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cumplimiento de la expresion lo mas que fuere menester hubieron de dar en distintos tiempos doscientos noventa y tres mil pesos. De esta cantidad y sus réditos resultó el capital de quinientos veinte y siete mil ochocientos treinta y dos pesos, los quales tomó el rey, y sus réditos á razon de cinco por ciento fueron situados en reales novenos de las diócesis de Mé

xico y Puebla de los Ángeles. Tuvo la colegiata su total efecto y complemento en el año 1751, y en el mismo entró el agua en una hermosa fuente que se habia hecho en la plaza de Guadalupe : agua de buena calidad, traida tres leguas de distancia, gran trecho, por conductos levantados sobre arcos. Costó la obra sobre ciento veinte y nueve mil pesos, los mas recogidos de limosnas. El pueblo pasó á ser villa, con gobierno independiente por real cédula de 25 de Diciembre de 1733, confirmada por otra de 21 de Agosto de 1748. En 1737 fué jurada Nuestra Señora, baxo la advocacion de Guadalupe de México, por principal patrona de esta capital: en 47 se extendió el patronazgo al reyno de Nueva España. En 54 se concedió rezo propio para dicho reyno, y tres años despues se extendió á todos los dominios del rey, como llevo expuesto.

28 Fuera de esto, los metales, pedrería, y demas alhajas que enriquecen el templo, los inumerables trasuntos de la primitiva imágen, venerados en distintas partes, y otras mil especies que omito, demuestran el culto que desde los años próxîmos á la conquista se ha dado siempre á la Vírgen Madre por medio de aquella santa imágen : culto muy razonable y justo, con el qual nada tiene que ver la opinion que quiera abrazarse acerca de las apariciones.

Madrid 18 de Abril 1794.

Juan Bautista Muñoz.

MEMORIA

SOBRE LA MONEDA ARABIGA,

Y EN ESPECIAL LA ACUÑADA EN ESPAÑA

POR LOS PRINCIPES MUSULMANES,

LEIDA EN LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA EN JUNTA DE 21 DE JULIO DE 1804.

POR DON JOSEF ANTONIO CONDE, ANTIQUARIO DE DICHA REAL ACADEMIA.

En el presente estado del género humano es muy cierto lo

que decia un historiador arabigo (1), que sin el dinero no se pueden gozar las comodidades de esta vida; pero en los tiempos antiguos los moradores de Arabia que no conocian moneda propia eran venturosos y felices, y se les consideraba llenos de delicias, que no respiraban sino aromas, y se bañaban en suaves bálsamos el tiempo de esta bienaventuranza era quando divididos en cabilas o tribus, por aduares y pozos, vagaban errantes, mudando sus rústicos pabellones y rancherías para procurar á sus rebaños los sitios mas apacibles y abundantes de yerba y agua; quando todo su tráfico consistia en conducir á los confines de Pérsia, Siria y Egipto los frutos de sus campos, y sus riquezas eran ganados de toda especie,

(1) Taki-edin Abu Muhamad Ahmed Almacrizi, historia de la moneda

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muslimica, manuscrito del Escorial, vivia año 820 de la hegira, 1417 de J. C.

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dátiles, incienso y mirra, y su comercio consistia en cambiar lo que tenian por lo poco que entonces les faltaba. Fué mucho tiempo la gente de Arabia rústica y sin letras, pero siempre altiva, libre y preciada de su origen y nobleza ismaelítica, no mudo sus costumbres ni la política de su gobierno patriarcal divididas sus tribus por valles y montañas acaudilladas de sus xekes ó ancianos, que acrecentaban su poder con alianzas y confederaciones de varias tribus, se tenian por soberanos, y se llamaban Amires ó , y se llamaban Amires ó reyes de tayfas , que las capitaneaban y aseguraban la conduccion de sus ganados y de sus frutos en recuas y caravanas, que pasaban en cierto tiempo y á determinados lugares en donde hacian sus ferias y mercados de donde procedieron sus principales poblaciones estos eran sus reyes, y tales fueron los Noomanes y Almondares de Hira y Giorham, los antiguos Homiares y Tobeos que mencionan sus historias.

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En este tiempo eran los árabes la envidia y admiracion de griegos y romanos, pues como viesen traer de aquella apartada y desconocida region preciosidades de que solo po dian gozar los mas opulentos ciudadanos, creían que los árabes y sabeos, dueños de la mirra, cinamomo, incienso y casia eran felicísimos, ricos, muelles y voluptuosos; pero es lo cierto que no conocian bien aquella region, ni la sencillez y frugalidad de sus moradores, á los quales nunca pudieron sojuzgar, ni poner baxo el yugo de su soberbia am

bicion.

Mucho tiempo antes del embaydor profeta Mahomad no habia en Arabia mas oro ni plata que la que entraba de Habisinia o Etiopia por Egipto, de Grecia por Siria, y de la India por las Iracas y la Pérsia.

cal

En sus mercados se hacian cambios de camellos, bueyes y caballos, por esclavos, armas y vestidos, y otras alhajas de oro y plata: con el tráfico y comunicacion con los forasteros persas, deos, fenicios, griegos y egipcios se introduxo entre los árabes el amor al tráfico, á los vestidos y á las alhajas preciosas, y en suma se hicieron codiciosos y ladrones, conservando hasta

ahora sus beduinos una mezcla estraña de buenas y malas propiedades que los caracterizan: así es que roban de dia en los caminos á los mismos que despues á la noche hospedan con mucha generosidad en sus ranchos y rústicas jaymas ó cabañas, pudiendo muy bien decirse de ellos lo que decia Tácito de los antiguos germanos: materia illis munificentiæ per bella et raptus.

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Las antiguas y estravagantes ideas de su nobleza, hacian que mirasen con desprecio á todas las naciones siendo su principal ocupacion el exercicio de las armas las violencias y los robos mas o menos impunes, sus continuas venganzas y represalias, y por último acalorados con las fanáticas y fatales máximas del Alcoran, elevaron sus pensamientos á pretender hacerse dueños y ocupar las mejores regiones de la tierra como si les perteneciesen de derecho, y de todo esto ha resultado entre ellos en todos tiempos su amor á la ociosidad y á la independencia, y ninguna aplicacion ni estímulo para las artes, y así nec componere opes norunt nec parcere partis.

No consta por tradicion alguna que en los tiempos antiguos tuviesen los árabes ninguna especie de moneda propia, sus xekes ni reyes de tayfas no la acuñaban, y todos sus tráficos y tratos, como ya hemos dicho, se reducian á permutas ó cambios de unas cosas por otras, y en ellos recibian el oro y la plata, asi en moneda como en alhajas labradas de estos metales preciosos, y en barras ó en polvos, admitiendo y dando estas especies por peso, conforme á la estimacion que generalmente tenian entre los griegos y persas. De aqui proviene que en sus antiguas tradiciones se mencionan monedas de oro y plata; pero era como manifiestan sus nombres griegos y persianos, introducida en Arabia de aquellos países. Llamaron L adinar á la moneda de oro, esto es, to dnvá pov denarium de τὸ δηνάριον griegos y romanos, á la de plata ploNo adirhâm esto Spayun la dragma diram persiano, y adarme nuestro : y lo mismo se observa en las divisiones y partes de pesos y medidas.

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Como los árabes recibian á peso estas monedas de Grecia, Siria, Egipto y Pérsia, llamábanlas Jämithcâles, esto es, pesos o pesantes, que en nuestras antiguas escrituras se llaman ametcales, meticales, y mencales; la significacion era la misma que la de los op siclos ó pesos de los hebreos, el, npwn miscalta de los siro-caldeos, y raλava de ταλαντα los griegos; esto es, un determinado peso de oro ú plata de valor convencional corriente entre los contratantes. Quando Mahoma estableciendo su secta, dió principio al grande imperio de los califas, dice Macrizi que no altero los pesos y medidas que estaban en uso, ni hizo ordenanza ni hizo ordenanza alguna acerca de la moneda, y lo acredita con cierta tradicion de Abi Daud, que refiere que decia el profeta: Ya veis que he dexado á la Iraca su adirhâm y su alcafiz, ó cahiz, á la Siria su almûd y su aldinâr, y al Egipto su aldinâr y su ardêb: manifestando que no habia hecho novedad en los pesos y medidas de aquellos paises, ni en sus monedas; pero hay tradicion verdadera que asegura, que el profeta no labro moneda, que ordenó solamente que todos se conformasen con los pesos y medidas de la Meca, y arreglo por ellos las fardas ó imposiciones legales.

المود

ذواة

es

Los escritores arabigos dicen que los pesos que estaban en uso en Meca en este tiempo eran el aralde ó libra, to es Airpa de los griegos, que dividian en doce onzas la aukia, esto es novyyia uncia, onza era de quarenta adirhames , y el aralde, libra ó marco, tenia quatrocientas y ochenta adirhames, el nasf era media onza, el 5 nevat valia cinco adirhames, y este nombre dan al hueso del datil y peso de cinco adirhames ó 3, segun Gehuari, y un quarto de onza o aldinar: dice Macrizi que se conocian ciertos adirhames de Pérsia y de Grecia que se llamaban adirhames ta baries, que tenian 4 danikes, y el adirham bagli que tenia 8 danikes, y el adirham Jawareki que tenia 4 danikes: es bien notable este nombre que distinguia las partes de las monedas que recibian de Persia, el danik, pues citando á Calima

al

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