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Ignoramos el motivo particular que hubiese intervenido para celebrar este concilio en Palencia mas que en otra ciudad de los dominios de D. Alonso, y especialmente la de Leon, que era la corte de su reino, la cual siempre hubiera sido preferida, no mediando causa especial que obligase á señalar otra (1). Alguno dirá que por ventura fué escogida Palencia porque habiendo allí escuelas á ese tiempo, convino tener á mano los teólogos y hombres doctos de estos estudios para lo que pudiese ofrecerse á los padres; pues no es la primera vez que con tal motivo se han destinado los concilios á semejantes ciudades literarias..

Pero sea de esto lo que se quiera, lo que á mí me parece y ha parecido tambien á algun otro ántes de mí, es que el siguiente concilio palentino de 1148, tambien nacional, no tuvo otra causa para congregarse en aquella ciudad con preferencia á todas las demás del reino. Me explicaré. El caso fué este: Gilberto Porretano, ahora obispo de Poitiers y ántes cancelario de Chartres (2) que habia sido maestro en sagrada teología, y enseñado en las escuelas con grande reputacion por su doctrina y escritos que mostraban no poco ingenio y sutileza, especialmente aristo-télica, por haberse versado en esta escuela, entre muchas cosas, dice Roberto de Monte, que escribió útiles, dejó caer otras en materia de la divinidad que por demasiado sutiles y peligrosas fueron delatadas á la santidad del papa Eugenio III, que por entonces gobernaba la

(1) Tal fué el motivo de haberse celebrado tantos concilios en Leon por aquel tiempo; el de 1020, el de 1090, 1106, 1114, 1134, 1135, etc.

(2) Juan Saxesberiense in Metalogic. lib. 1, cap. 5, et lib. 2, cap. 17.

Silla de S. Pedro, para que las hiciese examinar, ý no ocasionasen algun escándalo ó perversa inteligencia á los fieles (1).

El Gefe de la iglesia, con el celo que le poseia del bien de las almas y de la pureza del dogma, mandó examinar en todas las escuelas la doctrina de Gilberto, de que envió una minuta, y á mas de esto se puso en camino para Francia, donde juntó varios concilios preventivos al mismo fin con ánimo de convocar despues otro general donde se viese el resultado de todas las conferencias escolásticas y sinodales, y se decidiese la cosa con la dignidad y madurez correspondiente, como la iglesia acostumbra, á mas de lo que era debido á un doctor de tanto nombre y prelado de una iglesia de las mas principales de la cristiandad. Cuyo general concilio en efecto asignó para la ciudad de Rhems á mitad de la cuaresma de este año 1148. Y entre tanto á imitacion de lo que habia hecho en Francia, queriendo que esto mismo se ejecutase en España, pasó el edicto convocatorio con la minuta de las proposiciones á manos de nuestro emperador D. Alonso VII, con la anticipacion correspondiente para que tuviesen tiempo nuestros obispos y teólogos de conferir entre sí, hacer el exámen y ponerse de acuerdo, á fin de que cuando llegasen al citado concilio general de Rhems todos ó

(1) Robert. de Monte in supplement. ad Chronic. Sigiberti, an. 1148: Contra Gislebertum quoque Petavorum Episcopum, qui cum esset scholarum magister nominatissimus, multa quidem utilia scripserat, sed quodam modo nova subtilitate verborum in ipsis suis scriptis scandalizabat Ecclesiam, multa sunt dicta et disputata. Unde et quædam quæ defendere non præsumpsit, vel non potuit ab ipso sunt damnata. Los demás testimonios coetáneos de este caso se podrán ver en el tom. 12 de Baronio, y en el 2.° del Epitome de Spondano sobre

este mismo año.

algunos de ellos en nombre de los otros (lo que tambien ordenaba el Papa) se hallasen conformes ó á lo menos suficientemente instruidos para hacer resolucion con los demás prelados concurrentes.

Señaló, pues, nuestro Emperador este concilio nacional preparatorio para la ciudad de Palencia, en medio de hallarse á la sazon en Leon, y ser esta la corte de sus reinos, donde se juntaron nuestros obispos en principios del mes de febrero, y tratado el asunto, con lo que resolvieron, pasaron algunos de ellos, y aun el arzobispo mismo de Toledo, á expresar el dictámen de todos á la ciudad de Rhems en la cuaresma siguiente, segun lo ordenado por el Papa. Agitado allí el asunto con asistencia del gran P. San Bernardo, que lució en esta ocasion como en todas la felicidad de su talento y doctrina, salieron condenadas, principalmente hasta unas cuatro proposiciones de Gilberto, y no el autor, por no haber mostrado obstinacion en defenderlas; ántes bien desde el principio se sujetó como verdadero sabio, buen prelado y católico á la infalible decision de la iglesia, con lo que quedó en la suya, y se volvió á ella sin experimentar el menor detrimento en su dignidad y buen nombre, á lo menos de parte de aquella sacra asamblea. Y aun se dice, como verémos, que despues renunció y entró en religion, donde vivió el corto resto de sus dias con tanto arrepentimiento y ejemplo, como puede inferirse del Necrologio de la iglesia de Luca, donde testifica el Ilmo. Mansi, obispo de ella, haber encontrado apuntada su muerte con el título Santæ memorie (4). Y el Sarisbericnse que le conoció y escribió des

(4) En su edicion y adic. á la Biblioth. med. et infim. latinitat., de Fabricio, tom. 3, pág. 58, col. 2, Padua 4754.

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pues de su muerte, habla de él con honor y estimacion sin suponerle en nota alguna (1).

Disuelto el concilio, á la vuelta de nuestros obispos á España, el Papa escribió por ellos las gracias al Emperador D. Alonso, como se ve por la epist. IV de las suyas, publicada en la Coleccion general de concilios del P. Labbé, y en la particular de España del Emmo. cardenal Aguirre. Y á mas de esto la celebracion del presente en Palencia con insinuacion de la causa, aunque no se conservan las actas, se acredita por los privilegios que en el discurso del libró allí el Emperador. De tres nos queda memoria. Los dos de 13 de febrero; el uno para adquirir de la Santa Iglesia de Leon el monasterio de canónigos de Carvajal, á que queria trasladar las monjas de San Pelayo de aquella ciudad, pasando los canónigos al que estas dejaban; el cual dice ser librado quando habuit in eadem Palentia prænominatus Imperator colloquium cum Episcopis suis et Baronibus. El otro para hacer entrega á los canónigos de Carvajal del monasterio de San Pelayo que estas religiosas dejaban, y autorizarles para la posesion de todos sus bienes. Facta carta, Palentiæ 13 Kalendas Mar. tii. Era MCLXXXVI, quando præfatus Imperator habuit ibi colloquium cum Episcopis et Baronibus sui Regni de vocatione Domini Papæ ad Concilium. Por cuyas subscripciones se ve los prelados que asistieron escritos de este modo: Raimundo, arzobispo de Toledo y primado-Pedro, obispo de Segovia-Bernardo, de Sigüenza-Pelayo, de Mondoñedo-Arnaldo, de Astorga-Martin, de Oviedo-Berengario, de Salamanca-Bernardo, de Zamora-Victor, de Búrgos-Pedro, arzobispo de Compos

(1) En el Metalogic. cit., lib. 1, cap. V.

ela,

Juan, obispo de Osma: á que siguen los Condes y

Oficiales mayores de la corona, con los dos hijos del Em

perador D. Sancho y D. Fernando, nombrándose Reyes, como luego lo fueron por muerte de su padre, el primero en Castilla, y el segundo en Leon.

El descubrimiento de estos dos importantes privilegios es debido á la buena diligencia del P. M. Risco, docto continuador de la Esp. Sagr. en los tomos 35 y 36 que prosiguen las memorias eclesiásticas de la ciudad V obispado de Leon. Véase el primero en la pág. 203 á 205, y el segundo en los Apéndices, pág. CXCIV.

Del tercer documento que hace memoria de este concilio, habia ya informado el señor Sandoval desde el año 1600 en la Crónica particular del mismo Emperador D. Alonso VII, cap. 52, pág. 143, donde dijo así: “Pa<< rece por una escritura de merced que hizo al monaste«rio de Carrazedo, de la órden de San Benito, en el Bier«zo, cerca de Villafranca, que agora es de monges del Cistel, en que le hace libre de todo pecho y portazgo, « como en este año de la era 1186 celebró Córtes en la <«< ciudad de Palencia, y mandó juntar todos los prelados « del reino á manera de concilio, para que viesen un

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edicto que el papa Eugenio III habia enviado, lla<«< mando á concilio general, que se habia de tener en la <«< ciudad de Reyns, por causa de Gilberto Porretano: «< contra el cual nuestro P. San Bernardo, por escrito y * por palabra en los sermones enseñaba la verdad. El « Papa por atajar los muchos males que podian resultar << de la opinion de Gilberto, hizo llamamiento general, << para celebrar el concilio dicho en la ciudad de Reyns, « donde se hicieron cuatro cargos al obispo Gilberto: los « cuales se ventilaron por todas las universidades de la

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