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CAP. XXXIII.-De la guerra que habia en este tiempo entre los reyes de Castilla y Portugal, y de la paz que entre ellos se concordó.

durante su vida: y juntamente con ella al duque de Anjous, para él y sus descendientes, con las condiciones de la investidura que se dió á Carlos el primero. Esto se hizo en Aviñon con grande solemnidad y fiesta en público consistorio á treinta del mes de mayo deste Estaban los reyes de Castilla y Portugal en guerra, año: y fué investido del reino el duque de Anjous con y tenian toda su pujanza junta para entrar el uno á el estandarte de la Iglesia, segun era la costumbre, y ofender al otro en su reino, y el rey de Castilla fué de allí adelante se llamó rey de Sicilia. Esta fué la pri- por la comarca de Zamora con todo su ejército, que mera investidura que se tuvo de la Iglesia por el du- eran cinco mil hombres de armas y mil y quinientos que de Anjous, en cuyo derecho sucedieron despues ginetes, y muchas compañías de pié, lanceros y balos duques de Anjous, que pretendian suceder en aquel llesteros, y fuése á poner con su ejército junto à Ciureino, por el cual se siguieron tantas guerras, entre dad Rodrigo. Llevaba por capitan general á don Alonellos y sus herederos con los reyes de Aragon, como so marqués de Villena y conde de Ribagorza y Denia: en la segunda parte destos anales se refiere. Hizo gran y teniendo su real delante de aquella ciudad á seis del des aparejos el duque de Anjous para la empresa del mes de julio deste año, nombró al marqués por su reino, con publicacion de poner en su libertad á la condestable: porque en todos los mas reinos de la reina: pero antes que llegase & Italia, por mandado de cristiandad habia este oficio, que fué principalmente Luis rey de Ungría, Carlos de Durazo hizo ahogar á instituido por los hechos de la guerra, y para el buen la reina Juana, en venganza de la muerte que ella dió regimiento y órden de la gente de armas: y como el á Andrés su marido, que era hermano del rey de Un- rey de Castilla estaba en gran guerra con el rey de gría. Esto se afirma por algunos autores, puesto que Portugal, que era ayudado del rey de Inglaterra, y en otras memorias de las cosas de aquel reino, sola- con todo su poder determinase de entrar con toda fumente se escribe que falleció la reina por el mes de ria para dar la batalla á los portugueses é ingleses, mayo del año de mil y trescientos y ochenta y dos, y deliberó de dar este cargo al marqués por ser de caque fué su cuerpo llevado á Nápoles, y se puso en el sa real y tener mucha autoridad en las cosas de la medio del coro del monasterio de Santa Clara, y allí guerra, y ser tan gran señor: y así fué este príncipe, estuvo siete dias porque todos la viesen: y con todo que fue muy señalado en su tiempo, el primer condesno se podian persuadir que fuese muerta. Tambien re- table de Castilla. Entonces segun don Pedro Lopez de fiere Pandulfo Colenucio, que fué cortada la cabeza á Ayala escribe, nombró el rey de Castilla dos marismadama María, hermana de la reina Juana, porque cales de su ejército que fué tambien nuevo oficio, los habia sido principal en la muerte de aquel príncipe; cuales obedecian al condestable, y eran como maesen lo cual, no sé yo á quien haya seguido: porque se- tros de campo. Estando los ejércitos juntos para dar la gun hallo en Tolomeo de Luca, de la órden de los pre- batalla, vinieron á concertarse y asentar entre sí sus dicadores, autor de aquellos tiempos muy diligente, paces, mediante matrimonio de la infanta doña Beaque compuso un tratado de la genealogía de Roberto triz, hija del rey de Portugal, con el infante don FerViscardo y de sus sucesores, y de todos los reyes de nando hijo segundo del rey de Castilla, que fué desSicilia, hasta la reina Juana, primera deste nombre, pues duque de Peñafiel y conde de Mayorga y Alburmadama Maria murió de su muerte natural en Náquerque, y señor de Lara. Pero no pasaron muchos poles, en el año de mil y trescientos y sesenta y ocho, dias despues deste concierto que murió en Cuellar de siendo casada segunda vez con Filipo, príncipe de parto la reina doña Leonor de Castilla, hija del rey Taranto, que se llamó emperador de Constantinopla, de Aragon, y el rey de Castilla quiso casar con la que sucedió á Roberto su hermano, que tambien se infanta de Portugal, con ambicion de suceder en aquel llamó emperador de Constantinopla, y fueron hijos de reino, porque el rey don Fernando de Portugal no Filipo, príncipe de Taranto y de Catalina su segunda tenia hijo varon legítimo, de lo cual se siguieron mamujer, que era hija de Carlos de Valois, y de su seyores guerras entre Castilla y Portugal. En este año gunda mujer, hija del postrer Balduino, que preten- à doce de setiembre, falleció don Juan Martinez de dió el imperio de Constantinopla y no es verisimil, Luna, hermano del cardenal de Aragon, legado de la que siendo María madre de madama Margarita, que sede apostólica. Fué un muy señalado caballero, que fué mujer deste Carlos de Durazo, la cual hubo de allende que tenia buen estado en este reino y era seCarlos, duque de Durazo, su primer marido, queñor de las baronías de Illueca y Gotor, fué muy befué el que mandó degollar al rey de Ungría, se ejecutara por el yerno tal castigo en su suegra: pero Colenucio notablemente yerra, no solo en la muerte de María, pero en el padre deste Carlos de Durazo, y en lo de Margarita su mujer, que afirma que fué hermana de la reina Juana, y nieta del rey Roberto. Fué tan grande el ejército que llevó á Italia el duque de Anjous, que todos los autores mas graves afirman que eran treinta mil de caballo los que iban con él. Este año segun Bernardino Corio escribe en su historia milanesa, murió Pedro de Lusiñano, rey de Chipre, que fué nieto del infante don Pedro de Aragon, y dejó de Valencia su mujer, hija de Barnabon Vicecomite, señor de Milan, una hija que sucedió en aquel reino: y por otras memorias parece que sucedió en el reino de Chipre Jaques, que era condestable del reino, y hermano de Pedro de Lusiñano el primero.

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redado en Castilla por el rey don Enrique, á quien él y los de su casa hicieron muy señalados servicios, y fué preso en la batalla de Nájara. Sucedióle en aquel estado don Juan Martinez de Luna su hijo.

CAP. XXXIV.—De la muerte de Ugo, juez de Arborea, y de la prision de Branca de Oria, y de las demandas que al rey se pusieron en las cortes de Monzon.

Estuvo el rey en principio del año de mil trescientos ochenta y tres en Tortosa, proveyendo de enviar nueva armada á Cerdeña, porque se ofreció ocasion, no solo de poder mejor defender las ciudades y castillos que se tenian por él, pero aun de cobrar lo que se habia rebelado. Esto fué por los mismos rebeldes que se habian levantado con Mariano, juez de Arborea, que despues con Ugo su hijo no pudiendo tolerar la tiranía y crueldad del nuevo juez de Arborca, por su

el rey queria con maduro consejo vistas estas informaciones declararse. Pero esto se entendió que lo hacia con grande artificio, para sacar si pudiese algunas cosas de la sede apostólica, y lo principal era que se le diese en feudo la isla de Sicilia de la manera que se dió á Carlos el primero y en tal caso, decia el rey, que casaria á la infanta su nieta con algun príncipe: y pretendia que se le remitiese lo que debia del censo que hacia á la Iglesia por el reino de

costa suya y con gran extrago de sus gentes. Pedia tambien que se le concediese para él y sus sucesores en cada iglesia catedral de sus señoríos, el derecho de patronazgo en una dignidad y en dos canonicados con sus prebendas, y en cada diócesi cuatro rectorias de cura de ánimas, para que las pudiese proveer en personas idóneas, y con presentacion hiciese el ordinario las colaciones. Allende desto, pretendia que se le concediese la provision del maestrazgo de Montesa, y de la castellanía de Amposta, y del priorado de Cataluña, de la órden de San Juan, y que de las rentas que tenian las órdenes de Santiago y Calatrava en estos reinos se fundase un nuevo maestrazgo, y que se diese comision al metropolitano de Tarragona, y á sus sucesores, para que pudiesen dispensar en matrimonios entre personas conjuntas en tercer grado de afinidad y consanguinidad: y pedia las décimas de sus reinos por diez años para la guerra de Cerdeña, y que se relajase lo que se habia cobrado de la cámara apostólica de los beneficios que habían vacado, y de los frutos de los ausentes; y que en el arzobispado de Zaragoza que era de mucha renta, se erigiese una iglesia catedral y que fuese en Daroca, y del obispado de Valencia se desmembrase otra parte y se erigiese silla catedral en Játiva: y por estas y otras demandas se entendia que el rey perseveró todo el tiempo que vivió en su indiferencia. Por el mes de julio deste año de mil trescientos ochenta y tres, vino

fiera é inhumana condicion y naturaleza le mataron, ejecutando en su persona todo género de crueldad, de la misma manera que él mandaba matar á los que le parecia cruelísimamente. Creyóse entonces que los mismos sardos se redujeran á la obediencia del rey de su voluntad, ó fácilmente serian compelidos á dejar las armas y para esto proveia el rey en enviar otra armada y con ella por capitan un rico hombre, que se decia Ponce de Senesterra, que estaba casado con doña Violante Carroz, hija de don Berenguer Car-Cerdeña, pues el conservarla habia sido con tanta roz, conde de Quirra, á la cual el rey dió la investidura de aquel condado. Entretanto que la armada se ponia en órden, determinó el rey de enviar delante algunas galeras con ciertas compañías de soldados, y fué con esta gente un caballero del reino de Valencia que se decia Francés Juan de Santa Coloma, que era gobernador del cabo de Lugodor. Sucedió otra cosa que al parecer facilitaba mas esta empresa, que Brancaleon de Oria que habia adquirido grande poder y autoridad en aquella isla, y en las postreras rebeliones sirvió al rey con los suyos contra el juez de Arborea, siendo casado con doña Leonor de Arborea, hermana del postrero juez, despues de su muerte vino á la villa de Monzon á donde el rey habia mandado convocar las córtes: y ofreció de servir al rey en reducir aquella isla á su obediencia, y el rey le hizo muy buen recogimiento, y el dia de san Juan Bautista deste año, se armó caballero y le dió título de conde Monteleon, erigiendo aquella baronía en condado, y le hizo merced de la baronía de Marmila. Mas los sardos despues de la muerte del juez de Arborea no considerando que el rey tenia aquel reino en feudo de la Iglesia, intentaron de levantar toda la isla, con voz de hacer aquel reino comun y señoría libre, 6 cuando no pudiesen salir con su intencion, darse al comun y señoría de Génova, y para estorbar esto el rey envió á Roma al papa Urbano, con quien traia grande negociacion é inteligencia por sus embajado- | res, un caballero que se decia Pedro Guillen de Es-á la córte del rey por embajador del rey de Castilla, taimbos, y al doctor Mateo Clemente, que era auditor del sacro palacio y del consejo del rey, y por este camino pensaba el rey favorecerse para la defensa de la isla de Cerdeña: y con esto el papa Urbano tenia esperanza que no solo se reduciria á su obediencia el rey, pero seria parte que el rey de Castilla tambien le reconociese por verdadero pontifice, porque el duque de Alencastre, que se llamaba rey de Castilla, hacia grande instancia que el papa Urbano le adjudicase aquel reino, que decia pertenecerle legítima mente por parte de su mujer doña Costanza, hija del rey don Pedro, y el papa no queria concederlo, y decia que el duque pasase primero á Castilla y que segun él obrase así tambien él obraria. En este mismo tiempo los barones del reino de Sicilia publicaron, que el rey de Aragon casaba la infanta de Sicilia su nieta con el rey don Juan de Castilla: y que ambos reyes armaban para enviar gente á aquel reino, y por esta fama el papa Urbano determinó de enviar un le gado á Sicilia, para que asistiese á la defensa della con los barones, y por esto fué enviado á Sicilia un hijo del conde Francisco de Veintemilla, que era protonotario del papa Urbano. Llevaban los embajadores del rey especial cargo de recibir informaciones, así de la parte de Urbano, como de Clemente sobre lo que hacia en favor de cada uno de los elegidos, y á lo mismo fueron enviados dos famosos letrados de Cataluña, que se decian Guillen de Valseca y Pedro Zacalm: porque

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Juan Martinez de Rojas alcaide de los hijosdalgo, con quien le envió á avisar de la ejecucion que hacia contra el conde don Alonso su hermano, que se habia hecho fuerte en Asturias: y el rey de Castilla se fué á cercar á Gijon á donde se habia alzado, y el conde de estaba con tan poca gente, que el rey se apoderó de todas sus fortalezas, y despues se la entregó con la villa de Gijon. Era este conde don Alonso hijo del rey don Enrique, y húbolo en una dueña que se decia doña Elvira Iñiguez de Vega, y á doña Juana que casó como dicho es, con don Pedro hijo de don Alonso, conde Ribagorza y marqués de Villena. En este tiempo tuvo el rey aviso que doña Leonor de Arborea andaba discurriendo por toda la isla con mucha gente, apoderándose de todas las fuerzas y castillos que tenia el juez su hermano: y como Branca de Oria su marido daba priesa para volverse, y el rey queria que esperase su armada, y tenia informacion contra él que aspiraba á rebelarse y alzarse con aquel reino, no embargante que vino con salvo conducto, le mandó detener con consejo de toda la córte, porque se entendia que el rey lo podia y debia hacer, porque de la persona de Branca de Oria dependia la recuperacion y sosiego de toda la isla que estaba en punto de perderse. Despues desto se concertó el rey con Branca de Oria, que estuviese en su poder y de sus oficiales reales, hasta que hubiese entregado á Federico de Oria su hijo y de doña Leonor de Arborca, el cual se

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los nobles fueron don Bernat Galcerán de Pinós, y don Ramon de Espes y Sancho Martinez de Biota, procurador de don Lope Jimenez de Urrea. Los caballeros eran Guillen Doz, Garci Lopez de Sese, y Guillen Doz, hijo de Guillen Doz, y dos procuradores de la ciudad de Zaragoza, que eran Juan Aldeguer, y Jaime del Hospital, y por la ciudad de Barbastro, Guillen Perez Ferriz. Por el reino de Valencia, y por el principado de Cataluña se habian de nombrar cada nueve personas, tres de cada brazo, y por el brazo de los nobles y caba

decia que los Bardos habian jurado por su juez, y juró | nardo que habia sido señor de la baronía de Ijar: y por é hizo pleito homenaje que en llegando á Cerdeña le entregaria á Bernardo Senesterra para que le tuviese en el castillo de Caller hasta que fuese de edad que pudiese venir á su corte à servirle: y en caso que no le pudiese haber, él se pondria en el castillo de Caller, y trataria con todo su poder, que su mujer y lòs sardos se redujesen á la obediencia del rey, y que el rey fuese obligado de enviar su armada, para proceder❘ contra los rebeldes. Encomendó el rey la guarda de la persona de Brancaleon á un caballero que era su caballerizo que se decia Bartolomé Togotes, y á Lope Al-lleros del reino de Valencia, se nombraron don Jimen varez de Espejo, y fué enviado á Cerdeña Brancaleon, en principio del año siguiente, con la armada que para esto se hizo, cuyo capitan general fué Bernardo Senesterra, y no fué parte para reducir á su mujer ni á su bijo, y estuvo todo el tiempo que el rey vivió detenido en Caller, porque no se pudo acabar ninguna buena concordia con su mujer, la cual, en la ambicion de tiranizar aquella isla, no tuvo ménos orgullo que su padre, hermano y marido. Habia mandado convocar el rey las cortes para la villa de Monzon desde Tortosa á veinte y cuatro del mes de abril deste año, y concurrieron á ellas aragoneses y valencianos, catalanes y del reino de Mallorca. En la proposicion que el rey hizo, tuvo un largo razonamiento, encareciendo las grandes conquistas y señaladas victorias de los reyes de Ara- | gon y de los condes de Barcelona sus predecesores, que habian ganado de los infieles, y conquistado desde la montaña del Buitre, que está sobre Huesca, hasta Orihuela, y de Tamarit del campo de Tarragona hasta Tarazona. Fué allí pedido por el rey, que atento que los genoveses se confederaban con los sardos para que perseverasen en su rebelion y se saliesen de su dominio, se tratase del remedio necesario. Pero ante todas cosas fué acordado que se proveyese á lo universal del reino: y por parte del infante don Martin, en nombre de toda la corte, se propuso que era muy público y notorio que en la casa y córte del rey, y en la del duque de Girona su hijo primogénito, se hacia muy poca justicia, y que en sus tierras se imponian grandes é incomportables exacciones, y con todo esto, el patrimonio real estaba muy exhausto y disminuido, y los negocios del estado se encaminaban en grande mengua y deshonor de la autoridad real, y que de todo esto eran causa algunos malos consejeros que el rey y su hijo tenian, los cuales habian revelado las cosas de su servicio á los reyes don Pedro y don Enrique de Castilla, y á los jueces de Arborea, y al duque de Anjous, y al duque y señoría de Génova, y á los barones de la isla de Sicilia. Que éstos habian sido causa que entrase en el reino haciendo guerra el infante de Mallorca y otras gentes estrañas, y que el rey hubiese becho postreramente paz con genoveses muy deshonesta, y que por tales servicios como estos, el rey y el duque les habian hecho mercedes de diversos lugares y castillos que eran de la corona real, y habian llenado grandes sumas de dineros por sobornos, y que estaban entre sí juramentados y unidos de valerse: y suplicóse al rey que los mandase echar de su casa y córte, y restituyesen lo que malamente habian llevado: nombráronse el infante don Martin, y doce personas del reino, para proseguir este negocio, y tratarlo con el rey, y consultarlo á la corte, que fueron tres de cada brazo. Por la Iglesia, eran don Pedro Perez Calvillo, obispo de Tarazo-rederos: y esto se hizo no embargante, que entre él y la

na, y fray Martin de Lihori, castellan de Amposta, y fray Pedro Fernandez de Ijar, de la órden de San Ber

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Perez de Arenos, Jaime March y Pedro Sanchez de Calatayud: y por el mismo brazo del principado de Cataluña, don Dalmao de Queralt, Ponce Dezcatlar y Guillen de Rajadel. Despues el rey nombró las personas contra quien se habian recibido informaciones destos escesos para que se inquiriese contra ellos, y fueron suspendidos de sus oficios, que eran Ramon de Vilanova y Ugo de Santapau, sus camareros, Pedro Jordan de Urries y Ramon de Peguera, sus mayordomos, Manuel de Entenza, micer Ramon de Cervera y micer Narciso de San Dionis, de su consejo, y Bernardo de Bonastre su protonotario. De la casa del infante eran don Pedro de Boil, don Francés de Perellós y doña Costanza de Perellós y algunos caballeros y de su consejo, pero no contentándose con esto, se hizo instancia que se procediese contra otros muchos que estaban inculpados. No solamente esta demanda, pero otra novedad fué causa que hubiese contencion y discordia entre el rey y la córte, y fué que el rey mandó que no estuviesen en las córtes algunos principales barones de Cataluña, que eran el vizconde de Roda, don Gaston de Moncada, don Aimerich de Centellas, don Roger de Moncada, don Berenguer de Cruillas y mosen Juan de Bellera, y fué mandado salir de Monzon por el rey, don García Fernandez de Heredia, obispo de Vich, y suplicaron al rey que los mandase admitir. En estas demandas y respuestas, se entretuvieron las córtes hasta el mes de febrero del año siguiente de mil trescientos ochenta y cuatro, que por estar la villa de Monzon inficionada de pestilencia, se prorogaron para la villa de Tamarit de Litera, y de allí á Fraga. Estando en Fraga se pidió por la reina Forcia que la corte general, de voluntad del rey, aprobase y confirmase las donaciones que el rey le habia hecho y haria de allí adelante, y á la infanta doña Isabel su hija: y así se hizo, y se le confirmó la baronía de Cocentaina y de los lugares y castillos de Planes, Ibiy Margarita, y de Lombo, y de la torre de las Manzanas, en el reino de Valencia, que el rey le habia dado con voluntad del infante don Juan, y en esta confirmacion se comprendian todas sus joyas y bienes para que fuesen della y de sus herederos: y aprobaron las concesiones y transportaciones que se le hicieron de la ciudad y aldeas de Teruel, y de la villa de Algecira, de Elda, Novelda, Aspe y la Muela, que se le señalaron en cámara, y aseguróse su dote de la infanta. Tambien se aprobó por la corte general á Bernardo de Forcia, hermano de la reina y á sus sucesores, la donacion que el rey le ha❤ bia hecho de los lugares y castillos de Cubello, Villa➡ nueva de Saguialci, Fuenrubia, y del castillo de San Martin, de Borja, Magallon, y de las jurisdicciones de Citjes y Fox, que el rey le habia dado para él y sus he

reina de una parte, y el infante don Juan habia gran discordia, y sucedieron por esta causa en estos reinos

diversas alteraciones y escándalos. Con esto se despi- | y se valiese de las compañías de gente de guerra exdieron las córtes, y en ellas se presentaron al rey sesenta mil florines por los reinos de Aragon y Valencia y principado de Cataluña. En este año de mil y trescientos ochenta y cuatro, á diez del mes de octubre, segun parece en algunos anales del rey, estando el duque de Anjous en Bari, y habiendo repartido su ejército por las provincias que le obedecian, falleció de dolencia al cabo de tres años que entró poderosamente haciendo guerra en el reino: y segun refiere Martin de Alpartil, fué sustentado y socorrido por navíos y armadas de catalanes mucho tiempo, y sucedió en su pretension y derecho el duque de Anjous su hijo, de su mismo nombre.

CAP. XXXV.-Del casamiento del infante don Juan con madama Violante, hija del duque de Bar, y de la discordia que hubo entre el rey y el infante, y de la guerra que el rey mandó hacer al conde de Ampurias, y de la gente francesa que venia en su favor, que fué rota y vencida en Durban, lugar del reino de Francia.

Ántes desto se habia ya movido gran disension y discordia entre el rey y el infante don Juan su hijo, á la cual, segun se creyó, fué inducido el rey, por persuasion de la reina Forcia hasta molestarlo y perseguirle con diversos agravios, y tambien al infante don Martin su hermano, y á sus familiares y privados. Fué muy público que se movia á perseguir á sus hijos, por instancia de la madrastra, y estando el infante don Juan viudo, tomó grande amistad con don Juan, conde de Ampurias, su cuñado, fuése á recoger en su tierra algunos dias, y desde entonces el rey le comenzó á quitar la administracion y gobernacion general de sus reinos, que es propiamente del primogénito sucesor, y entre las otras causas porque el rey mostraba gran descontentamiento de su hijo, era porque contra su voluntad quiso casar con doña Violante, hija de Roberto, duque de Bar, y de María, hija del rey Juan de Francia, y dejó de casar con la infanta de Sicilia, con la cual tenia mucha aficion el rey que casase; pero él no quiso, y casó con la hija del duque de Bar. Fué el conde de Ampurias el primero que se ofreció de servir y seguir al infante hasta perder su estado, y las bodas se hicieron sin ninguna fiesta ni regocijo, á las cuales no se halló ninguno de la casa real, sino el infante don Martin, y el conde de Ampurias y la infanta doña Juana su mujer, ni otra persona notable destos reinos se atrevió á ir á ellas. De aquí resultó que el rey y la reina tuvieron grande ódio contra el conde de Ampurias, y dieron favor á muchos caballeros, con quien tenia sus diferencias, para que le hiciesen guerra: y el rey mucho antes desto, en el año de mil trescientos ochenta y uno, habia mandado convocar las huestes de Cataluña contra él, por la restitucion del vizcondado de Bas, y cometióse la ejecucion al infante don Juan y á Bernar→ do de Forcia, hermano de la reina, que fué muy valeroso caballero, y era lugarteniente de gobernador en Cataluña, y el infante al parecer del rey, entendió en ello muy remisamente, y con este color, se procedió despues á privarle de la gobernacion general. Sucedió tras esto, que el rey recibió tan grande indignacion contra el conde de Ampurias, que se movió á ir en persona contra él, y entonces el infante don Juan le persuadió que se viniese á Girona y se pusiese en su poder, y así lo hizo: y tratóse que si todavía el rey procediese contra el conde, y le fuése á ocupar su estado, que el conde se defendiese como mejor pudiese,

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tranjera, y por ninguna cosa pareciese ante el rey ni ante la reina. Pero no pasaron muchos dias que el rey y la reina se fuéron al Ampurdan con fin de hacer guerra al conde y tomarle el estado, y él se recogió á Castellon de Ampurias con algunas compañías de gente de armas que habia juntado contra Bernardo de Orriols, señor de Toja, que era pariente de la reina, y contra otros caballeros de su valia que le hacian guerra. Tomó el rey color para hacer guerra al conde por los agravios que hacia á los del linaje de Orriols yá otros caballeros heredados en su estado: y mandó juntar mucha gente de guerra para ir á cercarlo en Çastellon, y el conde envió por gente á Gascuña. El rey se fué á poner en Figueras con mucha gente, y aunque pasó por el término de los castillos del conde, en que tenia gente de guarnicion, que eran Siurana y Ezfar, y se le pudo estorbar el camino, pero el conde no quiso salir de Castellon ni acercarse á donde el rey estaba: y el rey se detuvo algunos dias en Figueras, y de allí se pasó á Peralada y se aposentó en la casa del vizconde de Rocabertí que está fuera del muro, y desde allí mandó juntar sus gentes de caballo y de pié y se comenzó á hacer guerra en el condado, y se tomaron algunos lugares que fueron Vilanova, Ezfar y Vilaseca. Estando el rey en Peralada, mandó poner su campo sobre un lugar que se dice Sanclemente, el cual se entró por combate, y entraron en esta sazon algunas compañías de gente de armas de Francia por Rosellon en favor del conde, con un capitan que se decia Vita, que eran hasta trescientos almetes, y de Rosellon pasaron por la sierra de Marza, y alejándose de Peralada á donde el rey y la reina estaban, se fuéron á Castellon. Luego se mudó el rey con su campo á Besalú, y la reina siguió con todo el bagaje, y pudiera recibir mucho daño de la gente que estaba ya en Castellon, sino que el conde no quiso dar lugar que saliesen. Entonces se juntaron todas las compañías de gente de caballo de Cataluña, y las huestes de los consejos, y el infante don Juan se fué à poner en Besalú para seguir al rey su padre, y el conde perdió toda su confianza, porque como él se escusaba, que con voluntad y licencia del infante se habia atrevido à defenderse, se tuvo por perdido: y envió a decir al infante con dos religiosos, que por su merced y bondad se sintiese dél y de su trabajo, porque cesase el furor del rey su padre. Mas no obstante esto, el rey y el infante don Juan pasaron con su gente á Girona, y de allí se envió á Bernardo de Forcia con el mayor cuerpo del ejército contra el lugår de Verges: aunque desto el infante recibió mucho enojo, porque por honor del conde, y por mejor reducirle á la obediencia del rey y que no se perdiese, quisiera él ir con aquel cargo: pero el rey porque no se confió de su hijo, no se lo quiso otorgar, y entonces envió el infante á decir al conde que mirase por sí, porque tenia recelo que no se perdiese, y que no se confiase en la gente francesa que allí tenia, porque andaban en tratos con ellos, y eran muy pocos para poder resistir á tan grande ejército como el rey llevaba, y que si para mejor defenderse pudiese traer en su socorro algunas compañías de gente del reino de Francia, que lo hiciese; pero que no fuese en escesivo número, porque él holgaria mucho que se pudiese defender. Con esta confianza, el conde trató que algunas compañías de gente de armas que andaban desmandadas por Lenguadoque, robando y rescatando los lugares de aquella comarca, que eran hasta

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