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7.

Cúculo su hermano, Pedro Guerao, Arnaldo Guillen, Ramon Folch y Pedro Mir ó Miron (1). Consta igualmente por otros documentos, que Arnaldo Valgario, señor de los castillos de Flix, Conques, Figarola, Vallbert, Calaf, &c. partia para la Siria en 1116; que San Olegario obispo de Barcelona y metropolitano de Tarragona, visitó tambien la tierra santa en 1124, habiendo recibido honoríficos obsequios de los prelados del oriente, en especial del obispo de Trípoli y del patriarca de Antioquía; y que en 1143 su sucesor Arnaldo obispo de Barcelona, hizo viage á Jerusalen con el mismo objeto de religiosa devocion (2). No se limitáron los catalanes á satisfacer solo su piedad en estas peregrinaciones, sino que contribuyéron tambien con su valor á la recuperacion de los santos lugares, como consta de varios pasages de nuestra historia de ultramar. Ademas de los que hemos citado anteriormente es notable el que refiriendo el cerco ó sitio de Antioquía, y la distribucion del exército cristiano para custodiar las puertas de la ciudad, dice: »E en derecho de aquella » puerta que llaman del Can, posó Don Remon el conde de To»losa é el obispo de Puy é Don Gaston de Bearte, con todos »los provinciales é los gascones: é otrosí lemosines é santdoge» ses é d' Alvernia, é de Peregois, é de Cahors. Eran tambien » con ellos una gran pieza de España la mayor. E todos estos po»saban juntos porque se entendian mejor é se armaban de una »manera : é fué muy mucha gente quando estos todos fuéron ayuntados: así que tenian bien hasta la otra gran puerta, que » era cerca desa, do posó el Duque Gudufre, é Eustacio su herma»no &c. « Y mas abaxo : » Á la otra puerta cerca aquella dó es»taba un turco que llamaban Carcan, posó el conde Don Re»mon de Tolosa é el obispo de Puy, é con ellos Don Gaston » de Bearte é todos los tolosanos é provinciales é gascones, é otro» sí los de Cataloña é de todos los otros reynos de España, que eran

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(3) Florez, España Sagr. Trat. 65, cap. 6, §. 229. tomo 29 pag 250. Capmany en el mismo lugar, citando como Florez el lib. 1. Antiquit. Ecclesia Barcinon. fol. 241, núm. 651. y 652.

(4) Capmany in. loc. cit. Vita Sancti Ollegarií. núm. 11. Apend. XXI. del tom. 29, de la Esp. Sag. pag. 479. Florez en el mismo tom. trat. 65, cap. 6, núm. 278, pag. 265. Fr. Jayme Rebuliosa, Vida de S. Olaguer, cap. 19, pag. 161.

» ai gran pieza dellos en la hueste« (1). Tambien cita la historia entre los hombres honrados que se distinguiéron en una batalla á Dalúpas de Castro un hombre rico de Cataloña (2) y en el encuentro que, hallándose el exército sobre Antioquía, tuvo el Conde de Flandes con un sobrino del soldan de Persia, llamado Aliadan, murió peleando con este valerosamente otro caballęro de Cataloña llamado Dálmas (3). Finalmente en el año de 1164 falleció en la ciudad de Tiro, Pedro su arzobispo, natural de Barcelona, que habia sido ántes prior del santo Sepulcro y de quien la historia sacra de ultramar dice que era nobilis secundum carnem sed spíritu nobilior; y la castellana del rey Don Alonso expresa, que era hombre bueno é entendido de buena vida, é que hizo muchas buenas obras en la tierra (4).

8. Ni era menor en Castilla el fervor religioso, ni el espíritu marcial que animaba á sus naturales, para acudir todos personalmente á la conquista de los santos lugares. La crónica latina de Don Alonso VII escrita por un anónimo coetáneo refiere, que el conde Don Rodrigo Gonzalez Giron, que habia combatido heróycamente contra los agarenos de España, hallándose gobernando la ciudad de Toledo y otros pueblos, cayó en la desgracia de aquel monarca, y no pudiendo sobrellevar este disgusto demitió el mando que le habia confiado, y que se proveyó en Rodrigo Fernandez, nombrándole alcayde de aquella ciudad hacia el año de 1134. El conde inmediatamente besó la mano al rey, se despidió de sus parientes y amigos, y marchó á Jerusalen, donde se distinguió en muchas batallas que se diéron contra los infieles. Allí labró un castillo muy fuerte llamado Toron, situado frente de Ascalona, el qual guarneció con tropa de i Santería y caballería, y proveyéndolo de muchos víveres le e..cregó á los soldados del temple. Volvió el conde á España, pero no pudiendo lograr ver al rey, ni entrar en posesion de sus bienes patrimoniales, se mantuvo sucesivamente al servicio de Don Ramon conde de Bar

(1) La gran conq. de ultramar, lib. II, cap. 30, fol. 113. v. y sig.

(2) Ib lib. II, cap. 5+

(3) Ib. lib. II, cip. 43.

(4) Ibidem lib. III, cap. 299. Hist. Sacra. ap. Gesta Dei

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Tom. V. N. 2.

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celona, de Don García rey de Navarra, y de Abengaman príncipe de los sarracenos en Valencia, hasta que dándole estos una bebida que le ocasionó una lepra, regresó á continuar sus servicios militares en Jerusalen, donde permaneció hasta su muerte (1). Por el mismo tiempo pasó tambien en dos ocasiones á la conquista de la tierra santa el conde Don Fernando de Galicia, hijo del conde Don Pedro de Trava, ayo del emperador Don Alonso VII: caballero tan señalado en armas como en virtud, y que sin duda exercitó allí su valor, puesto que databa como época muy señalada la de su regreso de Jerusalen segun se observa en la donacion que hizo al monasterio de Sobrado de la orden de San Benito, el dia primero de Mayo del año de 1153 añadiendo: Anno quo ego comes Ferrandus, secundo Hierosolyman perrexi (2).

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9. Nuestra historia de ultramar refiere, que caminando en una ocasion el exército de los cristianos tan fatigado de la sed, como acosado de los turcos, que no le perdian de vista, se consolaban aquellos con la proxîma esperanza de descansar en Damasco, quando supiéron que los enemigos estaban ya en posesion de esta ciudad. Desanimados con tal noticia, resolvieron la retirada creyéndose perdidos, y para salvar al rey le aconsejáron, que tomando la cruz en la mano cabalgase en el caballo de Juan Gomez, que era muy bueno; y de este modo consiguiéron libertarse combatiendo con tanto valor y acierto, que causó suma admiracion y terror á los mismos enemigos (3). Durante el cerco de Antioquía, teatro de lucidos y gloriosos hechos de nuestros cruzados, se fabricó un puente de barcas en el rio que mediaba entre la ciudad y el exército. Fuéronle á ver concluido los hombres honrados de la hueste, y entre ellos Golfer de las Torres, que le pasó corriendo en un hermoso caballo llevando la lanza sobre el brazo; y luego que estuvo á la otra

(1) Berganza Antig. de Esp. tom. II. Apénd. Secc. 2, §. 119, pag. 598. Florez Esp. sagr. tom XXI. Apénd. pag. 338. Sandoval, Cron. del Emper. D. Alonso VII, cap. XXXII, pag 76. y sig.

(2) Sandoval, Cron del Emp. D. Alonso VII, cap. LIX, p. 159. (3) La gran conq. de ultramar, lib. III, cap. 291.

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parte se encontró con cinco turcos que venian á todo correr á incomodar á los cristianos que pasasen. El denso polvo que levantáron en su carrera no les dexó ver al español que los esperaba, hasta que estuviéron junto á él. Entónces», hirió de la » lanza al primero que halló, sobre un escudo que traia, tan de "recio por los pechos, que gela sacó bien un cobdo á la otra par»te de las espaldas: é despues sacó la lanza sana é hirió al otro á » sobre mano de una tan gran herida que amos los costados le fal» số: é desta manera los mató á amos á dos. E los otros tres » turcos quando viéron sus compañeros muertos comenzáron á »huir; é él como iba cerca dellos hirió al primero de la lanza "por las espaldas cabe el pescuezo de tan gran herida, que ge»la sacó por los pechos : así que luego cayó muerto en tierra. »E los otros dos quando esto viéron desamparáron los caballos »é metiéronse á pie por un postigo (en la ciudad ) : é Golfer de »las Torres acogió los cinco caballos ante sí, é comenzólos á traer » contra la puente por do é veniase con ellos lo mas paso que pasara, »él podia, porque no perdiese alguno dellos; pero traia el caballo » herido de quatro saetadas. « Viendo esto saliéron los moros de la ciudad y corriéron en pos de él para alcanzarle, y los de la hueste hicieron lo mismo para defenderle; empeñándose así por ámbas partes una batalla muy sangrienta, en que vencidos los moros y encerrados en la ciudad, dexáron en el campo mas de mil muertos, entre ellos quatrocientos deá caballo y dos almirantes, y otros muchos de los mas valientes y principales (1). En la batalla que tuvo el conde de Tolosa con un almirante, hijo del soldan de Niquea, llegó á verse aquel caudillo en el mayor apuro, lleno de heridas, maltratado el caballo que apenas podia sostenerle, perdidas las armas propias para su defensa, y sin remedio pereciera sino llegaran á socorrerle dos caballeros, de los quales fué el primero Golfer de las Torres que mató á uno de los almirantes y otros soldados enemigos, libertando así al conde, á quien halláron entre quince moros que yacian en derredor suyo muertos por sus manos. Tambien se distinguió en aquella faccion Juan

(2) La gran conq. de ultramar, lib. II. cap. 34.

de Mesa» é una compañía de caballeros españoles que aí habia, » que aguardaban al conde de Tolosa, de que él ficiera cabdillo á » Don Pero Gonzalez el Romero, que era muy buen caballero »darmas, é era natural de Castilla, é hizo mucho bien aquel dia: » así que tres de los mejores caballeros que habia entre los moros, »mató por sus manos de lanza é de espada. «(1)

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IO De este valiente caballero vuelve á hacer honorífica mencion nuestra historia de ultramar. Hallábanse los cristianos sobre Antioquía, quando resolviéron los moros quemar de noche una puente de barcas, que aquellos habian fabricado. Apercibióse de ello el conde de Flandes que estaba de guardia, y aunque echó ménos á su escudero que tenia mucha parte de sus armas, picó á su caballo, revolvió un manton en su brazo, sacó la espada, pasó el puente entre las llamas, mató, hirió y persiguió los turcos que le defendian, hasta que viéndole solo al amanecer, cargáron estos con tal ímpetu y en tanto número que le matáron el caballo, rompiéronle el manton de su defensa, hiciéronle muchas heridas, », é él quedó » de pie ( dice la historia) defendiéndose con su espada mucho á » manera de bueno, llagando é matando caballeros é caballos, é » haciendo golpes muy maravillosos hasta que le avino el acorro » de la hueste. E los primeros dos caballeros que á él llegáron fué »el uno dellos de España, que habia nombre Don Pero Gonza» lez Romero, é el otro era de Francia é llamábanle Drongo de » Monte Mirante; mas el español que llegó primero, dió tan »gran golpe á un moro por las espaldas, con una lanza que traia »á sobre mano, que gela sacó por los pechos mas de un gran "cobdo é dió con él muerto en tierra: en esto fuéron dando va"gar ya quanto al conde (2). Teniendo Saladino cercada la ciudad de Sur, intimó la rendicion á Conrado el marques que la desechó con gallardía prometiendo defenderla hasta el último trance. Entonces el Saladino haciendo traer de Acre algunas galeras, para que los cristianos no pudiesen ser socorridos por la mar, comenzó á batir la plaza de dia y de noche con catorce inge

(1) La gran conq. de ultram. lib. II, cap. 49.

(2) Allí mismo, lib. II, cap. 53.

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