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estar quedo el mesmo norte, que es el blanco a quien encaran. Por estos grados, pues, señalaré yo la tierra, que son verdaderos y que se reparten en cuatro partes iguales. Del norte a la Equinocial hay noventa; de la Equinocial al sur hay otros noventa; del sur a la Equinocial hay otros noventa grados, y della al norte, otros tantos. Empero, ninguna relación ni claridad tenemos de las tierras que hay en tan grandísimas distancia de mundo y tierra, como debe haber debajo del sur, que es el otro eje del cielo de cuya vista carecemos; ca si hay hiperbóreos, habrá también hipernocios, como dijo Herodoto, que serán vecinos del sur, y quizá son los que viven en la tierra del estrecho de Magallanes, que sigue la vía del otro polo, la cual aun no se sabe. Y así, digo que hasta que alguno rodee la tierra por bajo de ambos polos, como la rodeó Juan Sebastián del Cano por debajo la Equinocial, no quedará enteramente sabida ni andada su redondez y grandeza.

IX

Quién fué inventor de la aguja de marear.

Antes de comenzar la descripción y cosmografía, quiero decir algo de la navegación, porque sin ella no se pudiera saber; que por tierra no se camina tanto, digo tan lejos, como por agua, ni tan presto; y sin naos nunca las Indias se hallaran, y las naos se perderían en el Océano si aguja no llevasen; de suerte que la aguja es princípalísima parte del navío para bien navegar. El primero, según escriben Blondo y Mafeo Girardof, que halló la aguja de marear y la usó fué Flavio de Malfa, ciudad en el reino de Nápoles, donde aun hoy día se glorían dello, y tienen mucha razón, pues un vecino suyo inventó cosa de tanto provecho

y primor, cuyo secreto no alcanzaron los antiguos, aunque tenían hierro y piedra imán, que son sus materiales. Quien más a Flavio debe somos españoles que navegamos mucho; el cual debió ser ciento y cincuenta años ha, o cuando mucho docientos. Ninguno sabe la causa por la cual el hierro tocado con piedra imán mira siempre al norte. Todos lo atribuyen a propiedad oculta unos del norte, y otros de la mezcla que hacen el hierro y la piedra. Si fuese propiedad del norte, ni la aguja, según pilotos cuentan, haría mudanza nordesteando o noroestando fuera de la isla Tercera, que es una de los Azores, y doscientas leguas de España hacia poniente leste oeste; ni perdería su oficio, como Olao dice, en pasando de la isla de Magnete, que está debajo o por muy cerca del norte. Mas, como quiera que ello sea, siempre la aguja mira al norte, aunque naveguen cerca del sur. La piedra imán tiene pies y cabeza, y aun dicen que brazos. El hierro que ceban con la cabeza nunca para hasta quedar mirando derechamente al norte; que así hacen los relojes de aguja y sol. La cebadura de los pies sirve para el sur, y así lo demás es para los otros cabos del cielo.

X

Opinión que Asia, Africa y Europa son islas.

Repartían los antiguos este nuestro orbe en Asia y Europa por el Tanais, según Isócrates refiere en su Panegírico. Después dividieron de Asia a Africa por vertientes del Nilo, y fuera mejor por el mar Bermejo, que casi atraviesa la tierra desde el mar Océano hasta el Mediterráneo. Mas el que llaman Beroso dice que Noé puso nombre a Africa, Asia y Europa, y las dió a sus tres hijos, Cam, Sem y Jafet, y que navegó por el

mar Mediterráneo diez años. En fin, decimos agora que las sobredichas tres provincias ocupan esta media tierra del mundo. Todos en general dicen que Asia es mayor que ninguna de las otras, y aun que entrambas. Empero Herodoto burla en su Melpomene de los que hacen igual de Europa a Asia, diciendo que iguala Europa en largura a Ásia y Africa, y las pasa en anchura; que no va fuera de tino. Mas dejando esto aparte, que no es para agora, digo que Homero, escritor antiquísimo, dijo que era isla el orbe que se divide en Asia, Africa y Europa, como relata Pomponio Mela en su tercero libro. Strabón dice, en el primero de su Geografía, que la tierra que se habita es isla cercada toda del Océano. Higinio y Solino confirman esta sentencia; aunque yerra Solino en poner los nombres de la mar, creyendo que el mar Caspio era parte del Océano, y es Mediterráneo, sin participación del gran mar. Cuenta Strabón cómo en tiempo del rey Tolomeo Evergete navegó tres o cuatro veces de Cádiz a la India, que se nombra del río, un Eudoxo. Y que las guardas del mar arábigo, que es el Bermejo, trujeron al mesmo rey Tolomeo un indio presentado que habia aportado allí. Comprueba también esta navegación de Cáliz a la India el rey Juba, según dice Solino, y siempre fué tan celebrada como notable, aunque no tanto como al presente; y como se hace por tierra caliente, no es muy trabajosa. Navegar de la India a Cáliz por la otra parte del norte, que hay grandísimos fríos, es el trabajo y peligro. Y así, no hay memoria entre antiguos que haya venido por allí mas de una nave, que, según Mela y Plinio escriben, refiriendo a Népos Cornelio, vino a parar en Alemaña, y el rey de los suevos, que algunos llama sajones, presentó ciertos indios della a Quinto Mete o Celer, que a la sazón gobernaba en Francia por el pueblo romano. Si ya no fuesen de Tierra del Labrador y los tuviesen por indianos, engañados en el color; ca tambien

dicen cómo en tiempo del emperador Federico Barbarroja aportaron a Lubec ciertos indios en una canoa. El papa Eneas Silvio dice que tan cierto hay mar sarmático y scítico, como germánico y índico. Agora hay mucha noticia y experiencia cómo se navega de Noruega hasta pasar por debajo el mesmo norte, y continuar la costa hacia el sur, la vuelta de la China. Olao Godo me contaba muchas cosas de aquella tierra y navegación.

XI

Mojones de las Indias por hacia el norte.

La tierra que Indias llamamos es tambien isla como esta nuestra. Comenzaré su sitio por el norte, que es muy cierta señal. Y contaré por grados, que es lo mejor y lo usado. No mido ni costeo la Europa, Africa y Asia, porque lo han hecho muchos. Los mojones o aledaños que más cerca y más señalados tienen por esta parte septentrional son Islandia y Gruntlandia. Islandia es una isla de casi cien leguas, puesta en setenta y tres grados de altura, y aun, según quieren algunos, en más, diciendo durar allí un día casi dos meses de los nuestros. Islandia suena isla o tierra helada; y no solamente se hiela el mar alrededor della, empero cargan dentro de la isla tantas heladas y tan recias, que brama el suelo y paresce que gimen hombres; y así, piensan los isleños estar allí el purgatorio o que atormentan algunas almas. Hay tres montes extraños, que lanzan fuego por el pie, estando siempre nevada la cumbre; y cerca del uno dellos, que se dice Hecla, sale un fuego que no quema la estopa y arde sobre agua, consumiéndola. Hay también dos fuentes notables, una que mana cierto licor como cera, y otra de agua hirviendo, que convierte en piedra lo que dentro

echan, quedándose en su propria figura (1). Son blancos los osos, raposos, liebres, halcones, cuervos y otras aves y animales así. Cresce tanto la yerba, que la rozan para que pazca bien el ganado, y aun lo sacan del pasto por que no reviente de gordo. La lana es grosera, y la manteca buena y mucha. La cual, y el pescado, son principal mantenimiento de la gente. Andan por allí muchas ballenas, y tan endiabladas, que ponen las naos en rebato. Tienen hecha una iglesia de costillas y huesos dellas y de otros grandes peces. Los islandeses son muy altos y tragones. Algunos piensan que Islandia es la Thile, isla final de lo que romanos supieron, hacia el norte; mas no es, que Islandia ha poco tiempo que se descubrió, y es mayor y más setentrional. Thile propriamente es una isleta que cae. entre las Orcades y Fare, algo salida al ocidente, y en setenta y siete grados, bien que Tolomeo no la sitúa tan alto. Está Islandia cuarenta leguas de Fare, sesenta de Thile y mas de ciento de las Orcades. A la parte setentrional de Islandia está Gruntlandia, isla muy grande, la cual está cuarenta leguas de Laponia, y pocas más de Finmarchia, tierra de Scandinavia, en Europa. Son valientes los grutlandeses, y lindos hombres; navegan con navíos cerrados por arriba, de cuero, por temor del frío y de peces. Está Gruntlandia, según dicen algunos, cincuenta leguas de las Indias, por la tierra que llaman del Labrador. No se sabe aún si

(1) Clara alusión a los geyseres, surtidores naturales de agua caliente que lleva en disolución silicatos alcalinos los cuales precipitan una variedad de ópalo o sílice hidratado conocida con el nombre de geyserita. Están los geyseres en patente relación con el volcanismo.

Aparte de la sílice hay geyseres que precipitan caliza y forman verdaderos brocales en torno del punto por que brotan.

Los geyseres más famosos son los de Islandia, de que habla Gómara, los del Parque Nacional de Yellowstone (Estados Unidos) y los de Nueva Zelandia, destruídos en 1886 por la violencia de una erupción volcánica. (Nota D.)

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