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fué preferido á todos en el favor del rey, y el que tuvo todo el poder y gobierno de lo que pendia de su voluntad y alvedrío, fué siempre Pedro de Torrellas su gran privado. Pero en el remate de la vida, ó por estar él incierto en su ánimo, y en su indisposicion y persona tan impedido, 6 por la aficion que tuvo al conde de Luna su nieto, reservando su deliberacion y consejo al beneficio de la ventura, lo dejó todo en tanta turbacion, y en tan gran division y discordia, que en todas las ciudades y pueblos comenzaron á prevalecer las armas, y cada uno tomaba su opinion tan libremente, que no solamente seguian sus bandos por sus causas particulares, pero todos se ponian en contienda, por lo que tocaba á la sucesion, siguiendo cada cual la voz que le pareció mas convenirle: y todos estos reinos comenzaron á arder, no solo en disension y discordia, pero en una guerra civil: y como antes

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se tomaban las armas para la defensa de Sicilia y Cer→ deña, se convirtieron contra ellos mismos. Fueron verdaderamente aquellos tiempos para este reino, si bien se considerare, de gran tribulacion, y de una penosa y miserable condicion y suerte: porque en las cosas de la religion, de donde resulta todo el bien de los reinos, se padecia tanto detrimento, que en lugar del único pastor y universal de la Iglesia católica, habia tres que contendian por el sumo pontificado, y estaba la Iglesia de Dios en gran turbacion y trabajo por esta cisma, habiendo durado tanto tiempo: y en el poderío temporal dél, nunca se pasó tanto peligro despues que se acabó de conquistar de los infieles: pues en lugar de suceder un legítimo rey y señor natural, quedaban cinco competidores: y trataba el que mas podia de proseguir su derecho por las armas.

LIBRO XI.

CAP. I.-Del estado en que quedó el reino de Aragon por la muerte del rey don Martin.

El estado de los reinos y províncias de la cristiandad, al tiempo de la muerte del rey don Martin de Aragon, fué por la mayor parte sangriento, y lleno de turbaciones, y fundado en movimientos y guerras, con abatimiento y estrago en todos los sucesos, y con caida y diminucion de los estados y tiempos. Entendióse bien universalmente cuan mal compañero es el temor de la conservacion de todas las cosas, que necesariamente se han de sustentar con constancia'y firmeza de verdadera concordia. Primeramente Italia, patria comun de las gentes, estando la Iglesia católica y el imperio en tanta division, como estaba en este tiempo, forzadamente habia de sentir mayor vejacion y ofensa que las otras provincias, usurpando y tiranizando cada cual, como mas podia, las ciudades y pueblos que estaban sujetos á los sumos pontifices y al imperio: y aqueIlos que al tiempo que en sus disensiones civiles se contendia en sus senados, sin llegar á las armas, seguian la mas justa y honesta causa, cuando se pasaba á juntar sus ejércitos, y se ponian los negocios a la ventura de la victoria, cada uno se acogia á lo mas fuerte y firme, y aquello se tenia por mas honesto y justo que parecia mas seguro. Despues de los tiempos de Arrio, nunca la Iglesia de Dios se vió en mayor afliccion y tormenta, creciendo cada dia la mayor cisma que hubo jamás, compitiendo por el sumo pontificado en estos dias Gregrio doce, Juan veinte y tres y Benedicto trece, de donde comenzó á cobrar fuerzas la herejía en Jas partes de Bohemia, y como en el tiempo de Arrio, estendiéndose la fé católica y la doctrina evangélica por todo lo habitado de la tierra, en cada pueblo y en cada casa acontecia haber herejes y católicos, ahora comenzaban á pervertirse é inficionarse toda una provincia y un reino entero. En el imperio romano ha- |

bia la misma division, no solo en lo temporal, pero en las cosas de la religion, y el emperador Roberto duque de Baviera, que fué católico príncipe, falleció el primero de junio deste año, un dia despues de la muerte del rey de Aragon su primo hermano y aunque Venceslao vivia, por su torpe y disoluta vida los príncipes electores perseveraron en tenerle privado del gobierno, y procedieron á elegir sucesor, como lo hicieron por muy justa causa, pues fué cosa muy averiguada y cierta, que por su remision y descuido se estendió la herejía en Bohemia, y fué estragando y contaminando á sus vecinos. Sigismundo su hermano, que en conformidad de los electores, por la muerte del emperador Roberto, fué elegido rey de romanos, siendo rey de Ungría y príncipe muy católico y de gran valor, tuvo mas ventura para conquistar de los rebeldes el reino de Ungría, y sujetarlo á su señoría, que en la empresa que tomó contra los turcos de quien fué vencido en la provincia de Tracia, en una gran batalla, con mucha parte de la caballería francesa, y en ella fué preso el duque de Borgoña y alzando la mano de aquella guerra, estaba en esta sazon para romper la tregua que tenia con Ladislao rey de Polonia, con quien traia ordinaria contienda, amparando y defendiendo sus enemigos. Padecia tambien el imperio de Constantinopla mayores adversidades y males, estando fuera de la obediencia de la Iglesia católica, reinando el emperador Manuel Paleológo, que era guerreado perpétuamente y acometido en sus reinos por los turcos: en cuyo tiempo Mahomete, hijo de Bayaceto, que fué preso por el Taborlan, habia sido el primero que pasó el Danubio con sus ejércitos, y sojuzgó por guerra la provincia de Macedonia. Estaba en el reino de Nápoles tan encendida y trabada la guerra entre Ladislao y Luis duque de Anjou, por la sucesion de aquel reino, que siendo llamado el rey Luis por el papa Juan, porque Gregorio favorecia á su adversa

rio, por este tiempo tuvieron á los confines del reino

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revueltas y tan derribado el bien público, que adonde cada uno se hallaba, allí se le representaba mayor pe

CAP. II. Que los estados del principado de Cataluña que estaban congregados á còrtes en la ciudad de Barcelona, estando el rey en el artículo de la muerte, dieron órden de entender su voluntad en lo de la sucesion, y él declaró que se determinase por justicia.

una muy sangrienta batalla y aunque quedó el rey Luis vencedor, pudo su enemigo resistirle y defender-ligro, considerando con cuánto discrimen se habia de le la entrada del reino y pensando acudir á las cosas contender del derecho y beneficio de la patria con las de Aragon, por la muerte del rey don Martin, tenien- armas, y cuan cruel habia de ser la victoria, adonde do á Luis conde de Guisa su hijo primogénito por legí- tantos competian por la sucesion del reino, estando el timo sucesor destos reinos, ni salió con ello, ni con lo uno de los competidores en Francia con tanto favor de que estaba tan en la mano de conquistar, si prosiguie- los príncipes de aquella casa; y el otro en el mismo ra sus buenos sucesos. En el reino de Francia no sola- tiempo victorioso con muy pujante ejército en la Anmente habia muy cruel guerra entre el rey Carlos sex- dalucía. Reconociendo y mirando todas las partes y to deste nombre, y el rey Enrique de Inglaterra, que estados del reino, ninguno habia que no estuviese muy siendo duque de Alencastre se apoderó de aquel rei- debilitado y caido : y cada uno se aconsejaba á sí mis– no y echó dél á Ricardo; pero por la muerte de Luis mo con temor y desesperacion, en tiempo que todos duque de Orleans, hermano del rey de Francia, que estaban temerosos y solos aquellos cobraban ánimo fué muerto por el duque Juan de Borgoña, toda la y vigor, que confiados de las fuerzas de las partes tenobleza y fuerzas de aquel reino, y las ciudades y nian por ganancia el rompimiento para sus cosas parpueblos se pusieron en armas, y la mayor parte de los ticulares y propias. No se tenia ya temor de las islas grandes se juntó contra el duque de Borgoña : y en es- de Cerdeña y Sicilia, que se tenian por perdidas, sino te año que fué del nacimiento de nuestro Señor de mil de la misma libertad, pues era de temer, que el veny cuatrocientos y diez, por haberse cumplido el tér- cedor habia de poner la ley que quisiese, aunque fuemino de las treguas entre franceses é ingleses, volvie-se el legítimo y verdadero sucesor, y el mas piadoso y ron á sus correrías y guerra ordinaria. Los reinos de justo de los que se declaraban por competidores en la Castilla y Leon se gobernaban por la reina doña Cata-sucesion: porque de competencia y contienda entre lina, madre del rey don Juan, que era muy niño, y tantos príncipes, por la dignidad y corona del reino, por el infante don Fernando su tio, y tenian partidas no podia resultar sino quiebra de la libertad y nueva sus provincias: y de tal manera estaban las cosas, que forma de reino en todo el gobierno. por la mucha bondad y valor del infante se vieron aquellos reinos libres de los males y guerras que padecieron siempre, quedando los príncipes sucesores de menor edad : : y el infante como muy excelente principe empleó los grandes, y las fuerzas y armas del reino en la guerra contra los moros. Debajo de aquella seguridad se sustentó el reino de Navarra, sin trance ni acometimiento ninguno de guerra, por el rey Carlos el postrero deste nombré, cuyos hijos eran primos hermanos del infante, aunque en las alteraciones y guer⚫ras de Francia, por los estados que allá tenia, le cabia buena parte. Tambien don Juan rey de Portugal en los últimos fines del occidente gozaba, como si fuera en perpetua paz, de la gloria de las victorias pasadas y del reino, por él adquirido y valerosamente fundado por las armas, contra la grandeza y pujanza de los reyes de Castilla, siendo príncipes comarcanos y tan po⚫ derosos y todos sus pensamientos se convertian, cuanto le daban lugar las treguas que tenia con el rey de Castilla, en emplear sus ejércitos y armadas en África, con deseo de hacer guerra, si le dejasen en su reino en paz, á los infieles por las costas del Océano. De suerte que fuera desto, no podia ser mayor la ira y ofensa del cielo, pues todo ardia en guerra, cisma y disension. Mas el estado destos reinos sin duda ninguna amenazaba mayores males y peligros, que los que suelen padecer los reinos en sus mudanzas, y se hallaba en peor condicion, habiendo perdido en tan breves dias dos príncipes, en quien parecia estar tan bien fundada la esperanza de la sucesion, y quedando tan divididos entre sí los grandes y pueblos, que cada cual ponia los ojos y su aficion en el que le parecia estarle mejor que reinase. Todos estaban alterados y temerosos, considerando aquella mudanza en las cosas de una tan grande fuerza, tan repentina y no pensada, que adonde tan pocos dias antes habia florecido el reino en autoridad y gloria, tan á deshora careciese de todo aquello, y lo llevase todo tras sí la fuerza y mudanza de todas las cosas y de los tiempos en aquella comun miseria. Tan grande era la turbacion y confusion dellas, y de tal manera estaban trastornadas y

Cuando el rey don Martin adoleció de la enfermedad de que murió en muy breves dias, aunque andaba ya muy doliente, y habia poca esperanza de su vida, se celebraban cortes generales en la ciudad de Barcelona con harta disension y diferencia de los barones grandes que se llamaban del principado y como se entendió un viernes á treinta del mes de mayo que el rey estaba al fin de sus dias, y no se hallaba en disposicion de ordenar su testamento, ni declaraba á quién dejaba por sucesor; habiéndose puesto en contienda en su vida, considerando los males que se podian seguir de aquella incertidumbre, deliberaron que de cada estado se nombrasen personas, para que supiesen del rey, si era su voluntad que el sucesor de la corona real de Aragon se declarase por justicia, como lo habia dicho en su enfermedad, para mayor satisfaccion de todos. Estos fuéron al monasterio de Valdoncella, adonde el rey estaba doliente en la celda de la priora, á las once horas de la noche y Ferrer de Gualbes que era consejero de la ciudad, y fué nombrado para esto con otras personas, en presencia de Ramon Cescomes protonotario del rey y de otros dos notarios dijo al rey, que estaba en su sentido, estas palabras. Señor, nosotros que somos elegidos por la corte de Cataluña, y estamos aquí delante de vuestra majestad, os suplicamos humilmente, que os plega hacer dos cosas, las cuales redundan en soberana utilidad de la cosa pública de todos vuestros reinos y tierras. La primera que les querais exhortar, que tengan entre sí amor, paz y concordia, porque los quiera Dios conservar en todo bien y lo otro que tengais ahora por bien de mandar á todos los de vuestros reinos, que por todo su poder y fuerzas hagan por tal forma y manera, que la sucesion de vuestros reinos y tierras, despues de vuestros dias, venga á aquél, á quien por justicia

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deba, como esto sea muy placiente á Dios, y en gran manera provechoso al bien público, y muy honroso y perteneciente à vuestra real dignidad. Y tornando á decirle esto mismo, le preguntó así: Señor, ¿pláceos que la sucesion de vuestros reinos y tierras, despues de vuestros días, venga al que por justicia debe venir? y entonces respondió el rey y dijo: sí. A esto se hallaron presentes con el protonotario, don Luis obispo de Mallorca, don Guerau Alaman de Cervellon gobernador de Cataluña, don Roger de Moncada gobernador de Mallorca, que eran camareros del rey, don Pedro de Cervellon su mayordomo, Ramon de Senmenat camarero y Francés de Aranda, donado de Portaceli de la órden de Cartuja, que eran del consejo del rey, y Luis Aguiló y don Guillen Ramon de Moncada. Otro día sábado, que fué último de mayo, á hora de tercia volvió Ferrer de Gualbes ante la presencia del rey con las mismas personas que se eligieron por la córte del principado, y redujo á su memoria las mismas palabras, y respondió de la misma suerte y el protonotario le hizo la misma pregunta, y le respondió lo mismo, y murió aquel dia. Que esta fuese la voluntad del rey, nunca se tuvo duda en todos sus reinos, por lo que habia declarado por la obra, despues de la muerte del rey de Sicilia su hijo, así con don Jaime de Aragon conde de Urgel, como con don Fadrique de Aragon conde de Luna su nieto, deseando para el nieto la sucesion del reino de Sicilia, como lo pedian y procuraban los sicilianos, y no dando favor ninguno al conde de Urgel, para que usase de la gobernacion general, como la tienen los hijos primogénitos desta corona, ántes procurando que se le resistiese y no diese lugar que entrase en la posesion y ejercicio de aquel oficio. Esto se manifestó mas por lo que ordenó en lo de la sucesion destos reinos en su testamento en vida del rey de Sicilia su hijo, en el cual mostró bien la incertidumbre que tuvo del que le debia suceder en sus reinos, si le faltase el rey su hijo y sus descendientes, porque ninguna mencion ni sustitucion hizo de los transversales que eran don Alonso duque de Gandía, don Juan conde de Prades y don Jaime conde de Urgel, legítimos descendientes de la casa real por línea de varon. Este testamento se testificó por el mismo protonotario Ramon Cescomes; y el rey le otorgó como se ha referido en estos anales, estando en el monasterio de Val de Cristo del reino de Valencia, que él habia fundado. Ha Hóse á la muerte del rey Gil Ruiz de Lihori, gobernador de Aragon : y entróse, segun Lorenzo de Vala escribe, en el mismo instante en Barcelona escondidamente adonde se vió en grande peligro: porque toda la ciudad estaba llena de gente armada de la aficion y parcialidad del conde de Urgel, como lo eran allí casi todos, y públicamente andaba discurriendo por ella con gran tumulto, cuando se entró dentro en hábito disimulado con el confesor del rey, al mismo tiempo que en el palacio real se trataba de prenderle algunas personas á quien el conde lo habia encargado, ó de matarle y cuando entraban por la ciudad andaban preguntando por las calles: si vivia aun el rey, y si estaba allí el gobernador de Aragon: y aquella noche habiéndose cerrado las puertas de la ciudad, ofa él mismo diversas gentes que con gran admiracion se preguntaban adonde estaba el gobernador y si habia huido: y otro dia se entró en un navío y se fué à Peñíscola.

TOMO IV.

CAP. III.-Del parlamento general que se convocó del principado de Cataluña, despues de la muerte del rey, para la villa de Momblanch: y que de alli se volvió a prorogar para Barcelona, y de la contradiccion que en ella hubo.

Quedando las cosas de la sucesion destos reinos en esta confusion é incertidumbre, lo primero que se proveyó, quedando la córte de aquel principado deshecha por la muerte del rey, y la órden que se dió por los que se hallaban en Barcelona de todos estados, fué nombrar doce personas que representasen el principado, para que estos proveyesen en todo lo que convenia para el buen regimiento dél: y el gobernador por su parte, y los consejeros de Barcelona por la suya, hacian sus provisiones, cuales convenian para la conservacion de la paz y justicia. Entretanto que se entendia en las exéquias del rey y en su enterramiento con la ceremonia que se acostumbra, el gobernador desde Barcelona á veinte y dos de julio convocó parlamento general del principado para la villa de Mom→ blanch, para el postrero del mes de agosto. Despues que se acabaron las honras en el monasterio de Poblete, segun la costumbre antigua, que duraba muchos dias, y juntaron en aquel lugar de Momblanch en la iglesia de San Miguel en conformidad de la mayor parte de los que alif se hallaron, se deliberó á diez del mes de setiembre, por causa de la pestilencia de que estaban inficionados muchos lugares por este tiempo, mudar el lugar del parlamento: y prorogóse para la misma ciudad de Barcelona para veinte y cinco del mismo mes de setiembre. Túvose aquella congregacion en la sala del palacio real mayor de aquella ciudad: y concurrieron á ella con el gobernador don Pedro Zagarriga arzobispo de Tarragona, que era persona generosa y de mucha autoridad, y los procuradores de algunas iglesias catedrales, y los síndicos de Barcelona y Perpiñan: y en su presencia propuso el gobernador aquel mismo dia, que de consentimiento de la mayor parte de los estados que se juntaron en la villa de Momblanch, por las muertes que sobrevinieron en aquel lugar, mudó el parlamento para aquella ciudad y se fué prorogando hasta treinta del mes, y comenzaba ya á juntarse la nobleza de aquel principado, para un hecho que apenas podian entender, que fuesen ellos parte para poner el remedio en el peligro que se les representaba dentro de su misma casa entre tantos inconvenientes y temores, ni los reinos con ellos juntos de donde era cierto que se habia de seguir mayor turbacion en los negocios, siendo tales, y mayor confusion. Los primeros que se juntaron de los grandes barones, que ellos llamaban en este tiempo, fueron don Juan Ramon Folch conde de Cardona y almirante de Aragon, don Pedro de Fenollet vizconde de Illa y Cañete, y don Roger Bernardo de Pallás, hijo mayor de don Hugo conde de Pallás: y juntándose en aquel pa. lacio real á treinta del mes de setiembre, el arzobispo celebró la misa con gran solemnidad: y habíanse ya juntado con ellos otros barones, que eran don Roger de Moncada, don Berenguer Arnaldo de Cervellon, don Bernardo de Fortia, don Antonio de Cardona, hermano del conde de Cardona, y don Roger de Pinós. Representó el gobernador en esta congregacion con gran discrecion y prudencia, como la estrañeza del caso lo requeria, el miserable estado en que se hallaba aquel principado despues de la muerte del rey don Martin, no quedando cierto sucesor: y que por esto

de todos: y que para tratar negocio tan universal, era necesario que se juntasen en lugar libre y cercano á los otros reinos. Que por las muertes que aun duraban en Barcelona, el gobernador habia escogido la villa de Momblanch: y no esperando los llamados, ni en conformidad de los presentes, tornó á mudar aquella congregacion por causa de la pestilencia para Barcelona, adonde las deliberaciones tomaban gran dilacion, y se esperaba seguir mayor turbacion en ellas: y por estas consideraciones no daba su consentimiento que se procediese adelante. El arzobispo y el estado eclesiás tico y el real se conformaron con el conde de Cardona y con los de su opinion: y habian dado su consentimiento en la mudanza del parlamento de Mom

á la otra parte, sino que seguirian lo que mas conviniese: y así lo dijo el arzobispo y propuso que se nombrasen personas que determinasen aquella diferencia y altercándose mucho en esto, y no se pudiendo concertar, prosiguieron adelante en sus protestaciones en su congregacion militar: y por este camino nunca dejaban de proceder con mucha consideracion en lo que tocaba al bien universal, reservando sus aficiones para su tiempo.

CAP. IV. Que los del principado de Cataluña hicieron requerir al conde de Urgel, que no usase de la gobernacion general destos reinos.

considerando los peligros y males que se podian seguir,, hallándose sin rey y señor cierto, convenia que todo por estar sin rey y señor soberano como gobernador lo que se proveyese y ejecutase fuese en conformidad de Cataluña, creado en vida del rey, y confirmado por él en el artículo de la muerte, los habia convocado para que con su mucha consideracion y prudencia procediesen al remedio de tantos peligros y males como se temian. Que por descargo de su oficio, en la mejor forma y manera que podia y debia, les rogaba, que guardando la santa y loable amonestacion y ordenanza que el rey hizo al fin de sus dias, con verdadera union y concordia de los otros reinos, tuviesen y obedeciesen por su rey y señor aquel á quien perteneciese de justicia; dejando ellos y olvidando y menospreciando toda aficion y parcialidad por tener solamente respeto á Dios y á la justicia, y á su fidèlidad y lealtad, como ellos y sus predecesores lo habian hecho hasta entonces: porque el gran renombre de la nacion❘ blanch á Barcelona: pero no se declaraban á la una ni catalana, que tan preciado y ensalzado era general-❘ mente por todo el mundo, no se amancillase ni pereciese. Pedíales que con gran cuidado y diligencia se esforzasen en considerar y proponer tales medios y caminos que pudiesen tratar y comunicar con los otros reinos desta corona en lo que tocaba á esta sucesion: y se dispusiesen á conocer de la justicia de los que pretendian tener derecho á ella lo mas brevemente que pudiese ser, por los peligros que amenazaban aquellos tiempos, como mas largamente lo habia declarado en la congregacion de Momblanch el arzobispo de Tarragona. Que entretanto que les hacia Dios tanta merced, de darles en conformidad y concordia aquel príncipe y rey, que de justicia lo debia ser, proveyesen cauta y prudentemente al gobierno de aquel principado, y al bien público del, de tal suerte, que se siguiese el fin que deseaban, y la gran fama de lealtad de su nacion se conservase y aumentase por sus loables y virtuosas obras. El arzobispo en su nombre y por el estado eclesiástico, y el conde de Cardona por el suyo, respondieron con gran demostracion y voluntad de asistir en aquel negocio, de manera que nuestro Señor fuese loado y bendecido, y aquel principado alcanzase mucha honra y provecho. Mas don Roger Bernardo de PaIlás en su nombre, y por otros barones y caballeros, y hombres que llamaban de paratge, que estaban presentes, y por los que quisiesen conformarse con su opinion, no daba á esto su consentimiento, antes lo contradecia y protestaba, cuanto á la mudanza que se hizo por el gobernador del lugar de Momblanch, adonde se habia tenido el parlamento. Decian los de esta opinion, que Barcelona no era lugar competente para esta congregacion por muchas causas: y que no decian esto por rehusar que se tratase en parlamento de lo que se proponia, con que el lugar fuese conveniente. Comenzóse á altercar mucho sobre esto por aquellos barones; y el conde de Cardona y don Roger y don Pedro de Moncada, que se tenían por aficionados del conde de Urgel, y otros muchos caballeros que los seguian de aquel estado militar, decian que tenian aquella ciudad por muy competente lugar, y bien dispuesto para celebrar aquel parlamento; y que la mudanza que se hizo por el gobernador, fué lugar muy cómodo para lo que trataban y se habia de deliberar. Fuése poco á poco moviendo entre ellos sobre este punto gran disension: y Ramon de Senmenat, Guerao de Sanahuja, Gregorio Buergues y Berenguer de Malla, como procuradores del estado de los caballeros, protestaban que todo lo que hasta entonces se habia hecho era en gran perjuicio de sus libertades y costumbres y que

En el reino de Aragon estaban las cosas en mayor rompimiento, cuanto habian tenido mas léjos al rey, y siendo él causa, segun se tuvo por cierto, que se resistiese al conde de Urgel, para que no usase del oficio de gobernador general ; aunque le habia dado sus provisiones en la misma forma y tenor que solian darse al primogénito de la casa real: desde que se comenzó guerra formada sobre esto, y se vino el conde de Urgel de Cataluña, por Gil Ruiz de Lihori, lugarteniente de gobernador en este reino, y por los del bando de Heredia, que era muy gran parcialidad, no cesaba la guerra entre las partes con odio y enemistad terrible, hallándose el conde de Urgel en la villa de la Almunia, de la órden de San Juan. Habiendo el rey fallecido, y estando el conde en aquel lugar, comenzó á usar del oficio de gobernador general, no embargante el escándalo y alteracion que sucedió en este reino por esta causa: y detúvose en la Almunia, porque fray Pedro Ruiz de Moros, castellan de Amposta, era declarado servidor suyo: y por la vecindad de los lugares de don Antonio de Luna, que era muy gran señor en este reino, y el caudillo principal en todas las empresas del conde de Urgel. Temiéndose por esta causa algun gran movimiento en Aragon, y que seria ejemplo para lo de Cataluña, las doce personas que se nombraron para que representasen aquel principado, y proveyesen en todo lo que conviniese al pacífico estado dél, aunque el conde estaba en Aragon, como tenia la misma pretension de usar de la gobernacion general de aquel principado, y tenian por muy peligroso ejemplo permitirlo en perjuicio de los otros príncipes que competian por la sucesion, enviaron al conde un caballero que se decia Ramon Zavali para que en su nombre le rogase, que por su contemplacion sobreseyese en usar del oficio de gobernador general en todos los reinos y tierras de la corona real: y par a esto tambien hiciese derramar la gente de guerra que tenia jun

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socorrido de gente con mucha celeridad: y despues de la venida deste caballero, sucedió una novedad que declaró bien la necesidad que habia del socorro. Tonia en este tiempo Casano de Oria á Castel Genovés, fuerza muy importante de aquella isla; y éste se juntó con don Artal de Alagon, que era el principal señor de aquella casa, que se perdió en la conquista del reino de Sicilia en tiempo del rey don Martin, y discurria con armada por las costas de Sicilia buscando ocasion como volver á su estado. Llevaba cuatro naves muy bien armadas: y corriendo las costas de Cerdeña, arribaron á Longosardo, y allí sacaron toda la gente á tierra un sábado á diez y seis del mes de agosto deste año y comenzaron á combatir una torre que llamaban de San Jorge, y pusiéronla en tanto estrecho, que los que la tenian en defensa se pusieron en plátică de partido: y otro dia domingo por la mañana alzaron la bandera de Génova. De allí pasaron los enemigos á combatir el burgo, adonde habia hasta cien soldados. y fué en su defensa el capitan Berenguer Miguel con una galera, y sin mucho combate entraron el burgo por fuerza de armas, y el capitan con toda su gente se recogió á otra torre, que decian de Santa María, que la batia la mar, pero luego trataron de partido y la

ta en Aragon: porque si gente de armas extranjera entrase en estos reinos, ellos proveerian en su debida defensa. Esta requesta, hecha en nombre del principado, puso al conde mucho recelo, juntándose con la resistencia que se le hacia por muy gran parte deste reino: y como toda su esperanza se ponia en el favor de la nacion catalana, y en la aficion que le tenian por la naturaleza que tenia en Cataluña, vino á otorgar lo que se le pedia, aunque con cierta condicion: y esta era, que don Guerau Alaman de Cervellon, á quien él tenia por muy enemigo y contrario á sus fines, no usase del oficio de lugarteniente de gobernador en Cataluña. Mas no se contentando desta respuesta, se le tornó despues á hacer el mismo requirimiento en nombre del parlamento general de Cataluña: y el conde siempre respondia lo mismo. Con toda esta preven cion, las cosas quedaban en este reino en el rompi miento que antes, y en mucho mayor, faltando la autoridad del príncipe que habia de proveer del remedio en los bandos que prevalecian entre dos personas tan grandes, como eran don Antonio de Luna, y don Pedro Jimenez de Urrea, señor del vizcondado de Rueda, y de la tenencia de Alcalaten: y no se trataba entre ellos de medios para que, dejando sus diferencias, se juntasen para proveer en lo del bien universal; án-rindieron, lo cual se tuvo por gran traicion y maldad tes parecia que no contendian ya por sus respetos particulares, sino por cuál pondria rey en el reino. A muy peor estado que este habian llegado las cosas del reino de Valencia, teniendo los Centellas y Vilaragudes dividida no sola la nobleza dél, pero las ciudades y villas reales: y los del bando de los Vilaragudes con la autoridad y favor de Arnaldo Guillen de Bellera, gobernador de aquel reino, se habian apoderado de la ciudad de Valencia y eran de su parte los que tenian el gobier-migos cobraron mucho ánimo y osadía, el visorey enno della, la cual era poderosa para poner la ley que quisiese á todo el reino, si no se valiese de fuerzas y gente extranjera.

CAP. V.-De la pérdida de Longosardo, y del peligro en que estaban las cosas de la isla de Cerdeña.

por los que entendieron que se pudieran defender, y tenian bastante vitualla para todos los que estaban dentro: y si se hubieran defendido, llegaba el visorey en su socorro por mar y por tierra. Así se perdió aquella fuerza, que era de las mas importantes que se tenia por la corona real, y por este suceso la villa del Alguer, que por causa de la pestilencia quedaba muy despoblada, estuvo á grande peligro: y como los ene

vió al Alguer un caballero catalan, que se llamaba Jorge de Caramain, con setenta de caballo y una galera armada, porque se tenia nueva que las galeras del rey Ladislao, con la armada de naos de genoveses, iban á combatir el Alguer: y los soldados que estaban en su defensa, como no eran socorridos, ni de gente, ni de sus pagas, no hallaban otro remedio para salvarse, sino salir á robar á toda gente. Con tanta necesidad como esta, pedia el visorey á los del principado de Cataluña, que en una pérdida como aquella, que tocaba en lo mas vivo de su nacion, no se olvidasen de enviarle luego el socorro de dineros y gente, para entretener el ejército y la armada de galeras que allí ha

Como Aimerico vizconde de Narbona, despues de la muerte del rey don Martin de Sicilia, volvió con mucha pujanza á su empresa, como sucesor en el juzgado de Arborea: y despues por la muerte del rey de Aragon levantase su pensamiento á mucho mas que á ser señor de aquel estado, y le siguiesen los pueblos que se habian rebelado en la isla, señaladamente los de Sacer, Pedro de Torrellas, que era visorey y lugar-bia quedado, diciendo que esperarian por todo el mes teniente general con la gente de guerra que le quedaba, de setiembre. Estaba en el castillo de Caller en el priny con la nacion catalana, salió con grande valor á la cipio deste mes, haciendo las provisiones que convedefensa de las fortalezas y castillos que se tenian por nian para la defensa de los lugares y fuerzas que se la corona real, y tenia en órden algunas galeras. Mos- habian sustentado, porque no tenia gente con que pentró aquel caballero en esta mudanza de tiempos, lo sase ofender á los enemigos, y requeria á los del prinque puede el esfuerzo é industria de un muy escelente cipado, que redujesen á la memoria cuánto habian capitan; pues estando dentro de casa en tanta turbacion trabajado los reyes pasados por la conquista de aque las cosas, y en tan grande contradiccion y competencia la isla, poniendo en ella sus personas, y que destrude tantos por la sucesion del reino: y con quedar su yeron su patrimonio real. Que poco antes, por la graejército muy disminuido de gente de nuestra nacion cia de nuestro Señor, se habian vengado las injurias y por tan larga guerra, y de la contagion y pestilencia ofensas que se habian hecho á la nacion catalana: y ordinaria, él solo sustentó que aquella isla no viniese estaba aquella isla en tal punto, que con poco socorro á ser sojuzgada de los enemigos, siéndolo no solo el seria para siempre sojuzgada á la obediencia y señovizconde de Narbona con la parte de los rebeldes que le río de la casa real de Aragon. Con esta demanda, enseguian, pero la señoría de Génova, y los de la casa de vió a Cataluña á Andrés de Biure, y á Francés ZatriOria, que era tanta parte en ella, y pretendian diver-lla, para que informasen en el parlamento del estado sos estados. Habia enviado el visorey á Cataluña á don en que quedaban los capitanes y caballeros que estaban Ramon de Perellós, para dar aviso del estado en que en la defensa de las fortalezas y lugares fuertes de la estaban las cosas y del peligro manifiesto, si no fuese isla: representando, que si no eran socorridos, no po

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