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ligeramente dejaron apuntado uno ú otro suceso, lo colejó y confrontó todo, y usando de su encargo no solo clegi (dice) lo que me pareció mejor, mas aun puse la dicha crónica de Fernan Perez en aquella sinceridad y perfeccion que Fernan Perez la copiló y escribió. Y añadi en principio della el prólogo de Alvar García por memoria dél. Item muchas escripturas y capitulaciones de importancia que pasaron en aquel tiempo tocantes á esta crónica y á los hechos en ella introducidos entre el dicho Infante Don Fernando é la Reina Doña Catalina, y entre el dicho Rey D. Juan y el Príncipe D. Enrique, su hijo, é los Infantes de Aragon, sus primos, y el condes table D. Alvaro de Luna

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«< caballero que quisiese facerlas con ellos, ellas ganaron onra << para sí é fama de valientes é esforzados caballeros para los fijos<«<dalgo de Castilla." Esto que es lo menos que hizo Diego de Valera ¿quiere que no se lo celebrase entre sus hechos Fernan Perez de Guzman en la crónica, como en los Claros varones lo hizo Pulgar, mucho mas distante y fuera ya en rigor de esta obligacion? Vea tambien de Valera á D. Nicolás Antonio, Biblioth. Vet. tom. 2.o, pág. 314. Bien que debiera bastarle decir el señor Galindez, que él restituyó la crónica á la perfeccion y pureza en que la dejó Fernan Perez, y así la dió á la imprenta en Logroño donde pudieran si adicionar é introducir dentro al texto una ú otra notilla, pero tantos capítulos no se hace creible, ni tal cosa halló él advertida por señor Galindez en el ejemplar que supone alcanzó de aquella impresion, donde dice que este señor fué anotando lo que la imprenta habia errado, por si se ofrecia reimpresion. La desgracia es que mientras se entretiene en estas impertinencias de poca ó ninguna relacion, porque el que fuesen los capítulos (en su concepto suspectos de intrusion) de Fernan Perez de Valera, siempre que ellos sean verdaderos en la sustancia no habia mucho en que detenerse, cuando toda la crónica está compuesta por aquel de remiendos de unos y otros, deja incorrecta su propia edicion valentina, y la envia á las manos del público poco menos mal pervertida que estaba antes sin embargo de todo el ruido de su pacto y ofertas para la suscripcion, de lo que se le dará convincentisima comprobacion en otra parte.

y otros, é asimismo el testamento del dicho Rey D. Juan, y los Claros Varones de Fernan Perez de Guzman con algunas adiciones y enmiendas, y lo que se sacó de la genealogía del obispo D. Alonso de Búrgos, cerca de la semblanza deste Rey, porque mas particularmente se tenga noticia dél y de las personas y hechos de aquel tiempo, de que en ninguna de las dichas crónicas, aunque era muy necesario se hallaba razon, lo cual todo se intitula y endereza á V. R. M. (habla con Carlos V) á gloria de Dios é resplandor é fama de vuestro Real nombre, é á doctrina é instruccion de todos los estados de nuestros reinos, etc.

Esto es lo que el doctor Galindez nos prometió en esta obra, y todo lo cumplió, menos lo de poner á continuacion el testamento del Rey D. Juan II que hubiera sido muy conveniente, sin que sepamos el motivo de haberle omitido despues; el cual desde entónces por nadie que sepamos ha sido publicado; y solo Zurita por no dejar de distinguirse en esta puntualidad como en otras, entre la turba magna de los malos y ruines historiadores, supo haberle á las manos y tenerle presente y disfrutarle en sus incomparables Anales de Aragon, tom. 4.o, lib. 16, capítulo 28 donde refiere algunas de sus cláusulas. Todo lo referido lo hizo Galindez imprimir en Logroño en la imprenta de Arnao Guillen de Brocar, impresor de S. M., en un tomo grueso de 280 folios de pliego mayor, habiéndole obtenido privilegio para que por diez años no le pudiese imprimir otro. Esta impresion se acabó allí á 10 de octubre de dicho año; y está vista la causa de que á pesar de todo el cuidado que hubiese puesto el doctor Carvajal en reglar y corregir anteriomente el manuscrito no hubiese podido evitar ahora que no cayesen muchísimos errores y aun algunas intrusiones dentro en el texto al tiempo

de la impresion; y es que no pudo asistir personalmente á ella.

Hallábase en estos dias muy ocupado el Consejo y toda la corte en el recibimiento del nuevo Rey D. Cárlos, que habiendo desembarcado en Villaviciosa de Asturias el dia 29 del antecedente mes de setiembre y pasado de allí á San Vicente de la Barquera para hacer la entrada por Aguilar de Campo á Valladolid donde habia de ser recibido y jurado por Castilla; los del Consejo de la cámara, de que eran los dos principales el licenciado Zapata y el doctor Carvajal, se hicieron al camino á recibirle (como otras infinitas gentes) creyendo que en cuanto se le presentasen les mandaria continuar en sus empleos. Pero en esa parte habiendo llegado estos camaristas á Aguilar y recibido allí órden de esperar á S. A., aunque á su llegada se le hicieron presentes y le besaron la ma no, el mismo dice se les fué entreteniendo con buenas palabras hasta Valladolid donde se les dijo se daria órden en todo como se dió; pero entretanto continuaron suspensos, por lo mal que se les hacia dejarlo á los que venian ya ocupando ese carácter desde Flándes. Así lo escriben en sustancia el mismo señor Carvajal en los Anales, y el señor obispo Sandoval, que por estos años le va copiando hasta las materiales palabras sin citarle (1).

Con que no era buen tiempo este para asistir á corregir ediciones en Logroño. No obstante en la nota final impresa en la última hoja de letra encarnada el dia 10 de octubre de dicho año 1517 como se ha dicho, está llamado nuestro editor el doctor Lorenzo Galindez de Carvajal, del Consejo del muy alto é muy poderoso Rey Don

(1) Historia de Cárlos V, lib. 3, §. 2, tom. 1, p. 83.

Cárlos, nuestro Señor, y su Relator y Refrendario y Catedrático de Prima en el estudio de Salamanca. Y los mismos títulos lleva en la rúbrica sobre la prefacion del propio señor Galindez.

En la del tratado de las Generaciones de los Reyes y Claros varones de Fernan Perez que van adjuntas, solo se dice: corregidas y enmendadas é adicionadas por el doctor Lorenzo Galindez de Carvajal, del Consejo de Sus Allezas. Dirémos ahora á que se reducen las correcciones, enmiendas y adiciones que hizo el señor Galindez en este tratado. Estas son en cuatro géneros: 1.°, compuso el texto por dentro que debia hallarse corrupto y no sonar bien á sus oidos, ingeriéndole unas ú otras palabras ó voces para darle á su entender mas significacion y energía. Estas inserciones no las distinguió la imprenta, y acaso tampoco el mismo señor Galindez, y así seria difícil conocerlas hoy sino por el auxilio del cotejo con buenos mss. anteriores, que tengan puramente el texto génuino del autor.

2.° Añadió al fin de cada capítulo ú hombre ilustre alguna cosa mas, como continuándole, ya con el año y lugar de su muerte que tal vez Fernan Perez no decia, ya con la sucesion que dejó y vivia cuando hacía esto en 1517. De cuyo último género entiendo es la mayor adicion que puso á la conclusion del capítulo 14 de Don Juan Alonso de Guzman, conde de Niebla. No debemos dudar que su intencion seria se pusiesen con distincion estas mayores adiciones, pero como despues por las ocupaciones ya referidas del recibimiento del nuevo Rey, no pudo asistir á la imprenta, esta las dejó indistintas y equívocas con el texto, sin mudar caractéres ni aplicar otro signo por donde quedase demarcado lo que era de

cada uno: nada extraño en las impresiones todavía incuriosas é informes de aquellos primeros tiempos, especialmente si al mismo señor Galindez con sus ocupaciones se le pasó prevenírselo, como en efecto tampoco lo previno al público en sus prólogos, lo que desde luego atribuyo á la agitacion en que entonces se conducia á otros objetos, pues no tenia interés en perder la gloria y mérito de aquellos sus trabajos, tales cuales fuesen, y mucho menos en cedérsela á otro.

3. Algunas notas ilustratorias, ya históricas ya genealógicas ó de cronología, que puso á las márgenes y se imprimieron tambien allí con letra mas menuda, que es lo que se debió haber hecho con los demás. De este género son todas las que hay en el tratado hasta unas once mas extensas que otras segun lo requeria la materia.

4. Otro trabajo mas extenso emprendió el señor Galindez para ilustrar este tratado. Este fué una obra genealógica fundamental y radical de cada una de las casas y familias de estos varones ilustres desde su orígen hasta el estado de sus dias con toda su propagacion, enlaces, conexiones y principales hechos y memorias, la que si hubiese llegado al término á que su sabio autor la queria llevar fuera una de las obras genealógicas con que hoy nos hallariamos de mas comprension y utilidad. Pero no excedió de las genealogías de los cuatro primeros varones ilustres, Infante D. Fernando Rey de Aragon, condestable D. Ruy Lopez Dávalos, almirante D. Alonso Enriquez, y canciller mayor D. Pedro Lopez de Ayala: bien que en las familias de estos cuatro esclarecidos héroes, se incluyen por conexion casi todas ó las mas principales de Castilla. Aun esto no parece lo escribia con intento de

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