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encubrirlos y ampararlos con su autoridad. Alabó Cortés el pensamiento agradeciendo su atencion, como si la creyera, y quedaron los dos satisfechos de su destreza: creyendo entrambos que se entendian, y se dejaban engañar por su conveniencia con aquel género de astucia ó disimulacion que ponen los políticos entre los ministerios de la prudencia, dando el nombre de esta virtud á los artificios de la sagacidad.

LIBRO CUARTO.

CAPITULO PRIMERO.

Permítese á Motezuma que se deje ver en público saliendo á sus templos y recreaciones: trata Cortés de algunas prevenciones que tuvo por necesarias, y se duda que intentasen los españoles en esta sazon derribar los ídolos de Méjico.

Quedó Motezuma desde aquel dia prisionero voluntario de los españoles hízose amable á todos con su agrado y liberalidad. Sus mismos criados desconocian su mansedumbre y moderacion, como virtudes adquiridas en el trato de los estrangeros, ó estrangeras de su natural. Acreditó diversas veces con palabras y acciones la sinceridad de su ánimo; y cuando le pareció que tenia segura y merecida la confianza de Cortés, se resolvió á esperimentarla, pidiéndole licencia para salir alguna vez á sus templos: dióle palabra de que se volveria puntualmente á la prision que así la solia llamar cuando no estaba presente alguno de los suyos: díjole « que ya » deseaba por su conveniencia y la de los mismos españoles dejarse ver de su pueblo, porque se iba creyendo que le tenian oprimido, como habia cesado la causa de su detencion con el castigo » de Qualpopoca; y se podria temer alguna turbacion mas que popular, si no se ocurria brevemente al remedio con aquella de» mostracion de su libertad. » Hernan Cortés conociendo su razon, y deseando tambien complacer á los mejicanos, le respondió liberal y cortesanamente: « que podria salir cuando gustase, atribuyendo » á esceso de su benignidad el pedir semejante permision cuando él » y todos los suyos estaban á su obediencia.» Pero aceptó la palabra que le daba de no hacer novedad en su habitacion, como quien deseaba no perder la honra que recibia.

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Hízole alguna interior disonancia el motivo de acudir á sus templos, y para cumplir consigo en la forma que podia, capituló con él, que habian de cesar desde aquel dia los sacrificios de sangre humana, contentándose con esta parte de remedio, porque no era tiempo de aspirar á la enmienda total de los demas errores; y siempre que no se puede lo mejor, es prudencia dividir la dificultad para vencer uno á uno los inconvenientes. Ofreciólo así Motezuma, prohibiendo con efecto en todos sus adoratorios este género de sacrifi

cios; y aunque se duda si lo cumplió, es cierto que cesó la publicidad, y que si los hicieron alguna vez, fue á puerta cerrada, y tratándolos como delito.

Su primera salida fue al templo mayor de la ciudad, con la misma grandeza y acompañamiento que acostumbraba; llevó consigo algunos españoles, y se previno llamándolos él mismo antes que se los pusiesen al lado como guardas ó testigos. Celebró con grandes regocijos el pueblo esta primera vista de su rey: procuraron todos manifestar su alegría con aquellas demostraciones de que se componian sus aplausos; no porque le amasen ó tuviesen olvidada la opresion en que vivian, sino porque hacia la natural obligacion el oficio de la voluntad; y tiene sus influencias hasta en la frente del tirano la corona. Él iba recibiendo las aclamaciones con gratitud. magestuosa, y anduvo aquel dia muy liberal, porque hizo diferentes mercedes á sus nobles, y repartió algunas dádivas entre la gente popular. Subió despues al templo descansando sobre los brazos de los sacerdotes; y en cumpliendo con los ritos menos escandalosos de su adoracion, se volvió al cuartel, donde se congratuló nuevamente con los españoles: dando á entender que le traian con igual fuerza el desempeño de su palabra, y el gusto de vivir entre sus amigos.

Continuáronse despues sus salidas sin hacer novedad, unas veces al palacio donde tenia sus mugeres, y otras á sus adoratorios ó casas de recreacion; usando siempre con Hernan Cortés la ceremonia de tomar su licencia, ó llevándole consigo cuando era decente la funcion pero nunca hizo noche fuera del alojamiento, ni discurrió en mudar habitacion; antes se llegó á mirar entre los mejicanos aquella perseverancia suya como favor de los españoles; tanto, que ya visitaban á Cortés los ministros y los nobles de la ciudad, valiéndose de su intercesion para encaminar sus pretensiones, y todos los españoles que tenian algun lugar en su gracia,se hallaron asistidos y contemporizados: achaque ordinario de las cortes, adorar á los favorecidos, fabricando con el ruego estos ídolos humanos.

Entretanto que duraba este género de tranquilidad no se descuidaba Hernan Cortés en las prevenciones que podrian conducir á su seguridad, y adelantar los altos designios que perseveraban en su corazon sin objeto determinado, ni saber hasta entonces hácia donde le llamaba la oscuridad lisonjera de sus esperanzas. Luego que vacó el gobierno de la Vera-Cruz por muerte de Juan de Escalante, y se aseguraron los caminos con el castigo de los culpados, nombró en aquella ocupacion al capitan Gonzálo de Sandoval; y porque no faltase de su lado en esta ocurrencia un cabo de tanta satisfaccion, envió con título de teniente suyo á un soldado particlar que llamaban Alonso de Grado, sugeto de habilidad y talento, pero de ánimo inquieto, y uno de los que se hicieron conocer en las turbaciones pasadas. Creyóse que le ocupaba por satisfacerle y desviarle ; pero no fue buena política poner hombre poco seguro en

una plaza que se mantenia para la retirada, y contra las avenidas que se podian temer de la isla de Cuba. Pudiera ser de grave inconveniente, su asistencia en aquel puerto, si llegáran poco antes los bajeles que fletó Diego Velazquez en prosecucion de su antigua demanda; pero el mismo Alonso de Grado enmendó con su proceder el yerro de su eleccion; porque vinieron dentro de pocos dias tantas quejas de los vecinos y lugares del contorno, que fue necesario trarle preso, y enviar al propietario.

Con la ocasion de estos viages dispuso Hernan Cortés que se condujesen de la Vera-Cruz algunas jarcias, velas, clavazon y otros despojos de los navíos que se barrenaron, con ánimo de fabricar dos bergantines para tener á su disposicion el paso de la laguna; porque no podia echar de sí las medias palabras que oyeron los tlascaltecas sobre cortar los puentes ó romper las calzadas. Introdujo primero esta novedad, haciéndosela desear á Motezuma, con pretesto de que viese las grandes embarcaciones que se usaban en España, y la facilidad con que se movian, haciendo trabajar al viento en alivio de los remos: primor de que no se hacia capaz sin la demostracion, porque ignoraban los mejicanos el uso de las velas, y ya miraba como punto de conveniencia suya, que aprendiesen aquel arte de navegar sus marineros. Llegaron brevemente de la Vera-Cruz los géneros que se habian pedido, y se dió principio á la fábrica por mano de algunos maestros de esta profesion, vinieron en el ejército con plaza de soldados, asistiendo á cortar y conducir la madera de órden de Motezuma los carpinteros de la ciudad; con que se acabaron los dos bergantines dentro de breves dias, y él mismo determinó estrenarlos, embarcándose con los españoles para conocer desde mas cerca las maestrías de aquella navegacion.

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Previno para este fin una de sus monterías mas solemnes en parage de larga travesía porque no faltase tiempo á su observacion; el dia señalado amanecieron sobre la laguna todas las canoas del séquito real, con su familia y cazadores, reforzada en ella la boga, no sin presuncion de acreditar su ligereza, con descrédito de las embarcaciones estrangeras, que á su parecer eran pesadas, y serian dificultosas de manejar; pero tardaron poco en desengañarse, porque los bergantines partieron á vela y remo, favorecidos oportunamente del viento, y se dejaron atrás las canoas con largo espacio y no menor admiracion de los indios. Fue dia muy festivo y de gran divertimiento para los españoles, tanto por la novedad y circunstancias de la montería, como por la opulencia del ban-quete y Motezuma estuvo muy entretenido con sus marineros, burlándose de lo que forcejaban en el alcance de los bergantines, y celebrando como suya la victoria de los españoles.

Concurrió despues toda la ciudad á ver aquellas que en su lengua llamaban casas portátiles: hizo sus ordinarios efectos la novedad, y sobre todo admiraron el manejo del timon, y el oficio de las velas

que á su entender mandaban al agua y al viento; invencion que celebraron los mas avisados como invencion del arte, superior á su ingenio; y el vulgo como sutileza mas que natural, ó predominio sobre los elementos. Consiguióse finalmente que fuesen bien recibidos aquellos bergantines que se fabricaron á mayor intento, y tuvo su parte de felicidad esta providencia de Cortés, pues se hizo lo que convenia, y se ganó reputacion.

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Al mismo tiempo iba caminando en otras diligencias que le dictaban su vigilancia y actividad. Introducia con Motezuma y con los nobles que le visitaban la estimacion de su rey; ponderaba su clemencia y engrandecia su poder, trayendo á su dictámen los ánimos con tanta suavidad y destreza, que llegó á desearse generalmente la confederacion que proponia, y el comercio de los españoles, como interés de aquella monarquía. Tomaba tambien algunas noticias importantes por via de conversacion y sencilla curiosidad. Informóse muy particularmente de la magnitud y límites del imperio mejicano, de sus provincias y confines, de los montes, rios y minas principales ; de las distancias de ambos mares, su calidad y surgideros tan lejos de mostrar cuidado en sus observaciones, que Motezuma para informale mejor y complacerle, hizo que sus pintores delineasen, con asistencia de hombres noticiosos, un lienzo semejante á nuestros mapas, en que se contenia la demarcacion de sus dominios, á cuya vista le hizo capaz de todas las particularidades que merecian reflexion; y permitió despues que fuesen algunos españoles á reconocer las minas de mayor nombre, y los puertos ó ensenadas que parecian capaces de bajeles: propúsolo Hernan Cortés, con pretesto de llevar á su príncipe distinta relacion de lo mas noble; y él concedió, no solamente su beneplácito, pero señaló gente militar que los acompañase, y despachó sus órdenes para que les franqueasen el paso y las noticias: bastante seña de que vivia sin recelo, y andaban conformes su intencion y sus palabras.

Pero en esta sazon, y cuando mas se debian temer las novedades como peligro de la quietud y de la confianza, refieren nuestros historiadores una resolucion de los españoles, tan desproporcionada y fuera de tiempo, que nos inclinamos á dudarla ya que no hallamos razon para omitirla. Dice Bernal Diaz del Castillo, y lo escribió primero Francisco Lopez de Gomara, concordando alguna vez en lo menos tolerable : que se determinaron á derribar los ídolos de Méjico, y convertir en iglesia el adoratorio principal : que salieron á ejecutarlo por mas que lo resistió y procuró embarazar Motezuma que se armaron los sacerdotes, y estuvo commovida toda la ciudad en defensa de sus dioses; durando la porfia, sin llegar á rompimiento, hasta que por bien de paz se quedaron los ídolos en su lugar, y se limpió una capilla, y levantó un altar dentro del mismo adoratorio, donde se colocó la cruz de Cristo, y la imágen de su Madre Santísima se celebró misa cantada, y perseveró mu

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