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la venerable antigüedad que exîsten en cada una de ellas.

El Señor Don Josef Ortiz trabajó igualmente y leyó en el propio año un informe en que explica el diseño de un baxo relieve historial entallado en una urna de mármol, que se hallo en las inmediaciones del lugar de Láyos, propio de los condes de Mora, á legua y media de Toledo, el año de 1627 abriendo las zanjas para una casa, y hoy se conserva en la que tienen dichos señores en el propio lugar, formando juicio del mérito antiquario y artístico de este monumento.

El Señor Clemencin extendió y leyó otro informe en que exâmino históricamente con juiciosa crítica los fundamentos de la tradicion que asegura estar enterrada la Infanta Doña Leonor, hija del rey Don Alonso el Sabio y de su muger Doña Violante, en un sepulcro que existe en la parroquial de Miédes cerca de Calatayud. Y el Señor Ortega leyó en junta de 17 de Agosto de dicho año una noticia historica del descubrimiento de la platina, de algunas de sus propiedades y de los ensayos de su ductilidad hechos en España.

Otros individuos han presentado ó leido asimismo diferentes trabajos dignos de aprecio, con motivo de aspirar á las pla zas académicas o de tomar posesion de las que obtienen. A esta clase pertenecen dos memorias del Señor Don Isidoro Antillon; una geográfica, sobre los nuevos descubrimientos y observaciones astronomicas que pueden facilitar la construccion de una nueva y exâcta carta de la América septentrional, y otra de historia literaria sobre el mapa del reyno de Aragon del céle bre cosmografo Juan Bautista Labaña: el Cronicon mallorquin del gobierno del rey Roberto y de sus hijos, y de algunas conquistas de ciudades, villas, castillos é islas, traducido del lemosin por el Señor Villamil, é ilustrado con notas históricas: un discurso del mismo Señor Villamil sobre el orígen é instituto de la Órden militar de Santa María de España, fundada por el rey Don Alonso el Sabio para las expediciones navales: una memoria del Señor Alamanzon, sobre la importancia de la verdad en la historia, especialmente en la eclesiástica, los vicios y fábulas en que abunda la nuestra, su orígen y transcen

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dentales conseqüencias, y los medios de purificarla: un discurso del Señor Don Josef Garriga sobre las mejoras que podrian hacerse en la redaccion del diccionario geográfico-historico, empezado á publicar por la Academia: un compendio historico de la Iglesia de España en el siglo XIII, y una breve idea de los grandes acontecimientos eclesiásticos de la nacion en los veinte primeros años del siglo XIV: unas observaciones del Señor Don Joaquin Villanueva, sobre el fragmento de una cruz de piedra, hallada entre las ruinas de la antigua Sétabis, y un discurso del mismo, sobre los perjuicios que acarrea á las ciencias, y á la historia el abandono de los caminos que conducen al conocimiento de la verdad, por la indolencia y desidia en hacer el debido exámen de los hechos.

Por último, el Señor Abella, encargado por S. M. de formar una coleccion general diplomática de España, ha presentado como preludio de ella quatro tomos, que comprehenden los escritores de los siglos V, VI, VII y VIII, incluyendo en este último la crónica de Isidoro Pacense mejorada en su texto, é ilustrada con un discurso cronológico, acompañando ademas otros dos tomos de Excerptas de los autores que floreciéron en los quatro primeros siglos. Asimismo presentó despues, como parte de su coleccion, quatro tomos en folio comprehensivos de los documentos del reynado de Don Alonso VIII, y juntamente un tomo pequeño de varias cédulas de privilegios pertenecientes á la misma época, y otros quatro de cédulas de geografía, de oficios, monedas, tributos, pesos, medidas, voces, y algunas notas para ilustrar la historia de aquel reynado.

Entretanto no ha descuidado la Academia la execucion de otras empresas útiles que habia adoptado anteriormente, y de que ya tiene el público noticia. Entre otras ha promovido con actividad la publicacion de las obras legítimamente atribuidas al rey Don Alonso el Sabio, que por reales ordenes le ha sido encargada; y habiéndose propuesto dar principio por las siete Partidas, ha conseguido, en fuerza de continuos desvelos y de un trabajo incesante para cotejar los numerosos codices que ha logrado reunir y notar las variantes de todos, tener ya muy adelantada la impresion de los tres volúmenes de que consta la obra.

Con

Con igual diligencia ha procurado la Academia adelantar su antiguo plan del diccionario histórico-geográfico del reyno por provincias, recogiendo las juntas encargadas de este objeto- tan importante quantos materiales les ha sido posible para publicar á su tiempo nuevas secciones de la misma obra. Es muy loable la constancia y laboriosidad del Señor Marina en preparar los datos y noticias oportunas para el diccionario del principado de Astúrias, de que se encargó voluntariamente; y teniendo ya recogidas gran parte de las descripciones topográficas, propuso á la Academia que para hacer la obra mas útil y amena, se encomendase la parte de historia natural á un botánico hábil que la enriqueciese con las noticias y descripciones de este ramo, en que es tan abundante y variada aquella provincia. La Academia no solo aprobó y adoptó el pensamiento como de una utilidad incontestable, sino que acordó franquear de sus fondos las cantidades necesarias para hacer los viages oportunos por el principado, y recoger las noticias y observaciones convenientes.

Del zelo y tareas de la Academia en el ramo de antigüedades ya ha visto el público un testimonio el mas honroso y recomendable en la real cédula de 6 de Julio de 1803, por la qual confirió S. M. al Cuerpo la inspeccion general de todos los monumentos antiguos descubiertos y que se descubran en el reyno, y aprobó y mandó observar la instruccion que trabajó en virtud de real órden para llenar los fines de un proyecto tan ventajoso y deseado por mucho tiempo de los amantes de las letras y de la reputacion y gloria nacional.

Entre otras tareas propias de su atencion y cuidado, la Sala de antigüedades se habia propuesto arreglar y perfeccionar la coleccion litologica ó de inscripciones antiguas de España, para la qual exîste en la Academia gran copia de materiales, apuntamientos y cédulas. Para contribuir á los progresos de esta empresa, pidió la Academia á S. M. que se le mandasen franquear las me-`morias de geografia antigua que dexó su difunto individuo el Señor Don Cándido María Triguéros y se guardaban en la biblioteca de los Estudios reales; y habiendo obtenido esta gracia, y

re

reconocido la Sala los papeles y documentos del archivo del Cuerpo relativos al mismo objeto, entró con este aparato á exâ→ minar detenidamente la coleccion de la Academia para suplir lo que faltase en ella, y rectificar y mejorar lo restante.

Pero el resultado de este importante reconocimiento no fué tan favorable como se prometia la Sala, pues hallo que la coleccion aunque voluminosa no es completa: que hay variedades notables en las diferentes copias de una misma inscripcion: que algunas estan escritas con conocida inexâctitud y mala ortografia; y que no se expresa en ellas la calidad de la letra, cuya circunstancia suele ser esencial para determinar la edad y legitimidad del monumento. Todo lo qual hacia indispensable el trabajo de consultar nuevamente los originales que exîstan todavía, y corregir. á su vista las copias con la prolixidad que piden tales investigaciones y para dirigir esta operacion con acierto se dispuso una breve instruccion que sirviese de guia y norte á las personas encargadas no solo en el modo de hacer los cotejos de las inscripciones ya copiadas, sino tambien en el de sacar copias exâctas de las que nuevamente se descubran.

Observó asímismo la Sala por conseqüencia de este exámen, que el trabajar á un tiempo en la coleccion lapidaria de todas las provincias de España, seria empresa de una dificultad y dura-› cion incalculables; y por lo mismo eligió como preferible para llenar sus ideas el método geográfico, proponiéndose recorrer cada provincia de por sí y empezar desde luego por el reyno de Sevilla. Para esto reunió en un cuerpo todas las cédulas de sus incripciones romanas y góticas, las ordenó y clasificó, separando las halladas en toda la provincia de las de su capital, y se dedicó á exâminar é ilustrar estas últimas, distribuyendo el trabajo entre sus individuos y prescribiendo el método conveniente para conseguir la uniformidad y claridad en las tareas de todos.

ΑΙ paso que cada uno hacia privadamente su estudio y observaciones sobre las inscripciones de su repartimiento, y que la Sala se instruia en las conferencias de las dificultades que se presentaban, tuvo repetidas ocasiones de conocer lo poco que debia fiarse de los que han copiado tales monumentos, aún siendo por

otra

otra parte escritores doctos y beneméritos. Mientras mas iba internándose en el trabajo, crecia á proporcion esta prudente desconfianza; y quando ya tenia concluida la lectura y explicacion de las lápidas romanas de la ciudad de Sevilla, y la mayor parte de las de Cádiz, se vió empeñada en nuevas tareas, ya para suplir la pérdida experimentada por el extravío de alguna parte de la coleccion de la Academia, y ya para observar si en lo restante faltaban cédulas de las lápidas ya publicadas : lo qual no podia' verificar la Sala sin repetir el trabajo hecho por los compiladores de la coleccion de la Academia, reconociendo igualmente otros libros y documentos, que ó no llegó el caso de disfrutar ó se ocultáron á su diligencia. Y á los primeros pasos que dió en este nuevo trabajo, advirtió que en nuestra coleccion lapidaria faltaba un número muy considerable de cédulas y artículos, aún de aquellos mismos autores que se tuviéron presentes para formarla; por cuyo motivo se vió obligada á alterar el orden y método anterior de sus tareas, distribuyendo entre sus individuos las mismas obras para repetir el prolixo reconocimiento de todas, á fin de llenar el vacío experimentado y dar á dicha coleccion la exâctitud y perfeccion de que fuese capaz. Mas no por estas graves dificultades desistió la Sala de tan útil proyecto; ántes bien aprovechó toda oca sion y medio de reunir los materiales oportunos. Así, no contenta con entablar correspondencia con varios académicos y otros literatos del reyno de Sevilla, á fin de adquirir y rectificar las noticias, reconoció las cédulas litológicas de la colec cion del Señor Velazquez, el manuscrito de Rodrigo Caro sobre las inscripciones que vió el mismo en los años de 1621 y siguientes hasta 1625, el discurso del Señor Guseme, intitulado: Exámen de las inscripciones romanas de España, una coleccion lapidaria de Andalucía, formada en los años de 1540, 49 y 60, y las misceláneas y apuntamientos sobre la misma materia de Alvar Gomez de Castro existentes en la biblioteca real; y por último practicó vivas diligencias para lograr un traslado de las inscripciones que recogió y copió por sí mismo el erudito Señor Don Francisco Perez Bayer en sus viages por Tom. V.

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