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Sesión preparatoria del día 31 de Octubre de 1892,

CELEBRADA EN EL PARANINFO DE LA UNIVERSIDAD

Presidencia del Excmo. Sr. D. Gaspar Núñez de Arce.

Á las dos y veinte minutos de la tarde se abrió la sesión.

El Sr. Presidente (Núñez de Arce): Señores, antes de proceder á la constitución definitiva del Congreso, habéis de permitirme que os dirija brevemente la palabra cumpliendo con los deberes del puesto que inmerecidamente ocupo. No voy á pronunciar un discurso; ni la ocasión es oportuna, ni aunque lo fuera, me lo consentiría en estos momentos el estado de mi salud; voy únicamente, haciéndome eco de los sentimientos de la ASOCIACIÓN DE ESCRITORES Y ARTISTAS ESPAÑOLES que tengo la honra de presidir, á dar las gracias más expresivas á cuantos la han prestado y la prestan su cooperación valiosa en la obra altamente patriótica que, con la reunión de este Congreso, se propone realizar conmemorando el cuarto Centenario del descubrimiento de América.

Empezaré saludando cordialmente á los dignísimos Representantes y Delegados de las Repúblicas hispano-americanas, que tan gallarda muestra nos ofrecen de su cultura y de su amor á España. Ilustres historiadores, inspirados poetas, arqueólogos insignes, forman la cohorte que, para celebrar la más gloriosa fiesta de nuestra raza, nos han enviado nuestros hermanos de América, y que hoy, sentados en el hogar de la madre patria, comparten con nosotros, como miembros de la misma familia, el legítimo orgullo que despierta en todos la épica grandeza de nuestra historia. (Muy bien; muy bien.)

El espectáculo que, en las circunstancias presentes, ofrecemos confundiéndonos en un pensamiento común, y afirmando, por decirlo así, al través de la distancia y del tiempo, los lazos de fraternidad que arrancan de la comunidad de nuestro origen, hace meditar sobre los altos destinos que podría cumplir nuestra raza,

si, manteniéndonos todos dentro de los respetos que nos imponen la soberanía y la independencia de los distintos Estados á que respectivamente pertenecemos, llegáramos á establecer algún día, sobre sólidas bases, por medio de la compenetración de nuestras ideas y de nuestros intereses, hasta donde fuera posible, una gran confederación de la nobilísima familia española, esparcida y diseminada, por desgracia, sin la cohesión precisa para hacer sentir su fuerza, por los dilatados términos del mundo.

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Pero apartando mi espíritu, siquiera sea momentáneamente, de esta consoladora aspiración, que ha sido, es y será el sueño de toda mi vida, y confiando al tiempo, obrero tan invisible, como incansable, en todas las cosas humanas, la realización de este ideal, en lo que tenga de hacedero, paso expresar mi profundo reconocimiento, á las grandes fuerzas sociales, que respondiendo, como siempre, á los impulsos de su patriotismo, han ofrecido también su concurso inteligente y activo al Congreso Literario Hispano-americano.

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Claro es que tratándose del descubrimiento de América, no podían menos de tener, en cuanto se refiere á la conmemoración de este hecho providencial, importantísima representación histórila Marina, el Ejército y la Iglesia que llevaron nuestro idioma y nuestra cultura á aquel vasto continente. No es posible olvidar, sin notoria injusticia, que las primeras palabras castellanas repetidas por los ecos de América salieron de los labios de aquellos intrépidos navegantes que, atravesando el mar tenebroso, plantaron en una región tan desconocida hasta entonces como el mismo mar que habían surcado, el estandarte de Castilla y con él la fe de Cristo. Tampoco podíamos olvidar á aquellos heroicos conquistadores, que al mismo tiempo que realizaban sus maravillosas empresas, levantaban ciudades, erigían templos, abrían escuelas en los territorios recién dominados, sentando de una manera permanente en los pueblos sometidos, la civilización cristiana. Y todavía habría sido menos excusable el olvido respecto de la Iglesia, que llegó en ocasiones con la Cruz, á donde los fieros soldados de la conquista no pudieron llegar con la espada. (Muy bien; muy bien.) Ella, amparando á los indios como madre cariñosa, contra las violencias brutales, pero ineludibles de la guerra, fué la primera en proclamar que cualesquiera que fuesen la raza, la condición y el estado moral de los indígenas americanos, eran hermanos nuestros y monstruoso delito contra la humanidad y contra Dios el intento de sujetarlos á dura é inmerecida servidumbre. (Muy bien; muy bien.)

Para concluir, señores, dirijo también mi cariñoso saludo á los doctos Representantes de las Universidades del Reino, así como á los ilustres sabios é insignes literatos, consagrados á la enseñanza, que han respondido, por su propia iniciativa, á nuestro llamamiento. Encargados de iluminar la inteligencia de nuestras jóvenes generaciones, dirigiéndolas por los caminos de la verdad y de la ciencia, puede decirse con exactitud que en sus manos está la grandeza futura de la patria, y siendo tan alta la misión que el Estado les confía, y que noblemente desempeñan, habría sido en nosotros falta indisculpable, la de no darles en este Congreso la participación que de derecho les corresponde.

Concluyo, pues, señores, reiterándoos á todos las gracias por vuestro concurso, y deseando, para bien de nuestra raza, la repetición frecuente de estos Congresos hispano-americanos, porque como he tenido antes ocasión de manifestaros, creo yo con fe inquebrantable, que el día en que, por medio de la compenetración de sus intereses y la unidad de sus ideales, se entiendan en todo cuanto les sea común, los pueblos que hablan la hermosa lengua castellana en ambos hemisferios, ese día, recuperará su antiguo poder, su legítima influencia, y su puesto en la dirección de los sucesos humanos, la gran familia española, á que todos nosotros tenemos la honra de pertenecer. (Muy bien; muy bien.-Grandes y prolongados aplausos.)

Se va á dar principio á la organización del Congreso. El señor Secretario se servirá leer las bases reglamentarias referentes al

asunto.

El Sr. Secretario (Castillo y Soriano) leyó dichas bases.

El Sr. Presidente (Núñez de Arce): Con arreglo á lo determinado en las bases reglamentarias que han sido leídas, se va á proceder á la presentación de poderes especiales de los representantes, que aún no lo hayan verificado.

No habiendo ningún señor congresista que no hubiese presentado ya sus poderes en Secretaría: dijo:

El Sr. Presidente (Núñez de Arce): El Sr. Secretario se servirá leer la lista de los señores que componen el Congreso.

(Se leyó dicho documento que forma el apéndice 1.°)

El Sr. Presidente (Núñez de Arce): Ruego á los señores que crean no figura su nombre en la lista, hagan la correspondiente indicación en la Secretaría al terminar la sesión.

El Sr. Fernández de Castro: Ruego al Sr. Presidente que, si puede ser, mande figurar en la lista de adheridos al Congreso varios señores que han llegado hoy de Ultramar, y que se han

presentado en Secretaría después de salir el Sr. Secretario. El Sr. Presidente (Núñez de Arce): Interpretando seguramente los deseos del Congreso, figurarán en la lista de inscriptos los referidos señores, puesto que no ha habido tiempo material verificarlo antes.

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Seguidamente el Sr. Secretario, á ruego de la presidencia, dió lectura de la lista de Prelados adheridos al Congreso.

(Esta lista va intercalada en la general que constituye el Apéndice 1.°)

El Sr. Presidente (Núñez de Arce): Se va á proceder á la elección de Mesas. El Sr. Secretario se servirá leer la lista de propuestas hechas por la Comisión organizadora para las mesas de honor, efectiva y de ponencias.

Leída dicha lista por el Sr: Secretario, fué aprobada por aclamación en la siguiente forma:

MESA DE HONOR

PRESIDENTES

Excmo. Sr. D. Antonio Cánovas del Castillo, Presidente del Consejo de Ministros y de la Junta del Centenario; Excmo. Señor D. Luis Sáenz Peña, Presidente de la República Argentina; Excelentísimo Sr. D. Mariano Batista, Presidente de Bolivia; Excelentísimo Sr. D. Jorge Montt, Presidente de Chile; Excmos. Señores D. Rafael Núñez y D. Miguel Antonio Caro, de Colombia; Excmo. Sr. D. José Rodríguez, Presidente de Costa Rica; Excelentísimo. Sr. General D. José M.a Reina Barrios, Presidente de Guatemala; Excmo. Sr. D. Ponciano Leiva, Presidente de Honduras; Excmo. Sr. D. Porfirio Díaz, Presidente de México; Excelentísimo Sr. D. Roberto Sacasa, Presidente de Nicaragua; Excelentísimo Sr. General D. Patricio Escobar, Presidente de Paraguay; Excmo. Sr. D. Remigio Morales, Presidente del Perú; Excmo. Sr. D. Carlos Ezeta, Presidente de El Salvador; Excelentísimo Sr. General D. Ulises Hereaux, Presidente de Santo Domingo; Excmo. Sr. General D. Julio Herrera y Obes, Presidente del Uruguay; Excmo. Sr. Presidente de Venezuela y Excelentísimo Sr. Duque de Veragua.

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