villa tenían cada día nuevas de nosotros, y nosotros dellos, lo cual antes cesaba. E con un mensajero enviáronme ciertas ballestas y escopetas y pólvora, con que hubimos grandísimo placer; y dende a dos días me enviaron otro mensajero, con el cual me hicieron saber que al puerto habían llegado tres navíos, y que traían mucha gente y caballos, y que luego los despacharían para acá; y según la necesidad que teníamos, milagrosamente nos envió Dios este socorro.

Yo buscaba siempre, muy poderoso Señor, todas las maneras y formas que podía para atraer a nuestra amistad a estos de Temixtitán: lo uno, por que no diesen causa a que fuesen destruídos; y lo otro, por descansar de los trabajos de todas las guerras pasadas, y

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Fig. 4.-Plano con la posición y extensión de las calzadas que unían la ciudad lacustre de Tenochtitán (Méjico) con la tierra firme de las márgenes del lago, según Maudslay.-Escala de 1: 180,000

principalmente porque dello sabía que redundaba servicio a vuestra majestad. E dondequiera que podía haber alguno de la ciudad, gelo tornaba a enviar, para les amonestar y requerir que se diesen de paz. Y el Miércoles Santo, que fueron 27 de marzo del año de 521, hice traer ante mí a aquellos principales de Temixtitán que los de Calco habían prendido, y dijeles si querían algunos dellos ir a la ciudad y hablar de mi parte a los señores della y rogalles que no curasen de tener más guerra conmigo, y que se diesen por vasallos de vuestra majestad, como antes lo habían, porque yo no los quería destruir, sino ser su amigo. E aunque se les hizo de mal, porque tenían temor que yéndoles con aquel mensaje los matarían, dos de aquellos prisioneros se determinaron de ir, y pidiéronme una carta; y aunque ellos no habían de entender lo que en ella iba, sabían que entre nosotros se acostumbraba, y que llevándola ellos los de la ciudad les darían crédito. Pero con las lenguas yo les di a entender lo que en la carta decía, que era lo que yo a ellos les había dicho. E así se partieron, y yo mandé a cinco de caballo que saliesen con ellos fasta ponerlos en salvo.

El Sábado Santo los de Calco y otros sus aliados y amigos me enviaron a decir que los de Méjico venían sobre ellos, y mostráronme en un paño blanco grande la figura de todos los pueblos que contra ellos venían, y los caminos que traían; que me rogaban que en todo caso les enviase socorro, e yo les dije que dende a cuatro o cinco días se lo enviaría, y que si entre tanto se vían en necesidad, que me lo hiciesen saber y que yo los socorrería; y el tercer día de Pascua de Resurrección volviéronme a decir que me rogaban que brevemente fuese el socorro, porque a más andar se acercaban los enemigos. Yo les dije que yo quería ir a les socorrer, y mandé apregonar que para el viernes siguiente estuviesen apercibidos veinte y cinco de caballo y trecientos hombres de pie,

El jueves antes vinieron a Tesaico ciertos mensajeros de las provincias de Tazapan y Mascalcingo y Nautan, y de otras ciudades que están en su comarca, y dijéronme que se venían a dar por vasallos de vuestra majestad y a ser nuestros amigos, porque ellos nunca habían muerto ningún español ni se habían alzado contra el servicio de vuestra majestad, y trujeron cierta ropa de algodón; yo se lo agradecí, y les prometí que si fuesen buenos se les haría buen tratamiento; y así, se volvieron contentos.

El viernes siguiente, que fueron 5 de abril del dicho año de 521, salí de esta ciudad de Tesaico con los treinta de caballo y los trecientos peones que estaban apercibidos, y dejé en ella otros veinte de caballo y otros trecientos peones, y por capitán a Gonzalo de Sandoval, alguacil mayor. Y salieron conmigo más de veinte mil hombres de los de Tesaico, y en nuestra ordenanza fuimos a dormir a una población de Calco que se dice Talmanalco, donde fuimos bien recibidos y aposentados; y allí, porque está una buena fuerza, después que los de Calco fueron nuestros amigos, siempre tenían gente de guarnición, porque es frontera de los de Culúa; y otro día llegamos a Calco a las nueve del día, que no nos detuvimos más de hablar a los señores de allí y decirles mi intención, que era dar una vuelta en torno de las lagunas, porque creía que acabada esta jornada, que importaba mucho, fallaría fechos los trece bergantines y aparejados para los echar al agua. Y como hobe hablado a los de Calco, partímonos aquel día a vísperas, y llegamos a una población suya, donde se juntaron con nosotros más de cuarenta mil hombres de guerra, nuestros amigos, y aquella noche dormimos allí. Y porque los naturales de la dicha población me dijeron que los de Culúa me estaban esperando en el campo, mandé que al cuarto del alba toda la gente estuviese en pie y apercibida; y otro día, en oyendo misa, co

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