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los caminos para hacer con mayor acierto y seguridad la guerra y la conquista de aquel pais, que meditaba el santo rey quando le sobrevino la muerte (1). Son notables las preeminencias y exênciones que en los fueros de Sevilla concedió á la gente de mar, á cuyo gremio pertenecian tambien los calafates, carpinteros de ribera y los oficiales de las atarazanas (2), no solo como remuneracion de sus servicios, sino porque su política penetraba ya quanto convenia á su reyno el fomentar la marinería y navegacion, quando ensanchando sus límites por las costas del Océano, y hecho dueño de los puertos mas ventajosos y acomodados, facilitaba por este medio la comunicacion con todas las naciones, y abria para el comercio una mina inagotable de riqueza y prosperidad privilegios que por iguales consideraciones confirmáron y repitiéron, ó ampliáron todos sus sucesores en la corona de Castilla (3).

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49. Fué tan eficaz el fruto de estas sabias disposiciones, que la historia general de España escrita por el rey Don Alonso el sabio nos dexo ya una idea de la grandeza de aquella insigne capital pocos años despues de su conquista, diciendo entre otras cosas muy notables lo siguiente: » Vienen á Sevilla navíos cada » dia desde la mar por el rio. E las galeras é naves apuertan fas»ta dentro en los muros, con todas mercaderías quantas son en » todas partes del mundo. De Tánjar, de Ceuta, de Túnez, » Alexandría, de Genua, de Portogal, de Ingratierra, de Pisa, » de Lombardía, de Bordeos, de Bayona, de Sicilia, de Gasco»ña, de Aragon, é aún de Francia venien ende muchas é de otras » muchas partes en allende mar é de tierra de cristianos. El su "aceyte suele ser afamado é abondar en todo el mundo, ca es » mucho praziente villa é muy llana, sin los otros abondamientos »é riquezas de la su tierra é rededores; ca en el su axaraf habia » bien este dia cien mil alcarías de mucha prol é de mucho gasa

(1) Ortiz de Zúñiga, Anal. de Sev. lib. 1, año de 1247, §§. 1 y 5, y año 1251, §. 6. Mems. para la vida de San Fern. part. 1, caps. 59, 62, 69 y 82. (2) Ortiz de Zúñiga, Anal. lib. I, año 1250, §. 2, y lib. II, año de 1253, §§. 22 y 24.

(3) Véase el apéndice núm. XXVI,

»jo sin los portazgos dende le salien muy grandes rentas sin me"sura. Asi que fué esta una de las mas altas conquistas que en "el mundo se feciéron « (1). La crónica antigua del santo rey conquistador, encontrada entre las preciosas escrituras de la iglesia metropolitana de Sevilla é impresa por la primera vez en 1516, copia con leve alteracion estas palabras, describiendo las maravillas y la riqueza de ciudad tan opulenta y afamada (2). Éralo en efecto por su comercio aún quando la dominaban los árabes, en cuya época la freqüentaban ya los catalanes, conduciendo de allí ricos cargamentos á todo el Mediterráneo; pero despues de conquis tada, la miráron como uno de los principales puntos para su tráfico, ya por su feliz situacion, ya por la asombrosa fertilidad de su suelo. Así es que á competencia de los genoveses, que habian sido muy favorecidos al tiempo de la conquista, estableciéron sus factorías y su cónsul nacional, lográron la asignacion de ciertas casas con sus tiendas que formasen barrio separado para su residencia, con lonja y juzgado para su contratacion; y para la proteccion y seguridad de. sus personas y bienes en aquella ciudad y demas tierras de Castilla y Leon obtuviéron de Don Alonso el sabio y de sus sucesores franquicias y privilegios muy notables (3). Conducian á Sevilla vinos y estofas de lana

(1) Part. IV, fol. 425 v. de la edic. de Valladolid de 1604. (2) Cap. 73, fol. 37 v. edic. de Sevilla año de 1516.

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(3) Conócese por todos los diplomas que se han conservado quanto fué el empeño de nuestros reyes por el engrandecimiento de Sevilla despues de conquistada. Por el grand sabor que avemos que la noble cibdad de Sevilla se pueble bien é sea mas rica é mas abondada, eran las expresiones con que Don Alonso el sabio y su hijo Don Sancho el bravo concedian los privilegios para que la poblasen los mercaderes ó comerciantes extrangers. Ya desde los principios estableció el santo rey entre la particion de barrios el de Francos, llamado así por sus franquezas no por su habitacion de franceses, y el de genoveses, hoy calle de Génova, con grandes privilegios y exênciones, á cuya fama acudiéron á la poblacion muchos extrangeros y naturales de otras provincias de España, de quienes se conservan los barrios con el nombre de caIles de placentines, gallegos, catalanes, vizcainos, de Bayona y otros, y muchas mantienen los nombres de los oficios ó tratos que exeician, en prueba de la industria y de la actividad del comercio de Sevilla desde el tiempo mismo de su conquista. (Órtiz de Zúñiga, Anal, de Sev. lib. II, año 1252, núms. 21 y 22 ). Don Alonso X concedió á los catalanes en 11 de Octubre de 1281 y en 20 de Abril del siguiente las franquicias y exênciones que San Fernando su padre habia concedido á los genoveses, dándoles entre otras barrio y alhóndiga en la ciudad; pero no lo verificáron entónces

extraian aceytes para su pais y otras partes de levante con especialidad despues de verificada la conquista; pues hasta mediado el siglo XIII era el aceyte uno de los géneros que se traian del Egipto á nuestros puertos del Mediterráneo. Tambien transportaban á Sevilla trigos y harinas de otras tierras, por medio de un tráfico de economía, y freqüentaban los demas puertos de los reynos de Murcia, Granada y Sevilla sin desconocer los de Galicia y costa del mar cantábrico (1).

50. Continuó Don Alonso con empeño despues de la muerte de su padre los preparativos de la guerra de África, procurando introducir la desunion entre los príncipes de aquel pais, ya hostilizando á unos, ya estableciendo alianzas con otros, ya renovando las antiguas con el rey moro de Granada, solicitando al mismo tiempo que el papa Inocencio IV aprobase la confederacion con estos príncipes infieles : confirmacion que obtuvo muy pronto con otras órdenes que sucesivamente se expidiéron, para que le auxiliasen las iglesias de España con la tercera parte de las rentas decimales, para que siguiesen el exército algunos varones religiosos, y para que los superiores de las órdenes en Castilla y Navarra exôrtasen á los pueblos á seguir las banderas de la cruz, prometiendo de parte de Dios á los que fuesen á esta empresa ό contribuyesen para ella con su hacienda el perdon de sus peca

respecto á que Don Sancho IV les repitió esta gracia mandando en 25 de Agosto de 1284 que hiciesen su barrio nacional, dándoles á este fin libres de todo derecho y con todas sus pertenencias las casas que fueron de Pedro Bonifaz con todas sus tiendas que son en cabo de la rua de Francos, é tienen fasta la plazuela de Santa María, do venden la fruta; y que allí pudiesen establecer lonja y horno, y vender y comprar paños por mayor y por menor como lo hacian los genoveses: que las quejas contra los catalanes se demandasen ante su cónsul; y que no fuesen prendados por deudas salvo si eran deudores principales ó fiadores. En 14 de Febrero de 1282 declaró el rey Don Alonso que todas las franquezas que dió á los genoveses las gozasen tambien los mercaderes catalanes que llevasen por tierra á Sevilla sus mercaderías habiendo pagado ya en los puertos los derechos establecidos. Y en 15 de Noviembre del mismo año concedió á los catalanes y demas vasallos del rey de Aragon y de Mallorca que traxesen á Sevilla y otros lugares de sus reynos pan, trigo, cebada y otros granos, vendiéndolos salvos y seguros, y pudiendo sacar su importe en géneros no prohibidos; todo con exêncion de derechos por tres años. Estos privilegios los confirmó Don Sancho IV en el de 1284. Véase la colec. diplom. de Capmany en el tom. II de sus Mem. de Barc. núms. XX, XXII, XXIII, XXIV y XXV.

(1) Capmany, Mem. de Barc. tom. 1, part. 2, lib. 1, cap. 6, y cap. 2, nota 11, pág. 44.

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dos; y para mayor estímulo tomó Don Alonso públicamente la cruz con la solemnidad de los demas cruzados , y recibió por ello los parabienes del mismo pontífice (1). Entre tanto se aprestaba con actividad la armada, cuyas naves se habian comenzado á construir en Vizcaya, y para custodiar las que ya habia en Sevilla se fabricáron allí las famosas atarazanas dotándolas con gran número de oficiales francos de todos pechos, y asignando á su jurisdiccion todos los montes de aquellas comarcas que producian árboles propios para la construccion de los baxeles. Instituyó ademas Don Alonso una armada perpetua de diez galeras, que habian de mantener sus respectivos cómitres ó capitanes de mar ỳ guerra mediante los pactos y conciertos que recíprocamente estableciéron; bien que por haberse perdido sobre Algecíras en 1278 toda esta armada fué preciso en adelante que los reyes la mantuviesen á sus propias expensas (2). Con tal solicitud procuraba el rey cumplir las ideas y llevar adelante los proyectos de su padre, quando los sinsabores domésticos y las discordias con su suegro el rey Don Jayme de Aragon le apartáron de aquel propósito y desconcertáron sus planes (3). Pero como estuviese anteriormente comprometido para ir á la tierra santa, y cooperar -á su conquista por voto solemne que hizo al saber el desgraciado éxîto de la primera expedicion ó cruzada de San Luis, requeríanle y amonestábanle con freqüencia los papas á su cumplimiento desde que viéron frustrada la jornada de África; y no pudiendo Don Alonso abandonar su reyno en circunstancias tan críticas y apuradas, substituyó por su persona á su primo-hermano Don Fernan Perez Ponce, que sirvió en la tierra santa, probablemente con gente pagada por el rey, desde fines de 1255, ó principios del siguiente, hasta los años de 1273, en que comienza á sonar su nombre confirmando algunos instrumentos públicos (4). Para satisfacer mas su compromiso y cumplir aque

Mondéjar, Mems. de Don Alonso el Sabio, lib. II, caps. 8 y 20.

(2) Ortiz de Zúñiga, Anal. lib. II, año 1252, §§. 37 y 38. Mondéjar, en los mismos capitulos.

(3) Mondéjar, lib. II, cap. 20, §. 6.

(4) Ortiz de Zúñiga, Anal. lib. II. año 1260, §, 5, y año 1274, §. 2. Mondéjar, lib. II, cap. 37. Ferréras, Sinopsis hist. part. VI, año 1250, §. 2.

Ila obligacion, instituyó Don Alonso por los años de 1260 la nueva dignidad de Adelantado mayor de la mar, que confirió á Don Juan García de Villamayor, su mayordomo principal, manifestando en el privilegio, que lo hacia por el deseo de llevar adelante el hecho de la cruzada de ultramar al servicio de Dios, exâltamiento de la cristiandad y provecho suyo y de sus dominios (1). Y tal vez con el mismo objeto y el de fomentar su marina, creó en el año de 1273 la órden militar de Santa María de España, cuyo instituto segun manifestó á la Academia en una disertacion su individuo de número el Señor Don Juan Perez Villamil, parece haber sido peculiar para los hechos de mar ó expediciones navales, así como el de las otras órdenes militares lo era para pelear en tierra contra los enemigos de la religion y de la patria (2). Por lo demas es cierto que en ninguno de los reynados anteriores hubo mayor trato y comunicacion entre los españoles y los habitantes de los otros reynos de Europa. Las conexîones y parentesco del rey de Castilla con el emperador de Constantinopla, con los reyes de Francia, de Dinamarca, de Hungría, de Sicilia y de Bohemia, y con el príncipe Eduardo de Inglaterra (3); su eleccion al imperio de Alemania, la fama que le atraia los mensageros del soldan de Egipto con ricos presentes para solicitar su amistad, y otros sucesos no ménos notables proporcionáron que los españoles visitasen entonces todos los paises, y adquiriesen aquella cultura é ilustracion que principiaba á manifestarse en Europa, para disipar la antigua rudeza y barbarie de los pueblos occidentales.

51.

La decadencia y ruina del imperio de los cristianos en Asia, y el deplorable estado á que los habian reducido á fines de este siglo la imprudencia y la division de sus caudillos, dando márgen á que los mahometanos dilatasen su poder con la victoria y buen éxito de sus armas, exâltáron el ardiente zelo del célebre Raymundo de Lulio, que despues de haber ofrecido á la

(1) Ortiz de Zúñiga, Anal. lib. II, año 1260, §. 5.

(2) Esta disertacion escrita por el Señor Don Juan Perez Villamil, y leida por él en la Académia el 23 de Abril de 1803, se conserva ms. en su Biblioteca. (3) Mondéjar, lib. II, cap. 5.

Tom. V. N. 2.

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