Imágenes de página
PDF
ePub

gió allí en Zebut, a diez grados o poco más acá de la Equinocial, e hizo sus mensajeros al rey con un presente y cosas de rescate. Hamabar, que así se llamaba el rey, tuvo placer de su llegada, y respondió que salíese a tierra mucho enhorabuena. Salió, pues, Magallanes y sacó muchos hombres y mercería. Armaron una gran casa con velas y ramos en la marina, donde se dijo misa el día de la Resurrección de Cristo, la cual oyeron el rey y otros muchos isleños con atención y alegría. Armaron luego un hombre de punta en blanco, y diéronle muchos golpes de espada y botes de lanza, para que viesen cómo no había fierro ni fuerzas que bastasen contra ellos; los de la isla se maravillaron de lo uno y de lo otro; más no tanto cuanto los nuestros pensaron. Dió Magallanes a Hamabar una ropa larga de seda morada y amarilla, una gorra de grana, dos vidrios y algunas cuentas de lo mesmo. Dió a un sobrino y heredero suyo una gorra, un paño de Holanda y una taza de vidrio, que tuvo en mucho, pensando ser cosa fina. Predicóles con Enrique, su esclavo, e hizo amistad, tocando las manos al rey y bebiendo. Al tanto hizo Hamabar, y dióle arroz, mijo, higos, naranjas, miel, azúcar, jengibre, pan y vino de arroz, cuatro puercos, cabras, gallinas y otras cosas de comer, y muchas frutas que no las hay en España, y certinidad de las Malucas y Especiería, que fué lo principal. Convidólos después a comer, y fué gentil banquete. Fué tal la amistad, plática y conversación, que se baptizó el rey con más de ochocientas personas. Llamóse Hamabar Carlos, como el emperador; la reina, Juana; la princesa, Catalina, y el heredero, Fernando. Sanó Magallanes otro sobrino del rey, que tenía calenturas dos años había, y aun dicen algunos que era mudo. Por lo cual se baptizaron todos los de Zebut y otros ochocientos de Masana, isla, cuyo señor se llamó Juan; la señora, Isabel, y Cristóbal un moro que iba y venía a Calicut y que certificó a Hamabar de la gran

deza del emperador Carlos, rey de Castilla, y de lo que era el rey de Portugal. Envió mensajeros Hamabar a las islas comarcanas, a recuesta de Magallanes, rogándoles que viniesen a tomar amistad con tan buenos hombres como los cristianos. Vinieron de algunas pequeñas, por ver el sano y a quien lo sanara con solas palabras y agua, ca lo tuvieron por milagro, y ofresciéronse por del rey de Castilla. Los de Mautan, que es otra isla y pueblo cuatro leguas de allí, no quisieron venir, o no osaron por amor de Cilapulapo, su señor. Al cual envió Magallanes a rogar y requerir que viniese o enviase a reconocer al emperador con algunas especies y vituallas. Respondió Cilapulapo que no obedecería a quien nunca conoció, ni Hamabar tampoco; mas, por no ser habido por inhumano, que le daba aquellas pocas cabras y puercos que pidía. Pasó Magallanes allá con cuarenta compañeros, y después de muchas pláticas quemó a Bulaia, lugar pequeño de moros. Afrentados dello aquellos de Mautan, pensaron en la venganza, y Zula, caballero principal, envió, como en gran secreto, ciertas cabras a Magallanes, rogándole que lo perdonase, pues no podía más por causa de Cilapulapo, que contradecía la paz y contratación; y que, o fuese o le enviase algunos españoles bien armados que resistiesen a su contrario, y que le daría la isla. Magallanes, no entendiendo el engaño, fué allá de noche con sesenta compañeros bien apercibidos, en tres bateles, y con Carlos Hamabar, que llevó treinta barcas, dichos juncos, llenas de isleños. Quisiera combatir luego a Mautan; mas por lo que obligado era, envió primero a decir a Cilapulapo con Cristóbal, moro, que fuesen amigos. El respondió bravamente. Sacó tres mil hombres al campo, repartiólos en tres escuadras, půsose cerca del agua y dejó pasar la priesa de los tiros y arcabuces. Salió Magallanes a tierra con cincuenta españoles, el agua a la rodilla, ca por las piedras no pudieron arri

bar las barcas. Mandó descargar las piezas de fuego y arcabucería, arremetiendo él a los enemigos. Como los vió quedos y sin daño, se tuvo por perdido, y se tornara si cobardía no le pareciera. Andando en la pelea conoció el daño de los suyos, y mandóles retirar. Peleaban gentilmente los mautaneses; y así, mataron algunos zebutines y ocho españoles con Magallanes, e hirieron veinte, los más con yerba y en las piernas, ca les tiraban a ellas, viéndolas desarmadas. Cayó Magallanes de un cañazo que le pasó la cara, duscate de teniendo ya caída la celada a golpes de piedras y lanzas y una herida de yerba en la pierna. También le gallans: dieron una lanzada, aunque después de caído, que lo atravesó de parte a parte. Desta mesma manera acabó Magallanes su vida y su demanda, sin gozar de lo que halló, a 27 de abril, año de 21. Muerto que fué Magallanes, eligieron por caudillo a Juan Serrano, piloto mayor de la flota, y con él a Barbosa, según dicen algunos. El cual procuró mucho de haber el cuerpo de Magallanes, su yerno; pero no lo quisieron dar ni vender, sino guardarlo por memoria, que fué mala señal, si lo entendieran, para lo que después les avino. Entendieron en rescatar por la isla oro, azúcar, jengibre, carne, pan y otras cosas, para irse a las Malucas entre tanto que sanaban los enfermos, y tramando de conquistar a Mautan; y como para lo uno y para lo otro era menester Enrique, dábanle priesa a levantar. El, como sintía mucho la herida de yerba, no podía o no quería, según algunos pensaban; y reñíanle Serrano y Barbosa, amenazándole con doña Beatriz, su ama. Tanto, en fin, que, o por las injurias o por haber libertad, habló con Hamabar y consejóle que matase los españoles si quería ser, como hasta allí, señor de Zebut, diciendo que eran codiciosos en demasía y que trataban guerra al rey Cilapulapo con su ayuda, e usurparle después a él su isla; que así hacían doquiera que hallaban entrada y ocasión. Hamabar lo creyó,

GÓMARA: HISstoria de las INDIAS.-T. I.

15

y convidó luego a comer al Juan Serrano y a todos los que quisiesen ir, diciendo les quería dar un presente para el emperador, pues se querían partir. Fueron, pues, a casa del rey Juan Serrano y obra de treinta españoles, sin pensamiento de mal, y al mejor tiempo de la comida los mataron a lanzadas y puñaladas, si no fué a Juan Serrano. Cativaron otros tantos que andaban por la isla, ocho de los cuales vendieron después en la China, y derribaron las cruces e imágenes que Magallanes pusiera, sin mirar al baptismo que rescibieron ni a la palabra que dieron.

XCIV

Isla de Zebut.

Zebut es grande, rica y abundante isla. Está desviada de la Equinocial a nosotros diez grados. Lleva oro, azúcar y jengibre. Hacen porcelanas blancas y que no sufren yerbas. Recuece el barro cincuenta años, y algunas veces más. Van desnudos por la mayor parte. Untanse con aceite de coco cuerpo y cabellos, y précianse de tener la boca y dientes rojos, y para los embermejar mascan areca, que es como pera, con hojas de jazmín y de otras yerbas (1). La reina traía una ropa larga de lienzo blanco y un sombrero de palma, con su corona papal de lo mesmo; lo cual, y el color de areca que tenía en la boca, no le parecía mal. El rey Hamabar vestía solamente unos pañicos de algodón y una escofia bien labrada. Traía una

(1) El betel, que es a la vez alimento de ahorro, es droga compuesta de una pimienta (Piper betel) llamada betel, de un tro cito de cal y de otro trocito del fruto de la palmera areca (Areca catechu), que los malayos emplean como masticatorio. (Nota D.)

cadena de oro al cuello y cercillos de lo mesmo, con perlas y piedras muy finas. Tañía vigüela con cuerdas de alambre, y bebía de las porcelanas con una caña, cosa de risa para los nuestros. Teniendo cebada, mijo, panizo y arroz, comen pan de palmas, rallado y frito. Destilan muy gentil vino blanco de arroz, y encalabria reciamente. También barrenan las palmas y otros árboles para beber lo que lloran. Hay en Zebut una fru-)

ta

que llaman cocos (1). Es el coco a manera de melón, Los cocos, más largo que gordo, envuelto en muchas camisillas como palmito, de que hacen hilo como de cáñamo. Tiene la corteza como de calabaza seca, empero muy más dura; la cual, quemada y hecha polvos, es medicinal. La carne que dentro se hace paresce mantequilla en lo blanco y blando, y es sabrosa y cordial. Si menean el coco alrededor y lo dejan así algunos días, se torna un licor como aceite, suave y saludable, con que se untan a menudo. Si le echan agua, sale azúcar; si lo dejan al sol, vuélvese vinagre. El árbol es casi palma, y lleva los cocos en racimos. Danles un barreno al pie de una hoja, cogen lo que destilan en cañas como el muslo, y es gentil bebida, sana y tenida en lo que acá el vino. Hay peces que volan, y unas aves como grajas, que llaman laganes, las cuales se ponen a la boca de las ballenas y se dejan tragar, y como se ven dentro, cómenles los corazones y mátanlas. Tienen dientes en el pico, o cosa que lo parescen, y son buenos de comer.

XCV

De Siripada, rey de Borney.

Los que estaban en las naves alzaron anclas y velas como supieron la crueldad, y fuéronse de allí sin re

(1) Es la palmera intertropical Cocos nucifera. (Nota D.)

« AnteriorContinuar »