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fin, que riñeron. Hízolos amigos el obispo Cabedo, y desposóse con hija de Pedrarias, por donde pensaban todos que perseverarían en paz, pues a entrambos así cumplía; mas luego descompadraron de veras. Estaba Balboa en la mar de su adelantamiento para descubrir y conquistar con cuatro carabelejas que labró. Llamóle Pedrarias al Darién. Vino, echólo preso, hízole proceso, condenólo y degollóle con otros cinco españoles. La culpa y acusación fué, según testigos juraron, que había dicho a sus trecientos soldados se apartasen de la obediencia y soberbia del gobernador y se fuesen donde viviesen libres y señores; y si alguno les quisiese enojar, que se defendiesen. Balboa lo negó y lo juró, y es de creer, ca si temiera no se dejara prender ni pareciera delante del gobernador, aunque mas su suegro fuera. Juntósele con esto la muerte de Diego de Nicuesa y sus sesenta compañeros, la prisión del bachiller Enciso, y que era bandolero, revoltoso, cruel y malo para indios. Por cierto, si no hubo otras causas en secreto, sino estas públicas, a sinrazón le mató. Así acabó Vasco Núñez de Balboa, descubridor de la mar del Sur (1), de donde tantas perlas, oro, plata y otras riquezas se han traído a España; hombre que hizo muy grandes servicios a su rey. Era de Badajoz y, a lo que dicen, rufián o esgrimidor. En el Darién se hizo cabeza de bando, y por su propia auctoridad; anduvo muy devoto en las guerras; fué amado de soldados, y así les pesó de su temprana muerte, y aun lo echaron menos. Aborrecían a Pedrarias los soldados viejos, y en Castilla fué reprehendido, y poco a poco removido del gobierno, bien que lo suplicaba él sintiendo disfavor. Pobló Pedrarias el Nombre de Dios y a Panamá. Abrió el camino que va de un lugar a otro, con gran fatiga y maña, por ser de montes muy espesos y peñas. Había infinitos leones, tigres, osos y onzas, a lo

* (1) O sea del Océano Pacífico.

que cuentan, y tanta multitud de monas de diversa hechura y tamaño, que alegres cocaban, y enojadas gritaban de tal manera, que ensordecían los trabajadores. Subían piedras a los árboles y tiraban al qne llegaba; y una quebró los dientes a un ballestero, mas cayó muerta; que acertaron a soltar a un tiempo ella la piedra y él la saeta. Santa Marta, de la Antigua del Darién, fué poblada por el bachiller Enciso, alcalde mayor de Hojeda, con voto que hizo dello si venciese a Cemaco, señor de aquel río. Despoblóse, por ser muy enfermo, húmedo y caliente, tal, que en regando la casa se hacían sapillos; falto de mantenimientos, subjecto a tigres y a otros animales dañosos y bravos. Poníanse los españoles de color de tericia o mal amarillo, aunque también toman esta color en toda la Tierra-Firme y Perú. Puede ser que del deseo que tienen al oro en el corazón se les haga en la cara y cuerpo aquel color. No es buena tierra para sembrar, que hay aguaceros y vienen muchos diluvios y avenidas, que anegan lo sembrado. Caen muchos rayos y queman las casas y matan los moradores. Envió el emperador don Carlos sucesor a Pedrarias, y fué Lope de Sosa, de Córdoba, que a la sazón era gobernador en Canaria; el cual murió en llegando al Darién, año de 20. Fué tras él Pedro de los Ríos, también de Córdoba, y fuése Pedrarias a Nicaragua. El licenciado Antonio de la Gama fué a tomarle residencia. Proveyeron de gobernador a Francisco de Barrionuevo, un caballero de Soria, que fué soldado en el Boriquén y capitán en la Española contra el cacique don Enrique. Luego fué el licenciado Pero Vázquez, y después el doctor Robles, que administró justicia derechamente; que hasta él poca hubo.

LXVII

Frutas y otras cosas que hay en el Darién.

Hay árboles de fruta muchos y buenos, como son mamais, guanabanos, hobos y guayabos. Mamai es un hermoso árbol, verde como nogal, alto y copado, pero algo ahusado como ciprés; tiene la hoja más larga que ancha, y la madera fofa. Su fruta es redonda y grande; sabe como durazno; paresce carne de membrillo; cría tres, cuatro y más cuescos juntos, como pepitas, que amargan mucho (1). Guanabo es alto y gentil árbol, y la fruta que lleva es como la cabeza de un hombre; señala unas escamas como piñas, pero llanas y lisas y de corteza delgada; lo de dentro es blanco y correoso como manjar blanco, aunque se deshace luego en la boca, como nata; es sabrosa y buena de comer, sino que tiene muchas pepitas leonadas por toda ella, como badeas, que algo enojan al mascar; es fría, y por eso la comen mucho en tiempo caloroso (2). Hobo es también árbol grande, fresco, sano, de sombra; y así, duermen los indios y aun españoles debajo dél, antes que de otros ningunos. De los cogollos hacen agua muy olorosa para piernas y para afeitar, y de la corteza aprieta mucho la carne y cuero; por lo cual se bañan con ella; y aun los caminantes se lavan los pies por ello, y aun porque quita el cansancio. Sale de la raíz, si la cortan,

(1) Por la descripción, el mamai es el mamey (Mammea Americana L.), de la familia de las gutíferas, también llamado albaricoquero de Santo Domingo. El árbol es de gran talla (15 a 20 m.) los frutos, grandes bayas (8 a 12 cm. de diámetro); tiene de a 4; semillas ovoideas comprimidas, de 6 a 7 cm. de longitud y 3 de anchura. (Nota D.).

(2) El guanabo es, por la descripción, fruto afín a la chiri

moya,

mucha agua y buena de beber. La fruta es amarilla, pequeña y de cuesco como ciruela; tiene poquita carne y mucho hueso; es sana y digestible, mas dañosa para los dientes, por hilillos que tiene (1). Guayabo es árbol pequeño, de buena sombra y madera; envejece presto. Tiene la hoja laurel, pero más gorda y ancha. La flor paresce algo de naranjo, y huele mejor que la de jazmín. Hay muchas diferencias de guayabos, y por consiguiente de la fruta, que es como camuesa. Unas son redondas, otras largas, mas todas verdes por de fuera, con unas coronillas como níspolas. Dentro son blancas o rosadas, y de cuatro cuartos, como nuez, con muchos granillos en cada uno. Sazonadas son buenas, aunque agrillas; verdes, restriñen como servas; maduras, pierden color y sabor y crían muchos gusanos; hay palmas de ocho o diez maneras, las más llevan dátiles como huevos, pero de grandes huesos. Son agretes para comer, mas sacan razonables vinos. Hacen los indios lanzas y flechas de palma, por ser tan recias, que sin hender ni remachar, ni les poner pedernal, entran mucho. Palmas hay que parescen en el tronco cañas de cebollas, más gordo en medio que a los extremos, en el cual, como es madera floja, anida el pito picando con el pico. Es un pájaro como zorzal, barreado al través, una barra verde y otra negra, que declina en amarillo. Tiene colorado el cogote y algunas plumas de la cola. Españoles lo llaman carpintero; no es mucho ser el pico, de quien Plinio cuenta que cava y anida en lo macizo de los árboles; y que, viendo atapado el agujero de su nido, trae cierta yerba, que puesta sobre la piedra o cuña la hace saltar por fuerza de su virtud. Otros dicen que el mesmo pito tiene tal propiedad, que cae luego el cuño o clavo del agujero en tocándole. Hay muchos papagayos y de muchos tamaños, grandísimos y chicos como pájaros, verdes,

(1) El hobo (Spondias lutea) es especie de mirobolano. GÓMARA: HIStoria de las InDIAS.-T. I.

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azules, negros, colorados y manchados, que parescen remendados. Tienen lindo parescer, gorjean mucho y son de comer. Hay muchos gallipavos caseros y monteses, que tienen grandes papos o barbas, como gallos, y las mudan de muchas colores, Morciélagos hay tamaños como gangas, que muerden reciamente a prima noche; matan los gallos, que pican en la cresta, y aun dicen que hombres. El remedio es lavar la llaga con agua de la mar o darle algún botón de fuego. Hay muchas garrapatas y chinches con alas, lagartos de agua o crocodillos, que comen hombres, perros y toda cosa viva. Puercos derrabados, gatos rabudos, y los animales que enseñan a sus hijos para correr. Vacas mochas y que, siendo patihendidas, parescen mulas, con grandes orejas, y tienen, a lo que dicen, una trompilla como elefante (1). Son pardas y buena carne. Hay onzas, si lo son las que así llaman españoles, y tigres muy grandes, animal fiero y carnicero si lo enojan; pero de otra manera es medroso y pesado en correr. Los leones no son tan bravos como los pintan, ca muchos españoles los han esperado y muerto en el campo uno a uno, y los indios tenían a sus puertas muchas cabezas y pieles dellos por valentía y grandeza.

LXVIII

Costumbres de los del Darién.

Son los indios del Darién y de toda la costa del golfo de Urabá y Nombre de Dios de color entre leonado y amarillo, aunque, como dije, se hallaron en Cuareca negros como de Guinea. Tienen buena estatura, pocas barbas y pelos, fuera de la cabeza y cejas,

(1) Parece aludir al tapir. (Nota D.)

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