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iglesia mayor de aquella ciudad, entre una gran mulritud de banderas y sepulturas de l ́s ricos hombres y caballeros que murieron en las guerras pasadas por

soldados fuéron á combatir el lugar de San Luri, y le
entraron por combate, y pusieron á saco, y murieron
dentro mas de mil hombres entre genoveses y sardos:
y el castillo fué combatido y entrado por la gente della conquista y defensa de aquel reino. Ordenó su tes-
conde de Módica y de don Bernardo Galcerán de Pinós.
Fué esta victoria de las muy señaladas y famosas que
hubo en aquellos tiempos, por parecer que se restituia
con ella al rey la posesion de aquel reino, que tanto
tiempo habia sido rebelde: y puso mucho terror y es-
panto, no solo á genoveses que eran enemigos muy de-
clarados, pero á todos los otros potentados de Italia,
estando á vista della un rey de tanto valor, y con tan
poderosa armada, y con tanta reputacion: porque se
publicó que queria tomar la empresa de poner à Bene-
dicto en la posesion de la silla apostólica, como verda-
dero sucesor de san Pedro: y con esta ocasion se te-
mia que habia de emprender de pasar á la conquista
del principado de Capua, y de las provincias de Pulla
y Calabria, por igualar al rey Ladislao y al rey Luis,
que contendian con todo su poder por la sucesion de
aquel reino. Pero así como hubo valor en él para al-
canzar tan gran renombre de conquistador de los rei-
nos de Sicilia y Cerdeña, y daba esperanza que por su
medio sucederian las cosas prósperamente, fué tan
desigual el suceso, que casi en un instante volvieron á
muy peor estado que antes.

CAP. LXXXVIII.-De la muerte del rey don Martin de
Sicilia.

De San Luri envió el rey de Sicilia un caballero al rey su padre con la nueva desta victoria: y por ser el tiempo de estío y los aires muy contagiosos, se salió de aquella villa y se volvió al castillo de Caller: y á doce de julio determinó enviar á don Berenguer Arnaldo de Cervellon y á Jacobo de Gravina su secretario, para que comunicasen con el rey que habia determinado detenerse en aquella ciudad los meses de julio y agosto: y en el principio del mes de setiembre ir á cercar la ciudad de Oristan que era la principal fuerza adonde se recogieron el vizconde y los capitanes que se escaparon de la batalla: y mandó á Pedro de Torrellas que envió las galeras á Córcega, que con ellas y con las de Mallorca y Valencia y con los otros navíos de armada, fuése en seguimiento de algunas naos y galeras de genoveses que discurrian por las costas de Cerdeña. Esto era á quince del mes de julio: y en el mismo tiempo el castillo y villa de Iglesias se redujeron á su obediencia por la industria y diligencia de un caballero de aquella isla que se llamaba Juan de Sena y mandó el rey que se fortaleciese y pusiese en órden y tuviese cargo del castillo Gantino de Sena. Estando en la mayor fiesta y regocijo de la victoria que aquel príncipe hubo de sus enemigos, adoleció de calenturas y aunque á veinte y uno de julio pareció que estaba mejor del accidente, se agravó de suerte que murió dentro de cuatro dias en la fiesta de San tiago, y segun Tomic y otros escriben, fué su mal de una fiebre pestiiencial: aunque Lorenzo de Vala afirma que no se pudo atribuir á la contagion del aire, pues ninguno de los suyos adoleció de aquella dolencia. Martin de Alpartil añade otra causa por donde le sobrevino la muerte, que creyendo que habia convalecido le llevaron por complacerle una doncella sarda de San Luri que era hermosísima, y siendo muy rendido á aquel vicio le acabó la vida. Murió como muy católico príncipe despues de haber recibido los sacranientos de la Iglesia : y fué sepultado su cuerpo en la

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tamento la víspera de Santiago: y porque no tenia ningun hijo legítimo, instituyó por su heredero universal en el reino de Sicilia y en las islas adyacentes, y en el ducado de Atenas y Neopatria, al rey su padre: un hijo natural que se llamó don Fadrique de Aragon, y le hubo como dicho es, en una doncella que se decia Tharsia, nombró por su heredero, particularmente en el condado de Luna y en el señorío de Segorbe, y en las otras baronías que le pertenecian por la sucesion de la reina doña María su madre, que era todo el estado que tuvo el conde don Lope de Luna, que fué tan gran señor en estos reinos. Dejó ordenado que muriendo de aquella enfermedad, quedase lugarteniente general del reino de Sicilia la reina doña Blanca su mujer, y tuviese en su consejo á fray Alaman de Foxá, que era prior de Mecina y comendador de Monzon, y otros tres caballeros que eran mosen Luis de Rajadel, Bartolomé de Invenio y Gabriel de Faulo: y quiso que tambien asistiesen en él don Juan Fernandez de Heredia y Jacobo de Aricio su protonotario, que se hallaron con él en esta jornada, y que concurriesen en este consejo sendas personas que fuesen nombradas por las ciudades de Palermo, Mecina, Catania, Zaragoza, Jorgento y Trapana, y ordenó que este consejo residiese en Catania hasta que el rey su padre dispusiese del gobierno de aquel reino como le pareciese. Tambien ordenaba que la reina su mojer residiese en uno de los castillos de Catania, Yachi y Agosta, y encomendó la custodia de su persona y del castillo, adonde se recogiese, á Gabriel de Faulo. é hizo tanta confianza de aquel caballero que mandó que le obedeciesen como á su misma persona ó á la del rey su padre: y en caso que la reina eligiese quedar en el castillo de Catania, dejó por gobernador de aquella ciudad á mosen Luis de Rajadel. Tuvo una hija natural que se llamó doña Violante, y húbola en otra doncella siciliana que se llamaba Agatuza, y nom. bró por sus testamentarios al rey su padre y á don Gil Ruiz de Lihori gobernador de Aragon, y al almirante don Sancho Ruiz de Lihori que era su camarlengo, y á fray Juan Jimenez su confesor; y fué el testamento de mayores legados que se ordenó jamás por ningun rey de sus predecesores, segun la pobreza de aquellos tiempos, porque dejó por su ánima cien mil florines, y mas de doscientos mil en legados particulares á los que le habian servido, y hubo legado de cincuenta mil florines que mandó que se diesen á don Bernardo de Centellas que era tambien su camarero y á Alvaro de Heredia á quien hizo merced de la baronía de Palazolo en Sicilia dejó treinta mil, y á mosen Luis de Rajadel veinte y cinco mil, y a Gabriel de Faulo veinte mil, y á don Gilabert de Centellas, Pedro de Arbea, Augerot de Lartha, Egueto de Foxá y á Seguier de Perapertusa cada diez mil : Y á García de Latras tres mil onzas de oro, y á Juan de Arbea dos mil, y á Pedro Calderon castellano de Catania otras mil. Pero excedió con grande parte al mayor legado lo que dejó al almirante don Sancho Ruiz de Lihori, que fué su gran privado; y era todo lo que procediese de los rescates de Branca de Oria, que fué preso en esta guerra, y de Guillen de Mollo capitan general de la armada genovesa, y de los otros capitanes que fueron presos con él, y del rescate de

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convino venir á verse con el rey á Barcelona. Salió de Perpiñan á once del mes de junio y vino al monasterio de San Pedro de Rosas y reducíase á la memoria por personas curiosas, que se habia recogido en los tiempos antiguos en aquel monasterio un sumo pon. tifice por otra tal persecucion. De allí continuó Benedicto su camino para Barcelona, y aposentose fuera en la casa del rey que llamaban Belesguart: y como llegó la nueva de la muerte del rey de Sicilia, por órden del papa la denunciaron al rey, su padre, el santo varon fray Vicente Ferrer y los conselleres de la ciudad. El sentimiento fué tal como se requeria en una pérdida tan general: y para dar algun género de consuelo al rey y á sus súbditos, trataron luego con él sus privados que se casase, pues estaba en edad que podia haber hijos y no tenia sino cincuenta y un años, y con esto se proveia al bien de la sucesion de sus reinos y á su descanso, y aunque él se escusaba que estaba muy impedido de su persona y enfermo, y le parecia que podria dejar por sucesor en estos reinos á don Fadrique de Aragon su nieto, siendo hijo natural del rey de Sicilia, que estaba en mas conveniente edad para poder reinar con voluntad de sus súbditos, que esperar al que estaba por nacer, por importunidad grande condescendió á su voluntad: y tratóse luego, que casase con una de dos doncellas de la casa real, que eran doña Cecilia hermana del conde de Urgel, y doña Margarita hija de don Pedro de Pra

Janeto alférez del vizconde de Narbona que fué preso en la batalla de San Luri. Nunca por muerte de su rey natural se hizo jamás en estos reinos tanto sentimiento y llanto, como se hizo en la deste príncipe que era de un ánimo grande y muy generoso y para muy grandes empresas: porque dado que fué gran parte del dolor ver aquel príncipe arrebatado en la flor de su edad y de su caballería y en el furor de sus victorias, lo ménos que se aventuraba por su muerte eran las islas de Sicilia y Cerdeña: y representábanse mayores males y daños y aunque todos lloraban la pérdida particular de sus propias casas, pero podian dejar de afligirse y condolerse de la comun miseria y, tribulacion general destos reinos: entendiendo que no les quedaba esperanza de ningun género de remedio ni consuelo. Llegó esto á tanto grado de sentimiento y tristeza, que los catalanes hacian su duelo de manera que publicaban que aquel dia se perdió toda su bonra y estimacion y la prosperidad que su nacion habia alcanzado en los tiempos antiguos entre todas las gentes: y esto fué con tanta razon, que afirma Alpartil, que era tan grande la reputacion que este príncipe habia alcanzado en todos los reinos de la cristiandad, que esta victoria puso mucho terror á italianos y franceses: y de allí adelante los aragoneses y catalanes fueron perdiendo de la estimacion en que estaban : y toda aquella nobleza y caballería que se habia juntado en Cerdeña, por la muerte deste príncipe se fué derramando y esparciendo por diversas partes: y quedades y de doña Juana de Cabrera su mujer: y eligió ron todos como gentes sin capitan. Con la muerte del rey luego los sardos comenzaron á juntar la gente de guerra que quedaba en la isla, y don Juan y don Pedro de Moncada con la gente de armas que pudieron recoger, hasta cuatrocientos de caballo y de pié, hicieron una entrada contra Oristan, y los sardos los esperaron á un paso, de suerte que aunque los enemigos eran doce mil hubieron de pelear, y estando los nuestros en gran peligro llegó Pedro de Torrellas con algunas compañías de caballo en su socorro, y fueron los sardos desbaratados y vencidos, y murieron mas de cuatro mil sin ningun daño de nuestra gente. Fué esta jornada, segun parece en algunos anales de aquel tiempo, á diez y siete de agosto despues de la muerte del rey.

CAP. LXXXIX.—Que el rey casó segunda vez y no quiso declarar á quién competia la sucesion destos reinos no dejando hijos.

de casar con doña Margarita que era muy hermosa y se habia criado con la reina doña María, y era muerto don Pedro su padre, y vivia el conde don Juan de Prades su abuelo, que fué hijo del infante don Pedro de Aragon. Celebráronse estas bodas á diez y siete del mes de setiembre deste año: y en el mismo tiempo, atendido que el rey de Sicilia habia nombrado por su lugarteniente general en su testamento á la reina doña Blanca su mujer, el rey le envió su poder: y porque el conde de Módica era el mas poderoso de aquel reino y siempre se ofrecian causas de grandes novedades, y no se perturbase la órden que se habia dado por el rey de Sicilia para el buen gobierno de aquel reino, le envió el rey à mandar que no saliese de su condado ni entrase en ninguna ciudad 6 villa 6 lugar deña se habia hecho tal mudanza, que por la ausende la corona real. Tambien porque en las cosas de Cercia de la gente de guerra y de la mayor parte de la armada, aquella isla estaba en el mismo peligro que Por el mes de mayo deste año envió el rey desde ántes, el rey proveyó que don Guillen Ramon de Monla ciudad de Barcelona á los prelados que estaban con- cada con algunas compañías de gente de armas y de gregados en el concilio de Pisa sus embajadores que soldados que se habian mandado hacer en la ciudad fueron el arzobispo de Tarragona, don Guerau de Cer- de Valencia, para que fuésen con la armada real, pavellon gobernador de Cataluña, Esperandeu de Car- sasen luego: y aunque Pedro de Torrellas que era cadona su vicecanciller, y un caballero que se decia Vi- pitan general de la gente de armas se vió en gran esdal de Blanes, y á Pedro Baset que era un famoso trecho por haberse salido la mayor parte de la gente, letrado para que se tratase del remedio de la union tuvo batalla con los enemigos y fueron vencidos: y de la Iglesia. Pero estos embajadores se hicieron á la segun parece en un autor de aquellos tiempos, muvela á veinte y dos del mes de mayo, y la víspera rieron en ella mas de seis mil: y porque no se desisde san Juan Bautista se hizo eleccion por el concilio tiese de aquella conquista, y se enviase tal socorro que pisano de sumo pontifice de fray Pedro Filareti de Pedro de Torrellas y los capitanes y caballeros que con Candia, arzobispo de Milan, que era de la órden de los él quedaron, pudiesen discurrir por la isla seguramenfrailes menores, y se llamó Alejandro quinto, y de- te y se hiciese la guerra como convenía á los sardos, clararon á Benedicto y Gregorio por cismáticos. Re- que esperaban nuevo socorro del vizconde de Narbo-sidió Benedicto en Perpiñan hasta diez dias del mes na', empeñó el rey á la ciudad de Barcelona el condade julio deste año: y porque allí comenzaron á morir do de Ampurias por cincuenta mil florines, y estaba de pestilencia y fallecieron repentinamente el protono- la armada en órden para hacerse á la vela de la playa tario de Castilla y obispo de Lugo y otros, al papa de Barcelona el primero del mes de octubre. Esto era

como competidor: y el rey daba lugar que en su presencia se tratase muy de veras sobre el derecho de cada uno, porque de las razones que se alegaban por las partes, hacia él muy gran fundamento para que todos fuesen excluidos: y cuanto mas dudosa bacian la justicia de sus contrarios, tuviese mas lugar su nieto, á quien parecia que se habian de inclinar todas las gentes por la memoria del rey su padre. Añade á esto el mismo autor, que tratándose por estos caballeros del derecho que cada uno de sus principales pretendia á la sucesion, el rey tomó la mano por el infante don Fernando de Castilla su sobrino, y declaró que era su justicia mas notoria, que la del conde de Urgel, ni la del duque de Gandía, y que debía de ser preferido su derecho, como mas propincuo suyo, que era el último rey, que el duque de Calabria, pues era nieto de su hermano, y el conde y el duque le eran remotos por mas grados: y que afirmaba el rey que ninguno de los que podian pretender la sucesion, convenia tanto al bien general destos reinos como su sobrino. Esto, segun este autor afirma, se publicó por estos reinos, y dió gran reputacion al infante de Castilla, y pareció que fué mas con artificio de dar un tal competidor y tan poderoso al conde de Urgel, que con celo del bien público: y por dar mayor lugar que don Fadrique su nieto quedase á lo ménos rey de Sicilía, pues se entendia que seria cosa fácil de acabarlo con los sicilianos: y así segun el mismo Lorenzo de Vala escribe, que es el mas cierto y grave autor de los que tenemos de las cosas de aquellos tiempos, con todo estudio y cuidado favorecia la causa de su nieto, y con diversas promesas iba granjeando los barones y personas principales de Cataluña: y trató con diversos letrados, para que el derecho de su nieto se fundase por términos de justicia. Pero en el juicio de todos era comunmente preferido el conde de Urgel, por ser el mas propincuo á los reyes por línea de varon, y estaba en la flor de su juventud, y era de una disposicion muy real y por otra parte la reina doña Violante con gran ambicion comenzó á granjear diversos barones,

en tal sazon que el rey estaba tan lastimado de la muerte de su hijo, que ninguna cosa parecia que que daba á qué temer, y cada dia iba creciendo aquel sentimiento con la desconfianza de poder tener hijos, porque estaba doliente de cuartana, y el impedimento de su persona era tan grande, y estaba tan lisiado de gordo y tan entorpecido, que no bastaba ningun artificio ni remedio, aunque se usó de muchos muy contrarios á su salud, para que pudiese tener acceso con la reina, y cuanto mas se procuró con remedios muy deshonestos y estraños, fué para mas acelerar su muer te, que tando la reina doncella como antes. Escribe Lorenzo de Vala, que tuvo muy ciertas y verdaderas relaciones de personas de aquellos tiempos para la historia que compuso del rey don Fernando su sucesor, que apenas había pasado un mes de aquellas bodas tan malogradas, que llegaron á Barcelona embajadores del rey Luis, á quien el papa Alejandro en el principio de su creacion requirió que pasase á Italia, y le declaró por legítimo sucesor en el principado de Capua, y en las provincias de Pulla y Calabria, y sucedian las cosas en este tiempo muy prosperamente contra el rey Ladislao su enemigo: y aunque vinieron con color de visitar al rey por la muerte del rey de Sicilia su hijo, su fin principal fué para que tuviese por bien de dar lugar, que la reina doña Violante su mujer vi- | niese á residir en estos reinos con Luis duque de Calabria su hijo, pues á la madre ó al hijo competia legítimamente, á su parecer, la sucesion, por haber fallecido poco antes la infanta doña Juana, mujer del conde de Fox, sin dejar hijos, que fué la hija mayor del rey don Juan: y convenia que siendo de aquella edad se criase en su casa real para que fuese enseñado en nuestras leyes y costumbres: y pidió el obispo de Coserans, que fué el principal en esta embajada, que el rey tuviese por bien que se conociese de la justicia que la reina doña Violante y el duque de Calabria su hijo tenían en la sucesion destos reinos. Aunque tuvo el rey por mal agüero, segun este autor afirma, que en los mismos dias de las fiestas de sus bodas se propusiese que le debia suceder persona tan estraña, y pa-para que su nieto fuese favorecido, y se acordasen reció muy impertinente esta embajada, á lo postrero respondió con gran blandura y dijo: que él era muy contento que se tratase del derecho que su sobrina pretendia tener en la sucesion, y los otros sus competidores y holgó con esta ocasion que el negocio se pusiese en competencia y que se disputase á quién pertenecia la sucesion por las leyes destos reinos. Esto fué porque el rey se determinó de procurar con toda su autoridad y poder, que don Fadrique su nielo hubiese su parte, creyendo que á lo menos, siendo hijo natural del rey de Sicilia, le podria suceder en aquel reino: y aunque no se sufria que se diese lugar á semejante plática como ésta, pues el derecho y justicia no podia ser tan dudosa, que no fueso en ella uno muy preferido, y aquél no habia de permitir competidor, procuró que muy de veras se tratase dello, con color de querer que se determinase en su vida, por escusar mayores inconvenientes y males. Salió luego á esta causa en nombre del duque de Calabria, y por la reina doña Violante su madre, don Guillen de Moncada; y don Bernardo de Centellas, como procurador del conde de Urgel; se declaró por muy principal en esta competencia; y otro caballero que era de la casa del duque de Gandía, y era gobernador del condado de Ribagorza, que se decia Bernardo de Vilariz, tambien se presentó en su nombre,

de los beneficios que habian recibido del rey don Juan su abuelo: y así comenzó este negocio á ponerse en disputa, y en contencion de bando en vida del mismo rey. El rey hacia gran instancia en poner esta causa en términos que su nieto fuese no solo admitido entre los otros competidores, pero preferido, y se considerase que en su tiempo se habia juntado con este reino el de Sicilia, y se tuviese cuenta que por el rey su hijo se había restaurado la mayor parte de Cerdeña: y porque con mas facilidad pudiese tener lugar en la sucesion, se entendió que el papa Benedicto le legitimase. En este medio el conde de Urgel, como si no le hubiera el rey dado competidor en la sucesion, pidió que le diese el oficio de la procuracion y gobernacion general de sus reinos, diciendo que de derecho le competia, como á legítimo sucesor en ellos, mientras no tuviese hijos, y allende que en esto hacia su negocio principal, tenia fin á excluir del oficio de regente de la gobernacion general de Aragon, á don Gil Ruiz de Lihori, que le tenia por muy contrario en aquel negocio, por ser cuñado del arzobispo don García Fernandez de Heredia, que era gran servidor de la reina doña Violante. Habia ya ántes desto el rey dádole poder de su lugarteniente general, estando en Barcelona á veinte y ocho del mes de junio, siendo aun vivo el rey don Martin de Sicilia su hijo, y sin mucha

contradiccion le concedió el poder de gobernador general, y le otorgó el oficio de condestable, que era cargo que se habia de encomendar á persona legitima de la casa real: porque creyó que por aquel camino el conde se enemistaria con la mayor parte de los grandes deste reino. Este poder firmó el rey en Barcelona en una casa en que él se recreaba, que llamaba de Belesguart, á veinte y cinco del mes de agosto del año mil y cuatrocientos y nueve, y fué para todos los reinos de la corona de Aragon, hasta que tuviese hijo varon, y tuviese cuatro años cumplidos, y por él se le daba facultad de tener viceregente de la gobernacion, lo que al lugarteniente general nunca fué permitido, y secretamente, segun Lorenzo de Vala afirma, escribió al arzobispo y al gobernador, que no le admitiese en aquel cargo, y usasen de los remedios ordinarios contra él, y vino muy acompañado á Zaragoza de los caballeros del bando de Luna, que seguian su parcialidad, y pidió que le pusiesen en la posesion de la gobernacion general. Mas el negocio estaba de tal suerte encaminado, que en nombre de los cuatro brazos del reino se firmó de derecho ante el justicia de Aragon, fundándose en que no debia ser admitido el conde al ejercicio de la procuracion general, alegando aquellas causas, por las cuales algunos se acordaban: que el rey don Pedro habia excluido al infante don Fernando su hermano. Salióse por esta causa de Zaragoza el justicia de Aragon, y fuése á su lugar de Pinsech: y porque el conde no podia usar del oficio de gobernador general, sin que jurase públicamente en presencia del justicia de Aragon, de guardar los fueros y privilegios, y las libertades del reino, segun estaba establecido de fuero, fuése el conde á Pinsech, á rogarle y requerirle, que se volviese á la ciudad, y él se escusó por haber todos los brazos del reino firmado de derecho ante él, pretendiendo que no podia ni debia usar de aquel oficio: y le habian requerido, que no le admitiese al juramento: y añadió á esto, que se acordase que su padre otra vez habia entrado en esta ciudad como lugarteniente del rey, y no le quisieron obedecer: y como el juramento que suelen prestar los reyes en el principio de su reinado y los primogénitos y lugartenientes del rey, segun la costumbre antigua, se debe hacer en las manos del justicia de Aragon y en la iglesia mayor de esta ciudad, se tuvo forma que el justicia de Aragon no se hallase en aquella solemnidad: y por esta causa se movieron grandes alteraciones, y llegó el negocio á las armas: y cada dia se movian por la ciudad entre los unos y los otros diversas peleas y combates. No pasaron muchos dias que entró en la ciudad don Juan Fernandez de Heredia con diversas compañías de hombres de caballo y de gente de guerra, para valer al arzobispo su tio y al gobernador su padre: y movióse un tan gran tumulto en el pueblo, que todos tomaron las armas, y fueron los del bando del gobernador á combatir la casa del conde, y él se escapó por un postigo que salia al rio, y se fué al lugar de la Almunia. Luego llegó la nueva que el rey habia fallecido. Antes desto el infante don Fernando de Castilla, teniendo cercada la villa de Antequera, que era una de las fuerzas mas importantes que el rey de Granada tenia en las fronteras de la Andalucía, envió á visitar al rey de Aragon su tio con un caballero, que era de gran prudencia y muy privado suyo, y su repostero mayor, que se decia Fernan Gutierrez de Vega, y con un letrado del consejo del rey de Castilla, que se llamaba Juan Gonzalez de Azevedo; y aunque vinieron con color de visitarle,

por la muerte del rey de Sicilia su hijo, segun Alvar García de Santa María escribe en su historia, traían órden de entender, en caso que el rey muriese, á quién pertenecia de derecho la sucesion destos reinos: y así, conforme á esto, el infante no se ponia tan adelante como los otros, aunque Lorenzo de Vala escribe que el rey de Aragon le daba mas principal lugar entre los que pensaban tener mas cierto el derecho en la sucesion. En fin del mes de octubre deste año, estando el rey en la casa de Belesguart fuera de Barcelona, teniendo aviso que en la isla de Sicilia se intentaban nuevas cosas por el conde de Módica, y que contra su voluntad entró en la ciudad de Palermo, y estuvo en ella algunos dias, y que de allí deliberaba ir á Catania adonde residia la reina doña Blanca con los del consejo, que se habian nombrado por el rey de Sicilia su marido, recibió dello gran enojo y pesar, y se tuvo por muy deservido, porque conocía al conde, que era para emprender cualquier hecho, por grande que fuese: y se traía inteligencia con el alcaide de Malta, que se sacase al conde Antonio de Veintemilla de la prision en que estaba en aquel castillo, y se comenzaban á poner en armas todos los barones: y aunque el rey estaba tan impedido de su persona, que no podia ser mas, publicó por esta causa, que queria pasar luego á Sicilia: y que no lo dilatara, sino por esperar la embajada que aquel reino le enviaba.

CAP. XC.-De la venida del papa Benedicto à Zara

goza.

Despues de la eleccion que se hizo del papa Alejandro quinto en el concilio de Pisa, los cardenales que quedaron en Aviñon, y todo el condado de Venexino, comenzaron de apartarse de la obediencia de Benedicto, y don Rodrigo de Luna, que era gobernador del condado, dejando en órden las fuerzas que en él habia, se recogió á la ciudad de Aviñon, é hízose fuerte en las casas de la senescalía del papa, que estaban contiguas con el palacio : y Benedicto le nombró por capitan de la ciudad de Aviñon, en lugar del obispo de Magalona que se apartó do su obediencia: y tenia cargo del palacio apostólico don Bernardo de So, vizconde de Evol, y de la torre de la puente de Avinon don Berenguer de Boil. Pero por estar el vizconde y don Rodrigo entre sí muy discordes, comenzaron los aragoneses y catalanes de partirse en dos bandos: y habiendo el papa proveido á la custodia y defensa de aquella ciudad, y del condado, se vino á Zaragoza: y tuvo en ella la fiesta de la Navidad del año de mil y cuatrocientos y diez y asistiendo el papa á los maitines la vigilia de Navidad, siendo costumbre antigua que en aquel oficio suele el sumo pontifice encomendar una leccion de maitines, que llaman la leccion imperial, al mayor príncipe que allí se halla, y la dice con una espada en la mano: hallándose presentes don Gil Ruiz de Lihori, que regia el oficio de gobernador general, y otras personas muy señaladas, no quiso encomendarla sino á Juan Jimenez Cerdan, justicia de Aragon: y aunque el papa lo hizo por la preeminencia de su oficio, por ser el mas señalado y de mayor superioridad, que otro ninguno de la cristiandad, fué como pronóstico que se habia de declarar por términos de justicia á quién competia la sucesion destos reinos: pues lo que en otros se solia decidir por las armas, en éste se habia de sujetar á lo que se ordenase por razon de igualdad y justicia. En fin del mes de abril siguiente se puso cerco al palacio de Aviñon por

esto Pedro Tomic, que no se hizo con buen fin, en no querer declarar su voluntad, antes quiso imitar á la reina doña Leonor su madre, y en su muerte se conformó con la vida pasada en dejar tanta division en sus reinos. Alvar García de Santa María, que concurrió en aquel tiempo, conforma con estos autores, y dice que dejó ordenado en su testamento, que heredase el reino el que debia haberlo de derecho: y si en esto intervino malicia, como Tomic piensa, y el rey tuvo confianza que su nieto podria ser preferido á los que mayor derecho pensaban tener en la sucesion de estos reinos, era cosa que la tenia ya muy deliberada, y en esto imitó al rey don Pedro su padre, que no quiso declarar si faltasen sucesores de sus hijos, quién debia suceder en los reinos, habiendo tantos de la casa real. Esto parece confirmarse por un testamento que se ordenó por el mismo rey don Martin, en vida del rey de Sicilia su hijo, estando en el monasterio de Val de Cristo el segundo de diciembre del año de mil y cuatrocientos y siete, testificóse por Ramon Cescomes su protonotario: porque en él instituía por su heredero universal al rey su hijo en los reinos y estados de la corona de Aragon, y en el reino de Sicilia, y en el ducado de Atenas y Neopatria, y en el ducado de Carintia y condado de Tirol, que pretendia pertenecerle por parte de la reina doña Leonor su madre: y en las sustituciones que se ordenaban, no nombraba por la muerte del rey su hijo, sino á los nietos varones que dél quedasen, siendo legítimos: y en caso que el rey su hijo muriese sin dejar hijo varon de ma

algunos cardenales que allí se hallaban, que fueron de la obediencia de Benedicto, y por el pueblo y por el senescal de Belcaire, y gobernador del Delfinado, y se le dió combate, y á las otras fuerzas de aquella ciudad, y aunque el vizconde de Evol y don Rodrigo de Luna las defendieron con gran valor; al fin, por mandado del papa, las rindieron y las pusieron en salvo con todos sus bienes en Narbona. En esta misma sazon, don Antonio de Cardona y don Pedro de Moncada salieron con algunas galeras y naos de armada de la playa de Barcelona, y fuéron á Aguasmuertas é hicieron mucho daño en aquella costa, y tomaron algunos navíos que pasaban con gente de guerra á Cerdeña. La guerra duraba en Cerdeña de manera que tornaron las cosas á estar en mayor peligro: y sostuviéronse con gran valor de Pedro de Torrellas, que fué nombrado por el rey por su lugarteniente y capitan general de aquel reino, despues de la muerte del rey de Sicilia su hijo: y siendo grande la necesidad que se padeció en conservar la gente de guerra por la mucha falta de dinero. Pedro Torrellas con poder del rey dió la investidura del marquesado de Oristan, y del condado de Gociano, á un caballero que se llamaba Leonardo Cubello, que era un gran estado. Esto fué á diez y nueve del mes de marzo deste año de mil y cuatrocientos y diez, y con el dinero que dél se hubo, que fué grande suma, se sostuvo la guerra contra el vizconde de Narbona. A tres del mes de mayo deste año murió el papa Alejandro en Bolonia, y fue creado en su lugar el cardenal Baltasar Coxa, que fué promovido á aquella dignidad por Bonifacio nono, y se llamó Juan vigésimo tercio. Be-trimonio legítimo, sustituía por aquel testamento otros nedicto por este tiempo estaba en una torre fuera de los muros de Barcelona, que se decia la torre del Llano, adonde se detuvo hasta el fallecimiento del rey.

CAP. XCI.-De la muerte del rey don Martin, y del estado en que dejó sus reinos.

En la primavera de este año estuvo el rey en aquella su casa de Belesguart, porque morian de pestilencia: y habiéndose pasado al monasterio de Valdoncella, que está junto á los muros de Barcelona, adoleció á veinte y nueve del mes de mayo de un tan repentino | accidente, que le tuvieron luego por mortal, y apénas vivió dos dias, y falleció el último de mayo. Hubo, como suele acontecer, diversos juicios de la ocasion de su dolencia, y túvose por lo mas cierto que adoleció de diversas medicinas y manjares muy exquisitos que le dieron para incitar su inhabilidad é impotencia. Estando ya desconfiados de su vida, la condesa de Urgel, madre del conde, y la infanta doña Isabel su nuera le · suplicaron, que pues nuestro Señor le habia llegado al postrer término de su vida, declarase por legítimo sucesor en sus reinos al conde, que en ello descargaria su conciencia, y se escusarian los males y daños que por aquella causa se esperaban: y es mucho de notar lo que Lorenzo de Vala afirma, que estando muy adormecido, le asió por los pechos la condesa, y comenzó á decir á voces que la sucesion del reino era de su hijo, y que él contra razon y justicia le queria privar della y dijo entonces que él no lo creía así: y don Guillen de Moncada y uno de los conselleres de Barcelona fuéron á la mano á la condesa para que tratase con el rey con el respeto que se debia. Tambien los conselleres de Barcelona ante notarios públicos le preguntaron si tenia por bien que la sucesion destos reinos fuese del que legítimamente debia suceder en ellos, y que respondió que así lo maudaba él: y añade á

hijos suyos, si le quedasen, siendo legítimos por órden de primogenitura : y no procedió á nombrar ninguna persona de los que eran colaterales de la casa real, habiéndose excluido en las sustituciones de los reyes sus predecesores las hembras. Dejaba en aquel teslamento á don Fadrique su nieto los lugares de Alcoy, Elche, y Crevillen, y el Val de Seta, y Tramadell en el reino de Valencia y á doña Violante su hermana, que casó despues con don Enrique de Guzman, conde de Niebla, treinta mil florines para su dote: y al segundo hijo, si le tuviese, dejaba el condado de Amporias: y al tercero el marquesado que está en la diócesi de Urgel, y las villas de Tárrega, Villagrasa, Sabadell, Tarrasa, Caldes, Montbuy y Granollers. Tuvo de la reina doña María dos hijos mayores que el rey de Sicilia, que se llamaron don Jaime y don Juan, y una bija que se llamó doña Margarita; murieron de poca edad, y fueron sepultados en el monasterio de Val de Cristo, que él fundó de la órden de Cartoja, pero su cuerpo fué depositado en la seu de Barcelona; y despues se llevó á sepultar al monasterio de Poblete: y apenas se celebraron sus honras con el honor y aparato que se requeria. Fué este príncipe en el regimiento de sus reinos muy justo, y desde el principio de su reinado ordenó su consejo de personas muy prodentes y de gran experiencia y noticia de las cosas de sus estados. Estos fueron los arzobispos de Tarragona y Zaragoza, los obispos de Barcelona, Valencia y Mallorca, fray Juan de Tabuste su confesor, don Guerau Alaman de Cervellon, gobernador de Cataluña, don Gil Ruiz de Lihori, gobernador de Aragon, don Pedro Sanchez de Calatayud, Pedro de Torrellas, y Ramon de Torrellas su hermano, Galcerán de Sentmenat, que eran sus camareros, Esperandeu de Cardona su vicecanciller, Pedro de Artés maestre racional, Juan Dezpla su tesorero, y Francés de Aranda: aunque el que

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