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nos, y demos en un breve rasgo toda su historia, lo mas concisa, pero lo mas exactamente que se pueda, dejándonos ahora de opiniones; porque establecida una vez la verdad, el conocimiento del error habrá de salir por consecuencia.

ANTIGÜEDAD DEL ESTUDIO DE PALENCIA.

Pudiera hacer algun uso del testimonio de Diodoro Sículo, que escribiendo al principio del imperio de Augusto, ántes del nacimiento de Cristo, y hablando de la gente de los vacceos (hoy los de esta tierra de Campos, cuya capital era Palencia) dijo: Que entre todas las naciones de esta parte de España, la mas culta era la de vacceos; porque estos labraban de comun el campo sin tener ninguno propiedad; el cual dividian entre sí por suertes todos los años, cuando á una parte, cuando á otra (que es lo que hoy se llama labrar á dos hojas y aquiñonar las heredades), y luego por el agosto se traia toda la cosecha á una cilla comun, de donde separado lo que habia de servir para la siguiente sementera, se proveia á cada vecino lo necesario para el gasto de su casa entre año. Pero el labrador que defraudaba algo de los frutos de su competencia, ocultando alguna porcion, ó no presentándolo todo escrupulosamente en el acervo público, ese tenia por sus leyes agrarias no menor pena que la de la cabeza. Tal entiendo yo ser la significacion de las palabras: Inter finitimas illas gentes cullissima est Vaccæorum natio. Hic enim divisos quotannis agros colunt et communicatis inter se frugibus, suam cuique partem attribuunt. Rusticis aliquid intervertentibus supplicium capi

tis mulcta est (1). Esta máxima no podria dejar de ser del gusto de Aristóteles, que la recomendó grandemente en sus Políticos, lib. 2, cap. 3.o, siempre que ella fuese posible en la malicia y codicia de los hombres; pero tuvo lugar en Esparta por las instituciones virtuosas de Licurgo, segun Plutarco (2); el cual dice que cuando á la vuelta de su viaje alcanzó á ver por las eras tantos montones, y todos iguales, llenándose de gozo, dijo: "He aquí un campo que parece mas bien dividido entre <«< hermanos que entre vecinos."

Pero el elogio de Diodoro realza mucho y muy temprano la suma cultura de nuestros vacceos y su concordia, que es la verdadera sabiduría civil. Y no sé yo se haya hecho mayor de otra nacion alguna de España de las que conocemos de los tiempos antiguos, como ya nos han precedido en observarlo hombres muy grandes y muy doctos (3). Solo que Florez interpretó mal el Rusticis aliquid intervertentibus. . . que tenian señalada pena de muerte contra los que hiciesen alguna injuria á los labradores; porque el sentido no es sino el que aquí habemos dado. Y esta recomendacion de nuestros campesinos sube de punto cuando se considera que el autor del elogio es Diodoro, que como natural de Sicilia, el pais feliz donde Ceres habia fijado su domicilio y la agricultura se hallaba tan en punto, cuanto en ninguna otra region del mundo, era necesario que para que le arrebatase la

(1) Lib. V, cap. 34, tom. 1.", pág. 357, edicion Wesseling. Amstelodami, 1746.

(2) Apothemat. Laconic., tom. 4.o, pág. 376, edic. París 1572. (3) M. Fray Juan de la Puente, Convenien. de Monarqs. lib. 3, ap. 22, pág. 140, col. 2.-Florez, España Sagrada, tom. 5, página 14 y 15, núm. 29 PP. Mohedanos.

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atencion la pericia agricultora de nuestros vacceos, tuviese ella mucho que admirar.

Ignoro que verdad tenga una especie adicionada por el P. Benito Remigio Noydens, de los clérigos menores, al Tesoro de la lengua castellana de D. Sebastian de Covarrubias en la edicion 1674, verb. Palencia. Part. 2, fol. 130: "Y no es (dice) la menor grandeza (de aquella ciudad) el haber cursado en sus escuelas aquel lucero y antorcha de la iglesia Santo Domingo de Guzman, У el haberse servido de su palacio Cipion Africano y el gran Pompeyo; de cuyo tiempo se halló año mil quinientos veinte y dos en un edificio arruinado cierta pila con doce mil monedas de metal." Esta última especie es la que yo digo quisiera ver comprobada, porque no hallo vestigio de ella en el propio historiador palentino D. Pedro Fernandez de Pulgar, y si lo estuviera, por ventura nos sirviera ahora para adelantar alguna otra reflexion sobre la antigua literatura de palentinos y vacceos: porque entre tanta porcion de monedas es verisímil no faltase alguna del uso propio de esta gente, y con sus caractéres y signos, por donde vendriamos en algun conocimiento á lo menos de su alfabeto y lengua.

Pero como quiera que ello sea, ya sin este auxilio, que la importunidad de los siglos nos ha querido robar, y porque tampoco se diga que la cultura que Diodoro reconoce en los palentinos y vacceos es puramente relativa á su pericia agrónoma, nosotros empezarémos la noticia de sus estudios literarios de algo mas adelante. De un tiempo, esto es, en que por muy manifiestos ya no se pueden negar. Y de paso los vendicarémos del agravio que han padecido bajo la tiranía de nuestros propios escritores, quienes segun su costumbre de hacerlo así con

todos, han retardado su orígen á un tiempo, en que de viejos se caian ya á pedazos. Desprendidos, pues, de autoridades equívocas y erróneas, descendamos ya á este importante decisivo artículo.

LOS ESTUDIOS DE PALENCIA EXISTIAN YA EN TIEMPO DE LOS GODOS.

Desde siglos bien remotos viene ya acreditada Palencia como la Minerva de las letras de Castilla. Don Lúcas de Tuy, que acabó de escribir en 1236, dice que ya en su tiempo era antiguo refran: "En Palencia armas y cien«cia. Quia ut antiquitas refert semper ibi viguit scholas

tica sapientia, viguit et militia." Y se advierta como dice scholastica sapientia, una sabiduría procedente de las escuelas. Sin embargo los célebres estudios de Palencia no se hallan menos agraviados por lo que toca á su antigüedad y orígen en las plumas de nuestros escritores, pues los que mas los favorecen apenas los saben exaltar mas allá de los dias del mismo Lúcas. Pero para mí y otro cualquiera que bien lo considere, ellos se hallaban ya existentes en tiempo de los godos.

Entónces regía aquella silla el grave obispo Conancio que por su virtud y literatura mereció á S. Ildefonso, su primado, los elogios que se leen en su continuacion de los Varonese eclesiásticos de S. Isidoro, cap. 11, donde es celebrado: Vir tam pondere mentis, quam habitudine speciei gravis, communi eloquio facundus, et gravis,... (1). Y sigue diciendo lo que hizo en su iglesia, y las obras que compuso.

(1) De la última edic. del M. Florez en el tom. V de la Esp. Sag., pág. 460,

Este prelado tuvo la silla de Palencia por espacio de treinta y un años desde los últimos del reinado de Witerico hasta los últimos del de Chintila, y así desde el año 607 hasta el de 639, en cuyo tiempo asistió á cuatro concilios toledanos, donde se ven sus firmas; el de Gundemaro de 610, el IV de 633, el V de 636 y el VÌ de 638, penúltimo de su vida (1).

Que en dias de este insigne prelado hubiese ya estudios en la iglesia de Palencia y bajo de su magisterio y y direccion consta expresamente de la vida de S. Fructuoso, natural de Bierzo, despues obispo de Braga, escrita por S. Valerio, abad, su compatriota y casi coetáneo (2); el cual dice que muertos sus padres, é iniciado de órden sacra se entregó Fructuoso al santísimo obispo Conancio para que le instruyese en las ciencias espirituales: Tradidit se erudiendum in spiritualibus disciplinis sanctissimo viro Conantio Episcopo. Cumque aliquanto tempore sub illius degeret regimine, provenit ut quodam die, etc. ¿Y qué sucedió? (dice) por cierto una cosa admirable, que permaneciendo Fructuoso en sus estudios bajo la direccion y enseñanza de Conancio, como este tuviese cerca de su iglesia una casa donde se alquilaban cuartos y daba habitaciones á los escolares concurrentes, sucedió que en cierto año los criados de Fructuoso, (que era de familia Real y casa ilustre) se anticiparon á tomarle en ella uno de estos cuartos, y ya tomado y ajustado descargaron en él, como era regular, sus equipajes: que á este tiempo llegó otro estudiante altivo y presun

(1) Florez tom. VIII pág. 27 y 28.

(2) Impresa por el citado Florez en el tom. XV, pág. 141

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