Imágenes de página
PDF
ePub

y Portugal, de la isla y reyno de Inglaterra, y de las ciudades y puertos de Flándes; y aunque este espíritu activo é industrioso se comunicó á otras provincias marítimas de España en el Océano, la falta de memorias ó la incuria de nuestros escritores ha hecho que no se tengan noticias circunstanciadas de su navegacion y tráfico á levante hasta principios del siglo XIV (1).

78. Sin embargo sabemos que nuestros reyes de Astúrias y de Leon durante los siglos IX, X y XI, para defenderse de las incursiones que hacian por mar en sus estados los normandos y sarracenos, prefiriéron fortificar los puertos y las costas á establecer fuerzas navales que hubieran sido mas eficaces (2); por cuya razon se hallaban tan atrasados en la marina los habitantes de aquellos reynos, que el célebre arzobispo de Santiago Don Diego Gelmirez, lastimado de los daños que sufrian sus diocesanos, hizo venir de Génova y de Pisa con espléndidos regalos y crecidos señalamientos varios constructores y marinos acreditados para fabricar y dirigir por los años de 1115 y 1120 algunas galeras, que tripuladas con gente del pais, hicieron respetar sus costas ahuyentando de ellas las esquadras sarracenas, quemando ó apresando sus naves y tomándoles muchas riquezas (3). Estas campañas fuéron la escuela de los marinos de Galicia, y probablemente de los de las provincias inmediatas, pues ni hay memoria positiva de ningun armamento ni expedicion considerable de mar anterior á esta época, ni era natural que el arzobispo de Santiago si hubiera hallado dentro del reyno y mas próximos hábiles marineros y constructores, recurriese á las repúblicas de Italia con tan crecidos dispendios, quando los genoveses y pisanos, habiendo extendido su crédito y sus relaciones desde la primera cruzada comenzaban á visitar las costas de Cataluña y emprender la conquista de las Baleares con el auxilio del conde de Barcelona.

.

[ocr errors]

79. Así es que los guipuzcoanos, tan zelosos de sus antigüe

(1) Capmany, Mem. de Barc. tom. I, parte 2, lib. 1, caps. 2 y sig.

(2) Risco, Esp. sag. tom. 37, trat. 73, caps. 23, 24 y 25. Morales, Crón. gen. de Esp. lib. XVI, cap. 34. Florez, Esp. sag. tom. 19, trat. 59, cap. 6; y tom 22, trat. 61, cap. 5.

(3) Hist. Compostelana, lib. I, cap. 103; y lib. II, caps. 21 y 76 en el tomo 20

de la Esp. sagrada.

dades, solo datan el principio y la actividad de su comercio marítimo desde la mitad de aquel siglo pues aunque en varios diplomas del siguiente se supone ya muy antigua entre ellos la pesca de la ballena, y muchos pueblos de aquella provincia, como Fuenterrabía, Guetaria, Motrico y otros, conservan en sus escudos de armas una ballena como timbre de su industria y orígen de su prosperidad; estas memorias , que solo indican su aplicacion á esta clase de pesquería, no prueban ciertamente su tráfico y relaciones mercantiles con otros pueblos, ni pueden referirse á época muy anterior al siglo XII. El documento mas decisivo en esta materia es el fuero dado á San Sebastian hácia el año de 1 180 por el rey D. Sancho el sabio de Navarra, y confirmado por D. Alonso VIII de Castilla en el de 1202, porque en él se contienen las leyes de comercio marítimo mas antiguas de nuestra nacion; se especifican los géneros y mercaderías que entraban en aquel puerto y salian de él; se mencionan las relaciones que tenia con otros ya famosos por su tráfico mercantil como Bayona y la Rochela; y particularmente trata del establecimiento de un almirantazgo en la misma ciudad, quizá el mas antiguo del reyseñalándose los derechos que sobre el hierro se pagaban al almirante nombre que suena aquí por primera vez en instrumentos públicos, porque así en Castilla y en Aragon, como en Francia, Inglaterra y Nápoles no se establecieron almirantes hasta muy entrado el siglo XIII. Este fuero se comunicó despues á muchos de los pueblos marítimos de Guipúzcoa, que todos eran comerciantes (1); y en el de Santander dado por Don Alonso VIII á 11 de Julio de 1187 hay bastantes indicios del tráfico de mar que ya se hacia por aquel puerto (2): con cuyos exemplos y prerogativas los naturales de las costas inmediatas de Vizcaya y la Montaña, que ya tenian crédito de hábiles marineros á princi

no

:

(1) Diccion. geog. hist. de Esp. por la real Acad. de la Hist. secc. 1, tom. I, art. Guipúzcoa; y tom. II, art. San Sebastian: cuyo fuero se publicó en los apéndices pág. 541 del tomo II. Reimprimióle Don Juan Antonio Llorente en la pág. 244 del tomo IV de sus Noticias históricas de las provincias vascongadas, señalándole por carecer de fecha el original, la del año de 1180 con sólidos fundamentos.

(2) En la misma obra tom. IV, pág. 305 se publicó tambien el fuero de Santander.

pios del siglo XIII, fuéron extendiendo su pesca, su comercio y navegacion, aunque puramente costanera y de cabotage, con el buen éxîto que demostró la poblacion, poder y riqueza de estas provincias en los siglos inmediatos.

80. Las marinas del Mediterráneo, aunque ya en cierto grado de esplendor y prosperidad á principios del siglo XII, se resentian sin embargo de su atraso en el arte de navegar. Una prue ba convincente ofrece la expedicion de los pisanos y otros cruzados contra los sarracenos que ocupaban las Baleares empresa promovida por el papa Pascual II y dirigida por un legado apostolico, cuyo armamento se hizo en Pisa por aquella poderosa república, contribuyendo tambien á él con sus subsidios los luqueses y los romanos. Su salida de Puerto-pisano se verificó por Agosto de 1114, y perdido el rumbo de Mallorca por im2 pericia de los pilotos aportó inesperadamente á la costa de Blanes en Cataluña, creyendo que aquella era la tierra de moros que buscaban, y fué menester que sus moradores declarasen que eran cristianos y vasallos del conde de Barcelona para que no los persiguiesen como infieles, segun refiere Laurencio Verones diácono de Pisa y autor coetáneo. Desde Blánes enviáron los pisanos embaxadores al conde con propuesta de elegirle por su compañero en la expedicion y por caudillo supremo de sus armas ; lo que aceptó este príncipe con mucha satisfaccion por libertar las costas de sus dominios de los estragos que continuamente sufrian de los moros de las Baleares. Á instancia del legado y para evitar los riesgos de un puerto tan poco seguro como el de Blanes se trasladó toda la armada al de San Feliú de Guixôls, adonde fuéron llegando sucesivamente varios confederados, entre otros el conde de Barcelona Raymundo Berenguer III, que tomó el mando supremo por aclamacion universal, el señor de Mompeller, el vizconde de Narbona, el señor de Arles en Provenza, el Sacristan de Arles y los barones de Rosellon, de Beziers, de Nímes y de toda la provincia. La derrota para Mallorca, que era muy fácil y sencilla por haberse de dirigir casi de norte á sur la distancia de 40 leguas, fué un asunto de tan grande dificultad para aquellos marinos que léxos de enmararse para abreviar su navegacion, prefiriéron no abandonar la cos

ta y la siguiéron á vista de Barcelona, costeando á Monjuich y boca del rio Llobregat por Tamarit y Tarragona hasta Salou, á donde hicieron segunda arribada forzados de los vientos contrarios, resolviéndose al fin á invernar en Barcelona. Los pisanos se volviéron á su patria á reparar la armada, dexando parte de sus tropas en Cataluña hasta el verano siguiente; y reunido allí segunda vez el armamento que pasó de Salou á los Alfaques de Tortosa á hacer la aguada, dió la vela con 500 embarcaciones y sin perder de vista la tierra del continente llegáron á Ibiza, que fué la primera isla que acometiéron (1). Esta direccion tan singular en una empresa tan importante, practicada por los marinos mas célebres de aquella edad, da una prueba concluyente del atraso en que estaba todavía el arte y la práctica de la navegacion. • 81. Ni los ingleses estaban mas adelantados por aquellos tiempos, como lo demuestra el trágico suceso de su príncipe Guillermo hijo del rey Enrique I, que regresando con su padre en una numerosa esquadra desde Normandía á Inglaterra el año de 1120 quiso adelantarse á todos con una embarcacion que habia hecho construir para su pasage y el de su comitiva. El afan y anhelo de recibir el primero las albricias de los ingleses, de quienes era muy amado, le hizo prometer generosas recompensas á los marineros si le proporcionaban aquella satisfaccion; y deseando contribuir á ella el piloto abreviando el viage quanto fuese posible determinó seguir la costa tan de cerca que tocando el baxel en una peña se deshizo y sumergió inmediatamente. Logróse libertar al príncipe en una lancha; pero oyendo este los ayes y quejidos de su hermana Matilde que perecia entre las olas, se arrojó con intrepidez al mar para salvarla y sin conseguirlo pereció tambien en él, víctima de su cariño y generosidad: desgracia que alcanzó á mas de trescientas personas que venian en la nave, entre las quales habia algunas otras de la familia real y muchos de los principales per

(1) Laurentii Veronensis Diáconi cármen rerum in Majorica Pisanorum, anne 1115 apud Muratori Script. rer. Ital. tom. VI, pág 112. Capmany copia algunos trozos é excertas de este poema en el apéndice de notas núm. XIV del tom. II de las Mem. de la ant. mar. de Barcelona.

sonages del reyno y de la corte (1). No puede darse un testimonio mas auténtico del atraso de la navegacion que el concepto y la práctica de aquel piloto á cuyos conocimientos se fiaba la suerte del sucesor de un trono tan respetable. Esta ignorancia era comun á todas las naciones marítimas; y así para inquirir el primer impulso favorable que recibió en esta época el arte de navegar, es preciso exâminar aquellos sucesos memorables que reuniendo por primera vez con un objeto mismo á todas las naciones de Europa proporcionáron su recíproca comunicacion, multiplicáron sus relaciones y estrecháron sus intereses. El deseo de facilitar y de acelerar este mutuo comercio, para adquirir mayores riquezas y comodidades, sugirió naturalmente los medios de cultivar la navegacion y de fomentar la marinería.

82. Tales fuéron las expediciones á la tierra santa desde fines del siglo XI, por cuyo medio no solo practicáron los europeos occidentales la navegacion de levante y estableciéron allí escalas para su contratacion, sino que la extendieron á los paises del norte, especialmente despues que disgustados los navegantes de Lubecky Brema de los sucesos de las cruzadas, ó de que no correspondiesen á sus fatigas las ventajas que se habian prometido, abandonáron los dilatados viages hasta el fondo del Mediterráneo por otras empresas que ofrecian á su piadoso zelo y á su ambicion un mar mas vecino y otras naciones todavía idolatras y salvages que podrian ser convertidas á la fe y sometidas á su imperio mercan til. Tales eran las que habitaban las costas meridionales del Báltico, que se extienden desde Lubeck hasta Rusia, de las quales durante el siglo XII parte fuéron exterminadas, y parte subyugadas y convertidas por los reyes de Dinamarca, los duques de Saxonia y otros príncipes, levantándose inmediatamente sobre las ruinas de sus chozas y cabañas ciudades magníficas como Rostok, Wismar, Stralsund y otras, que habitadas por colonos alemanes cristianos, aplicados al comercio y á la navegacion, llegáron con el tiempo á ser miembros muy considerables de la Liga Hanseática (2).

(1) Lediard, Hist. nav. de Inglat. lib. I, cap. 3, tom. I, pág. 17. (2) Mallet, de la Ligue Hanseatique, cap. 2, pág. 21.

« AnteriorContinuar »