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ZURITA.-LIB. II. CAP. LXI.

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rey entonces en esta guerra con sus gentes en Villa- | octava de Pentecostés del año de mil doscientos doce,
feliz, don García obispo de Tarazona, don García Ro-
meu, don Jimeno Cornel, don Miguel de Luesia, Ji-
meno de Aivar, Arnaldo de Alascon, don Ladron
Aznar Pardo, mayordomo del rey, Atho de Foces,
Asalido de Gudal, Pedro de Crexel, Pedro de Falces
y muchos otros caballeros.

CAP. LXI.-De la gran batalla de Ubeda.

y fué recibido por el arzobispo y clero con procesion, aguardando sus gentes. Fueron con él á esta guerra don y aposentose en la huerta del rey, adonde estuvo García Frontin, obispo de Tarazona, don Berenguer obispo de Barcelona, don Sancho conde de Rosellon su tio, don García Romeu, don Jimeno Cornel, don Guillen de Peralta, don Miguel de Luesia, Aznar Pardo, Por este tiempo se hace mencion en memorias andon Nuño Sanchez, hijo del conde don Sancho, y de tiguas, que el rey don Alonso de Castilla hizo una doña Sancha Nuñez, hija del conde don Nuño de Lara, muy grande entrada por tierra de moros, con el in- Pedro Maza, don Atorella, Jimeno de Aivar, don Rodon Lope Ferrench de Luna, don Artal de Foces, don fante don Fernando su hijo, juntando las huestes de Guadalajara, Huete, Cuenca y Velez, y allí se dice drigo de Lizana, don Pedro Ahones, el conde de Amque llegaron al Ajarchia de Játiva, hasta la mar, y purias, Ramon Folch, don Guillen de Cardona, y por el mes de mayo del año mil doscientos once se don Guillen de Cervera, Berenguer de Peramola, GuiVolvieron. Despues desto, segun en aquellas memorias llen Aguilon de Tarragona y Arnaldo de Alascon. De se afirma, el rey de Marruecos con los moros de servir á nuestro Señor en esta santa guerra grandes Francia é Italia, asimismo llegaron con devocion de allende el mar, y de aquende cercaron á Salvatierra compañías, entre las cuales fueron señalados por prinun castillo que llamaban de Dios, por el mes de ju- cipales caudillos, los arzobispos de Narbona y Burlio, y detúvose en aquel cerco hasta el mes de setiembre y aplazaron los castillos, hasta que el rey de chos varones y señores principales, con tanto número deus, y el obispo de Nantes, y con ellos venian muCastilla fuése en su socorro, que estaba en la sierra de gente de guerra, que por la relacion que el rey que llamaban de San Vicente con sus huestes y no los de Castilla envió al papa Inocencio del suceso de la pudo socorrer, y mandó que entregasen á Salvatier- victoria que de los infieles tuvo, se afirma, haber sira á los moros. Estando en aquella sierra el infante do entre caballeros y, escuderos, y la otra gente exdon Fernando entró la via de Portugal, haciendo la tranjera, doce mil hombres de caballo y cincuenta guerra que llamaban fonsado, cuando iban á poner cerco sobre alguna fuerza importante, é iba sobre mil de á pié, y es menor número del que el arzobispo Trujillo y Montanches, y volvióse sin hacer efecto nido á esta guerra de gente extranjera diez mil de cadon Rodrigo en su historia escribe, que dice haber veninguno para su padre, por el mes de agosto, y fa- ballo, y cien mil infantes. El número de los nuestros lleció á catorce del mes de octubre siguiente, y fué una de las grandes adversidades que aquellos reinos no se refiere tan en particular, ni se declara por la padecieron, perdiendo su príncipe sucesor en tal edad gon á esta guerra, y todos cotejados con los enemigos historia que mas antigua tenemos de las cosas de Aray en guerra tan peligrosa, que los moros habian pasado los montes de la Sierra Morena, y hacian la guer- afirma, que con la gente de Aragon y Cataluña, y la eran muy pocos. Mas Pedro Tomich escritor catalan ra en la comarca del reino de Toledo. Estaba deter- del conde de Fox, que vino á su servicio, eran tres minado el rey de Castilla de aventurar el negocio, mil y quinientos de caballo y veinte mil peones, y que y dar la batalla á los moros; y hizo llamamien- destos los quinientos de caballo, y los diez mil de á to general, para que fuesen á servirle todos los caballeros y hijos dalgo de su reino, y hizo grandes que muy en particular hizo memoria de los extranpié eran aragoneses; pero el arzobispo don Rodrigo, aparejos en la ciudad de Toledo para esta jorna-jeros principales, no nombra al conde de Fox, ni es veda; y los reyes de Aragon y Navarra juntaron to- risimil haberle olvidado, de quien tampoco hace menda la caballería de sus reinos para ir á valer al cion la historia general de Castilla. Entre los otros, el rey de Castilla, pues del suceso desta batalla de- mismo Tomich hace mencion, que fué á esta tan famopendia el remedio ó perdicion de todos. Otorgó el papa Inocencio, que fué uno de los muy señalados guada y muy sabida que el conde Armengol era muerto sa jornada Armengol, conde de Urgel, siendo cosa averipontifices que ha habido en la Iglesia de Dios, la cruzada á instancia grande del rey, y por la solicitud cuatro años antes, y solamente dejó la hija que sucedió y buena industria de don Rodrigo Jimenez arzobispo en aquel estado, no embargante que en la historia gede Toledo, prelado de grandes letras y autoridad, deberse hallado en ella el conde de Urgel, y cuanto yo neral de Castilla, y en otra de Portugal, se dice, haquien tantas veces se hace mencion en estos anales, que fué enviado por el rey de Castilla, cuando se ganó por los moros Salvatierra, á Francia, Alemania y á Roma, y el sumo pontifice concedió cruzada é indulgencia general por toda la cristiandad, porque la fama se divulgó, que el rey de Marruecos en esta empresa habia amenazado, que lidiaria con cuantos adoraban la cruz. Fué tan grande el concurso de las gentes que vinieron fuera del reino, y se juntaron de toda España á esta empresa de la ciudad de Toledo, que no bastando lo poblado de la ciudad, ni los lugares de su comarca, estaban en tiendas por las vegas y campos de las riberas de Tajo, y las talaron todas, y en un territorio que llamaban Alcardete, é hízose daño grande en aquella comarca, porque se detuvieron mucho tiempo en ella Llegó á Toledo el rey de Aragon en la

conjeturo lo entienden por don Guerao de Cabrera, que muerto el conde Armengol, se intituló, como dicho es, y estaba en Castilla. Detúvose el ejército en Toledo conde de Urgel pretendiendo suceder en aquel estado, gando, y partieron á veinte de junio, á una parte los tantos dias, aguardando la gente que cada dia iba lleque llamaban ultramontanos, á quien dieron por geel rey de Aragon con su ejército, y el rey de Castilla neral á don Diego Lopez de Haro, y á otra parte iba de la misma manera apartado con el suyo, y fueron por sus jornadas hasta llegar á Malagon, que esentrado por las compañías de los extranjeros, que taba por los infieles, y poniéndose en defensa, fué era la gente forastera que concurrió á esta guerra, y pusieron á cuchillo todos los moros que estaban en defensa de aquel castillo, y dióse combate muy recio

murieron veinte y cinco, y así generalmente se atribuyó á manifiesto socorro y obra de nuestro Señor, que resiste á los soberbios y da su favor y gracia á los humildes, porque renovando los milagros antiguos, dió tan gloriosa victoria de la gente pagana á su pueblo cristiano. El arzobispo, autor tan grave, encarece mucho el gran esfuerzo y valor de don Jimeno Cornel y de don García Romeu y de Aznar Pardo, que con otros caballeros de Aragon y Cataluña se señalaron en esta jornada. En la historia general de Castilla se escribe que la tienda del miramamolin, que era de seda bermeja muy ricamente labrada, se dió al rey de Aragon, y que don Diego Lopez de Haro, por mandado del rey de Castilla, repartió el despojo y dió todo lo que se halló en el cerralle del miramamolin á los reyes de Aragon y Navarra, diciendo, que el rey su señor se debia contentar con la honra de la batalla. Tambien desta victoria alcanzó grande gloria el rey don Sancho de Navarra, que se señaló en ella con los suyos muy valerosamente y desde entónces tomó las armas de las cadenas de oro en el campo rojo y en el medio una esmeralda, que despues trujeron los reyes de Navarra en sus escudos, porque antes solamente trian el escudo de campo rojo, que fueron las armas de los reyes sus antecesores. Al tercero dia despues de la batalla, pasaron adelante los reyes con sus ejércitos y fueron ganados los castillos de Vilches, Ferral, Baños y Tolosa, y prosiguiendo el camino hasta Baeza, balláron→ la desierta, que se habian recogido los moradores della á Ubeda. Esto fué al sexto dia despues de aquella victoria, y dentro de dos dias fué entrada por aquella parte que habia cercado el rey de Aragon, y el primero que subió en el muro, fué un escudero de don Lope Ferrench de Luna. Los moros, porque los dejasen ir libremente, ofrecieron grande suma de dinero y fué aceptado el partido salvándoles las vidas, y la villa se derribó por el suelo. Comenzó á haber luego mortan dad y pestilencia entre la gente de guerra, de que murió gran número, y fueron forzados los reyes de se volver á Calatrava, á donde llegó el duque de Austria, que fué Leopoldo el séptimo deste nombre, hijo del duque Leopoldo, que con grande compañía venia á hallarse en la guerra de los moros, el cual se volvió desde allí con el rey de Aragon, que era, segun el arzobispo don Rodrigo escribe, su deudo, y este parentesco. á lo que yo conjeturo, fué por parte de la reina doña Sancha, madre del rey don Pedro, que fué hija de la emperatriz doña Rica, que sucedia por parte de su madre de la casa de Austria, porque la reina doña Sancha y este duque Leopoldo eran nietos de Leopoldo cuarto, marqués de Austria, y de Inés su mujer, que fué hija del emperador Enrico cuarto, que habia sido primero casada con don Federico duque de Suevia, y de aquel matrimonio fué madre de Federico duque de Suevia, padre del emperador Federico el primero, y madre de Conrado, que fué rey de romanos, y por esta parte el rey don Pedro tenia mucho deudo en las mas ilustres casas del imperio, señaladamente con las de Austria y Suevia. Vuelto el rey desta tan señalada jornada á su reino y con tanta gloria de haber sido tan gran parte de la victoria, estando en Tahuste à siete del mes de noviembre deste año, se concertó matrimonio de una hija suya, que se llamó doña Constanza, con don Guillen Ramon de Moncada, su senescal, y para el dia que se celebrase, les hizo donacion para ellos y sus hijos y sus sucesores de los castillos y villas de Seros y Aitona

á Calatrava, hasta que se dió, y ganaron á Alarcos, Benavente, Piedra Buena y Caracuel, y pasaron el puerto que llamaban del Muradal. Habia llegado el rey de Marruecos, con todo su campo á ganar un lugar, que llamaban la Losa, y tenian tomados los pasos á los nuestros, y atravesaron la sierra, y fuéron á asentar su campo en las Navas, que llamaban de Tolosa. Cuando los reyes se acercaron á los enemigos que se pusieron en la sierra junto á las Navas, ordenó el rey de Aragon su ejército, y en la delantera estuvo don García Romeu, que fué uno de los muy señalados caballeros que hubo en sus tiempos, y en las batallas de medio, en el un lado iban con el un escuadron don Jimeno Cornel, don Aznar Pardo, don Artal de Foces, y don Atorella, y con la otra batalla al otro lado iba, segun en una historia antigua parece, don Pedro Maza. En la retaguarda se puso el rey, y con él estuvieron el conde don Sancho, y don Nuño Sanchez su hijo, que se armó aquel dia caballero novel, y el conde de Ampurias, y don Miguel de Luesia, que llevaba el estandarte real, y los mas caballeros de su casa y corte, y el conde don Suero. Iba á otra parte el rey don Sancho de Navarra, con la gente de su reino, y con los consejos de Segovia, Medina y Avila, y llevaba el estandarte real un rico hombre de Navarra, que se decia Gomez Garces de Agoncillo. Pedro Tomich, y otros que le han seguido, hacen mencion, que habiendo gran diversidad entre los reyes sobre el ordenar la batalla, porque cada uno queria señalarse y aventajarse en aquella jornada, fué entre ellos acordado de estar á lo que ordenase un caballero de Ampurdan, llamado don Dalmau de Crexel, que afirma este autor, que era el mas sabio y experimentado, que ningun otro caballero que en España hubiese, y que estando ausente fué por aquella diligencia al campo, y ordenó que la vanguarda se diese al rey de Castilla, por ser la guerra en su tierra, y al rey de Aragon dió la retaguarda por honrarle, entendiendo que le habia de caber gran parte de la gloria del vencimiento. El discurso y suceso de la batalla, en la cual fueron los moros vencidos, se escribe en aquella relacion que se envió al papa, por el arzobispo don Rodrigo, y en la historia general de Castilla y en otros anales del mismo tiempo, muy difusa mente, y por todos se encarece el esfuerzo y valor de los reyes, y salió della el rey de Aragon herido de una lanzada, aunque no fué peligrosa la herida, y el mirama- | molin se escapó con algunos de los suyos. Esta fué aquella famosa y grande batalla, que los antiguos llamaron la de Ubeda y de las Navas de Tolosa, en la cual fué la mayor matanza de aquella gente pagana que jamás se vió, desde que ellos se hicieron señores de las tierras de España, y pereció entonces el nombre y poder de los almohades, que eran los mas poderosos de toda la morisma, que pusieron á España otra vez en condicion de ser vuelta debajo de su señorío. Algunos escriben, que murieron treinta y cinco mil de caballo, y entre la otra gente que llegaron á doscientos mil, y en las letras que al papa se enviaron, no se declara el número de la gente de caballo, y se refiere haber muerto mas de cien mil hombres de gente armada y de guerra. Esta victoria fué un lúnes à diez y seis del mes de julio, de mil y doscientos y doce, y en memoria della se celebra en cada un año la fiesta del triunfo de la Cruz en la iglesia de Toledo y en algunas otras diócesis, porque fué hecho tan milagroso, que de los cristianos afirma el arzobispo don Rodrigo, que apénas | y Sosez, y lo que poseian Ermesenda de Castellezuelo,

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Arnaldo de Belvis y Ponce de Soler en Aitona y sus términos, y lo que Ramon Galceran de Pinos y Ramon Alaman tenian en Sosez, á los cuales se obligaba de dar sus recompensas, y así dejó heredera á su hija en esta baronía y á sus hijos y sucesores y de su senescal. Asistieron con el rey á esta fiesta Guillen de Cervellon, Gombal de Ribellas, Berenguer Puchert, Guillen de Claravalls, García Romeu, Aznar Pardo, Pedro de Ahones, Asalido de Gudal, Arnaldo Palazin, Gil Garces, Elazario repostero del rey de Aragon. De Tabuste se vino el rey á Alagon y allí le fuéron á recibir antes que entrase en Zaragoza mediado el mes de noviembre, don Pedro Fernandez señor de Albarrazin y don Jimeno Cornel.

CAP. LXII. De las causas que el rey dió para apartarse de la reina su mujer, y de la sentencia que sobre ello dió el papa Inocencio tercero.

tando, rogó y aconsejó al rey, que no tuviese por áspero haber determinado lo que convenia al descargo y salud de su conciencia, y recibiese benignamente á la reina y como tal la tratase, mayormente habiéndole dado nuestro Señor hijo en ella y siendo tan temerosa y sierva de Dios, de lo cual se seguiria grande utilidad y bien à su reino, pues muchas veces por la voluntad divina acontecia, que por la mujer fiel se salvase el marido que no lo había sido, y dudando que no quisiese obedecer su mandamiento, cometió á los obispos de Carcasona y Aviñon que le compeliesen á ello con eclesiásticas censuras, sin admitirle apelacion. Mas el rey usando de remedios jurídicos perseveraba en su porfía, y la reina se detuvo en Roma hasta ver lo que el papa disponia, y entre tanto sucedió la muerte del rey.

CAP. LXIII. - Del socorro que el rey hizo en persona al conde de Tolosa su cuñado contra el conde de Monforte, y de su muerte.

la predicacion deste santo varon, fué muy señalado el celo que tuvo de la honra de Dios, y su severidad y rigor cerca de la extirpacion de la herejía de los albigenses, que se habian comenzado á encender en el condado de Tolosa y en Carcasona y Albi, de donde se comenzaron á contaminar muchos

En la causa del divorcio que trataba el rey mucho tiempo habia, segun dicho es, por se apartar de la reina, se procedió por mandado del papa Inocencio ter- Estaba por este tiempo muy divulgada la fama cero con gran solicitud, sin acepcion ninguna, y aun- de la religion y vida de San Domingo primer insque entre todos los otros príncipes de la cristiandad tituidor de la órden de los frailes predicadores, que tenia el papa mucho amor al rey de Aragon y procufué español y nacido en el lugar de Caleruega de raba su honra y el bien de su reino, en esta lite se la diócesi de Osma, y señalóse mas su santidad y mostró proceder con suma igualdad y justicia. El rey religion, porque fué gran perseguidor de los herejes, propuso, que tenia por sospechoso el matrimonio que y su principal profesion era reducir debajo de la habia contraído con doña María señora de Mompeller, obediencia de nuestra santa madre Iglesia, con su diciendo, que habia sido casada primero con el conde | predicacion, á los que andaban fuera della, y estaban de Comenje, que era en aquel tiempo vivo, no habien-obstinados y ciegos en sus errores. En el principio de do sido apartada dél por autoridad de la Iglesia, y deste matrimonio hubo dos hijas, que se llamaron Matilde y Petrona, y asimismo por afinidad que con ella tenia, habiendo conocido cierta dueña que se decia ser conjunta en consanguinidad á la reina. El papa cometió la causa al obispo de Pamplona, y a Pedro de Castelnou y á Rodolfo, monges de Fuent-pueblos y lugares de aquella tierra. Estos estafrida, que eran entonces legados de la sede apostólica, y acusando el matrimonio Ugo de Tarroja primo del rey, fué ante ellos contestada la causa. Por muerte destos legados la tornó á cometer el papa al arzobispo de Narbona, siendo abad de Cister y á dos obispos que eran legados apostólicos. Era cierto que la reina en vida de su padre y procurándolo él, habia contraido con el conde de Comenje, pero probó que se contrajo aquel matrimonio por fuerza y no legitimamente, siéndole el conde allegado en afinidad y parentesco y teniendo aun en aquel tiempo dos mujeres vivas, la una era Guillelma, hija de Arnaldo de la Barca, y la otra Beatriz hija del conde de Bigorra. Fué esta causa muy discutida, y por parte del rey se intentó de probar que el conde de Comenje le era cercano pariente en consanguinidad, para inducir que habia por aquella razon otra afinidad entre él y la reina, y pidiendo la reina que la determinacion deste pleito fuese remitido al papa, siéndole concedido, fué ella á Roma, y siendo el proceso examinado en público consistorio con grande consejo, porque constó, que la reina y el conde de Comenje eran parientes dentro de tercero y cuarto grado de consanguinidad y afinidad, que primero habia sido casado con la hija del conde Bigorra, de la cual no parecia ser apartado por determinacion de la Iglesia, de comun parecer y acuerdo de los cardenales, fué la reina dada por libre de lo que contra ella por parte del rey se habia intentado. Esta declaracion y sentencia dió el papa en el mes de enero de mil doscientos trece, por sus letras, amones

TOMO IV.

ban en el error de los maniqueos y arrianos y ubaldenses y en otros abominables y muy torpes errores, y reprobaban el matrimonio, y tenian por justo y santo que fuesen comunes las mujeres, y admitian otros ayuntamientos nefandos y contra naturaleza, y siendo declarados por herejes y enemigos de la Iglesia católica, declaróse la guerra contra ellos por el papa Inocencio, que envió sus legados á exhortar á los reyes, que volviesen por la honra de Dios y de su Iglesia, y considerasen el peligro grande, que de aquellos principios podia resultar á la cristiandad, y se ayuntasen para extirpar una tan nefaria y condenada herejía. Por esta causa fué primero enviado en el año de mil doscientos seis, un legado apostólico con don Diego obispo de Osma, y doce abades de la órden de Cister, para que procurasen de reducirlos á la union de la Iglesia católica romana, si pudiesen ser atraidos con amonestaciones caritativas, pero entre todos resplandecia la santidad y religion de aquel santo varon y gran siervo de Dios. Mas no bastó por su grande infidelidad y pertinacia á moverlos de su error, su santidad y doctrina, ántes comenzaron á defender su opinion con las armas, y publicóse contra ellos cruzada, y fué elegido por capitan del ejército de la Iglesia, de comun consentimiento de los legados. apostólicos y de los barones y caballeros alemanes, franceses, ingleses, é italianos, que á esta guerra habian concurrido, Simon conde de Monforte, y porque desta guerra resultó la ida del rey de Aragon á defender la tierra de don Ramon conde de Tolosa su cuñado, referiré en

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suma lo que á esto procedió, segun se contiene en las historias de aquellos tiempos. Era el conde de Tolosa hijo del conde don Ramon el tercero, y de Costanza hija del rey Luis de Francia, y nieto del conde don Alonso Jordan conde de Tolosa y de San Gil, de quien se hace mencion en estos anales, y casó primera vez en vida de su padre con doña Beatriz hermana de Trencabello vizconde de Beses, y hubo della una hija, que casó con el rey don Sancho de Navarra el Encer-pitan de la gente de guerra que en él estaba que era un

rado, de la cual se apartó despues, y segunda vez casó el conde de Tolosa con Juana hermana de Ricardo rey de Inglaterra, que habia sido casada con Guillelmo rey de Sicilia, y della hubo á don Ramon, que fué el

la ciudad de Albi y otros muchos lugares, de donde primero tuvo origen esta pestilencia, y antes que llegase la gente de guerra, se rindieron al conde, y siendo recibidos con gran misericordia, despues se rebelaran y fueron castigando como convenia, los principales con gran ejemplo. Entróse por fuerza de armas un lugar y castillo muy fuerte, que está en la diócesi de Tolosa, llamado Vauro, á donde fue ahorcado el ca

caballero muy principal, llamado Aimerique, señor de Monreal y Lauriaco, y fueron degollados ochenta caballeros de los mas principales, y fué empozada y cubierta de piedras Geralda, que era señora de aquel

último conde de Tolosa, y tercera vez casó con la in-castillo, y hermana de Aimerico, y fueron quemados mas de trescientos, y toda la otra gente fué admitida fanta doña Leonor, hermana del rey de Aragon. Mas como toda la guerra se moviese contra las tierras del á la misericordia de la Iglesia, conforme a las condiciones con que se entregó el lugar. Desta manera fueconde de Tolosa, el rey de Aragon por el deudo que ron combatiendo y ganando muchos lugares y castenia con él y con su hijo, que estaba casado con otra tillos de aquel condado, y se hizo guerra cruel contra hermana suya, llamada la infanta doña Sancha, envió el conde de Fox, y contra Roger Bernardo su hijo que á requerir y exhortar al conde Simon de Monforte, que no hiciese daño ni guerra en la tierra de su cuñado, favorecian al conde de Tolosa. Procedíase con muy y aunque el conde era muy obligado al rey de Aragon, riguroso castigo y estrago, no solamente contra los que eran culpados y convencidos del crímen desta bepor haberle dado por contemplacion del papa la tierra del Carcases y Beses, con todo su señorío en feudo, rejía, pero generalmente el conde Simon de Monforte tentaba de ocupar todos los lugares de aquel estado con y le habia hecho homenaje por él, no quiso cesar de hacer la guerra contra el conde de Tolosa, y el rey esperanza que habia de ser remunerado en él, en preenvió sobre ello sus embajadores al papa, y no pu- mio de lo que habia servido à la sede apostólica en esta guerra. En el año de mil doscientos y once por el diendo sufrir que se hiciese guerra en las tierras y mes de julio, el conde con el ejército de la Iglesia estado que era de su hermana, mandó juntar sus puso cerco contra la ciudad de Tolosa, estando denhuestes para ir á su socorro. El que mas largamente tro el conde y los condes de Fox y Comenje, y muescribe lo que en esto pasó, es fray Bernardo Guido cha gente muy principal, y despues de diversos reende la órden de los predicadores, inquisidor de la cuentros y escaramuzas se levantó el ejército y pasó herética pravedad en el reino de Francia, en la historia que compuso de los pontifices, que se dedi- ha hacer guerra en los lugares y castillos del conde de Fox. Vencida la batalla de Ubeda, entendiendo el có al papa Juan veinte y dos, aunque dél difieren murey de Aragon el daño y estrago grande que se hacia cho el arzobispo don Rodrigo y la historia del rey don con color desta empresa que habia tomado el conde Jaime. Este autor escribe, que en el año de mil doscientos y nueve el ejército de la Iglesia que se habia jun- de Monforte en los lugares y tierras de Carcasona y Beses, que eran de su señorío, que fueron dados en tado contra los herejes de Albi, Tolosa y Carcasona, en feudo por el príncipe don Ramon Berenguer su abuelo las tierras que estaban sujetas al conde de Tolosa, lo y por el rey don Alonso su padre, y que no se ponia primero que acometió fué la ciudad de Beses, à la cual se enviaron por orden y comision de los legados, cier- remedio en ello, puesto que muchas veces con grande tos religiosos que llevaban lista de los que estaban in- instancia lo habia suplicado al papa, por lo que tocaba á su derecho, dejando aparte el deudo que con el confamados y convencidos de aquel herror y herejía, de tenia, se partió para allá, y estuvo en la ciudad de para que, ó los echasen de la ciudad ó se saliesen los Tolosa en principio del mes de febrero del año de la católicos, y no lo queriendo cumplir, fué la ciudad Natividad de mil doscientos y trece. Fueron con el rey entrada por combate, y murieron siete mil personas don Nuño Sanchez su primo, don Jimeno Cornel, don que perseveraron en su pertinacia, y los mas fueron presos en la iglesia de Santa Magdalena, y en el mis- Garcia Romeu, don Guillen de Cervera, don Guillen Ramon de Moncada, senescal de Cataluña, don Guillen de mo dia de su festividad, adonde cuarenta y dos años ántes los vecinos de aquella ciudad habian muerto al Cervellon, don Guillen de Perexens y Berenguer de Pevizconde Trencabello su señor con grande crueldad, ramola, pero no se detuvo mucho entonces, y volviose para Rosellon, y estuvo en Perpiñan, hasta veiny alevosamente hirieron al obispo que se puso en dete y seis de marzo, y de allí se entró en Cataluña, para fenderle. Luego se rindió Carcasona, y salieron los ordenar de pasar en socorro del estado del conde de vecinos della en camisa, y la ejecucion se hizo como en Tolosa, y estuvo en Lérida á veinte y dos del mes de tal caso se requeria rigurosamente á fuego y á sangre. Entonces segun este autor escribe, se trató por los mayo siguiente, y parece por memorias auténticas legados y barones que estaban en el ejército de la Igle- de aquellos tiempos, que estaba en Lascabarre á veinsia, que el conde Simon de Monforte tuviese el gobier-te y cinco del mes de agosto del mismo año, que fué no de aquellos estados que iban ganando, y se le dió cargo de general del ejército, y en el año siguiente de mil doscientos y diez se puso cerco á un castillo fortísimo llamado el castillo de Minerva y despues de diversos combates y de grandes fatigas que alli padecieron, fué entrado y quemaron mas de ciento y cuarenta personas que persistieron en su obstinacion y no se quisieron reducir. En el año siguiente se ganaron

poco antes de la batalla. Allí se ballaron con él don Sancho de Antillon, don Blasco de Alagon, don Rodrigo de Lizana y don Guillen de Alcalá, y segun se colige, tenia repartidos sus ricos hombres y gente por diversos lugares que estaban en la obediencia del conde. Lo que fray Bernardo Guido escribe, que pasó despues, es, que teniendo el rey don Pedro ayuntado gran ejér cito de aragoneses y catalanes, y hallándose con él los

habian confederado, de tal manera, que cuando se entregó el infante al conde de Monforte, fué para que le tuviese en su poder y casase con una hija suya, y le diese con ella todo el estado que habia conquistado en esta guerra. Estando el infante en su poder, los naturales de aquellos condados, tuvieron recurso al rey de Aragon, para persuadirle, que se hiciese señor de aquella tierra, pues estaba en su mano, si los quisiese tomar á su poder debajo de su señorío; y como el rey era muy piadoso, ofrecióles, que los recibiria debajo de su amparo. Ellos con engañosas razones, ló que por una parte ofrecian de palabra, lo desviaban por la obra, y no le entregaban los castillos que se le habian de rendir con escusarse, que de sus personas, y de ellos podria siempre hacer á su voluntad, y no

condes de Tolosa, Fox y Comenje, y el pueblo de Tolosa, que todos eran, segun este autor afirma, hasta en número de cien mil hombres, un dia que fué martes á once de setiembre del año de mil doscientos y trece movió de Tolosa el ejército, y fué á cercar el castillo llamado Maurel, que está en la ribera de la Garona junto de aquella ciudad, el cual habia mandado fortificar el conde Simon de Monforte, para tener en él gente de guarnicion contra la ciudad de Tolosa. Teniendo desto aviso el conde, partió para allá por mandado del legado en su socorro con la gente que pudo juntar, y con siete obispos y tres abades, y con ellos el santo va→ ron Domingo, y otro dia siguiente, que fué miércoles, segun este autor refiere, se entró el conde Simon de Monforte dentro á vista del rey, y procurando aquelos prelados que el rey tuviese el respeto que tenia águardaban lo que le prometian; y como sabian que el la Iglesia, no quiso desistir de su propósito, sabiendo. rey era demasiadamente dado á mujeres, entreteníanle que aquellos condes estaban descomulgados con gra- con sus mujeres y hijas, las mas hermosas que habia, ves censuras, siendo fautores de los herejes, y otro y por aquel camino, segun el rey su hijo decia, que dia jueves, determinó el conde de salir contra el lo entendió de don Guillen de Cervera y de don Arnao rey, no teniendo consigo entre los caballeros y gente de Castelbo, y de don Dalmao de Crexel, le apartaban de caballo que se recogieron en el castillo, mas que de su buen propósito, y hacíanle mudar á lo que ellos ochocientos y hasta mil peones. El rey entonces salió querian. Sucedió despues, segun se escribe en histoal encuentro con su ejército, llevando ordenados sus ria, que el conde de Monforte se puso en Murel con escuadrones, y el conde y los suyos se ordenaron en hasta mil de caballo, y el rey don Pedro fué sobre él, tres partes, y segun este autor escribe, movieron con y púsose junto de aquel castillo, y estaban con el de tanto ímpetu, que del primer encuentro echaron á los Aragon, don Miguel de Luesia, don Blasco de Alagon, del rey del campo, y revolviendo para el escuadron, á don Rodrigo de Lizana, don Ladron, don Gomez de donde el rey peleaba, porque conocieron sus estandar- Luna, don Miguel de Rada, don Guillen de Pueyo, don tes, acometieron contra él tan bravamente, que fué Aznar Pardo y otros caballeros de la casa del rey, de allí el rey muerto, y muchos de los ricos hombres que cuyos nombres se dice en aquella historia, que el rey con él iban de Aragon, y fueron allí los suyos vencidon Jaime no se acordaba, mas de que referian los que dos; lo cual se acabó muy en breve, porque casi sin se hallaron en la batalla, que si no fué don Gomez de aguardar que se comenzase la batalla, los condes vol- Luna y don Miguel de Rada y don Aznar Pardo y alvieron las espaldas y huyeron con grande infamia y gunos otros caballeros de la casa del rey, que murievergüenza, con muchos que los siguieron, y otros se ron con él, los demás le desampararon y se salieron anegaron en el rio, y la mayor parte fué muerta en huyendo. De Cataluña refiere que se hallaron don Dalel alcance, que serian hasta veinte mil. Esto es lo que mao de Crexel, Ugo de Mataplana, Guillen Duerta, Berse refiere en aquella historia. El arzobispo don Rodrigo nardo de Castelbisbal, y que buyeron con los otros; dice, que el rey con algunos pocos que pudo juntar de y decia el rey don Jaime que supo por cierto que don Aragon, y con mayor número de catalanes, y con los Nuño Sanchez y don Guillen de Moncada, hijo de don condes de Tolosa y Fox, y otros grandes de la Francia Guillen Ramon de Moncada, y de doña Guillelma de gótica, dió batalla á los franceses junto al castillo de Castelvell, que casó con la vizcondesa de Bearne, no Marel, y que el rey y los aragoneses, que fueron solos estuvieron en la batalla, ántes enviaron un mensajero los que varonilmente persistieron en la batalla, queda al rey, para que los esperase, y eligiendo el rey antes ron muertos en el campo, y volvieron huyendo los con- el consejo mas acelerado que el seguro, estuvo muy des de Tolosa y Fox con algunos catalanes; y que mu- firme y constante peleando como aquel que no pensaba rieron allí con el rey de los ricos hombres de Aragon, ser vencido sino con la muerte, y ningun peligro de→ Aznar Pardo, y Pedro Pardo, su hijo, don Gomez dejaron de acometer él y aquellos ricos hombres que con Luna y don Miguel de Luesia, y muchos otros de los él quedaban, cuanto se podia esperar del mayor esmas principales del reino de Aragon; y que el rey que fuerzo y valor de sus corazones en aquella afrenta, y siempre fue muy católico príncipe, no se movió á ir falleciendo á todos ellos las fuerzas, fueron muertos. á esta guerra, por dar favor á los herejes, sino por la Afirmase por cosa cierta en esta historia, en nombre obligacion que tenia á defender al conde y amparar sus del rey don Jaime, que antes de la batalla, el conde estados. Mas en la historia del rey don Jaime, se cuenta Simon de Monforte se quiso poner en poder del rey su muy diferentemente, y por ser muy digno de memo- padre, para cumplir su mandamiento, y que no le quiso ria, conviene que se ponga en este lugar; porque de recibir, y entonces vista aquella determinacion del rey, lo que escriben tan notables autores, mejor se pueda el conde y los suyos recibieron el cuerpo de nuestro colegir la suma de la verdad. Allí se escribe, que teSeñor, y se determinaron de morir en el campo, y niendo el conde Simon de Monforte á Carcasona y salieron en un tropel muy cerrado, y los del rey no Beses, y lo que habia ganado en el condado de Tolosa, supieron ordenar su bataila, ni mover juntos, y acotrató de confederarse con el rey don Pedro, y pidióle, metia cada uno de los ricos hombres por sí, y fueron que le entregase al infante don Jaime su hijo, que era vencidos. Fué esta batalla un jueves á trece del mes muy niño, ofreciendo, que le pondria en mejor custodia de setiembre, Vigilia de la exaltacion de la Cruz, y enque otro y tendría cuidado dél ; y segun se contiene en tregóse el cuerpo del rey á los caballeros del Hospital; una historia antigua de Cataluña, cuyo autor no se á cuya órden dió muchas villas y lugares, que le trujenombra, y fué de aquel tiempo del rey don Jaime, se ron al monasterio de Jíjena, á donde estaba enterrada

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